Por Colonel Cassad. Resumen Latinoamericano, 11 de abril de 2022.
Con respecto a las negociaciones sobre Ucrania, como muchos ya habrán podido darse cuenta, su contenido externo se diferencia cada vez menos del contenido de las “negociaciones en el formato de Minsk”: la misma proliferación de declaraciones, compromisos, promesas y más promesas. Al mismo tiempo, se están produciendo en el contexto de una serie de promesas de Estados Unidos y la OTAN de apoyar una guerra larga en el territorio de Ucrania y garantizar a largo plazo el suministro de armas para operaciones de combate.
De hecho, para Estados Unidos y sus títeres ucranianos las negociaciones son la habitual cortina de humo, siempre utilizada para recuperar las bajas que ha sufrido el Ejército Ucraniano. El objetivo estos intentos es pasar a una serie de ofensivas locales en algún momento del verano, cuando, con los refuerzos provenientes del reclutamiento lo suficientemente preparados y previamente armado con los suministros de la OTAN, esté en disposición de reforzar la agrupación y superar en número a los efectivos del Ejército Ruso allí, si es que continúa operando en su forma actual, sin haber aumentado su tamaño con voluntarios, extranjeros, compañías privadas o reclutamiento adicional de la RPD y la RPL o movilización parcial en la Federación Rusa.
Cualquier concesión por parte de Rusia, aunque sea solo en forma de declaración, será inequívocamente interpretada como un signo de debilidad y utilizada en la propaganda doméstica para levantar la moral y conseguir apoyo a la idea de continuar la guerra a cualquier coste. Nadie va a apreciar positivamente el intento de encontrarse a medio camino, sino que será interpretado, y ya está siendo interpretado, como motivo para continuar adhiriéndose a la estrategia elegida de institucionalización de la guerra y profanación del proceso de negociación según el patrón de Minsk-2. Es muy posible que incluso una derrota total del Ejército Ucraniano en Donbass no suponga la revisión completa de esta estrategia. Al contrario, la destrucción de las principales brigadas del ejército solo estimulará la restructuración de las fuerzas militares restantes para continuar con una guerra de guerrillas basada en las principales ciudades. Y la OTAN garantizará que esta estructura está engrasada, al menos durante los próximos meses.
De ahí que la Federación Rusa tenga que prepararse, no solo para derrotar a las tropas ucranianas en Donbass, sino para la continuación de las hostilidades tras el final de las operaciones en el este de Ucrania. Eso requerirá una movilización adicional en varios aspectos de las actividades de la maquinaria del Estado. Como ha apuntado el Ministerio de Defensa, Rusia se encuentra inmersa en una guerra subsidiaria con Estados Unidos y la OTAN en el territorio de Ucrania. Y ha quedado claro que la derrota de parte de las tropas ucranianas solo supone el debilitamiento de una de las herramientas en manos del principal enemigo, que pretende continuar la guerra más allá de eso. Así que es preciso prepararse para una confrontación de larga duración.
Fuente: Slavyangrad
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