La exanalista de la CIA Alfreda Scheuer ofreció este miércoles una entrevista a Reuters en la que describió su actitud acerca de los métodos de interrogación brutales en los que estuvo implicada.
En 2002, Scheuer supervisó la tortura de Abu Zubaidah, un hombre sospechoso de pertenecer a Al Qaeda. Durante el interrogatorio, fue sometido a ahogamiento y luego encerrado en una caja del tamaño de una nevera.
Este episodio fue confirmado durante una investigación del Senado. Sin embargo, ello no impidió a Scheuer continuar trabajando en la agencia, de la que se retiró a finales de 2021. Ahora, la mujer no se arrepiente de sus acciones.
"Estoy orgullosa de no haber estado al margen. No enterré la cabeza en la arena. […] De hecho, levanté la mano con fuerza y orgullo, y no me arrepiento en absoluto", dijo Scheuer, que al mismo tiempo sostiene que ella no torturó personalmente a ningún sospechoso. Según la exagente, participó en las torturas en la función de "experta en la materia que formula preguntas".
Después de retirarse, Scheuer cambió de esfera y empezó a entrenar a mujeres para que "se vean bien, se sientan bien y hagan el bien".
"Sé lo que es salir de tu zona de confort para probar algo nuevo. Puse fin a una carrera de más de tres décadas como ejecutiva principal del Gobierno liderando equipos, en su mayoría femeninos, encargados de misiones sin fallas, asumiendo riesgos inteligentes e incluso tomando decisiones de vida o muerte. Me encantó cada minuto de ello", dijo la exagente.
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