Presentación del libro de Andrés Piqueras junto con Martín Martinelli y Luciano Nazareth Chanique: “De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. Un debate crítico con los «post» y los «neo» marxismos (2022)”.
– Martín Martinelli: Nos gustaría que nos cuentes ¿Cómo fue pensado este libro? Y ¿cuál es tu intención, a quienes querés llegar con ese libro?
– Andrés Piqueras: He intentado verter una parte importante del trabajo colectivo que venimos desarrollando con el Observatorio Internacional de la Crisis, desde hace al menos 12 años, sobre precisamente la crisis sistémica que atraviesa este modo de producción. Quería reflejar cuáles son las claves básicas de esa crisis sistémica. Por qué esas claves están cada vez más activadas, están en proceso de acentuación y después, cómo esto en vez de traducirse en formas alternativas de pensamiento, de acción, en conjunto de praxis, ha llegado más bien a producir todo ese fenómeno de lo post. Para mí está secretado directamente por este modo de producción en decadencia, por la degeneración del mismo.
Como una manera también de diluir el pensamiento fuerte, las claves que pueden permitir ese pensamiento en acción, la praxis y por tanto también las posibilidades de organización y de construcción de sujetos colectivos altersistémicos. Podemos hablar de que estamos penetrando los distintos ámbitos de las ciencias y también de la realidad cultural con el posmodernismo en general, que se instaló en lo cultural, como postestructuralismo, que se expandió por todo el ámbito filosófico. Ha tenido su réplica también en el postmarxismo, en el campo teórico político. Ese paradigma post está cada vez más ajeno a la construcción de la ciencia, la construcción científica, y ha llegado al punto incluso de presumir de descartar la verdad, o de hacer gala de occidentalizar la historia.
Historia que es vista como una sucesión de meros accidentes que no tienen una transversalidad explicativa. Esto es lo básico que podemos decir en el plano académico, pero tienen una ramificación también política muy importante que es la que he venido llamando “impolítica”, sobre todo en dos sentidos decisivos. Uno es el “apolítico” o “apoliticismo” de gran parte de las elaboraciones y de las propuestas teórico-prácticas, e incluso de las propuestas sociales, como en su versión o en su vertiente más extrema, que a menudo se transforma directamente en antipolítica: “…no no no, si entra la política en juego o entra la política de por medio… ¡¡¡suciedad!!! ¡¡¡corrupción!!! ¡¡¡porquería!!!, ¡¡¡no queremos saber nada con eso!!!…”.
Esta sería la primera vertiente, la “apolítica” y “antipolítica” y una segunda (vertiente) sería la de la “política inocua” para el sistema, es decir, proponer medidas, intervenciones, vías de in(acción), etc. que son absolutamente digeribles y absorbibles por el sistema, que no le hacen ningún daño. Tanto los neomarxismos como los postmarxismos están en ese juego fundamental, en una de esas dos vertientes de la “impolítica”: o “apolítica” o “política inocua”. Quería resaltar, hacer la combinación de esto, de cómo precisamente cuando el sistema entra en esa degeneración cada vez más profunda, genera todo un entramado ideológico-teórico, académico, un paradigma “post” que viene a permitirle al menos vida ideológica, vida en las conciencias, en la conformación de las subjetividades y en el control de las poblaciones.
Cuando hablamos precisamente del libro de Vincent Bevins “El método Yakarta” (porque dedico el libro precisamente a los millones de comunistas que lucharon al menos en el siglo XX, por un mundo mejor, por un mundo por supuesto sin explotación y sin opresión), en esa degeneración ya se preveía la anulación, la eliminación o la inoculación de todas esas fuerzas altersistémicas, que de una u otra manera hubieran podido desarrollar un orden social diferente, una cosmovisión distinta y esto fue un proceso sistemático de exterminio desde los años 70 del siglo XX o ya en el golpe contra Sukarno en Indonesia. Como desgraciadamente se sabe muy bien, el hecho de haber exterminado y dejado más o menos inermes o sin capacidad de intervención a los sujetos colectivos antagónicos, antisistémicos y especialmente los comunistas, implicó que toda la degeneración del sistema no tuviera realmente enemigos internos, no tuviera fuerzas internas que pudieran construir alternativas, no tuviera el sujeto colectivo, el intelectual orgánico, del que nos hablaba Gramsci, capaz de no solo perfilar mundos distintos sino de encauzar la praxis hacia esos mundos.
Nos hemos venido viendo dar “palos de ciego” a lo largo de bastante tiempo, para poder de una u otra manera construir sujetos colectivos (pequeños) fuera de las grandes organizaciones de masas, que al menos mantuvieran la llama de la alternatividad, porque las grandes organizaciones de masas han sido deshilachadas o integradas en el sistema. Distingo claramente en este libro, como en otros de mis trabajos, entre la “izquierda integrada” (la izquierda del sistema) y la “izquierda altersistémica” (o izquierda integral). La gran mayoría de esas organizaciones que en otros tiempos fueron altersistémicas han sido o han venido siendo integradas. Esto también lo quiero de alguna manera analizar en este libro y en algunos otros trabajos. Habéis de tener en cuenta que mi preocupación y mi interés en los últimos 10 o 12 años ha sido intentar dar algunas de las claves precisas y profundas del análisis de la fase del capital actual, cosa que hoy desgraciadamente brilla por su ausencia en la gran mayoría de los análisis académicos que uno puede leer, incluso de académicos de izquierdas.
En el libro “La opción reformista entre el despotismo y la revolución” (Andrés Piqueras, 2014. Ed. Antropos) intenté hacer la evolución histórica del capitalismo a través de las luchas de clases, de cómo se había dado el perfilamiento en las distintas caras que ha ido asumiendo el capitalismo en unos y otros lugares en función de esas luchas, algo que creo que era una asignatura pendiente a hacer también en todo este proceso y que luego profundicé en “La tragedia de nuestro tiempo, la destrucción de la sociedad y la naturaleza por el capital”. Lo que he intentado hacer en este último libro ha sido recoger tanto algunas de estas claves ya analizadas anteriormente, como las que venimos trabajando en equipo, en el Observatorio Internacional de la Crisis, desde hace al menos 12 años sobre esta crisis sistémica.
Entonces ir entrando cada vez más en profundidad en algunas de estas claves y analizar también el porqué de la “impolítica”, el porqué de los “post” en estos momentos, cuando más paradójico parece, instalando toda esa ilusión de pensamiento en la que no hay enfrentamiento directo a los Poderes fuertes del capital, sino que por el contrario hay casi connivencia con un sistema que está en degeneración, se antoja decisivo, porque sería difícil de entender en otros momentos históricos.
– Martín Martinelli: ¿Cómo relacionás (en otra entrevista lo has mencionado, como la intención de idiotizar) esto de “post”, con la atomización del “movimiento popular”, de los “movimientos sociales”, dispersos o incluidos en el engranaje capitalista? Me interesaría saber, cómo pensás la cuestión de esta visión de una ciencia también atomizada, donde no hay una visión de entender el mundo como un todo. ¿Cuáles son para vos esas claves interpretativas de una visión panorámica?
– Andrés Piqueras: Se trata del análisis de la totalidad concreta que decía Marx, que es producto de infinidad de circunstancias y de procesos que están por debajo, que son subterráneos y que no se ven, por eso hay que ir a las raíces de las cosas, por eso tenemos que ser radicales y es algo que debemos reivindicar desde el marxismo y desde el materialismo histórico-dialéctico. Porque muchas veces se llaman radicales a cuatro canallas que tiran petardos por aquí o por allá y son de la extrema derecha, esos no son radicales, esos son o esos pueden ser extremistas, puede ser exaltados, extremistas o ultras, pero ser “radical” es otra cosa mucho más profunda, es ir a la raíz de las cosas, de los acontecimientos de los procesos, de la realidad de aquello que subyace y que no se ve a simple vista, e intentar transformarla desde ahí. El capitalista es un sistema que se diferencia de otros en los que se sabía claramente dónde estaba el opresor y el oprimido, dónde estaba la fuerza del poder, se sabía dónde y cómo la economía y la política estaban unidas en una misma clave de poder.
En el sistema capitalista la explotación pasa desapercibida, es una mistificación, pensar que a la persona asalariada le están pagando por su trabajo, es muy difícil percibir que en realidad lo que le están pagando es el precio de su fuerza de trabajo. Que Marx descubriera estas cosas es un hito absolutamente clave, las consecuentes “desfetichización” y desmistificación de la realidad, se las debemos al materialismo histórico, dialéctico. Si no fuera por las repercusiones que tiene para el poder, hoy probablemente el no decirse marxista sería, como diría nuestro compañero Atilio Borón, como decir que no eres copernicano, que es el sol el que se mueve alrededor de la tierra. Sin embargo, el sistema y todos sus elementos de poder del mismo, hacen lo posible para que cuestiones sociales permanezcamos en un estadio precopernicano, y los mecanismos y entresijos de la dominación y la explotación sigan camuflados.
Entonces, es vital tener las claves profundas de los procesos, saber desentrañar sus raíces. En cambio, el posmodernismo es una vuelta a la superficialidad, una involución pre-marxista, que se extiende en lo cultural, y que tiene su réplica en el post estructuralismo, que se expande por todo el ámbito filosófico, mientras que el “postmarxismo”, en realidad pre-marxista, lo hace en el terreno teórico-político. De hecho, llegan a la “posciencia”, léase “preciencia”, que descartan la verdad. Y lo que estábamos hablando también antes, hacen de la historia una sucesión de accidentes sin causas, sin ningún elemento transversal de explicación de la misma. Parece que si hablas de causalidad estás hablando de determinismo, la ideología y la política se desligan de las relaciones sociales, para los “post” son entidades que salen por su cuenta que tienen vida propia, los antagonismos se convierten en meras divisiones discursivas, porque el discurso se hace el ‘sujeto’ en sus elaboraciones.
Aquí lo importante para ellos, para todos los posts, no es la base material que puedan tener unos y otros sujetos, unas y otras elaboraciones teóricas, unas y otras praxis, sino quién tiene mayor agudeza y habilidad para imponer su discurso. Los sujetos políticos, por tanto, también se transforman en colectivos laxos articulados solo argumentalmente o discursivamente. En el momento en que ese discurso decae, los sujetos se disuelven, se diluyen porque ya empiezan a aparecer visiones alternativas de esos discursos, a introducir claves nuevas o una frase nueva o a correr la coma para un lado. Entonces al final, lo importante explicativamente no es el Modo de Producción sino el Modo de Discurso. Desmontar todo esto e incidir en su perniciosidad tanto para la academia como para la política como para la sociedad, es lo que he pretendido entre otras cosas en este libro.
– Martín Martinelli: El rol del intelectual que estás pensando todo el tiempo y el rol de las ciencias sociales con el objetivo de esa visión crítica y a partir de eso, ¿Cómo ves esa esta guerra mediática, esta guerra híbrida, pero sobre todo esta narrativa, las narrativas en Europa, las narrativas a nivel mundial con lo que está sucediendo hoy en día?
– Andrés Piqueras: parto de una premisa que considero básica en estos momentos y es que el mundo está en guerra total, eso por llamarlo de alguna forma. La guerra total significa que es una guerra multidimensional, es una guerra militar pero no militar convencional. Es una guerra paramilitar, es una guerra con terrorismo de por medio, con terrorismo además perfectamente planificado y diseñado, es una guerra bacteriológica, es una guerra biológica, es una guerra mediática, es una guerra cognitiva, por supuesto económica, cibernética; se libra también en la estratósfera. Se juega en todos los campos, por eso el campo de batalla ya no son necesariamente las trincheras clásicas o los grandes espacios abiertos de enfrentamiento entre ejércitos. Los campos de batalla están en todos lados, pueden ser la esquina de una calle, el camino por el que vas a una sala de discoteca, la cabina de un avión o el vagón de un metro.
En esa guerra total una de las claves importantísimas para el sistema en donde todavía el Eje Anglosajón no tiene rival es en lo que se llama el Poder Blando (soft power), la Guerra Cognitiva, el control de las conciencias, la fabricación del relato que Europa lleva construyendo desde al menos el siglo XVI. Cómo es el mundo y cómo somos nosotros, la imagen de que “el mundo tiene que construirse alrededor nuestro” (léase eso que llaman “occidente”), eso todavía no se ha perdido. Por más que económicamente, estratégicamente, energéticamente e incluso militarmente hayan surgido posibles rivales en una escena mucho más multipolar, en el control todavía del relato y por tanto en la fabricación de la verdad, casi no tienen todavía rival.
Y eso quiere decir que miles de millones de seres humanos en todo el planeta todavía se basan en la construcción de la verdad del mundo que genera el conjunto mediático estadounidense. Además de estar en manos de unos cuantos fondos de inversión también conocidos como ‘Fondos Buitre’, están por supuesto vinculados a determinados intereses de servicios de inteligencia estratégicos y de aparatos militares y políticos de las potencias dominantes del mundo. Mientras tengan toda esta parafernalia de ‘medios’, no solo radios, televisiones, la absoluta mayor parte de lo que se accede en internet, el cine, la música, prácticamente todo lo que se escucha y ve, quiere decir que la batalla cognitiva es una de las más duras de las que tenemos por delante. Eso es lo que me movió a pasarme tres años y medio intentando desarticular algunas de esas construcciones teórico académicas, hacer ese esfuerzo al menos por la batalla cognitiva.
Siempre pareció que la batalla de las ideas era propia de “intelectuales”, que querían salirse del campo de la lucha social, de no meterse en el barro y decir “…bueno yo me dedico a escribir y tal…”. Pero es que creo que cada vez es más importante, por eso pienso también que la ciencia y la academia no deben estar para escribir libritos y guardarlos en bibliotecas y que luego te sumen un currículum más o menos brillante, sino precisamente para debatir en espacios como este. Entiendo con ello que es un deber, no una generosidad, sino un deber nuestro, el poder compartir todas estas cosas. Por ejemplo, en espacios como el vuestro.
– Martín Martinelli: Justamente esa parafernalia ese eurocentrismo (occidentalocentrismo), la posición también de Estados Unidos, que se asentó después de la Segunda Guerra Mundial, creo que ese patrón que marcas, del imperio británico y del Eje Anglosajón para decirlo en un solo término, no es nada más colonizar y conquistar tierras y extraer las materias primas y explotar a los hombres, sino que también colonizar la mente del colonizado y que este piense que el otro es superior, y que está bien que lo haya colonizado, eso es superior quizás a que les roben metal o los metales preciosos.
– Andrés Piqueras: creo que si hay algo que tienen de interés y de valía los estudios post coloniales y decoloniales es precisamente resaltar eso, luego tienen muchos otros defectos, pero por lo menos esto es básico de resaltar.
– Martín Martinelli: Actualmente nos encontramos en un mundo, como decís vos en guerra total, donde no sabemos si va a implosionar algo en Taiwán, además de Ucrania, como lugar de provocación a China, si va a pasar con Irán con Israel, porque no es solo la persecución de 20 años diciendo que estos países son terroristas, sino que también se bombardean y se destruyeron a Afganistán e Irak, que están rodeando a Irán, Afganistán que está en contacto con China y cercano a Rusia también, se prohíbe a Irán el desarrollo de armamento nuclear que sí tiene Israel. Es decir que al mismo tiempo se convence al público de que el enemigo y que los terroristas son los musulmanes o los países “árabes”, o cualquiera que no tenga ese escudo del poder blando anglosajón. ¿Cómo interpretas estos hechos que ustedes están volcando en el Observatorio de la Crisis con artículos propios y de otros, pero esa geoestrategia del caos (que también definiste en otro artículo)?
– Andrés Piqueras: eso quiere decir que todo aquel que no se subordine “al mundo basado en reglas” que ha dictado a Estados Unidos como potencia hegemónica desde la Segunda Guerra Mundial, es considerado inmediatamente enemigo a abatir, a destruir. En estos momentos Estados Unidos en su particular degeneración, porque claro no solamente está en degeneración el sistema sino su principal potencia, la que sintetiza el sistema en cada momento histórico (existe una potencia que sintetiza todas las claves de dominación y de acumulación del capital, la reproducción de acumulación del capital y del poder, etc.), creo que ha decidido que por ahora le es suficiente con destruir lo que otros intentan construir, porque no tiene posibilidades ni alternativas de generar un nuevo orden del que se beneficie ni ella ni siquiera ciertas partes de la humanidad.
En estos momentos todo lo que genera el Eje Anglosajón con sus subordinados de la OTAN es destrucción, barbarie, caos. Baste con ver qué han dejado allá donde han intervenido: Afganistán, Irak, Siria, Yemen, Somalia, Sudán, Libia, por dar solo algunos ejemplos. Si hablamos de la propia Europa, tenemos Yugoslavia y en el presente Ucrania, que la han sacrificado en su guerra contra Rusia. Entonces, generan pura barbarie, agujeros negros de barbarie, en donde no pueda haber poderes centrales que sean capaces de articularse con ese eje de la estabilidad, de construcción de un mundo diferente, basado en “ganar-ganar”, de relaciones comerciales diplomáticas y demás, que está construyendo China con su Ruta de la Seda y demás.
Entonces, ¿por dónde pasan todas esas agresiones?, una de las dimensiones de esta guerra total también es la guerra económica, que muchas veces se sublimiza con el término de “sanciones económicas”. Como si una potencia se pudiera erigir en juez y parte para sancionar a otros sin presentación de pruebas, sin testigos de cargos, sin juicios, sin organismos internacionales de por medio que lo decidan. Y EE.UU. ha decidido unilateralmente que sus normas son extraterritoriales y que puede así agredir a quien quiera. Las sanciones económicas hacen auténticos destrozos, causan mortandad y sufrimiento sin nombre, en aquellas sociedades en las que se aplican, a menudo con mucho mayor número de muertes que las que puedan generar determinados bombardeos. Pero como ocurren en las casas, en los lugares en donde vive la gente, por falta de alimento, de medicinas, de atención, por lo que fuere, pues no se recogen en ningún medio, pero esa guerra económica, esas sanciones, son “armas de destrucción masiva”, brutales, condenadas por la ONU. Más de 15 países en estos momentos en el mundo están siendo agredidos de esa forma, algunos tan empobrecidos como Zimbabue o Sudán, o la propia población yemení.
¿Cómo puedes mantener esto y hablar al mismo tiempo de democracia, de derechos humanos y de derecho internacional, de respetar las normas del derecho internacional, una supuesta comunidad internacional preocupada por los derechos, la democracia, la libertad y otras proclamas como esas?; ¿cómo puedes al mismo tiempo hacer las dos cosas?, si no fuera porque ellos tienen el control mediático y cognitivo de la mayor parte de la humanidad que no tiene acceso a ninguna otra visión u opción de conocimiento que no sea lo que transmiten a través de sus millones de medios, no se explicaría que tales clamorosas contradicciones no suscitaran indignación mundial. Por eso son tan importantes programas como el que aquí hacéis, aunque parezcan cosas pequeñas.
– Martín Martinelli: es un granito de arena en una playa. Me gustaría que nos cuentes tu impresión sobre China y hasta qué punto lo de Ucrania, o sea la ampliación de la OTAN que derivó en esta reyerta entre Ucrania y Rusia, podría verse como una especie de freno en una Nueva Ruta la Seda por un lado. Por otro quería agregarle un matiz a eso, un artículo titulado “Dos Revoluciones”, propone la revolución de 1917 de Rusia, como la Unión Soviética, como lo que marca su impronta el siglo XX y la Revolución China de 1949 como la que va a marcar el siglo XXI. Eso contradice la intención estadounidense del proyecto del Nuevo Siglo Americano. La podríamos contrastar con lo que hace China, al menos a su interior, dónde sacó de la pobreza a varias decenas de millones de habitantes.
– Nazareth Chanique: un dato, 850 millones de habitantes, a esos millones sacó China de la pobreza y de la pobreza estructural a la población, según fuentes del Banco Mundial.
– Andrés Piqueras: justo cuando en casi todo el resto del mundo se va incrementando el hambre y la pobreza estructural, China es capaz de sacar de ello a su población, pero a esto le siguen llamando nuestros medios “dictadura”. Todo ese poder blando cognitivo, en cambio, señala impúdicamente a la India como “la mayor democracia del mundo”, justo el país donde muere una persona de hambre cada 4 minutos y dónde tiene millones de niños desnutridos absolutamente. Entonces, si una democracia hace que muera una persona cada cuatro minutos de hambre y una dictadura salva a 800 millones de personas del hambre y la pobreza estructural, tendremos que irnos con la “dictadura”.
– Martín Martinelli: Y si la democracia más grande, más representativa o más simbólica del mundo es la que, como venís explicando, por un lado, bombardea algunos países, por el otro, genera sanciones y bloqueos económicos a otros, y encima muestra una cara anversa de todo eso escondiéndolo, una de las grandes estrategias de capitalismo es enmascarar todo eso y echarle la culpa a ese enemigo.
– Andrés Piqueras: La degeneración del hegemón capitalista es ya tan brutal que ya ni siquiera con todo su poder mediático pueden ocultar del todo lo que hacen en el mundo, el caos que generan por doquier. Cómo utilizan los elementos de su “orden basado en reglas” para destruir países, para hacer lo que les da la, ignorando y violando directamente las propias normas internacionales recogidas en la Carta de la ONU, para imponer condiciones a todos los demás. Por otra parte, entrando en sus condiciones internas, ¿cómo está la propia sociedad estadounidense? viviendo en tiendas de campaña en las calles porque no se pueden pagar pisos, que cada vez que hay un suceso climático adverso mueren decenas de personas. Ese mismo suceso climático adverso pasa por Cuba y la mayoría de las veces no tiene ni una sola muerte que lamentar, solo por decir algunas cosas, que parecen más o menos anecdóticas pero que marcan dónde estamos, en el momento en que estamos.
Sigue utilizando como digo todo su poder blando para convencernos de quienes son los malos a eliminar. Sobre lo que me comentabas antes, te diría algo muy importante, muy claro, que creo que ya a casi nadie se le escapa: Estados Unidos, el Eje Anglosajón y sus subordinados (a veces hablar de los subordinados de la OTAN es como hablar de perritos falderos, es que es tan triste que “da cosa”, porque casi ni hay que nombrarlos, están ahí para lo que les mande, el amo les tira un trozo de pan y van detrás), tienen como objetivo final a China, porque el enemigo sistémico de Estados Unidos es China. Y si es cierto que prácticamente ninguna potencia en la historia se ha dejado relevar sin guerra, la diferencia con otros momentos históricos es que hoy la potencia dominante tiene capacidad de destrucción total. Pero para empezar a entrar en ese objetivo final necesitan antes quitarse de en medio al principal aliado de la dupla que está construyendo esa posibilidad del mundo alternativo, y es Rusia. Que es una potencia militar y energética pero no económica, ni demográfica. Entonces, han decidido que es más fácil enfrentarse primero a ella. También porque con ello debilitan definitivamente a Europa.
Porque Estados Unidos, el Eje Anglosajón, con este golpe en Ucrania está dando en varios lugares a la vez: 1) Aislar a Rusia de Europa, 2) Atacar a la propia Unión Europea, a la cual deja descuartizada. Toda la rivalidad económica que podía tener el crecimiento alemán a la que se la viene llamando “locomotora europea” y todo eso, a partir de ahora y con la voladura del Nord Stream 2, se la da un mensaje clarísimo: prohibido conectarse con Rusia, prohibido recibir fuentes energéticas rusas. Y 3) La posibilidad de Eurasia como una entidad política que relegaría al Eje Anglosajón, queda desarticulada. Eurasia es la mayor masa de tierra emergida que existe, donde está la mayor parte de recursos y dónde está la mayor parte de la población del mundo. Frente a eso los anglosajones se ubican en dos islas. El propio H. Kissinger dijo “Nosotros somos una isla grande, poderosa, pero estamos aislados del resto del mundo y nuestro enemigo es Eurasia y debemos impedir por todos los medios que Eurasia se constituya en una entidad político social, con un carácter propio”.
Porque con toda esa conectividad energética, Eurasia sería imbatible. Basada, además, en otras reglas totalmente distintas. Pero la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia a través de Ucrania deja a Europa prácticamente sin recursos. Algunos autores dicen que de vuelta a la Edad Media. No sé, pero por lo menos, un retroceso brutal en términos energéticos económicos es seguro. Acompañado de retrocesos sociales y políticos, por supuesto. Europa se está renazificando a marchas agigantadas ya no solo porque sean los nazis los que controlan los grandes resortes del poder en Ucrania, sino porque cada vez adquieren presencia decisiva en más países. Véase por ejemplo Italia ahora mismo (Giorgia Meloni). Pero están ahí en la mayor parte de Europa, y adquiriendo cada vez más poder, más presencia, más importancia en la Guerra Cognitiva, cada vez son más aceptadas sus propuestas, sus bestialidades racistas, clasistas, de género, antiecológicas, etc.
A diferencia de otros tiempos, el nazismo o el fascismo hoy, probablemente, no se implantará a través de marchas, como la Marcha sobre Roma (movilización fascista, liderada por Benito Mussolini, Italia 1922), o golpes, sino mediante votos y puede que, sin militarización excesiva, aunque siempre con movilización alienada de las poblaciones. Todo ello favorecido por el proceso de involución en Europa. Porque EE.UU., con la ayuda inestimable de la propia UE, está promoviendo la ruina económica de este subcontinente o pseudocontinente. Al corte de suministros energéticos rusos, el Eje Anglosajón la está obstaculizando buena parte del comercio con China. Es decir, corta al mismo tiempo el suministro, las relaciones con Rusia y dificulta cada vez más el mercado chino, en el que la Unión Europea era uno de sus socios principales, por lo que va aislando y empobreciendo a Europa.
Europa no es un gran continente, Europa es un pedacito de Eurasia. Entonces que ese pingajito se quede solo, una peninsulita pequeña, sin apenas recursos de ningún tipo, es una catástrofe para Europa. La pregunta del millón es: ¿por qué los líderes europeos y más allá de los líderes europeos (que al fin y al cabo son solo la fachada del poder) y la clase capitalista europea en su conjunto se suicida? Yo nunca había visto una clase capitalista entera continental suicidarse, había visto a lo largo de la historia unas clases capitalistas que se derrumbaban, pero una continental entera suicidarse es el primer experimento histórico. Esto algún día los historiadores del futuro lo explicarán, pero como algo sin precedentes, una inmolación total, sin nada, sin réplica, sin chistar, obedeciendo al amo directamente, “¿qué tenemos que hacer? ¿cortarnos el cuello? ¿las venas? ¡rass! ¿y cuando empiecen a levantarse nuestras poblaciones?, que necesitan calefacción, necesitan energía, necesitan alimentos… entonces ¿qué hacemos con ellos? ¡ahí están los perros! (represión): las nuevas formas fascistas de control y gestión política y social. Y esto es lo que hay, esto es lo que se viene desgraciadamente si no se hace nada rápida y contundentemente.
– Nazareth Chanique: podríamos también pensar que no solamente se van a empezar a preguntar, el conjunto de la comunidad europea, los 700 millones de personas (la Unión Europea solamente con 447 millones de habitantes, Francia con la mayor población EN REALIDAD ES ALEMANIA LA QUE TIENE MAYOR POBLACIÓN) con un requerimiento y un nivel de vida, una calidad de vida que obtienen (al igual que hoy al frente la casa, porque hoy Europa es el fondo, el patio de atrás, pero al igual que en el frente de la casa, como “los señores del casco de la estancia”) en detrimento y por la precariedad de los niveles de vida de otras poblaciones (periféricas). Porque no hay forma de explicar que haya ciertos niveles de vida de determinadas clases sociales (en Europa), ese nivel de vida, de lujo, de suntuosidad, de ostentosidad incluso, sin la observación realista de la precariedad de otros pueblos. Más aún diría, que cuando empiecen los cientos de millones de europeos a preguntarse, cómo vamos a hacer para seguir sosteniendo: nuestro nivel de vida, nuestro consumo energético, nuestros estándares, nuestras primeras marcas, nuestro aparato productivo, nuestros semiconductores, todas esas cantidades (en producción) de las fábricas alemanas, Alemania como la fábrica de Europa, al llegar el invierno etc. Cuando vengan todos esos interrogantes, más aún se van a empezar a preguntar, como en Moldavia y muchas otras poblaciones, ¿por qué no nos vamos para el otro lado (cual muro) en vez de seguir por acá?
– Andrés Piqueras: por eso están cortando los vínculos todo lo que pueden. Pero tú has dicho algo que es definitivo “Europa se está convirtiendo en el auténtico patio trasero de Estados Unidos”, hay una expresión que, con perdón de la misma, lo define bien, que es la de la “puertorriquización de Europa”. Es carísimo lo que está pasando, incluso Suiza que presumió históricamente de neutralidad ya también ha tenido que entrar en el saco de las sanciones contra Rusia. Las respuestas a esto son muy difíciles, pero al menos hay que tener algunos elementos claves de análisis. Para empezar, saber que Europa está ocupada por las fuerzas militares estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial. En concreto Alemania es el segundo país con más bases militares de Estados Unidos, después de Japón, por muy poquito, con armas de destrucción masiva en su territorio y con decenas de bases militares. Hay otros países que tienen también una buena colección de ellas, como Italia, Holanda y demás. La propia Inglaterra por supuesto. Entonces ¿de qué estamos hablando? A lo mejor así podemos entender por qué hay una clase capitalista que no se atreve a rechistar, a decir nada, porque estamos ocupados militarmente, sencillamente eso. Pero el problema ya no es de aceptar algo inevitable, el problema es ser rastrero y encima intentar engañar a tu población diciendo majaderías continuas, de “libertad”, “democracia” y demás. No ser capaces al menos de decir que las posibilidades de salir bien de todo esto son muy pocas. Dicen, en cambio, devergonzadamente, que vamos a salir todos bien de esto, que vamos a buscar fuentes energéticas alternativas, a hacer no sé cuántas cosas… y al final todo va redundando en comprar cada vez más energía a Estados Unidos, cada vez más cara, por supuesto. Mucho más cara que la de Rusia, que está al lado, mientras que la norteamericana tiene que ser trasladada por todo el Atlántico para acá, aparte de toda la porquería del fracking que utiliza Estados Unidos.
– Martín Martinelli: En tu artículo “Occidente contra Rusia y China” (donde ya marcas históricamente desde cómo se mintió sobre los entre 25 y 27 millones de soviéticos muertos y se pusieron sobre el tapete otras poblaciones, no las soviéticas como los grandes vencedores del nazismo, mostrás que ya estaba al acecho desde el 2014 con el Maidán en Ucrania, y desde otras formas, ciertas vertientes de rusofobia o estar contra los rusos. Sin embargo, el temor estadounidense de una alianza Ruso-China que no se dio cuando los dos tenían un modelo productivo semejante comunista, que Nixon pudo entrar y hacer una cuña entre esos dos países que por geografía tienden a entenderse y esto cambió en 2001, cambió con la OCS. ¿Cómo lo observas con esta guerra mediática?
– Andrés Piqueras: El Eje Anglosajón ha intentado dividir a Rusia y China desde hace tiempo. Como tu bien has dicho la visita de Nixon a China en los años 70 tiene como objetivo precisamente empezar a separarla de Rusia y se consigue a costa de ciertos pactos y de inversiones de Estados Unidos que se desarrollarían a partir de entonces en China. País que en algún momento cumplió un papel un poco extraño en las cuestiones geoestratégicas de enemigos y amigos, enfrentándose a la URSS. Pero precisamente hoy, que Rusia y China muestran seguir proyectos políticos distintos, es cuando se dan también unas coordenadas muy diferentes. Hay, por ejemplo, claves que son vitales de entendimiento de defensa mutua. Es evidente cuando Estados Unidos (el Eje Anglosajón) y la OTAN le dicen a China que tiene que dejar de suministrar no sé cuántas cosas y de ayudar a Rusia, que también tiene que aislar diplomáticamente a Rusia. La portavoz china les dice: claro hombre, está muy bien, vamos a ayudaros a acabar con Rusia para que luego podáis atacarnos a nosotros tranquilamente sin obstáculos.
Así que Rusia se juega su existencia en este conflicto, y con ella China. Se juega su propia supervivencia porque toda la ofensiva de la OTAN con el Eje Anglosajón enfrente, es la destrucción total de Rusia y su división en diferentes partes. En uno de los proyectos de desmembración del país eslavo había tres partes claramente establecidas, la Rusia europea, la Rusia siberiana y la Rusia del extremo Oriental. Pero hay planes que conllevan bastantes más divisiones del territorio ruso. Estados Unidos no se va a contentar ya con la desmembración de la URSS, quiere desmembrar a la propia Rusia y dejarla convertida en un país insignificante, lo que estuvo a punto de conseguir en tiempos de Yeltsin. Prácticamente estaba entregada Rusia, se empobreció como ningún otro país en tiempos de paz. Es decir, solamente tiene parangón en la pérdida de una guerra, que al fin y al cabo se perdió, esa que se llamó la Guerra Fría fue una forma de dirimir la Tercera Guerra Mundial. Y afectó a todos los parámetros, hasta la propia esperanza de vida. Es un país que se reprimarizó brutalmente, sólo a exportar energía; lo digo también porque cada vez oigo más sobre el hecho de que esto pueda ser una lucha entre imperios. ¿Cuáles son las claves para designar a Rusia como imperio? ¿Qué control financiero mundial, que control económico mundial tiene? ¿Cuántas transnacionales tiene dominando el eje comercial, económico mundial?
Todos los conflictos continuos e intentos de revoluciones de colores que la vienen montando en todo lo que es la panza blanda de Rusia, en torno a sus ex repúblicas soviéticas, todo lo que allí se está haciendo en sus fronteras con China, India, etc. es parte de ese plan. En algún momento las élites rusas tienen que ser plenamente conscientes, porque parece que ahora mismo en Rusia hay sectores que albergan ciertas dudas de si todavía se puede llegar a acuerdos con “Occidente”, y probablemente eso hace que Rusia no emplee su verdadero poderío militar en Ucrania (a parte para no diezmar a la población como hace Estados Unidos cada vez que bombardea o invade un país). Pero no sé si se dan cuenta por fin de que el Eje Anglosajón sólo busca su destrucción. Cuando estuvieron a punto en Turquía de llegar a ciertos arreglos conducentes a un camino de paz, el Eje Anglosajón lo boicoteó decididamente.
Si el pueblo ruso y sus élites no entienden esto, no sé si no van a empezar a pasarlo peor, porque el objetivo final es ese. A no ser (que al fin y al cabo viene a ser lo mismo) que logren deshacerse del sector soberanista y pongan a títeres ahí al frente del gobierno, que terminen uniéndose a la guerra final contra China. Eso podría ser una solución, pero de todas formas lleva a la destrucción de Rusia a medio plazo, la llevaría también a la destrucción.
– Martín Martinelli: También se habló de ese cambio de intención del Occidente Colectivo, de sacar a Putin del poder. Te pregunto porque creo que es clave el espacio postsoviético, porque no conforme con haber debilitado a Rusia, con esa disección entre 15 nuevos países, pero esos países los llamados “stan” por donde pasan los gasoductos o donde también proveen de gas, Estados Unidos ha tenido como uno de sus objetivos y en una especie de guerra por las materias primas. ¿Habría una especie de no conformarse con eso e ir también sobre Rusia, con haberla diseccionado sino continuar con ese plan de destruir? El porqué del objetivo de Rusia y China (competidor sistémico), porque son los dos competidores hegemónicos que ellos consideran.
– Andrés Piqueras: por supuesto, pero además son dos competidores capaces de articular en torno a sí a otros actores estatales, como Irán, Venezuela, Corea del Norte, la propia India poco a poco, en fin, en Asia empiezan a irse les de las manos las cosas para “Occidente”, sobre todo tras su vergonzosa huida de Afganistán (hay un antes y un después en la dominación imperial tras esa escapada estadounidense de Afganistán). Tampoco han podido con Siria, que no lograron destruirla del todo gracias a la intervención de Rusia (obviamente, si no ahora mismo estaría ondeando la bandera de Isis en Damasco, porque son sus yihadistas, son sus paramilitares y cuerpos de ejército mercenarios, los que utilizan para desestabilizar o destruir territorios). Ni siquiera han sido capaces de vencer a Yemen. Aun así, hoy están abriendo otro frente de guerra en el Sahel, en África del Norte, el frente sur de la OTAN, donde ya se están realizando maniobras militares con Marruecos (la postura de España con respecto al Sáhara, su traición al pueblo saharaui, tiene que ver con todo ello), y se infiltran de nuevo paramilitares, mercenarios y yihadistas. ¿Os acordáis de Mali que acaba de echar a alemanes y franceses de su territorio que decían que estaban allí para luchar contra el terrorismo y desde que instalaron sus tropas no han hecho más que multiplicar la desestabilización?
Y vemos ahora la toma de postura de Burkina Faso, ahí un capitán acaba de deshacerse de la intervención francesa. Por las mismas razones vamos a ver si pueden librarse de las agresiones imperiales. Poco a poco los países africanos van reaccionando ante ello.
– Martín Martinelli: ¿Cuántas bases militares tienen en América Latina o en África? ¿Cuántas armas nucleares tiene depositadas en estos países o en Alemania?
– Andrés Piqueras: 118 sólo en Alemania. ¿En cambio Rusia? Ya estoy viendo esas definiciones nuevas de imperialismo que se dan desde distintos frentes “intelectuales” y académicos para poder incluir ahí a Rusia como sea. Claro un país que prácticamente se queda en ruinas y que empieza a resoberanizarse, es el experimento histórico de resoberanización más contundente y rápido al que hemos asistido en estos dos últimos siglos. Y esto es importantísimo, es lo que no aguanta el Eje Anglosajón, la soberanía, eso que tienen en común países como Irán, Siria, Corea del Norte o Venezuela.
Ellos te dirán que eso es malo, que es dictadura. Pero por supuesto, las dictaduras amigas y las que el Eje Anglosajón y la red sionista mundial implantaron, no cuentan. Con ellas se puede confraternizar. En cambio, te buscan cualquier excusa grotesca para destruir esos países simplemente porque intentan tener un mínimo de soberanía. Igual es por eso que en Europa nos están diciendo: ¡no! ¿veis cómo es muy peligroso ser soberanos? ¿veis por qué tenemos que ser obedientes con el amo? Lo mismo nuestra clase capitalista quiere decirnos eso. Hay que ser agradecidos con ella porque, en fin, a lo mejor quieren nuestro bien a través de la servidumbre.
– Martín Martinelli: Quería que cierres con una idea de cierre que te haya hecho reflexionar, en esta conversación tan enriquecedora que tuvimos.
– Andrés Piqueras: Quisiera decir que Europa pasará a ser una península de Asia con cada vez menos relevancia histórica. Lo cual hará ir perdiendo también su centralidad cognitiva. La centralidad político-económica-estratégica se puede perder antes, la cognitiva siempre dura un poco más, porque el paso de las generaciones tarda más, son pasos más lentos, pero irá perdiendo también esa centralidad cognitiva. No sabemos cuánto tiempo más la podrá mantener la potencia hegemónica, que al fin y al cabo no es sino la trasplantación de Europa en el continente americano, europeos trasplantados, pero viendo su propia decadencia no creo que mucho. Lo que sí parece evidente es que no van a llegar al nivel de declive europeo, ni de pérdida brutal de posición de sitio en el mundo, tan rápido como los europeos, precisamente porque EE.UU. está haciendo suicidarse a Europa para poder frenar su propia decadencia.
Por supuesto quisiera también agradecer la oportunidad de poder estar conversando con vosotros. Y como decía al principio con Nazareth, creo que es una obligación del pensamiento crítico alternativo compartir estos espacios. No es una cuestión gratuita, estamos para eso, para poder socializar el conocimiento de alguna manera, así que, agradecido por la posibilidad, y para cuando queráis volvemos a encontrarnos. Siempre que podamos.
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