“El pueblo que ha triunfado, que está hasta malcriado en el triunfo, que conoce su fuerza y se sabe arrollador, está hoy a las puertas de la Universidad, y la Universidad debe ser flexible, pintarse de negro, de mulato, de obrero, de campesino, o quedarse sin puertas, y el pueblo la romperá y él pintará la Universidad con los colores que le parezca”.
Este 14 de junio es el cumpleaños del Comandante Ernesto Che Guevara de la Serna (Rosario, 14 de junio de 1928-La Higuera, 9 de octubre de 1967) y debe recibir cantos agradecidos de victorias de todas partes.
El triunfo de la revolución cubana significó el pronto inicio de las transformaciones sociales necesarias para la construcción en Cuba de una nueva sociedad. Tenía como brújula los sueños tempranos de los iniciadores de las luchas independentistas y sus principales relevos en la república neocolonial.
En el sector estudiantil fue Mella el principal impulsor de abrir las puertas de la Universidad de La Habana a los sectores populares con la creación de la Universidad Popular José Martí que funcionó en el periodo de 1923 a 1927. Tuvo como propósitos estrechar los lazos entre los obreros, los estudiantes y los intelectuales a favor de la cultura y superación ideológica del pueblo.
Las luchas revolucionarias contra la dictadura en la segunda mitad del siglo XX con la irrupción en la escena política de Fidel Castro marcaron una huella definitoria. Desde el movimiento revolucionario que organizó y llevo a cabo el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 estaban definidos los cambios fundamentales que se imprimirían con el triunfo de la revolución y estos planes se afianzaron incluso durante la prisión de los moncadistas con la creación de la “Academia Ideológica Abel Santamaría” en la cárcel de Isla de Pinos. Y como expresara el 22 de diciembre de 1953: “Los muchachos todos son magníficos…Los que aprendieron a manejar las armas, aprenden a manejar los libros para los grandes combates de mañana.”
Ese norte visionario también estuvo presente desde el principio de la lucha en la Sierra Maestra. El destacamento guerrillero, núcleo inicial de la Revolución, era indudablemente una escuela para todos los que se agrupaban en sus filas, fueran jefes o soldados. La Revolución se preparaba y preparaba a sus hombres, para la tarea magna de la redención por las armas y por los libros de todo el pueblo. El camino de la libertad y la justicia debía transitarse necesariamente del brazo de la educación y la cultura.
Fue Raúl el primer cronista de esa vocación, dedicación y anticipación visionaria sobre el futuro de la educación en Cuba, seguido por el Che según se puede constatar.
Para entender el germen fundador de la educación que llevaba intrínseca la Revolución Cubana desde los inicios de la lucha guerrillera, pueden servir de ejemplos esclarecedores los aportes de los Diarios de Guerra de Raúl Castro y Ernesto Che Guevara, escritos a los pocos días y meses posteriores al desembarco del Granma el 2 de Diciembre de 1956.
El sábado 29 de Diciembre de 1956, Raúl apunta: «Nos trajeron libros de Geografía de Cuba, Historia de Cuba; éstos para darles clases a los campesinos que se nos unían, ya que teníamos a un maestro‑poeta (Calixto Morales) que ha sido designado para ese trabajo de enseñanza y adoctrinamiento. Vino, además, un libro de Álgebra para el polifacético Che Guevara. Todos los libros los había pedido él.»
El jueves 17 de Enero de 1957, Raúl escribió su visión anticipadora en medio del fragor del combate: «Le prendí candela al cuartel, y después de colocar los heridos distantes del fuego, nos marchamos. Tomamos rumbo al campamento…». “Desde lo lejos, se veían arder sobre los cuarteles de la opresión, las llamas de la libertad. Algún día no lejano sobre esas cenizas levantaremos escuelas.»
El jueves 31 de Enero de 1957, Raúl narra: «Recibí una carta de Mica, además de los libros y el diccionario de francés para estudiar. Aquí en esta posición de la loma de Caracas sopla un aire frío que cala hasta los huesos…».
El viernes 8 de Febrero de 1957 el Che apunta: «Al atardecer, cuando acabamos con Raúl las clases de francés que iniciábamos, empezó a llover y con la misma persistencia y los mismos perniciosos efectos del día anterior…”.
Ese mismo día, Raúl escribe: «Hoy empecé a estudiar francés con el Che, quien tiene una magnífica pronunciación y es muy inteligente. El texto, editado por la Alianza Francesa, es magnífico.»
Si todo lo anterior es aleccionador respecto al espíritu de superación de los dirigentes e integrantes del pequeño núcleo guerrillero, más revelador resultan estos hechos narrados en el diario por el Che, el 9 de Febrero de 1957, referentes a la muerte de Julio Zenón Acosta, a pocos pasos de Fidel, a consecuencia de un ataque a la guerrilla. Che escribió en su diario: «Fue mi primer alumno en la Sierra; estaba haciendo esfuerzos por alfabetizarlo y en los lugares donde nos deteníamos le iba enseñando las primeras letras; estábamos en la etapa de identificar la A y la O, la E y la I. Con mucho empeño, sin considerar los años pasados sino lo que quedaba por hacer, Julio Zenón se había dado a la tarea de alfabetizarse… Porque Julio Zenón Acosta fue otra de las grandes ayudas de aquel momento y era el hombre incansable, conocedor de la zona, el que siempre ayudaba al compañero de la ciudad que todavía no tenía suficiente fuerza para salir de un atolladero; era el que hacía el fuego rápido, el que encontraba la cueva necesaria para encender fuego un día de lluvia; era en fin, el hombre orquesta de aquellos tiempos… El guajiro inculto, el guajiro analfabeto que había sabido comprender las tareas enormes que tendría la Revolución después del triunfo y que se estaba preparando desde las primeras letras para ello, no podría acabar su labor.»
Después del triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959 correspondió a Fidel encaminar el proceso de transformaciones de las universidades con sus discursos y las leyes complementarias para el sector educacional y en especial el universitario. En este proceso Che Guevara desempeñó un papel decisivo.
De sus intervenciones en la Universidad de La Habana, vale recordar las siguientes:
El 11 de mayo de 1959, en el acto de apertura del curso de la Universidad de La Habana, expresó: “En estos momentos los técnicos son vitales para Cuba, como es vital también el impulso revolucionario de esos técnicos”.
El 2 de marzo de 1960 expresó: “Y por hoy me sentiría satisfecho, si después de estas palabras, no ya conmigo pero entre ustedes, discuten el problema de la universidad y lo discuten con los profesores y lo discuten con sus compañeros de las universidades de Oriente y de Las Villas y lo discuten también con el Gobierno, que es discutirlo con el pueblo”.
El 11 de mayo de 1962, en la conferencia que impartió a los estudiantes de la Facultad de Tecnología de la Universidad de La Habana, señaló: «Las revoluciones populares son siempre generosas, pero tienen que cumplir un deber que es superior al de cualquier generosidad, y es el deber de mantenerse y progresar [….] es deber de todos nosotros el tratar siempre de salvar lo que se pueda salvar, de recuperar lo recuperable».
“Hay muchos, compañeros estudiantes pertenecientes a la clase social que como clase ha sido derrotada, en la batalla que se libró en Cuba.
Compañeros estudiantes que no son capaces de percibir los cambios que están ocurriendo en Cuba. Y son reacios a aceptar la realidad de un nuevo momento histórico pero también hay otros que aún perteneciendo a una clase social que ha sido derrotada es capaz de comprender, la necesidad histórica. Lo absolutamente imposible de cambiar esa fatalidad histórica que ya se ha desarrollado en Cuba, y tiene deseos de integrarse a la revolución.
La tarea universitaria es captar el mayor número posible de estudiantes y convertirlos a la nueva mentalidad, porque tiene que existir una nueva mentalidad y de hecho existe.
Y tiene que ir perfeccionándose esa nueva mentalidad a medida que perfeccionemos nuestras instituciones, que afiancemos más la revolución. Que perfeccionemos todos nuestros aparatos económicos y podamos darle también al pueblo, más productos mejor vida, es decir más justicia material.
Ese es un camino el que hemos emprendido, el que acató el pueblo de Cuba, y el que estamos cumpliendo, que nos conduce hacía una palabra mágica que ya sin embargo está a las puertas de la humanidad”.
En la Universidad de Oriente expresó el 17 de octubre de 1959: “Este es el nudo central del problema; si el Estado es el único organismo o el único ente capaz de determinar con algún grado de certeza cuáles son las necesidades del país, evidentemente, el Estado tiene que tener participación en el gobierno de la Universidad. Hay quejas violentas contra ello; incluso se levantan entre las candidaturas estudiantiles en La Habana, casi como cuestión de principio la intervención o la no intervención del Estado, la pérdida de la autonomía, como llaman los estudiantes, pero hay que definir exactamente qué significa autonomía. Si autonomía significa solamente que haya que cumplir una serie de requisitos previos para que un hombre armado entre en el recinto universitario para cumplir cualquier función que la Ley le asigne, eso no tiene importancia; no es ese el centro del problema, y todo el mundo está de acuerdo en que esa clase de autonomía se mantenga. Pero si hoy significara autonomía de un gobierno universitario desligado de las grandes líneas del Gobierno Central -es decir: un pequeño Estado dentro del Estado- ha de tomar los presupuestos que el Gobierno le dé y ha de trabajar sobre ellos, ordenarlos y distribuirlos en la forma que mejor le parezca, nosotros consideramos que es una actitud falsa. Es una actitud falsa precisamente porque la Universidad se está desligando de la vida entera del país, porque se está enclaustrando y convirtiéndose en una especie de castillo de marfil alejado de las realizaciones prácticas de la Revolución”.
“Pero es que podríamos ir mucho más lejos en el análisis de la gran conquista de la reforma universitaria del dieciocho que precisamente se gestó en mi país de origen y en la provincia a la cual pertenezco, que es Córdova; y podríamos analizar la personalidad de la mayoría de aquellos combativos estudiantes que dieron la gran batalla por la autonomía universitaria frente a los gobiernos conservadores que en esa época gobernaban casi todos los países de América. Yo no quiero citar nombres para no provocar incluso polémicas internacionales; quisiera que ustedes tomaran el libro de Gabriel del Maso, por ejemplo, donde estudia a fondo la reforma universitaria, buscaran en ese índice los nombres de todos aquellos grandes artífices de la reforma y buscaran hoy cuál es la actitud política, buscaran qué es lo que han sido en la vida pública de los países a los que pertenecen, y se encontrarán con sorpresas extraordinarias, con las mismas sorpresas con que me encontré yo, cuando creyendo en la autonomía universitaria como factor esencial del adelanto de los pueblos, hice ese análisis que le aconsejo hacer a ustedes. Las figuras más negras de la reacción, las más hipócritas y peligrosas porque hablan un lenguaje democrático y practican sistemáticamente la traición, fueron las que apoyaron, y muchas veces las que aparecen como figuras propulsoras en sus países de aquella reforma universitaria. Y aquí entre nosotros, investiguen también al autor del libro porque también habrá sorpresas por allí.
Y para finalizar un recuerdo a los estudiantes interesados en estos problemas de la reforma universitaria, investiguen la vida futura, futura pero ya pasada, desde el momento en que se inició la reforma del dieciocho hasta ahora; investiguen la vida de cada uno de aquellos artífices de la reforma. Les aseguro que es interesante. Nada más.
Ahora bien, cuando aquí se hablaba de reformas universitarias, y todo el mundo ha estado de acuerdo en que la reforma universitaria es algo importante y necesario para el país, lo primero que se ha hecho es, por parte de los estudiantes, tomar en cierta manera el control de las casas de estudio, imponer a los profesores una serie de medidas e intervenir en el gobierno de la Universidad en mayor o menor grado. ¿Es correcto? Esa es la expresión de un grupo que ha triunfado, ha triunfado y ha exigido sus derechos después del triunfo. Los profesores -algunos por su edad, otros por su mentalidad incluso- no participaron en la misma medida en la lucha, y los que lucharon y triunfaron, adquirieron ese derecho. Pero yo me pregunto si el Gobierno Revolucionario no luchó y triunfó, y no luchó y triunfó con tanto o más encarnizamiento que cualquier sector aislado de la colectividad porque fue la expresión de la lucha toda del pueblo de Cuba por su liberación. Sin embargo, el Gobierno no ha intervenido en la Universidad, no ha exigido su parte en el festín, porque no considera que esa sea la manera más lógica y honorable de hacer las cosas. Llama simplemente a la realidad a los estudiantes; llama al raciocinio, que es tan importante en momentos revolucionarios, y a la discusión, de la cual surge necesariamente el raciocinio.
Y cuando tratamos de buscar a quién lógicamente nos debe apoyar, a la Universidad, para que nos dé los técnicos, para que se acople a la gran marcha del Gobierno Revolucionario, a la gran marcha del pueblo hacia su futuro, nos encontramos con que luchas intestinas y discusiones bizantinas están mermando la capacidad de estos centros de estudios para cumplir con su deber de la hora.
Por eso es que aprovechamos este momento para decir nuestras verdades, quizás agrias, quizás en algunas cosas injustas, muy molestas quizás para muchas gentes, pero que transmiten el pensamiento de un Gobierno Revolucionario honesto, que no trata de ocupar o de vencer una institución que no es su enemiga, sino que debe ser su aliada y su más íntima y eficaz colaboradora, y que busca precisamente a los estudiantes, porque nunca un estudiante revolucionario puede ser, no enemigo, ni siquiera adversario del Gobierno que representamos; porque estamos tratando en cada momento de que la juventud estudiosa, aúne el saber que ha logrado en las aulas, el entusiasmo creador del pueblo entero de la República y se incorpore al gran ejército de los que hacen, dejando de lado esta pequeña patrulla de los que solamente dicen.”
En su discurso al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Las Villas, el 28 de diciembre de 1959, expresó:
“Queridos compañeros, nuevos colegas del Claustro y viejos colegas de la lucha por la libertad de Cuba: tengo que puntualizar como principio de estas palabras que solamente acepto el título que hoy se me ha conferido, como un homenaje general a nuestro ejército del pueblo. No podría aceptarlo a título individual por la sencilla razón de que todo lo que no tenga un contenido que se adapte solamente a lo que quiere decir, no tiene valor en la Cuba nueva; y cómo podría aceptar yo personalmente, a título de Ernesto Guevara, el grado de Doctor Honoris Causa de la Facultad de Pedagogía, si toda la pedagogía que he ejercido ha sido la pedagogía de los campamentos guerreros, de las malas palabras, del ejemplo feroz, y creo que eso no se puede convertir de ninguna manera en un toga; por eso sigo con mi uniforme del Ejército Rebelde aunque puedo venir a sentarme aquí, a nombre y representación de nuestro ejército, dentro del Claustro de Profesores. Pero al aceptar esta designación, que es un honor para todos nosotros, quería también venir a dar nuestro homenaje, nuestro mensaje de ejército del pueblo y de ejército victorioso.
Una vez a los alumnos de este Centro les prometí una pequeña charla en la que expusiera mis ideas sobre la función de la Universidad; el trabajo, el cúmulo de acontecimientos, nunca me permitió hacerlo, pero hoy voy a hacerlo, amparado ahora, además, en mi condición de Profesor Honoris Causa.
Y, ¿qué tengo que decirle a la Universidad como artículo primero, como función esencial de su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo de Cuba, y si este pueblo que hoy está aquí y cuyos representantes están en todos los puestos del Gobierno, se alzó en armas y rompió el dique de la reacción, no fue porque esos diques no fueron elásticos, no tuvieron la inteligencia primordial de ser elásticos para poder frenar con esta elasticidad el impulso del pueblo, y el pueblo que ha triunfado, que está hasta malcriado en el triunfo, que conoce su fuerza y se sabe arrollador, está hoy a las puertas de la Universidad, y la Universidad debe ser flexible, pintarse de negro, de mulato, de obrero, de campesino, o quedarse sin puertas, y el pueblo la romperá y él pintará la Universidad con los colores que le parezca.
Ese es el mensaje primero, es el mensaje que hubiera querido decir los primeros días después de la victoria en las tres Universidades del país, pero que solamente pude hacer en la Universidad de Santiago, y si me pidieran un consejo a fuer de pueblo, de Ejército Rebelde y de profesor de Pedagogía, diría yo que para llegar al pueblo hay que sentirse pueblo, hay que saber qué es lo que quiere, qué es lo que necesita y qué es lo que siente el pueblo”.
Como victorias de las universidades cubanas se puede señalar que gracias al genio creador y visionario de Fidel hoy Cuba es un país convertido en una universidad gigante, y que resulta significativo que cuatro universidades cubanas en las cuales el Che dejó su impronta creadora, fueron recientemente reconocidas por el Ranking QS World University 2023, dentro de las 1 500 universidades más prestigiosas del mundo.
La Universidad de La Habana, la más antigua de Cuba, se la ubica en el lugar 467 del Ranking Mundial Universitario.
La Universidad Central Marta Abreu, de Las Villas, se sitúa entre los puestos 531 y 540 de ese ranking, que la ubica como la segunda mejor de las universidades cubanas.
En tercer lugar, la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, es ubicada entre los puestos 801 y 1000.
En cuarto lugar clasifica la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae), entre el escaño 1201 y 1 400.
Así que este 14 de junio llegue al Che el canto agradecido de las universidades cubanas y del pueblo cubano hasta su inmortal itinerario en los tiempos presentes y futuros. Itinerario
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas y Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
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