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18 mayo 2021

Busch, el dictador antiliberal

Fuentes: Rebelión

En Bolivia, hace 82 años, Germán Busch declaraba al suyo como un “gobierno enérgico y de disciplina”. En esa coyuntura, se enfrentó, de forma radical, al gran poder minero-feudal. Cuatro meses después murió por un aparente “suicidio”.

Fue héroe del Chaco, Presidente y dictador antiliberal. En pleno periodo de crisis global, el teniente coronel Germán Busch Becerra, el 24 de abril de 1939, instauró un régimen “enérgico” y “de disciplina”. Con luces y sombras, ese proceso fue el principio del fin del poder de la rosca minero-feudal.

Antes de llegar a la primera magistratura, Busch fue brazo ejecutor de la caída de tres mandatarios: Daniel Salamanca (1934), José Luis Tejada Sorzano (1936) y David Toro (1937).

El 13 julio de 1937 asumió la Jefatura del Estado de forma provisional. Mediante Ley dictada por la Asamblea Constituyente, el 27 de mayo de 1938, fue proclamado Presidente Constitucional hasta el 6 de agosto de 1942.

PROGRESISTA

En su primera etapa de gobierno (julio de 1937 – abril de 1939), creó el Hogar de Huérfanos de Guerra; impuso el pago de indemnizaciones y desahucios y reguló los derechos los derechos y deberes de los asalariados mediante reglamentos internos; estableció un censo minero; incrementó el presupuesto en educación; fundó la Caja Nacional de Jubilaciones para los periodistas; promulgó la primera Constitución Social, y creó el departamento de Pando.

Busch (1903-1939), pese a sus políticas progresistas, no logró frenar la crisis económica, política e institucional, azuzada por el poder liberal. Así, inauguró una segunda etapa de mandato “enérgico” y “disciplinario”.

Al respecto, Augusto Céspedes, en El Dictador Suicida, recordó que el timón de los Ministerios de Hacienda y de Minería e Industria era manejado por la Rosca.

Dos ministros de confianza fueron alejados del país: El titular de Gobierno, Elías Belmonte, por “conspirar” fue enviado a la Legación de Berlín y su sucesor, Gabriel Gosálvez, al Vaticano.

CRISIS

Herbert Klein, en Orígenes de la Revolución Nacional, precisó que esa nueva coyuntura fue marcada por la muerte del opositor Bautista Saavedra, la coalición de los partidos tradicionales en torno a “La Concordancia” y la galopante crisis económica que afectó a las clases medias y populares.

Además, Marco Lora, en Germán Busch el centauro del Chaco, detalló quela Constituyente, que operaba como Congreso, empezó a chocar contra el régimen: su constante labor fiscalizadora incomodaba a varios funcionarios.

Frente a esa realidad, los militares plantearon al Ejecutivo “agarrar con mano dura a la sociedad civil y política del país”.

MANIFIESTO

En ese contexto, el joven mandatario, el 24 de abril de 1939, a mediodía, dirigió un fuerte Manifiesto a la Nación:

“Concebí como un ideal la reorganización de los partidos (…). Reconocí la necesidad del libre juego democrático (…) Sostuve la conveniencia de una amplia libertad de prensa. Pero, he constatado que (en su lugar) se ha impuesto el libertinaje con un desborde violento de diatriba (…) a la acción que debiera ser patriótica y realmente cívica de los partidos de oposición ha sucedido una fermentación subversiva y demagógica que envenena el ambiente nacional”.

Ante este panorama y debido a la crisis económica –agregó–, “se alza (…) una campaña orientada hacia la beligerancia de las clases civiles y militares (…) Todo hace presumir que este movimiento desencadenado con fines políticos, puede plantear una inminente guerra fratricida”.

DICTADURA

“Ante ese cuadro, no puedo ni debo aceptar una actitud contemplativa (…) A partir de hoy inicio un gobierno enérgico y de disciplina, convencido de que este es el único camino que permitirá la vigorización de la República, en lo interno y lo internacional”.

“He medido la magnitud de la obra que realizo y asumo decididamente la responsabilidad de mis actos, con la profunda convicción de que sirvo honradamente y lealmente a Bolivia”, subrayó.

Al día siguiente, grandes titulares sobre el hecho coparon las tapas de los periódicos: El Diario informó “El Presidente Busch asumió desde ayer la dictadura”; La Noche, “Enérgico decreto de disciplina y moral dictó el gobierno”; La Calle, “Defraudaciones, coimas, inmoralidad, ausencia de patriotismo y hasta de dignidad humana”, y La Razón destacó que“La noticia de la instauración del régimen totalitario fue recibida con tranquilidad”.

RESPALDO

El matutino Crónica informó que, a raíz del Manifiesto, se canceló el mandato del Congreso, los ministros y prefectos presentaron su renuncia (luego fueron ratificados) y la Universidad mantuvo su autonomía.

Sectores como el Ejército, la Legión de Excombatientes, la Vanguardia de Células Legionarias y el Partido Socialista emitieron votos de apoyo hacia el Primer Mandatario.

En contraste, el parlamentario Augusto Céspedes, en La Calle del 26 de abril, ironizó con una frase de Adolfo Hitler: “’Una comunidad de disciplina y de obediencia no se puede crear desde luego por la violencia, sino por la fuerza de la idea y por la continua educación’. Para liberar al Estado boliviano del superestado se necesita un aliento nacional y no solamente halagüeñas esperanzas”.

En esa línea, Víctor Paz, citado por Lora, afirmó que “Busch se proclamó dictador influido por sus colaboradores inmediatos que estaban descontentos con la acción revolucionaria de la Asamblea”.

MEDIDAS

A tres días de dictar el Manifiesto, el gobierno aprobó el Decreto-Ley de 27 de abril de 1939, donde se determinó los delitos contra la elevación en los costos de vida, la economía y la seguridad del Estado.

En ese sentido, todos los puestos públicos quedaron vacantes, destacó La Razón, el 30 de abril.

Por su oposición al cambio de régimen, La Calle fue clausurada por 12 días. Ese medio, el 10 de mayo, a tiempo de reanudar sus ediciones, agradeció el apoyo de la gente que reclamó su reaparición.

ANTILIBERAL

El gobierno “severo” y “moralizador“, sin embargo, cometió un error. El Ministro ratificado en Hacienda redactó un decreto de impuestos sobre exportación de minerales y entrega de divisas que, en el fondo, favoreció a los intereses de la Rosca. Esto encolerizó al Primer Mandatario, quién radicalizó su posición y destituyó a esa autoridad.

Ante esa “traición”, Céspedes narró que –aconsejado por Carlos Montenegro, Víctor Paz, Fernando Pou-Mont y Miguel Ángel Céspedes– el dictador aprobó el decreto “antirrosquero” de entrega del 100 por ciento de divisas al Estado, el 7 de junio de 1939.

Así, Busch se convirtió en una estrella antiliberal que aún sigue brillando en el firmamento.

Grecia Gonzales Oruño es Comunicadora Social





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