La inflación en el Estado Español subió el mes de enero un 5,9% en tasa interanual. Los datos del INE señalan también que la llamada inflación subyacente cerró enero con un aumento del 7,5%, la más elevada desde diciembre de 1986.
Según los datos aportados por el INE los precios de los alimentos crecieron un 15,4% el enero en tasa interanual, demostrando nuevamente la ineficacia de medidas como la rebaja del IVA. Este dato es especialmente significativo puesto que repercute en mayor medida sobre el poder adquisitivo de la clase trabajadora y los sectores populares, para las cuales el gasto en alimentos supone un porcentaje sensiblemente superior a las clases adineradas. El precio abusivo de los alimentos también muestra los superbeneficios que algunos sectores empresariales oligopolísticos (cadenas de supermercados y distribución, eléctricas y energéticas…) vienen obteniendo bajo el argumento falaz de que el IPC disparado es el resultado inevitable de la guerra de Ucrania.
Frente a esta situación, el autocalificado como ‘gobierno más progresista de la historia’ bien haría tomando algunas medidas elementales que frenarían de raíz el problema como la regulación de precios de productos básicos y energéticos, incluyendo la intervención pública de aquellas empresas y de los sectores clave ante el boicot empresarial, o el establecimiento por ley de la escala móvil de salarios, pensiones y prestaciones sociales (con actualización mensual según el IPC) para proteger el poder adquisitivo de la clase trabajadora. Claro que medidas como esas, que apuntan directamente en dirección anticapitalista, no son propias de un gobierno de gestión de los intereses del capital, al amparo de un aparato de estado al que cada vez más le cuesta mantener su máscara democrática.
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