Ketsia Passou es una joven congoleña de diecinueve años y es Joven Embajadora de UNICEF de la República Democrática del Congo (RDC) para el Clima.
Ésta podría ser su carta de presentación oficial, pero tras haberla seguido en su corta pero intensa trayectoria y hablar con ella, es evidente que tenemos una vez más a una joven mujer con los conceptos muy claros sobre la necesidad de cambiar profundamente nuestra relación con el medio ambiente y con la cabeza mejor amueblada que muchos de los grandes líderes en cuyas manos está el futuro del planeta.
La recordamos hace justo dos años, cuando tenía diecisiete, y se «atrevió», con su también joven compañero Emmanuel, a reunirse con la vicepresidenta y ministra de medio ambiente congoleña, Eve Bazaiba, algo que muchos adultos evitarían, para plantearle las demandas y preocupaciones de la gente de su edad.
“Los niños tienen el derecho, pero también el deber, de ser protagonistas activos de su futuro”
decía ya entonces, exigiendo derechos pero asumiendo responsabilidades, algo que tan frecuentemente echamos de menos en las personas que rigen nuestros destinos y entre quienes se ocupan del medio ambiente.
Así que lo primero es conocer de dónde viene Ketsia y cómo está donde está con tan pocos años:
Me formé con UNICEF cuando tenía 12 años como Reportera Infantil y por ello defendí los derechos de los niños como el acceso al agua potable y la educación de las niñas. Comencé a involucrarme en el tema climático cuando tenía 17 años, haciendo incidencia, escribiendo artículos o realizando pequeñas acciones en la vida diaria.
Me centré en las cuestiones medioambientales cuando me di cuenta de lo urgente que era la situación en Kinshasa. Vi que las orillas del río Congo se estaban transformando en un vertedero público. En 2020, participé en la producción de un documental con UNICEF para resaltar las voces de las generaciones más jóvenes frente a los problemas climáticos. Fue en ese momento cuando comprendí que había una verdadera emergencia porque, más allá de los residuos plásticos en Kinshasa, mi país se enfrenta a la deforestación, a inundaciones cada vez más frecuentes y a olas de calor cada vez más fuertes.
Como joven e involucrada en esa lucha diaria por salvar el medio ambiente, así ve a la gente de su edad en su país:
Hoy los jóvenes de la República Democrática del Congo han comprendido que son los actores de su propio futuro. Entendimos que el cambio sólo es posible si viene de nosotros, los jóvenes.
Aunque las cosas no son tan fáciles:
Sabemos muy bien que depende de nosotros lograr el cambio, pero no sabemos realmente cómo hacerlo.
Pero, ¿y el resto de la sociedad congoleña, de sus poderes? ¿La gente normal o los dirigentes son conscientes de lo que está pasando y de lo que puede llegar a pasar?
La República Democrática del Congo se presenta como un “país solución” a la crisis climática gracias a sus recursos naturales que desempeñan un papel importante en la lucha contra el cambio climático, pero cuando miramos lo que se está haciendo, no vemos mucho. En la capital, Kinshasa, por ejemplo, no existe un sistema eficaz de gestión de residuos, entonces, ¿cómo podemos ser un “país de solución”?
Creo que en la RDC aún no tenemos todo el conocimiento sobre la complejidad de la actual crisis climática y, por lo tanto, si no conocemos el problema es difícil responder a él de manera efectiva. Además, la cuestión climática suele estar reservada a líderes, expertos y activistas. Por tanto, el resto de la población no se siente preocupada mientras la crisis actual es un problema que nos afecta a todos. La participación de la comunidad es importante para proteger el medio ambiente. Las autoridades deben trabajar con las poblaciones para encontrar soluciones locales y adaptadas, como la tala y la deforestación, por ejemplo.
Si en cualquier lugar del planeta se sufre el descontrolado problema de los plásticos, en la RDC es peor aún y raro es el día en que no nos topamos con imágenes terribles de superficies de agua ocultas bajo la acumulación de botellas o cerros de plásticos en las grandes urbes congoleñas.
Kinshasa es una gran ciudad que no dispone de un sistema eficaz de gestión de residuos. Cuando los vertederos públicos están llenos, las autoridades no necesariamente los vacían y, por lo tanto, los residentes se ven obligados a buscar otro lugar para tirar sus residuos, como los ríos, por ejemplo.
Sin embargo, existe una ley que prohíbe la producción, importación y uso de envases de plástico en Kinshasa, pero no se respeta. Tendríamos que empezar por respetar y hacer cumplir nuestras leyes y luego buscar alternativas a través de jóvenes que innoven.
El reciclaje es una de las alternativas que se pueden implementar en Kinshasa y en otros lugares. Los residuos de plástico se utilizan, por ejemplo, para fabricar cubos de basura y adoquines. El gobierno también debe tomar medidas urgentes para, por ejemplo, financiar la producción de envases reciclables, lo que reducirá la producción de plástico y empujará a la población a cambiar su percepción del plástico.
Si esto es preocupante, pone los pelos de punta el hecho de que la RDC, proveedora de inmensas cantidades de minerales de todo tipo al resto del mundo, sea ahora también objetivo en la insaciable extracción de petróleo y gas, hasta ahora un asunto residual. No sólo los bosques y ríos congoleños quedan así completamente desprotegidos sino que la población de las zonas afectadas por estas explotaciones, que en principio podría parecer afortunada, ven comprometida gravemente su salud y sus medios de vida. Y por último, para quien todo esto le pueda importar poco, la liberación de gases de efecto invernadero enterrados en el gigantesco sumidero que es la cuenca del río Congo, enfrenta a todo el planeta a un riesgo catastrófico.
Sobre ello, Ketsia tiene mucho que decir, como ya ha demostrado saber hacerlo pese a su juventud:
Lo que le diré al gobierno es que hablar de desarrollo sostenible significa desarrollar todas nuestras capacidades sin comprometer a las generaciones futuras. Primero debemos pensar en el futuro de las poblaciones y especies en la próxima explotación de bloques petroleros. El futuro de la humanidad debe ser lo primero, y ni siquiera todo el oro del mundo puede comprarlo.
Los líderes deben ver las consecuencias de lo que ha sucedido en otros lugares y deben luchar para garantizar que esto no suceda en la RDC. Todo el mundo conoce los peligros de la explotación petrolera en áreas protegidas como los parques nacionales. Hay que dejar de pensar que los combustibles fósiles son los que nos permitirán desarrollarnos porque nos destruirán. Los líderes deben mirar más allá de la energía fósil.
La RDC, país inmensamente rico en recursos y desposeído de ellos por la corrupción y el saqueo internacional, sufre una nueva injusticia, como el resto de países africanos, ante la crisis climática y las «soluciones» que surgen de los países más contaminadores. Hacer «tabla rasa» para reducir las emisiones de GEI significa aplicar unas medidas a países como la República Democrática del Congo, que apenas han contribuido a la situación actual a cambio de una vida miserable para sus habitantes -en la RDC cuatro de cada cinco personas no dispone de electricidad.
El problema climático actual es ante todo una injusticia climática, ya que los habitantes de los países menos responsables son los que más sufren. Los países contaminantes deben respetar los compromisos asumidos en varias COP en materia de financiación verde y la compra de créditos de carbono en países como la República Democrática del Congo.
Creo que compensar la injusticia climática significa permitir que las poblaciones africanas desarrollen tecnologías mucho más sostenibles. Necesitamos establecer un intercambio de tecnología y experiencia entre países para llenar los vacíos y evitar repetir los mismos errores, nos dice Ketsia Passou.
Llega el final de la conversación, para la que ha sido fundamental la colaboración de UNICEF en el Congo, y las palabras finales de Ketsia no hacen más que corroborar que esta joven parece estar subida en un peldaño más alto que tantos responsables y expertos de medio ambiente, clima y demás sumidos en la inacción o en dar vueltas inútiles sobre cuestiones meridianamente claras.
Las cuestiones climáticas no deberían ser temas “de moda” en el período previo a los eventos globales. Las miradas no deberían estar puestas en África y la República Democrática del Congo únicamente durante estos eventos, como la COP28 dentro de unas semanas.
Y lo último que nos dice debería ser aplicado por quienes toman decisiones y exigido por la sociedad.
No tiene sentido reunir a los líderes mundiales si nada va a cambiar. ¡Dejemos de posponer lo que se puede hacer ahora y actuemos ya!
Desde el Congo, para el Congo y el mundo, la voz de Ketsia es la voz de la razón.
@CongoActual
Nuestro agradecimiento a UNICEF en la RDC
Fuente: https://elcongoenespanol.blogspot.com/2023/11/una-joven-voz-congolena-que-llena-de.html
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