Por Claudia Espinoza, Javier Urbina, Resumen Latinoamericano, 2 de mayo de 2023.
Abogados advierten que al no estar recibiendo los programas de reinserción como debe de ser las reclusas tendrán más dificultades para adaptarse a la sociedad una vez salgan.
El hacinamiento actual en las cárceles del país afecta los programas de reinserción, entre ellos los de las mujeres privadas de libertad, quienes advierten que ya no hay espacios de recreación y se les ha reducido las áreas de aprendizaje, donde les permitían aprender un oficio o trabajar tanto para recibir beneficios penitenciarios como para reinsertarse a la sociedad una vez volvieran a ser libres.
Abigaíl Cortez, abogada de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto en El Salvador, representa a dos mujeres condenadas por homicidio agravado y homicidio en grado de tentativa, que están siendo afectadas por ese hacinamiento en las cárceles.
Explicó que debido al aumento de privadas de libertad, por las capturas realizadas en el régimen de excepción, en el recinto donde se encuentran sus dos clientas hay dificultad en las zonas que estaban destinadas a recreación, ya que están siendo ocupadas por las nuevas reas que llegan, así como por los programas.
«Los lugares que estaban en los recintos que se ocupaban como zonas para recreación para las privadas de libertad y que son lugares que también se ocupaban para programas, que les sirven a ellas para beneficios penitenciarios, hoy están siendo ocupados por personas que han entrado por el régimen, debido a que hay hacinamiento», detalló.
“Los lugares en los recintos que ocupaban para recreación, y que son lugares que también se ocupaban para programas que les sirven a ellas para beneficios penitenciarios, hoy están siendo ocupados por personas que han entrado por el régimen, debido a que existe hacinamiento”.
Abigaíl Cortez, abogada penalista
Esto hace imposible poder obtener beneficios penitenciarios. Por el contrario, por la gran cantidad de personas que han llegado, «han tenido que trabajar más para que todos y todas coman dentro del penal».
A la larga considera que esto les afectará a las reas que obtengan su libertad porque no tendrán herramientas para adaptarse a la sociedad.
«Si dentro del penal no han podido procurar eso, que es lo más básico, fuera de la cárcel es como que les digan ‘ahí vean ustedes cómo hacen’, es una deuda del Estado», aseguró Cortez.
Para Otto Flores, abogado penalista, esto es una grave violación a los derechos fundamentales de las mujeres, pues estos programas no se están realizando de manera adecuada y eso afectará el desarrollo de esas mujeres cuando salgan de prisión.
«La Sala de lo Constitucional estableció parámetros que se deben cumplir por parte de la Dirección General de Centros Penales. El problema es que el hacinamiento desmedido que se ha dado ha generado que se vulnere este derecho, ya que muchas de estas mujeres que ya están penadas tendrían que salir con las herramientas necesarias para afrontar su regreso a la sociedad, pero no contarán con los medios necesarios», indicó.
Hacinamiento
Dos de cada 10 adultos están presos en El Salvador, así lo detalló la última investigación que realizó LA PRENSA GRÁFICA, evidenciando que hay un hacinamiento del 235 %, de acuerdo con el último informe publicado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
LA PRENSA GRÁFICA habló con dos exreas que fueron capturadas en el régimen de excepción y que luego fueron liberadas con medidas sustitutivas para saber cómo era el hacinamiento cuando ellas estuvieron recluidas. Ambas manifestaron que hay un hacinamiento exagerado.
María, a quien le hemos cambiado su nombre por seguridad, detalló que en los tres meses que estuvo en la excárcel de mujeres de Ilopango, el hacinamiento fue extremo, al punto que estuvo en un lugar llamado «la galera», donde había cientos de mujeres, que con el tiempo terminó por saturarse.
Contó que por eso tuvieron que trasladar a un buen grupo al «módulo», donde estaban las activas en pandillas. Al llenarse la cárcel, las tuvieron que trasladar a Apanteos, en Santa Ana, donde solo estuvo un mes antes de salir.
“El problema es que el hacinamiento desmedido que se ha dado ha generado que se esté violentando este derecho, ya que mucha de estas mujeres que ya están penadas, y que tendrían que salir con las herramientas necesarias para afrontar su regreso a la sociedad, no contarán con los medios necesarios”.
Otto Flores, abogado penalista
Margarita (nombre también falso) permaneció, por su parte, cuatro meses en la excárcel de Mujeres de Ilopango y los últimos tres en Apanteos. Dijo que un baño era para 257 mujeres y se debían turnar para utilizarlo. Agregó que las celdas eran aproximadamente para 70 reclusas, pero que en la que ella estaba había más de 250.
Entre los programas que reciben las privadas de libertad están los psicosociales, que en su mayoría son impartidos por organizaciones y que consisten en procesos formativos. Pero por la restricción de acceso a los diversos centros penales, no se están llevando a cabo.
Una fuente penitenciaria informó que en efecto varios programas se han suspendido, incluidos los que son para los privados y privadas que están en semilibertad y libertad condicional. Refirió que los programas que siguen son los relativos a educación y alfabetización, pero solo para las personas ya condenadas. A las personas capturadas del régimen no les dan programas laborales, solo formativos, aseguró esa fuente.
Fuente: La Prensa Gráfica
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