Resumen Latinoamericano, 23 de julio de 2021.
Fue el encubrimiento realizado por los diarios El Mercurio, La Tercera y La Segunda y todos los medios de información de la época, en julio de 1975, de la desaparición por parte de la Dictadura de 119 militantes de izquierda.
Reivindicamos la Memoria de nuestras compañeras y compañeros. Reclamamos el Derecho a la información. Proclamamos la Libertad de Información. Y exigimos el fin a los montajes y del periodismo mercenario.
La libertad de prensa en nuestro país se derrumbó a la par con el quiebre democrático que significó el golpe de estado cívico-militar del 11 de septiembre de 1973. Con el advenimiento de la dictadura se impuso la censura, se cerraron medios de comunicación y muchos de quienes ejercían como periodistas en ese momento fueron encarcelados, torturados, exiliados o asesinados por los aparatos represivos del tirano. La voz de la prensa, desde entonces, fue la voz oficial de la Junta dictatorial de Gobierno y la voz del poder económico, en la actualidad. Así, no fue extraña la justificación de la persecución política, las torturas, las ejecuciones y desapariciones, valiéndose de noticias falsas y montajes que pretendían servir de fachada para crímenes bestiales que estaban ocurriendo en el país.
Tras la instalación de una democracia de baja intensidad, el panorama sigue tal cual hace 40 años, inclusive peor. Los gobiernos de la Concertación han salvado los grandes consorcios mediáticos con avisaje estatal y ahogado hasta su evanescencia a los medios críticos de la realidad por la que ha atravesado Chile desde 1990. Con esto se ha internalizado en el imaginario público tan sólo una realidad, la que no es otra que la que las elites quieren que se reconozca como tal.
Como Colectivo 119 Familiares y Compañeros, durante este mes de julio, conmemoramos y recordamos a nuestras compañeras y compañeros, su vida y militancia. Han transcurrido 46 años desde el montaje comunicacional conocido como “Operación Colombo” o “Caso de los 119”, y hoy miles de jóvenes permanecen en cárceles como presas y presos políticos, rehenes del estado ante la cual se han rebelado.
La realidad no dista mucho de lo que hace 46 años vivieron nuestros familiares, luchadores y combatientes antidictatoriales quiénes secuestrados por los aparatos de seguridad de Pinochet, eran objetos de montajes y mentiras que los medios de comunicación repetían servilmente.
El elaborado montaje, realizado en julio de 1975, obedeció a una operación planificada por la DINA con el apoyo del Ejército argentino y de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de ese país. En una actitud mercenaria y servil a la dictadura, fue prontamente reproducido por la prensa en Chile, intentando convencer a la ciudadanía y al mundo que estas personas habían huido del país y se habían matado entre ellos por rencillas internas ,tratando de paso, de responder ante la presión internacional por las reiteradas denuncias de desapariciones forzadas ocurridas en Chile, desacreditar la idoneidad de la militancia chilena, y humillar a los familiares de las víctimas que exigían justicia.
Hoy, el estado sigue persiguiendo, torturando, encerrando y asesinando a jóvenes conscientes y críticos, que resisten a este sistema perverso. Y la prensa, fiel a su tradición, vuelve a criminalizar su lucha y justificar sus encarcelamientos. Las mismas prácticas de la dictadura se repiten hoy, porque desde el golpe de Estado en el periodismo se ha impuesto la autocensura, caracterizada por una activa participación de la prensa y los medios chilenos, con el objetivo de anclar e instalar la idea de que las fuerzas y militancia de la izquierda chilena están en pugna con el status quo.
¿Cuál ha sido el rol ejercido por la prensa en el devenir democrático del país desde septiembre de 1973?
Ciertamente no fue la prensa la culpable del derrumbe de la democracia chilena, pero irresponsablemente contribuyó a él. Así como también aporta hoy a invisibilizar y tergiversar la situación en el Wallmapu, desinformar durante el estallido social, ocultar los casos de corrupción en la política y un largo etcétera, volviéndose en definitiva en cómplices de los perpetradores de estos hechos del presente. Tampoco fue responsable directa de la brecha electoral en las pasadas primarias presidenciales del 18 de julio, sin embargo, no escatimaron esfuerzos en atacar, desinformar y caricaturizar el programa del candidato Daniel Jadue, faltando al deber ético de un ejercicio periodístico imparcial.
Durante los debates presidenciales, en un despliegue de mediocridad e ignorancia de las propuestas de los candidatos, -maltrato, graves faltas a la ética y burdos intentos para desinformar en un pseudo esfuerzo para que los televidentes voten “informados”-, vimos a meros funcionarios postulando al bono de empleado del mes. Este periodismo, en lugar de asumir las demandas de la ciudadanía en torno a justicia social, de juicio, castigo por todos los atropellos de DDHH, reparación a todas las víctimas de mutilación, tortura, prisión, muerte por parte del Estado, instituciones y funcionarios; propiciando la Investigación y juicio por todas las mentiras, montajes, criminalización, encubrimiento desarrolladas por los medios de comunicación del poder económico, sus directores, editores y periodistas; enfrentando la profunda injusticia ante el derecho a la información, la comunicación como ejercicio de pensamiento crítico, liberador, transformador de la sociedad; resguardando el derecho a diversidad de medios, no afectos o dependientes del poder económico, medios que acompañen procesos de educación popular, generación de conocimiento y pensamiento crítico para el ejercicio ético del periodismo.
Nuestro homenaje desde siempre es exigir Justicia por nuestros familiares y compañeros, por las luchadoras y los luchadores de ayer y de hoy. Justicia para quienes son perseguidos, criminalizados, cargados, juzgados y condenados por nuevos montajes, por mercenarios de la comunicación y por los medios de desinformación del poder.
Así también, rendimos tributo a las y los comunicadores sociales que persisten en su empeño de dignificar su oficio, también a aquellos cuyas vidas fueron arrebatadas por estar al servicio de la verdad y la justicia, poniendo sus profesiones al servicio de la veracidad y resguardando los principios de la dignidad y la defensa irrestricta de los derechos humanos.
No más montajes comunicacionales y periodismo mercenario!!
Verdad, Justicia, Memoria!!
Colectivo 119 Familiares y Compañerxs
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