Por Rémi Carayol | 28/12/2024 | África
Fuentes: Rebelión
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El 22 de diciembre de 1974 la población comorense está llamada a pronunciarse sobre su futuro dentro o no de la República francesa. Casi toda la población opta por la independencia, pero en Mayotte gana el «no». Contrariamente a las promesas del ejecutivo, Francia decide tener en cuenta los resultados isla por isla y provoca así la disgregación del archipiélago.
Un ciclón de una violencia inaudita azotó Mayotte el 14 de diciembre. Según un balance (muy) provisional establecido por las autoridades francesas el 18 de diciembre, Chido causó 31 personas muertas y más de mil heridas. Los barrios de chabolas de la isla, formados por casas de chapa, quedaron completamente arrasados y el viento arrancó el tejado de muchas construcciones (tanto privadas como públicas). La población estuvo privada de agua y de electricidad durante varios días. Este dramático episodio climático se produce en un momento particular, casi exactamente cincuenta años después de una votación que llevó a la disgregación del archipiélago.
La población de las Comoras estaba llamada el 22 de diciembre de 1974 a decidir su futuro: ¿quería ser independiente o prefería permanecer dentro de la República francesa? Al igual que Yibuti, las Comoras no habían sacado partido de la oleada de las independencias que habían vivido las colonias africanas de Francia en 1960. Estas cuatro islas (Mayotte, Gran Comora, Anjouan y Mohéli) (1), colonizadas durante el siglo XIX, habían seguido siendo un territorio de ultramar [francés]. Pero hacía años que se planteaba la cuestión de la descolonización y a finales de la década de 1960 la posibilidad de la independencia se había vuelto inevitable. Excepto en Mayotte, donde unos años antes había surgido un movimiento a favor de Francia.
Aquel 22 de diciembre de 1974 se trataba de saber si «las poblaciones de las Comoras desean optar por la independencia o por permanecer dentro de la República francesa». Los resultados no fueron ninguna sorpresa: más del 99% de los habitantes de Gran Comora, Anjouan y Mohéli votaron a favor de la independencia (2). En Mayotte, donde la campaña estuvo marcada por numerosos enfrentamientos entre las personas partidarias de la «Mayotte francesa» (las «soroda») y las independentistas (las «serrer-la-main», [«dar la mano», en francés]), y donde hubo el menor índice de participación (77,9%, frente a entre el 94% y el 96% en las demás islas), la mayoría (63,22%, es decir, 8.783 votos) votó contra la independencia. Durante este escrutinio hubo actos de violencia en ambos bandos. Los «soroda» acusaron a los «serrer-la-main» de fraude y a la inversa.
En cualquier caso, el 94,56% de la población comorense está a favor de la independencia según el recuento total. Ahora bien, a pesar de lo que había prometido [el presidente francés] Valéry Giscard d’Estaing, lo que Francia tiene en cuenta no es este resultado global, sino los votos isla por isla. Dos meses antes, el 24 de octubre, el presidente francés había declarado a propósito de la población comorense: «Es una población homogénea, en la que prácticamente no existe ningún poblamiento de origen francés o un poblamiento muy limitado. ¿Era razonable imaginar que una parte del archipiélago se independice y que una isla, al margen de la simpatía que se pueda tener por sus habitantes, conserve un estatuto diferente? Creo que hay que aceptar la realidad contemporánea. Las Comoras son una unidad, siempre han sido una unidad. […] Con ocasión de la independencia de un territorio, no debemos proponer romper la unidad de lo que siempre ha sido el archipiélago único de las Comoras».
Pero los parlamentarios franceses cambiaron mientras tanto el curso de la historia. Los separatistas mayotenses intoxican durante meses a los diputados y senadores al afirmar que los mayotenses no tienen nada que ver como los comorenses, no hablan la misma lengua, no tienen la misma religión, no comparten a misma historia (un revisionismo que perdura). Junto con sus aliados de L’Action française, un movimiento monárquico cuyo referente es Charles Maurras y que es nostálgico de un Imperio que se desmoronó tras la Segunda Guerra Mundial, llegan incluso a afirmar que si Francia «abandona» a los mayotenses, serán víctimas de un «genocidio».
La intoxicación de la extrema derecha
El movimiento de extrema derecha multiplica su actividad: ruedas de prensa, artículos en su periódico, Aspects de la France, peticiones, cartas abiertas… Y este trabajo de desgaste acaba dando sus frutos. Aunque la opinión publica es relativamente indiferente a su lucha, los parlamentarios, en cambio, no lo son. Cuando la Asamblea Nacional aborda la cuestión de la consulta en las Comoras en 17 de octubre de 1974, el ponente de la ley, Charles Magaud, hace suya su propaganda: «Aunque la mayoría de las poblaciones de las demás islas son musulmanas y los árabes constituyen en ellas el principal grupo étnico, en Mayotte predomina una población de origen malgache y en su mayoría católica. Por consiguiente, en esta isla se reúnen todos los elementos de un particularismo local».
Se trata de una serie de mentiras que denuncia el diputado de las Comoras, Mohamed Ahmed, que cuenta su propio caso en el hemiciclo: «Yo mismo soy en cierto modo una síntesis de la población de las Comoras. Soy de anjounés. Tengo una mujer e hijos en Mayotte: parte de mi familia es de Mayotte; tengo otra mujer e hijos en Gran Comora: otra parte de mi familia es, por tanto, comorense. Es el caso de la mayoría de los comorenses. En estas condiciones, no se puede afirmar que la población de determinada isla es árabe o malgache, o a saber qué».
A pesar de las reticencias de Charles Magaud, la comisión encargada de estudiar previamente el proyecto de ley se pronuncia a favor de una consulta global en todo el archipiélago en vez de isla por isla, esencialmente por razones políticas. «Si se hiciera la consulta isla por isla, sin duda se bloquearía la situación», admite Charles Magaud. «Habría tres islas antifrancesas [sic] y una isla francesa. Supondría el fin durante muchos años de la política de cooperación y amistad».
«No se crean impunemente singularidades territoriales»
El Secretario de Estado para los Departamentos y Territorios de Ultramar [Dom-Tom, en francés] apoya el proyecto de una cooperación estrecha entre Francia y las futuras Comoras independientes, según el modelo lo que se ha hecho en otros lugares del continente. Promueve «la independencia en la cooperación» (el otro nombre con el que se conoce Françafrique). Las motivaciones del gobierno son claras: conceder la independencia al conjunto del archipiélago para confiscarlo mejor teniendo cuidado de elegir a dirigentes del futuro Estado que le sean favorables. Es decir, convertir a las Comoras en un satélite fiel, a ejemplo de Gabón. «Gabón quería ser un departamento francés. Finalmente, aunque sea independiente, su historia y su cooperación con Francia siempre han sido ejemplares», constata Olivier Stirn.
Eso es también lo que defiende Jacques Foccart, exsecretario general del Elíseo y el «Monsieur Afrique» de Charles de Gaulle y de Georges Pompidou: «Lo que a Francia le interesa es unas relaciones buenas y distendidas con el conjunto de las Comoras, más que unas relaciones privilegiadas con un “confeti”», afirmará en el ocaso de su vida (3). El plan del gobierno de Jacques Chirac es muy claro. El diputado de centro Max Lejeune (4), que está a favor de que se tenga en cuenta el voto de los mayotenses, se emociona. Osa utilizar el término «neocolonialismo».
Los socialistas y los radicales se oponen a que se vote isla por isla. «No se crean impunemente singularidades territoriales», suelta Alain Vivien. En el bando contrario cinco diputados que se sientan en el centro del hemiciclo presentan una enmienda para modificar el proyecto de ley. Proponen poner en plural «la» población comorense y así hacer que se acepte la idea del voto isla por isla. «Por nuestra parte, no nos negamos a que unos franceses que quieren optar por otro destino lo elijan, pero queremos que quienes quieran seguir siendo franceses puedan hacerlo», argumentan. Entre estos diputados está Jacques Soustelle, ferviente partidario de la Argelia francesa que apoyó a la Organisation de l’armée secrète (OAS, Organización del Ejército Secreto).
Se rechaza su enmienda, pero el hecho de que unos centristas apoyen la separación de las Comoras demuestra, además del poder de influencia de Alain Poher, Presidente del Senado (también centrista, partidario de la partición de las Comoras), que la propaganda de los monárquicos ha traspasado ampliamente las fronteras de la extrema derecha. «La lucha por la Mayotte francesa se ha llevado a cabo bajo el signo del “compromiso nacionalista”. Más allá de sus diferencias de opciones políticas, los hombres actuaron en el mismo sentido», se alegrará más tarde quien dentro de L’Action française apoyó la lucha por la «Mayotte francesa»: Pierre Pujo (5). Figuras del gaullismo, entre las que estaban Pierre Messmer y Michel Debré, también apoyan las reivindicaciones separatistas.
Foto: En 1974 el diario de L’Action française, Aspects de la France, propone a sus lectores y lectoras escribir a los parlamentarios para apoyar la lucha a favor de la «Mayotte francesa». © DR
Lo que hay en juego desde el punto de vista estratégico
El fracaso en la Asamblea supone una derrota para los nostálgicos del Imperio, pero no es irreversible, todavía debe pasar por el Senado. Cuando el texto se discute en esta Cámara el 7 de noviembre, la relación de fuerzas ha cambiado. El ponente de la Comisión de Leyes, el centrista Baudouin de Hauteclocque, hace suya la propaganda separatista: «Tal como se ha recordado antes, las Comoras nunca han constituido una entidad política o administrativa, ni antes de la llegada de los franceses ni después, hasta 1946. […] Igualmente, los argumentos a favor de la unidad geográfica del archipiélago tienen, evidentemente, poco peso. […] Esta presencia francesa parece tanto menos susceptible de suponer una carga excesiva a la metrópoli cuanto que, según declaraciones del Sr. Olivier Stirn, Secretario de Estado, precisamente se prevé la construcción en Mayotte de una base naval que pueda sustituir a Diégo-Suarez».
Todos están pensando en lo que hay en juego desde el punto de vista estratégico. El ejército francés, que había sido expulsado de Madagascar en 1973 (donde disponía de una importante base en Diégo-Suarez), aboga también por mantener una posición en el Canal de Mozambique. Es vital para el ejército que Francia conserve posiciones en esta zona estratégica.
Según el archivista Charly Jollivet, el Comandante en Jefe en el Océano Índico sugiere ya en enero de 1967 «separar Mayotte del resto de las Comoras (a las que se podría conceder la autonomía o incluso la independencia) para convertirla en un distrito de La Reunión». Según este oficial, esta opción tendría varias ventajas, la principal de las cuales, según explica Jollivet, sería «mantener la soberanía francesa sobre la única tierra del archipiélago que presenta unas posibilidades excepcionales de uso militar. Esta medida debería permitir a Francia seguir controlando el Canal de Mozambique, cuya importancia no hace sino aumentar con el tránsito de petroleros gigantes y que se utilizaría necesariamente en tiempo de guerra si se cerrara u obstruyera el Canal de Suez» (6). En aquel momento el 50% del consumo europeo de petróleo bruto circula por el Canal de Mozambique, esto es, un flujo diario de 75.000 toneladas de petróleo.
El golpe de Estado de los «sorodas»
Así pues, Baudouin de Hauteclocque propone en el Senado tener en cuenta el voto de «las» poblaciones y no de «la» población. Marcel Champeix, presidente del grupo socialista, apoya la propuesta. Esta vez se aprueba la enmienda (158 votos a favor, 94 en contra) después de que Olivier Stirn acabe capitulando al encontrar «aceptable» la modificación. Por consiguiente, los resultados de la consulta se examinarán isla por isla y no globalmente.
Después de la consulta del 22 de diciembre, se abre un debate en París tanto en el seno del Parlamento como del ejecutivo sobre la necesidad de tener en cuenta estos resultados isla por isla. La ley de 3 de julio de 1975 zanja definitivamente la cuestión: prevé que «el territorio de las Comoras se convierta en un Estado independiente cuando se cumplan las condiciones previstas en la presente ley», entre las que figura la celebración de un referéndum en 1976, tras la redacción de una Constitución (7). «En caso de que una o varias islas rechacen este proyecto, el Comité Constitucional deberá proponer una nueva redacción en un plazo de tres meses», precisa el Artículo 2. En caso de rechazo en al menos una de las islas, se prevé que «la Constitución se aplique en las islas que la hayan adoptado».
En Moroni esta ley se considera inaceptable, ya que da la razón a los separatistas. Según Ahmed Abdallah, el principal dirigente político del territorio, pone en tela de juicio los acuerdos firmados en junio de 1973, que preveían la independencia total del archipiélago en un plazo de cinco años. El 6 de julio de 1975 Abdallah, animado por los movimientos anticoloniales y presionado por la oposición que amenaza con desbancarlo, proclama unilateralmente la independencia de las Comoras. Aunque le apoyan 24 representantes electos de las otras tres islas, se oponen los 5 mayotenses de la Asamblea.
En su isla los diputados mayotenses se ponen bajo la autoridad de París y organizan un golpe de Estado: el 21 de julio es destituido el prefecto nombrado por el gobierno comorense y Younoussa Bamana, figura del movimiento de las «sorodas», es proclamado prefecto sin que las autoridades francesas se opongan (el Estado nombrará un prefecto once meses después, en junio de 1976). La separación es un hecho. Será condenada veinte veces por la ONU.
Este artículo es un resumen adaptado del capítulo «“Mayotte la française”, ce rêve kaki, bleu et jaune», del libro de Rémi Carayol Mayotte. Département colonie, publicado por la editorial La fabrique el 18 de octubre de 2024 (250 páginas, 15euros).
Rémi Carayol es periodista. Fundó dos periódicos en el archipiélago de las Comoras (Kashkazi, Upanga) antes de unirse a la redacción de Jeune Afrique y de colaborar después con varios medios francófonos (Orient XXI, Le Monde diplomatique, Mediapart). En los diez últimos años ha publicado varias investigaciones y reportajes sobre el continente africano, sobre todo sobre el Sahel. Ha publicado el libro Mirage sahélien. La France en guerre en Afrique. Serval, Barkhane, et après ? (La Découverte, 2023).
Notas:
(1) Maore, Ngazidja, Ndzuani y Mwali en lengua comorense.
(2) Los resultados fueron los siguientes: 99,93% a favor de la independencia en Gran Comora, 99,92% en Anjouan y 99,87% en Mohéli.
(3) Foccart parle. Entretiens avec Philippe Gaillard, Fayard / Jeune Afrique, 1997.
(4) Varias veces ministro en la IV República, votó a favor de la ejecución de las personas condenadas a muerte durante la guerra de Argelia.
(5) Pierre Pujo, Mayotte la française, Éditions France-Empire, 1993.
(6) Charly Jollivet, L’Apport du fonds Foccart pour l’histoire des Comores (1958-1974), Université d’Angers, 2017.
(7) La votación del 22 de diciembre se consideraba una «consulta» y no un «referéndum», dos términos que no tienen el mismo valor jurídico.
Texto original: https://afriquexxi.info/Il-y-a-50-ans-la-dislocation-des-Comores-ile-par-ile
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.
https://rebelion.org/hace-50-anos-se-produjo-la-separacion-de-las-comoras-isla-por-isla/
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