A diferencia de las leyes que rigen la Naturaleza, las leyes económicas son el resultado de la interacción entre necesidades, intereses y capacidades de las personas que integran una sociedad.
La fuente de la riqueza es el trabajo, pero ¿cuáles son los factores que mueven a las personas a trabajar, producir e incrementar la riqueza?
En la comunidad primitiva se producía para subsistir, evadir las penurias y los peligros.
Es ampliamente aceptada la tesis de Federico Engels sobre que la división y especialización del trabajo entre agricultores y ganaderos y posteriormente la aparición de los artesanos permitió la obtención de excedentes de productos por encima de los necesarios para el consumo propio y de sus familias. Inicialmente los productos excedentes se intercambiaban mediante el trueque, después se usó el ganado como dinero, más tarde junto al dinero metálico aparecieron los comerciantes, que llegaron a dominar a los productores y se enriquecieron rápidamente. Años después surgieron el papel moneda, el préstamo, el interés, la usura y la hipoteca. Las tierras comunitarias entregadas en usufructo a los productores, según el derecho consuetudinario se convirtieron en propiedad privada, recibiendo los herederos la facultad de heredarlas y venderlas. Con el paso del tiempo la propiedad privada de las tierras y el trabajo de los esclavos se generalizaron como forma dominante de la producción.1
Desde la división de la sociedad en clases, las víctimas de la más cruel explotación intentan quitarse el yugo que les impide ser libres y vivir mejor, los propietarios y sus agentes los reprimen para conservar el modo de producción y sus privilegios.
El ser humano por ley natural necesita comer, dormir, abrigarse, asearse. La sensación de estómago vacío le indica que requiere alimentarse y la de frío que debe cobijarse o calentar la habitación. A las necesidades más primitivas hay que agregarles las de seguridad, afecto, reconocimiento y autorealización que expuso Maslow en su escala de valores 2. A partir de la acción de factores naturales y espirituales, surge la motivación en los seres humanos para la permanente e incrementada satisfacción de sus necesidades.
Las preferencias de los humanos no son estáticas, cambian o se incrementan a medida que la vida transcurre. Para una persona mayor que padece de enfermedades crónicas es más importante acceder a los servicios médicos cada vez que sea necesario, que tener un teléfono móvil con tecnología 4G, un joven sano piensa todo lo contrario. Pero si un viejo también puede acceder al celular recibe la satisfacción de comunicarse con familiares y amistades lejanas, leer informaciones actualizadas, consultar bibliografía, etc.
El acceso a cosas que les resultan necesarias trae al individuo seguridad, satisfacción y una vida mejor. La vivienda es una necesidad de primer orden. Cuando en 1959 en Cuba se prohibió el desalojo se acabó el temor a quedarse en la calle, años después, cuando se incrementó el flujo de personas del campo a las ciudades, aparecieron los ocupantes ilegales, que no había forma de sacarlos de los lugares donde se colaban o que improvisaban, muchos de ellos inhabitables.
El apego a la posesión o la propiedad se revela desde edades tempranas. Los niños pequeños agarran fuertemente algo que encuentran por primera vez y dicen ¨mío¨, sin serlo y hay que enseñarlos a respetar lo ajeno y compartir lo propio. Esa actitud primaria es intuitiva, innata, no es fruto de la racionalidad. Cuando se les explica, los más dóciles aceptan compartir las cosas que tienen, algunos lo hacen bajo protesta, los egoístas que no tienen remedio las ocultan para no compartirlas.
En las primeras páginas de El Capital, Marx dice que ¨La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un inmenso arsenal de mercancías y la mercancía como su forma elemental¨3. Desde que surgió la producción mercantil capitalista, cuyo fin principal es la obtención de ganancias, apareció la competencia y debido a ella la oferta de cosas superfluas y el consumismo. El capital tiene que crecer a toda costa para no desaparecer en esa competencia y llegan momentos en que es tan grande la acumulación de mercancías que no hallan salida en los mercados, que se producen crisis por las que cierran centros de producción, miles de trabajadores pierden el empleo, se reducen drásticamente el consumo y los precios y muchos propietarios se arruinan. Al final, después de largos meses, la situación se nivela y comienza un nuevo ciclo. En los últimos años, buscando mayores y más fáciles ganancias, una buena parte de los capitales ha migrado hacia la esfera financiera, pero a la larga sucede lo mismo: al reducirse las ganancias en la economía especulativa, aparecen las crisis financieras como la iniciada en 2006 en la esfera inmobiliaria, que se extendió después a las bolsas de valores, bancos, empresas y entidades financieras a escala internacional.
Las necesidades crecen en la medida que la población aumenta. Cuando los recursos amenazan con resultar insuficientes, algunos países exploran en lugares inhóspitos de la Tierra y en otros planetas, otros desarrollan fuentes alternativas de energía. Para mantener su status o enriquecerse aún más, muchos productores agreden al medio ambiente, por ejemplo, con el fracking para la extracción de petróleo o el desmonte de bosques para el cultivo intensivo de aceite de palma, soya o maíz. Hay millones de personas con enormes necesidades insatisfechas que viven en la miseria o la pobreza o padecen de hambruna, mientras en los países capitalistas desarrollados se desperdician grandes cantidades de alimentos diariamente en centros gastronómicos y mercados.
En el período 1975-1989, gracias al intercambio comercial a precios preferenciales y créditos blandos obtenidos de la URSS, aún sin salir del subdesarrollo, Cuba alcanzó un nivel aceptable de bienestar de la población y mantuvo índices muy bajos de desigualdad de ingresos. El derrumbe del campo socialista europeo hizo colapsar la economía y obligó a introducir reformas imprescindibles para preservar las conquistas sociales, reactivar la economía e insertarse en el nuevo contexto internacional. Pasamos de un incipiente bienestar a la lucha por la subsistencia en un país con una gran dependencia de las importaciones de alimentos e insumos para la producción y los servicios.
La idea que concibieron los clásicos del marxismo de una sociedad comunista en la todos pudieran satisfacer sus necesidades resulta una utopía mientras las fuerzas productivas no sean capaces de generar riqueza suficiente para entregar a cada cual lo que necesita. A pesar del desarrollo alcanzado por algunos países, los recursos continúan siendo escasos para la mayoría de los habitantes del planeta. La paradoja es que para lograr una distribución más justa de la riqueza habría que eliminar el capitalismo, pero la historia de los países socialistas europeos demostró que sin utilizar herramientas eficaces que conduzcan al incremento de la eficiencia económica y sin modernizar los procesos productivos y multiplicar la productividad del trabajo, no se alcanzan los niveles de producción y consumo necesarios. Las exitosas reformas iniciadas en China y Viet Nam hace varias décadas muestran grandes éxitos en esa dirección. No es casual que en la reunión recién celebrada del G-7, los líderes de los países que lo integran hayan acordado una postura común para intentar opacar y ralentizar los avances de la República Popular China, que de mantener el ritmo de desarrollo actual, en pocos años se pudiera convertir en la primera potencia económica mundial.
El problema está en determinar ¨la dosis exacta¨ de descentralización administrativa, autofinanciamiento, retribución del trabajo y una adecuada proporción entre propiedad estatal, colectiva y privada que permitan generar suficiente riqueza, sin que su dispareja distribución lleve a la injusticia propia de las sociedades divididas en clases, a la discriminación, al racismo, la ausencia de solidaridad, etc.
El mayor obstáculo que enfrentamos es la intransigencia de los círculos de poder estadounidenses a coexistir con un país socialista dentro de su patio trasero. Esa es la razón fundamental por la que el gobierno estadounidense mantiene desde hace más de 60 años el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, últimamente convertido en una persecución implacable a las operaciones comerciales y bancarias con el extranjero.
Al cierre del año 2020, un 20 % de la población cubana tenía 60 años o más y se mantenía una bajísima tasa de natalidad 4. Los ingresos personales de la mayoría de los trabajadores y jubilados resultaban insuficientes, además existían unas 285 mil personas que ni estudiaban ni trabajaban 5. El ordenamiento monetario iniciado en 2021 intenta poner la economía al derecho para que se logre producir y exportar lo necesario para cubrir las necesidades básicas de la población, pero sigue gravitando con mucha fuerza la falta de divisas debido al bloqueo y la caída del turismo desde 2019 por la pandemia.
La prensa informa que en los primeros cinco meses de 2021, producto del ordenamiento monetario se han incorporado a trabajar más de 100 mil personas. Cuando todos los que estén aptos se incorporen al trabajo y se logre vacunar a la población contra la COVID-19, el crecimiento ulterior de la producción y la exportación de bienes dependerá del incremento de las inversiones directas, de la introducción en la producción y los servicios de una mayor mecanización e informatización, del empleo de tecnologías de mayor impacto, la innovación y los resultados científicos.
El reto principal reto a vencer en la gestión económica lo señaló recientemente el General de Ejército Raúl Castro Ruz:
¨Hay que modificar viejos malos hábitos y desarrollar rasgos emprendedores y proactivos en los cuadros de dirección de nuestras empresas y establecimientos, que cada día funcionarán con mayor autonomía, persiguiendo producciones superiores con más eficiencia. Todo esto se dice fácil, lo difícil, pero no imposible, es materializar y consolidar el cambio. Es preciso cimentar un verdadero giro en la mentalidad en aras de defender el incremento de la producción nacional, en especial de los alimentos, desterrar el dañino hábito de importarlos y generar exportaciones diversificadas y competitivas.
Sin dejar de aspirar y trabajar por superiores niveles de satisfacción de nuestras necesidades, hay que acostumbrarse a vivir con lo que tenemos y no pretender gastar más que lo que seamos capaces de generar en ingresos. Hacer lo contrario constituye un error que ya hemos cometido y que no debemos repetir. No olvidar que en el ahorro se encuentra el ingreso más rápido y seguro a nuestra disposición¨ 6.
Notas:
1 Federico Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. www.marxists.org
2 Abraham H. Maslow. Motivación y personalidad. Ediciones Díaz de Santos, Madrid 1991.
3 Karl Marx. El Capital. Editorial Nacional de Cuba. 1962. Tomo 1. Página 3.
4 Anuario 2020 de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
5 Cuba en datos: ¿trabajar yo? Cubadebate. 18 de septiembre de 2020.
6 Raúl Castro Ruz. Informe Central al VIII Congreso del PCC. Apk 8vo. Congreso.
Manuel Arnau Parrado es economista
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