Intentar aproximarse a las causas de lo ocurrido en Corrientes presupone, como una cuestión elemental, caracterizar la Provincia de la que estamos hablando. El análisis del uso de la tierra nos da algunas pistas.
Según el censo nacional de 2018, Corrientes tiene 8,89 millones de Ha, de las cuales 1,3 millones corresponden a la reserva natural de los Esteros del Iberá. Alrededor de 6,5 millones de Ha se dedican a la ganadería con un stock de 3, 1 millones de cabezas, donde es predominante la actividad de cría. Los bosques nativos abarcan 770.000 Ha, y los montes cultivados para actividad forestal, 109.000 Ha.
Las arroceras ocupan 62.979 Ha. Corrientes es productora de yerba mate con 17.912 Ha y de cítricos con alrededor de 10.000 Ha. (naranjas, limones y mandarinas). La producción de soja es mínima, con apenas 5.607 Ha.
El interior correntino, en particular la zona central y este, es una gran estancia ganadera, de pocos propietarios, con esteros, pajonales y campos duros, sólo aptos para la cría de ganado. En toda la Provincia, el promedio de bovinos por establecimientos es de 540, lo que denota una fuerte concentración de la propiedad de la tierra. En los los márgenes de los ríos y al noreste se han desarrollado la actividad forestal, los arrozales y la producción de yerba mate, té y tabaco.
Chicanas y acusaciones cruzadas
El gobernador de Corrientes es Gustavo Valdés, un político de origen radical (derecha) que adhiere a Juntos por el Cambio; el Ministro de Ambiente de la Nación es Juán Cabandie del Frente de Todos (peronista). Provocado el desastre nadie quiere hacerse cargo y las acusaciones cruzadas alimentan la grieta política. Resulta evidente que la planificación y los recursos de la administración correntina para enfrentar los incendios eran totalmente deficientes. No había medios, ni infraestructura, ni personal preparado para la emergencia.
La insistencia del Ministro Cabandie en el carácter intencional de los incendios, poniendo el foco en tramas conspirativas y no en los gravísimos problemas ambientales que estallaron, esta vez, en Corrientes, demuestran que el cargo le queda grande. En las islas del Delta se queman campos para plantar soja y supuso que en Corrientes sucedería algo parecido. Como mínimo, una porteñada.
Valdés acusa a Cabandie de no prestar auxilio a su provincia con la prontitud que el caso requería. Cabandie asegura que estaba ofreciendo ese apoyo desde el mes de enero y denuncia que cuando llegaron los brigadistas y vehículos de apoyo se encontraron que el gobierno de Corrientes no había hecho lo mínimo para afrontar la emergencia. La derecha acusa al Ministro de estar en Barbados cuando se prendía fuego la provincia, voceros del gobierno nacional acusan al gobernador de estar disfrutando del carnaval.
Fábulas y cuentos para explicar el desastre ambiental
La quema de rastrojos de arroz es una actividad habitual en Corrientes, también en Sevilla y en muchos otros lugares del mundo. La quema de basura es una mala práctica, que se aplica en Corrientes y otras provincias argentinas. Resolver conflictos personales prendiéndole fuego a un vecino también es una mala costumbre, pero no exclusivamente correntina. Ninguna de esas prácticas, que son más viejas que el hilo negro, explican por qué se quemaron casi un millón de Ha, más del 10% de la superficie de la Provincia.
Otro cuento que se ha escuchado es que la culpa fue de La Niña. Este fenómeno, que es la fase opuesta al Niño, también es más viejo que el hilo negro. El Niño es un evento de origen climático relacionado con el calentamiento del Pacífico Oriental. La Niña corresponde a una fase de enfriamiento de ese mismo lugar. Estos fenómenos producen intensas lluvias o prolongadas sequías, que se manifiestan en ciclos de entre tres y ocho años. Entre la fase Niño y Niña hay períodos neutros.
En la Argentina y los países del Atlántico Sur, la fase Niño trae abundantes lluvias y la fase Niña prolongadas sequías. El nombre de El Niño se lo dieron los pescadores de Patia (Perú) que asociaban este fenómeno al ingreso de una corriente cálida que llegaba ocasionalmente en Navidad. El primer registro de este fenómeno corresponde al marino peruano Camilo Carrillo en 1892.
La pregunta que corresponde hacer es cuáles son los motivos por los que tenemos efectos Niña tan severos y por qué se producen sequías como las que nunca tuvimos, en esa región del territorio nacional.
La responsabilidad del extractivismo
Cuando pensamos en extractivismo solemos asociar el costo ambiental al que se produce en la región donde se desarrolan esas actividades. A modo de ejemplo, en una explotación minera se utiliza cianuro y se contaminan las napas de agua lo que afecta a las poblaciones cercanas. Pero las consecuencias del extractivismo son más complejas que lo que ocurre localmente, y puede suceder que en zonas donde no hay una intervención extractivista directa, se produzcan eventos catastróficos que son productos del cambio climático.
Me parece necesario hacer esta introducción para plantear el debate sobre lo ocurrido en Corrientes. Esta Provincia es la que cuenta con más plantaciones forestales para uso industrial de la Argentina. Hay declaradas 109 mil Ha de plantaciones, seguro son más. El mayor porcentaje se destina al eucaliptus con un 66 % y lo sigue el pino con un 33%. Estas dos especies son grandes consumidoras de agua, y contribuyen a secar los territorios cercanos a las plantaciones. Debajo de los pinos se acumula hojarasca o pinocha que es muy combustible.
¿Provocaron éstas plantaciones de árboles exóticos los grandes incendios? Creo que es más correcto decir que los alimentaron y los favorecieron. Uno de los primeros informes de INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), cuando los incendios habían afectado 519.000 Ha, daba cuenta que se habían quemado 123.899 Ha de esteros y otros bañados, 123.567 Ha de malezales (pastizales y pajonales naturales), 41.037 Ha de vegetación de valles aluviales, 22.509 Ha de bosques nativos y 12.536 de bosques cultivados.
Este informe confirma que los primeros focos de incendio se produjeron en el centro, este y noroeste de la Provincia. El mapa que publicamos confirma esta localización. El fuego se inició en tierras vinculadas mayoritariamente a la ganadería. Esta actividad se desarrolla en Corrientes de la forma tradicional, con poca intervención humana. Se produce en grandes estancias, con muy poco personal, infraestructuras mínima, escaso trabajo de la tierra y muy baja aplicación de agroquímicos.
Extractivismo y cambio ambiental
Las consecuencias del extractivismo impactan más allá de las regiones donde se producen sus actividades, porque aportan al cambio climático. La deforestación del Amazonas y de Paraguay, la destrucción del monte chaqueño, están vinculadas a la bajante del Paraná y a la sequía de Corrientes. Estamos viviendo una etapa de la historia de la humanidad que algunos autores califican como Capitaloceno, donde la actividad humana, enmarcada dentro del sistema capitalista está causando estragos en la Naturaleza y una de sus consecuencias es el cambio climático. El extractivismo aporta directamente al cambio ambiental.
En la Argentina hay emisiones de gas de invernadero por la explotación de energías fósiles, que agrava el 'fracking', pero también porque se hace megaminería y porque la mayor superficie del país se utiliza para desarrollar un modelo productivo agropecuario-forestal industrial. Los efectos inmediatos del cambio climático son alteraciones metereológicas que se expresan en la ocurrencia cada vez más frecuente de temperaturas extremas, altas o bajas, y registros de lluvias por encima de lo normal o prolongadas sequías. La sequía prolongada, que es un efecto del cambio climático, es la gran responsable de lo ocurrido en Corrientes. Las plantaciones de árboles exóticos, para el desarrollo del modelo agroforestal industrial, uno de sus cómplices.
La cuestión del Estado
La ineficiencia de los recursos nacionales y provinciales para contener los incendios y los éxitos de una colecta organizada por redes sociales, han puesto en discusión la importancia del Estado. No han faltado los inefables libertarios en los medios de difusión y redes sociales para asegurar que los hechos de Corrientes demuestran que la iniciativa privada es mucho más exitosa que el Estado.
Para empezar el debate. Si hay algo que existe muy poco en la provincia de Corrientes es el Estado. Salvo que llamemos Estado a los trabajadores municipales, al escaso personal docente y de salud y a la policía cuya principal preocupación es evitar que los desesperados le carneen alguna vaca a los estancieros (y proteger a los narcotraficantes paraguayos).
En el interior correntino la única ley es la del patrón de la estancia. Faltan escuelas, centros de salud, derechos laborales, caminos. Para demostrar esto sólo hay que preguntarse cuántos kilómetros de rutas pavimentadas hay en el interior de la Provincia y advertir que es bastante común que en las grandes estancias existan pistas de aterrizaje para uso exclusivo de los dueños, y desarrollar otras actividades de dudosa legalidad.
Si damos crédito a las denuncias de la hermana Martha Pelloni, coordinadora de la Red de Infancia Robada, que vivió durante 28 años en Goya, Corrientes, debería ser designada Capital Nacional de la Trata de Personas. En 2021, la Provincia tuvo uno de los índices más altos de femicidios del país (el promedio nacional es de 0,87 cada 100.000 mujeres y en Corrientes hay 1,31). En lugares del interior todavía rige el derecho de pernada y a finales de los '80, en San Luis del Palmar, había lepra. Es común escuchar en Corrientes que la vida vale muy poco, porque en la zona de frontera hay sicarios baratos.
Si hay en nuestro país una provincia privatizada, esa provincia es Corrientes. Está en esa situación desde los tiempos posteriores a la derrota de Artigas (1820). La ausencia total de políticas de prevención de incendios es coherente con esta ausencia del Estado.
Las responsabilidades compartidas
Mas allá de las chicanas, las fábulas y los cuentos, es evidente que tanto el gobierno nacional como la oposición de derecha tienen una responsabilidad compartida por lo ocurrido en Corrientes. Las dos fuerzas políticas han apoyado un proyecto de país sustentado en el extractivismo y la exportación de materias primas que agravan el cambio climático.
Unos ampliaron la deuda externa, otros legalizaron la estafa. Las dos fuerzas políticas promueven pagar los intereses de la deuda, promoviendo más extractivismo y aportando al cambio climático. Lo ocurrido en Corrientes no es un accidente meteorológico, sino una situación que hacia el futuro se hará más frecuente.
En toda la zona de la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires, desde la Plata hacia el sur, a los costados de la ruta 11, en esta primavera y principios del verano se produjo una sequía que duró cuatro meses. Lo que predomina allí son campos duros, parecidos a los de Corrientes. Son campos de cría con poca intervención humana y escasas alteraciones en el manejo, desde hace décadas. A principios de enero eran un polvorín. Las lluvias llegaron a tiempo, en la segunda quincena de ese mes y no se produjo un desastre.
La única consecuencia es que los pocos maíces plantados se perdieron y que el año próximo las vacas tendrán menos terneros. Y que los veraneantes playeros tuvieron una segunda quincena de enero pésima, porque llovía todos los días. También ellos dicen: Nunca nos pasó.
Desde lo ambiental, bailamos en la pista del Titanic, mientras las principales fuerzas políticas y los medios afines intercambian chicanas, fabulas y cuentos.
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