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20 junio 2021

Perú: un presidente electo, un fraude inexistente, un país fracturado

Marco Teruggi
Nueva demostración de respaldo a la victoria de quien ganó bajo el eslogan de “no más pobres en un país rico”

Pedro Castillo ganó las elecciones en Perú, pero aún no ha sido declarado presidente. Keiko Fujimori y la derecha buscan desconocer los resultados a través de diferentes procedimientos que postergan el anuncio oficial y sumen al país en múltiples tensiones, una situación que podría prolongarse por días o semanas.

“¿Por qué apoyo al profesor Castillo? Porque tiene claro las reformas a nivel constitucional que requiere el país, y muchas de esas reformas afectan intereses de los grandes poderes económicos que hoy en día están enquistados en el Estado, confabulados con los gobiernos corruptos de turno”, dice Carlos Manchego, detrás de una bandera donde se lee: Comando de campaña región Ica.

Manchego está en Lima junto con un grupo de personas venidas de la ciudad de Chincha, en la provincia de Ica. No son los únicos: llegaron delegaciones de varias partes del país hasta la capital, en defensa de la victoria presidencial de Pedro Castillo.

“El pueblo se autoconvoca con sus propios recursos para apoyar a Castillo y hacer realidad las ideas y las reformas que se pretende hacer en favor del pueblo peruano”. Manchego espera que Castillo hable desde el balcón de la conocida como casa del maestro, donde ya lo hizo en varias oportunidades desde que comenzó la vigilia, la noche misma de las elecciones, el 6 de junio.

Esta vez hay más festejo que las noches anteriores: la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) finalizó de contabilizar el 100% de las actas y Castillo se impuso sobre Keiko Fujimori. El profesor, como le dicen popularmente, obtuvo 50,12%, 44.058 votos más que su contrincante.

Castillo ganó, pero aún no ha terminado la disputa por el resultado, algo que se percibe entre quienes, una vez más, están movilizados. Aún falta que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) declare la victoria, por eso otro grupo de personas se encuentra en las afueras de la sede del poder electoral.

“Pido a las autoridades electorales que de una vez por todas ya dejemos de estar alargando y seguir teniéndolo en zozobra al pueblo peruano y se respete la voluntad popular”, afirma Castillo desde el balcón, con su ya característico sombrero blanco, en otra noche de fuegos artificiales, vuvuzelas, banderas rojas y blancas con el lápiz de la campaña presidencial.

Qué falta para proclamar presidente a Pedro Castillo

“En términos prácticos Pedro Castillo es el presidente del Perú, en términos absolutamente formales falta que la autoridad electoral resuelva las solicitudes de nulidad presentadas por Keiko Fujimori y proceda a la proclamación”, explica Ronald Gamarra, defensor de derechos humanos, abogado y exprocurador anticorrupción, en conversación con Sputnik.

Fujimori denunció la existencia de un fraude “planificado y sistemático” desde el lunes 7 de junio en la noche. Afirmó que Perú Libre, partido por el cual se presentó Castillo, había realizado “fraude en mesa”, es decir alteración de actas de votación a través de diferentes métodos. La denuncia fue seguida de la presentación de solicitud de anulación de centenares de actas ante el JNE y su evaluación en los Jurados Nacionales de Elecciones (JEE) por regiones.

“El fujimorismo ha presentado 942 solicitudes de nulidades de mesas de sufragio, de ese total 803 han sido rechazadas, 753 por ser improcedentes y 50 por infundadas, las resoluciones de diversos JEE tienen la misma conclusión, no resultan procedentes las solicitudes de nulidad”, explica Gamarra en la tarde del miércoles 16 de junio.

La estrategia del fujimorismo “parece un juego de abogados y de presentación de recurso tras recurso y tras recurso”, afirma. “Estas nulidades que ya inicialmente han sido resueltas pueden ser objeto de apelación ante el JNE, y no me cabe duda que esto no terminaría ahí, sino que el fujimorismo va a intentar presentar otras acciones legales, para cuestionar las decisiones del JNE o para desconocer la elección del presidente”.

Según el abogado “no hay forma de que los resultados sean alterados, Pedro Castillo es el presidente de Perú, punto”. Las denuncias de fraude de Fujimori se han demostrado falsas: “No tienen fundamento y así lo va a aclarar el JNE”.

El órgano electoral no anunció cuándo podría suceder el anuncio. “No hay un plazo determinado (…) no estamos hablando de la presentación de uno o dos recursos de impugnación, hablaríamos en principio de cientos de impugnaciones, y eso es imposible de manejar por un tribunal de justicia, por lo menos no en los plazos más próximos, esto tendría que llevar al JNE a buscar formas de acumulación de los casos, resolverlos por materias, por causales y argumentos”.

La estrategia de Fujimori será seguramente la de cuestionar la resolución final del JNE, como parte de la estrategia de no reconocer el resultado democrático y prolongar una crisis peligrosa.

Escalada de tensión

La dilatación de los resultados ocurre en un clima de tensión, con movilizaciones tanto de quienes defienden la victoria de Castillo, como de quienes sostienen la existencia de un fraude en detrimento de Fujimori.

“Estoy aquí para evitar que el comunismo llegue al poder, hermano. Ha habido fraude desde la primera vuelta, Fuerza Popular está reclamando para anular 800 actas, con que anule 400 actas con eso gana Keiko. Mi parecer es que haya elecciones generales otra vez, las pruebas han salido en televisión”, dice Eduardo Porras en el acto convocado por Fujimori ante el anuncio de los resultados de la ONPE.

La candidata presidencial, una vez más, no reconoció su derrota y llamó a sus seguidores a resistir. “Falta lo más importante, la evaluación de las actas pendientes que tiene el JNE (…) las más de 800 con solicitud de nulidad”, afirmó.

La idea de nuevas elecciones se ha instalado entre quienes denuncian que existió un fraude. Kathy Justo, otra seguidora de Fujimori, sostiene la misma idea: “Pienso que hay mucho fraude, lo han hecho desde la primera vuelta, hay muchas pruebas, no están los votos como debe ser, todo ha sido acomodado por el presidente Vizcarra que acomodó al presidente de la ONPE para que haga este fraude. Que las dos elecciones las invaliden y vuelvan a haber nuevas elecciones”.

El llamado a desconocer el resultado ha significado una escalada de acciones cada vez más preocupantes por parte del fujimorismo. La casa del presidente del JNE, Jorge Salas, comenzó a ser asediada, y en varios grandes medios los discursos llegaron abiertamente a pedir un golpe de Estado.

En ese contexto las Fuerzas Armadas emitieron dos comunicados en el lapso de una semana, para ratificar su apego al orden constitucional, y la ONPE utilizó su cuenta Twitter para desmentir noticias falsas destinadas a propagar la matriz del fraude. El Consejo de Estado, por su parte, emitió una declaración el día martes, encabezada por la firma del presidente Francisco Sagasti, llamando al “respeto a las instituciones de Estado y a las opiniones discrepantes” y a oponiéndose a la promoción de “formas distintas” a las elecciones para “acceder al poder”.

A la espera del desenlace

La mayoría que respalda a Castillo convocó a una movilización nacional para el sábado 19 de junio bajo la consigna “Por la defensa de la democracia y la patria ¡no al golpe!”. Fue una nueva demostración de respaldo a la victoria de quien ganó bajo el eslogan de “no más pobres en un país rico”, y el llamado a llevar adelante un proceso constituyente para poner fin a la Constitución de 1993 escrita bajo la presidencia de Alberto Fujimori, quien sentó las bases del modelo neoliberal.

Ese escenario de movilizaciones, protestas, escalada de acciones por parte del fujimorismo, podría prolongarse hasta el anuncio de la JNE y más allá en caso de que, efectivamente, la estrategia de Keiko Fujimori sea continuar en el desconocimiento de los resultados. La candidata derrotada enfrenta además un juicio por lavado de activos que podría llevarla a treinta años de prisión. “Como se dice en Lima, o ella es presidenta o es presidiaria”, afirma Gamarra.

La estrategia fujimorista mantiene al país en una situación de espera bajo alerta, y anuncia lo que será seguramente un ataque sobre el Gobierno que encabezará Castillo a partir del 28 de julio, día de la toma de posesión.

“Ya de por sí el gobierno de Castillo va a ser precario, en el sentido de que no tiene mayoría en el Congreso, más bien tiene un parlamento en contra, creo que no podría desempeñar con comodidad su mandato”, dice Gamarra.

El abogado muestra preocupación sobre los impactos sociales del actual enfrentamiento. “Perú es ya una suma de fracturas, a las ya existentes se ha sumado la última”, explica. Las divisiones políticas expresadas a lo largo de estos días son reflejo de clivajes múltiples, por ejemplo, entre Lima y la provincia, entre clases sociales, racistas, algo que el mapa del voto del 6 de junio expresó en algunos puntos con claridad: Fujimori ganó con alrededor de 70 y 80% en zonas ricas de la capital; Castillo, con 70 y 80% en zonas andinas.

Esta nueva fractura ha tenido otro efecto más: volver a evidenciar quién es la corrupta Keiko Fujimori, el fujimorismo de los asesinatos de Estado, luego de su campaña con discursos de arrepentimiento por errores pasados y prometiendo garantías de comportamiento democrático. Así, ahora no solamente se oponen a ella quienes votaron por Castillo y quienes ya eran parte del antifujimorismo en el país, sino también personas que, habiendo votado por ella ante el temor de un gobierno de Castillo, se ven defraudadas por su negación a respetar la voluntad democrática.

Sputnik / La Haine


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