Resumen Latinoamericano, 28 de noviembre de 2022.
Si Estados Unidos quiere realmente que menos personas intenten cruzar sus fronteras, debería hacer verdaderos intentos de fomentar el desarrollo sostenible de países vecinos como Nicaragua, y no tratar de estrangular sus economías.
La retórica de Washington sobre el «comunismo» en Nicaragua, sus intentos de privarla de financiación para el desarrollo y su imposición de sanciones empeoran las condiciones de los pobladores, señaló el escritor estadounidense John Perry, radicado en Masaya.
Si Estados Unidos quiere disminuir el cruce de sus fronteras, debería hacer verdaderos intentos de fomentar el desarrollo sostenible de países vecinos como Nicaragua, y no tratar de estrangular sus economías.
Así se expresó Perry en su informe “Las sanciones de EE.UU. y las condiciones económicas impulsan la migración nicaragüense”, informó el sitio digital The Gray Zone.
Para el académico Perry es falsa la afirmación de la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, quien responsabiliza al gobierno nicaragüense de la migración ilegal de sus ciudadanos, presuntamente sometidos a la persecución política.
Pero la realidad es más mundana. Los principales motores de la migración son económicos, no políticos, según las propias declaraciones de los pobladores del país centroamericano a los medios de comunicación extranjeros.
Esto, añade Perry, también se evidencia en el rápido crecimiento de las remesas enviadas a los familiares, de acuerdo con los datos aportados por el Banco Central de Nicaragua.
Durante el tercer trimestre de este año, las remesas ascendieron a 862,2 millones de dólares, ello supone un crecimiento del 63,6 por ciento respecto al mismo periodo de 2021.
A juicio del escritor, en la actualidad hay un cambio. ¿Qué sucedió en los últimos 18 meses para que la persecución del sueño americano sea más atractiva?
He aquí las principales razones. La actitud de Estados Unidos hacia los migrantes nicaragüenses cambió.
Antes de julio de 2020, los nicaragüenses apenas se registraban en “encuentros» en la frontera estadounidense. Ahora llegan más de 13 mil en un mes típico, aunque todavía representan sólo el 6 por ciento del total.
Los medios de prensa también publican artículos para presentar la migración mucho más atractiva.
Tras fomentar la idea “todo el mundo se va”, los reportes periodísticos dan consejos o proporcionan «kits de migración».
Los jóvenes reciben frecuentes anuncios en sus teléfonos inteligentes, algunos de los cuales parecen provenir de fuentes oficiales de Estados Unidos. Los mensajes hablan de selección para una visa de trabajo o muestran cómo solicitar visas de trabajo en oficios específicos.
Según Perry, mientras Estados Unidos incita a la inmigración, la recuperación económica de Nicaragua se ve amenazada por las sanciones de Washington.
Nicaragua y Honduras, explicó, son los países más pobres de América Latina continental. Los costes de vida de los nicaragüenses son bajos: la mayoría de los alimentos se producen localmente, la electricidad (y actualmente otros combustibles) están subvencionados y el transporte es relativamente barato.
En parte por ello, los salarios también son bajos. Los salarios más altos de otros países – tradicionalmente Costa Rica (y en cierta medida El Salvador y Panamá) – siempre atraen a los nicaragüenses en busca trabajos mejor pagados.
Por supuesto, la diferencia salarial con Estados Unidos es aún mayor.
Nicaragua mostró una recuperación parcial luego del violento intento de golpe de Estado financiado por EE.UU. en 2018, cuando su economía se vio afectada también por la pandemia.
Aunque el crecimiento económico fue del 10,3 por ciento el año pasado, en 2022 se prevé sea del cuatro por ciento.
El turismo todavía no se restablece. La asesoría de viajes del Departamento de Estado califica a Nicaragua como un país peligroso, cuando es el más seguro de Centroamérica.
Además, explica Perry, Washington no deja de endurecer las sanciones económicas, con efectos directos en la desaceleración de los procesos inversionistas.
La gente es muy consciente del comportamiento de Washington y se teme lo peor: sabe como las sanciones mucho más duras contra Cuba y Venezuela producen desastres económicos en esos países. Los emigrantes de ambos países refuerzan ese mensaje cuando pasan por allí.
Esa es la cruda realidad en algunos países al sur del Rio Bravo. Estados Unidos también sufrirá las consecuencias, y la bomba de tiempo de la inmigración le estallará de una vez por toda en sus narices si no hay un cambio de política.
Es necesario poner fin a la presión económica y pasar a escenarios económicos saludables donde prime la cooperación, concluyó.
Fuente: Al Mayadeen
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