El expresidente le atribuyó a Bolsonaro "el clima de odio" que existe en Brasil
El uniformado Jorge Guaranho irrumpió en una fiesta de cumpleaños al grito de "Bolsonaro presidente, hijos de puta" y ejecutó a Marcelo Arruda, dirigente del PT, antes de morir alcanzado por disparos de defensa hechos por su víctima.
La violencia política estalló este fin de semana en Brasil cuando un policía irrumpió en una fiesta de cumpleaños gritando consignas a favor del presidente Jair Bolsonaro y ejecutó a tiros a un dirigente del partido del expresidente y candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva, antes de morir alcanzado por disparos de defensa hechos por su víctima. El hecho ocurrió el sábado por la noche durante una fiesta en un club de Foz de Iguazú, estado de Paraná, en la frontera con la provincia de Misiones y según la policía el ataque del bolsonarista tuvo motivaciones políticas debido a que el cumpleaños tenía la temática del Partido de los Trabajadores (PT) y la víctima, Marcelo Arruda, usaba una remera con la cara de Lula.
Lula, candidato favorito en las encuestas para el dos de octubre, atribuyó al ultraderechista Bolsonaro "el clima de odio en el país" reflejado en este crimen del dirigente que era un guardia municipal de Foz de Iguazú y tesorero del PT en esa ciudad. El homicidio ocurrió dos días después de que el jueves un hombre fuera detenido en Río de Janeiro luego de lanzar un explosivo casero contra la multitud que esperaba a Lula en un acto. El episodio motivó que el exmandatario usara un chaleco antibalas por primera vez en actos abiertos.
Delito motivado por "intolerancia política"
Marcelo Arruda celebraba su cumpleaños 50 vestido con una remera con la imagen de Lula en un club decorado con fotos del expresidente cuando un policía penitenciario federal, Jorge Guaranho, interrumpió la fiesta con su esposa con un bebé en brazos al grito de "Bolsonaro presidente, hijos de puta", según relataron testigos a la prensa local.
El policía bolsonarista se retiró del lugar después de esta primera irrupción y regresó solo 20 minutos más tarde armado y disparando, tras lo cual Arruda, que es guardia de la municipalidad de Foz de Iguazú y había sido candidato a vicealcalde en las elecciones municipales de 2020, respondió con su arma reglamentaria.
Arruda (padre de cuatro hijos, el último de dos meses de vida, todos presentes en su fiesta de cumpleaños) recibió tres tiros y el policía bolsonarista cinco, según informó la Secretaría de Seguridad Pública. "Por lo que se ha percibido hasta el momento se trató de un delito hecho por intolerancia política", dijo el secretario de Seguridad de Foz de Iguazú, Marcos Jahnke, en base a la investigación de la Policía Civil del estado de Paraná.
El odio de un presidente "irresponsable"
Lula publicó un comunicado extenso en el que acusó a Bolsonaro de implementar el odio en el país y dijo que con su reacción, Arruda logró evitar una masacre en la fiesta en la que había 40 personas en un club de empleados públicos. "También pido comprensión y solidaridad con los familiares de Guaranho, que perdieron un padre y un marido por causa del discurso de odio de un presidente irresponsable. Necesitamos de democracia, diálogo, tolerancia y paz", afirmó el exmandatario en Twitter.
En la misma línea la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, aseguró: "Embalados por un discurso de odio y peligrosamente armados por la política actual del presidente de la República, que estimula el enfrenamiento, el conflicto, el ataque a adversarios, cualquier persona adherida a este proyecto de muerte y destrucción viene transformándose en agresora o asesina". Hoffmann también le pidió a la Corte Suprema y al Tribunal Superior Electoral medidas para enfrentar cualquier situación que alimente un clima de disputa violenta.
El asesino de Arruda tenía un perfil en redes sociales en homenaje a Bolsonaro y la liberación de las armas para la población civil. El jueves, en su live semanal de Facebook, Bolsonaro había convocado a sus seguidores a actuar antes de las elecciones contra un supuesto fraude electoral luego de afirmar que no ocurriría en Brasil una invasión al Congreso similar a la que sucedió en Estados Unidos con los seguidores de Donald Trump.
"Ustedes saben lo que está en juego, saben cómo se deben preparar, no para un nuevo Capitolio, nadie quiere invadir nada, pero sabemos lo que tenemos que hacer antes de las elecciones", dijo Bolsonaro en un mensaje dirigido a sus seguidores. Dirigentes del PT recordaron este fin de semana en sus redes sociales los discursos de Bolsonaro con frases como "Vamos a ametrallar a los petistas" o "Vamos a barrer a los rojos del mapa".
Inquietud por la seguridad de Lula
La seguridad de Lula preocupa a los coordinadores de la campaña del PT, a raíz de las amenazas que el expresidente viene sufriendo desde que fue liberado luego de pasar 580 días preso por la Operación Lava Jato, en una causa anulada por la Corte Suprema por manipulación y animosidad política.
El 27 de junio Lula y su candidato a vice, el exgobernador paulista Geraldo Alckmin, lanzaron las directrices del programa de gobierno en un acto en el Hotel Intercontinental, en el exclusivo barrio de Jardins, en San Pablo. En medio de un discurso, un bolsonarista y ultraderechista católico llamado Caíque Mafra, sorteó la seguridad y se acercó a Lula para insultarlo a los gritos.
El martes pasado fue detenido el empresario Rodrigo Parreira, seguidor de Bolsonaro y dueño del dron que arrojó aguas residuales a seguidores de Lula en un acto de campaña en Minas Gerais, el 15 de junio. Por otra parte, el viernes la Policía de Brasil identificó y detuvo al responsable de arrojar dos bombas caseras durante un acto de Lula que se había llevado a cabo la noche anterior en Rio de Janeiro.
El hombre, de 55 años, fue imputado por el delito de explosión, por el que están previstas penas de tres a seis años de prisión, según detalló el portal brasileño G1. El imputado arrojó dos bombas caseras al público reunido en la tradicional plaza de Cinelandia, en Río de Janeiro, antes de que Lula subiera al escenario.
Se trataba del primer acto del exmandatario en una plaza pública desde que lanzó su candidatura. Minutos después del ataque, el exmandatario subió al escenario con chaleco antibalas y, aunque no hizo mención al episodio, sí habló sobre la lucha contra la violencia en la ciudad.
Bolsonaro flexibilizó el acceso a las armas desde su ascenso al poder, y alienta a la población a armarse. El sábado, cientos de personas marcharon en Brasilia para defender la posesión de armas, un debate candente en distintos países del mundo como Estados Unidos, por los frecuentes tiroteos masivos.
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