Resumen Latinoamericano, 2 de abril de 2022.
Los resabios de la guerra no se desprenden con facilidad. Basta volver los ojos sobre las australes Islas Malvinas, un archipiélago que alberga una relevante base aeronaval al sur del paralelo 50 sur.
Un caso curioso, dada su proyección a la Antártida. El exjefe del Ejército argentino Martín Balza así lo considera al indicar, en una entrevista exclusiva con la Agencia Sputnik, que en el océano Índico Reino Unido tiene a disposición la isla Diego García, y al norte del Atlántico Sur, controla la Isla Ascensión por gentileza de EEUU.
Junto con las Islas Malvinas, «se configura un triángulo que le permite a un miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) el dominio del paso del Océano Índico al Atlántico, y de éste al Pacífico, además del control del Atlántico Sur», advierte Balza.
Esta posición privilegiada se consolidó a raíz de la Guerra de Malvinas, en la que la OTAN tuvo una injerencia trascendental. Quien dice OTAN, bien puede decir EEUU, pues «el apoyo de la Alianza Atlántica durante la guerra se gestó a través de este país, que es quien comanda militarmente la Organización», sostiene el exjefe del Ejército argentino.
Fue por iniciativa de EEUU que se pergeñó la OTAN en 1949. Se sumaron desde un inicio Reino Unido, Canadá, Dinamarca, Francia, Bélgica, Islandia, Italia, Noruega, Portugal, Holanda y Luxemburgo. La Organización se extendió después hacia el este, con especial brío tras la caída de la URSS. Hoy la integran 30 países.
En 1982, la fuerza militar más importante del mundo salió en defensa de Reino Unido para sofocar las aspiraciones argentinas sobre las Islas Malvinas.
«Creo que nuestra diplomacia no evaluó en absoluto no solo las históricas relaciones de EEUU con Reino Unido, sino la amistad personal y los compromisos en Europa de Donald Reagan (1981-1989) con Margaret Thatcher (1979-1990) desde antes de que accedieran a la presidencia», plantea el general retirado a 40 años de la Guerra de Malvinas, aniversario que se cumple este sábado.
Balza, que en 1982 era teniente coronel cuando fue enviado al archipiélago como jefe del Grupo de Artillería 3, no tuvo ningún asomo de duda desde un principio de que «EEUU, y por consiguiente la OTAN, iban a apoyar a Reino Unido, como se materializó al final».
La intervención del país norteamericano fue primordial desde el momento en que permitió a Reino Unido el uso de la isla Ascension. «Sin ese apoyo, la flota británica no habría podido llegar al sur», contextualiza el veterano de la Guerra de Malvinas.
EEUU también le proporcionó a su socio misiles Sidewinder (aire-aire), que Reino Unido no tenía. «Ya con eso, y con la información satelital que necesitaran, era suficiente», sentencia quien fue jefe del Ejército entre 1991 y 1999.
UNIDOS CONTRA ARGENTINA
La Francia del presidente François Mitterrand (1981-1995) también desempeñó un papel nada despreciable en la Guerra de Malvinas. El socialista, que había vendido cinco misiles Exocet (aire-mar) a la dictadura argentina, canceló la entrega de otros 20 y declaró un embargo de armamento y aviones contra la nación sudamericana. Así lo reveló en 2002 en The Daily Telegraph quien era en 1982 secretario británico de Defensa, John Nott.
París también facilitó a Reino Unido aeronaves Super Étendard y Mirage, que antes había suministrado a Buenos Aires, «para que los pilotos británicos pudieran adiestrarse para luchar contra los mismos aviones que tenían los argentinos», detalla Balza.
«Dentro de la OTAN, había que convencer a los socios de Reino Unido de que el envío de un considerable contingente naval al Atlántico Sur no iba a suponer un gran debilitamiento de la Organización en Europa, porque no lo era», aclara Balza. «No tardaron en sumar el apoyo. Y la diplomacia británica actuó con su reconocida sagacidad».
Una publicación en 1983 llamada The Sunday Times Insight Team (traducido como «Una cara de la moneda»), desveló «que había una razón muy importante y bastante cínica para este entusiasmo de apoyar la guerra, y es que el Atlántico Sur resultaría el mejor campo de pruebas para las fuerzas de la OTAN», observa Balza.
«Ninguno de los apoyos brindados a Reino Unido puede sorprendernos, pero la ineptitud de la Junta Militar y los altos cargos argentinos hizo que evaluaran como propicia la situación», sintetiza el exjefe del Ejército. Así se puso de relieve la incompetencia de la dictadura al llevar adelante su estrategia militar.
SABER NEGOCIAR
El éxito de la Operación Rosario, que permitió a la Junta recuperar las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982, entusiasmó a los militares en lo que fue «una operación bien preparada», pues fue neutralizado un contingente de no más de 200 infantes de marina británicos que custodiaban el archipiélago.
Tras la conquista de Malvinas, «lo ideal hubiera sido aceptar la resolución 502 del 3 de abril del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, retirar las tropas y negociar», plantea Balza.
A su juicio, «se hubiera internalizado el conflicto y se hubiese negociado en circunstancias favorables». Eso no ocurrió. «Se pasó de recuperar las Malvinas a generar una crisis que duró todo el mes de abril y que provocó una guerra incomprensible que se inició el 1 de mayo».
Decía Napoleón Bonaparte que «un general no debe apresurarse en apreciar una situación como favorable», recuerda el exjefe del Ejército. «El 2 de abril era algo fácil. Se concretó, no hubo ninguna muerte británica, solo una baja que fue argentina. Pero parece que eso los envalentonó y les hizo creer que era un éxito permanente», asume Balza.
Argentina también menospreció su situación internacional. «Era un país periférico, desprestigiado por la violación de derechos humanos, afectado por una desprofesionalización. ¿Cómo iba a hacer frente a la fuerzas de la OTAN, cuando había tres miembros permanentes en el Consejo de Seguridad: EEUU, Francia y Reino Unido?», razona.
Bajo falsas premisas, la Junta pensó que Reino Unido no iba a reaccionar, y que en todo caso, EEUU sería neutral o respaldaría a Argentina. «Eso era desconocer la historia de la guerra», sentencia Balza.
Sin domino del mar, clave para tener éxito en una zona insular, sin superioridad en el aire, y con Reino Unido y la OTAN en su contra, Argentina estuvo sentenciada.
Balza es uno de los militares más reconocidos en Argentina después de que el 25 de abril de 1995 apareciera en todos los televisores argentinos para pedir perdón en nombre del Ejército por los delitos de lesa humanidad que cometió su fuerza durante la última dictadura.
Casi un millar de muertos dejó sobre el terreno de las Islas Malvinas el conflicto bélico que comenzó la Junta Militar argentina del general Leopoldo Galtieri (1981-1982) contra Reino Unido.
Buenos Aires y Londres retomaron sus relaciones diplomáticas en febrero de 1990, durante el Gobierno del entonces presidente argentino Carlos Menem (1989-1999).
Fuente: Sputnik
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