Resumen Latinoamericano, 5 de junio de 2021.
El Encuentro Internacional de Lucha Antiimperialista, que reúne a organizaciones y movimientos populares de los cinco continentes, lanzó este sábado 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, un manifiesto llamando la atención sobre la destrucción del planeta por el poder económico.
«El poder destructivo de la etapa actual del capitalismo, en su fase financiera, no tiene precedentes. Las empresas transnacionales aumentan su capacidad de explotación de bienes comunes, avanzando en la exploración minera, deforestación, apropiación privada de agua, entre otras vías», denuncia el texto.
El manifiesto también afirma que la pandemia del covid-19 «es la última cara de esta crisis ambiental y del sistema», y que el capitalismo «verde» es parte del problema, no la solución .
Para las organizaciones que componen la iniciativa, «la solución está en reconstruir la relación entre el ser humano y la naturaleza, donde la vida, el bienestar colectivo y los tiempos ecológicos guíen a las naciones y los pueblos, y no la codicia, el lucro y la propiedad privada. .) Detener la barbarie capitalista es la tarea central de nuestro tiempo «.
En Brasil, el encuentro está formado por partidos de izquierda, organizaciones estudiantiles, movimientos de trabajadores rurales, afectados por represas, centrales sindicales, entre otros.
Además de difundir el manifiesto en diferentes idiomas, la Jornada realiza acciones simultáneas in situ, alrededor del mediodía (hora de Brasilia), en 21 países.
El Capítulo Brasil de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba Movimentos) convocó a eventos frente al Congreso Nacional y al Ministerio del Ambiente y anunció que plantará árboles simbólicos en varias ciudades brasileñas.
Manifiesto completo:
“Los seres humanos tenemos un solo planeta para vivir. Y solo sobreviviremos en alianza con otros seres vivos, animales y plantas. La extracción y explotación desenfrenada de los bienes de la naturaleza, enfocada solo en la búsqueda de lucro por parte de las grandes corporaciones, y la lógica del sistema capitalista, ha llevado a nuestro planeta al agotamiento.
El poder destructivo de la etapa actual del capitalismo, en su fase financiera, no tiene precedentes. Las empresas transnacionales aumentan su capacidad de explotación de bienes comunes, avanzando en exploración minera, deforestación, apropiación privada de agua, entre otras formas. En la agricultura se aplica el modelo agroindustrial basado en el monocultivo y la aplicación de plaguicidas, que destruye la biodiversidad y altera el clima. El imperialismo estadounidense y los demás países del Norte global avanzan sobre los países periféricos buscando privatizar estos bienes comunes que los pueblos, sus verdaderos dueños, cuidaron en cada país.
El resultado es evidente: estamos atravesando la peor crisis ambiental de la historia y toda la humanidad está comprometida si continúa esta loca dinámica del capital. El cambio climático ya está afectando a personas en diferentes partes del mundo, pero no es la única consecuencia de la crisis ambiental. Las aguas del mundo están contaminadas por plásticos y pesticidas, y los manantiales se han agotado. La biodiversidad está amenazada con la extinción de varios animales, además de ser objeto de grandes circuitos de biopiratería. Los suelos están siendo degradados por la deforestación y el monocultivo, y grandes regiones están siendo completamente destruidas por la minería a gran escala.
La pandemia de COVID-19 es la cara más reciente de esta crisis ambiental y del sistema. El origen de los superpatógenos está directamente relacionado con la destrucción de ecosistemas históricamente preservados por pueblos campesinos y tradicionales. La devastación que libera microorganismos que se encontraban en equilibrio dinámico en su hábitat y que al encontrarse con gigantescas instalaciones a escala industrial, masificadas de especies animales, confinadas y bombardeadas intensamente con antibióticos y hormonas, son seleccionadas y reproducidas como patógenos. Por tanto, se encuentran con grandes aglomeraciones humanas y personas inmunosuprimidas por la contaminación constante de los plaguicidas alimentarios y por el propio alimento completamente industrializado. De esa forma, la deforestación y la tala de hábitats de vida silvestre provocan la migración de patógenos a los humanos. Todo indica que, de continuar este modo de producción, tendremos innumerables virus nuevos, que se convertirán en más pandemias.
Todos los seres humanos se ven afectados, especialmente los más pobres, las mujeres, los niños y los pueblos indígenas de todo el mundo. Además, hoy contamos con más de 134.000 especies de fauna y flora en peligro de extinción.
También es importante señalar el desastroso papel que juegan las actividades militares en términos de destrucción del planeta. El ejército de los Estados Unidos y sus aliados, además de los constantes ataques a la vida de las personas, es uno de los mayores contaminantes del mundo, dejando un legado tóxico en forma de uranio empobrecido, petróleo, combustible para aviones, pesticidas, productos químicos como el Agente. Naranja y plomo, entre otros.
Una parte de las corporaciones, en lugar de luchar contra las causas, se dedica a organizar el capitalismo verde, transformando los bienes de la naturaleza en nuevos bienes y fuentes de especulación, como bonos de carbono, bonos de preservación ambiental y otras falsas soluciones que no responderían a las necesidades y necesidades ecológicas de los pueblos. El Imperio intentó reestructurar su base económica con proyectos basados en el mercado que tiene en su ADN la necesidad de incrementar la explotación de los bienes comunes de los países del Sur para producir una nueva base tecnológica supuestamente “verde”.
Este camino conducirá inevitablemente a la destrucción de la humanidad y la naturaleza tal como la conocemos. Es un proyecto de muerte, dominación y destrucción.
La solución está en reconstruir la relación entre el ser humano y la naturaleza, donde la vida, el bienestar colectivo y los tiempos ecológicos guíen a las naciones y los pueblos, y no la codicia, el lucro y la propiedad privada. Es una salida a la producción agroecológica de alimentos, la democratización del acceso a la tierra a través de la reforma agraria, el cuidado de los bienes comunes como el agua, la biodiversidad y la tierra, y la transición a una matriz energética que responda a las necesidades de la clase trabajadora. con justicia social y ambiental, superando el patriarcado y el racismo.
Detener la barbarie capitalista es la tarea central de nuestro tiempo. Necesitamos enterrar el dominio del capital sobre la vida, construir un mundo justo, igualitario y hermoso, para que todos puedan vivir bien y en paz «.
Lista de organizaciones que integran el Día de la Lucha Antiimperialista en Brasil (en orden alfabético):
Centro Brasileño de Solidaridad y Lucha por la Paz, Centro de Movimientos Populares, Coordinación Nacional de Entidades Negras, Consulta Popular, Central de Trabajadores de Brasil, Centro Unificado de Trabajadores, Frente Popular Brasil, Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros, Levante Juvenil Popular, Movimiento de Afectados por Represas, Movimiento Popular Campesino, Movimiento de Mujeres Campesinas, Marcha Mundial de Mujeres, Movimiento de Pequeños Campesinos, Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, Partido Comunista de Brasil, Ministerio de la Juventud Rural, Partido de los Trabajadores, Red Nacional de Médicos y Médicos Populares, Organización Feminista Semper Viva, Unión de Mujeres Brasileñas, Unión de Juventudes Socialistas y Unión Nacional de Estudiantes.
Foto principal: Lula Sampaio (AFP)
Fuente: Brasil de Fato
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