Hollywood, extensión del circo político de EE.UU., crea narrativas donde el mal se disfraza de virtud y la rectitud se oculta bajo villanía.
Por: Roya Pour Bagher *
Una y otra vez, Hollywood, que de alguna manera sirve como una extensión del circo político estadounidense, ha fabricado narrativas en las que el mal adopta la apariencia de la rectitud, mientras que la virtud se oculta bajo un manto de villanía.
Pero aquí surge la pregunta persistente: ¿cuántos han comprendido la inquietante realidad de que Estados Unidos no solo está narrando estas historias, sino que las está haciendo realidad de manera activa?
Basta con mirar al régimen israelí, un puesto avanzado de la hegemonía occidental en Asia Occidental, y su guerra genocida contra los palestinos en Gaza, que cumplió 464 días el domingo pasado.
El régimen de apartheid ha intensificado en las últimas semanas sus ataques contra instalaciones médicas en la sitiada Franja de Gaza, atacando de manera flagrante y deliberada a los trabajadores de la salud.
Su reciente asalto al Hospital Kamal Adwan en Deir al-Balah desató una tormenta de indignación global, especialmente cuando las fuerzas de ocupación secuestraron a pacientes, médicos e incluso al director del hospital, el Dr. Hussam Abu Safiya. El Dr. Safiya se negó a abandonar a sus pacientes y al hospital a pesar del asesinato de su hijo y las heridas que sufrió durante las incursiones militares israelíes.
Añadiendo insulto a la injuria, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Matthew Miller, trató de justificar estos ataques durante una rueda de prensa, sugiriendo que tales asaltos podrían ser legalmente permisibles bajo ciertas condiciones.
“Ciertamente lo haríamos, pero diría que Israel ha dicho que estos eran operativos de HAMAS. Han dicho que uno de ellos estaba portando un arma en el momento de la operación. Así que no puedo hablar sobre los hechos de la operación. Tendrías que emitir algún tipo de juicio legal, conocer todos los hechos de la operación. Pero, en términos generales, tienen el derecho de llevar a cabo operaciones para llevar a los terroristas ante la justicia, pero deben realizarse en total...”, declaró Miller.
“¿Incluso en hospitales?”, preguntó periodista.
“Queremos que realicen sus operaciones en cumplimiento con el derecho internacional humanitario. Generalmente diríamos que no queremos que lleven a cabo operaciones en hospitales, pero bajo el derecho internacional humanitario, los hospitales pierden algunas de sus protecciones si se están utilizando para... la planificación de operaciones terroristas, para la ejecución de operaciones terroristas”, respondió Miller.
La excusa prediseñada del régimen que asesina niños para justificar sus ataques despiadados siempre señala al Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) basado en Gaza que ha estado a la vanguardia de la lucha contra la ocupación israelí.
Incluso las instalaciones de salud en Gaza son etiquetadas como centros secretos de HAMAS y al personal médico se le considera operativos de HAMAS para hacer espacio para más muertes civiles y más devastación.
No hay ni una pizca de evidencia que respalde las afirmaciones del régimen israelí y sus medios de comunicación. Por el contrario, las investigaciones han confirmado que HAMAS y otros movimientos de Resistencia operan lejos de las zonas civiles, incluyendo hospitales e institutos educativos.
Esto recuerda una escena notable de la película de suspenso criminal The Dark Knight (El Caballero Oscuro) de 2008, dirigida por Christopher Nolan.
El Joker, un criminal notorio que quiere destruir Gotham City (Ciudad Gótica), organiza una astuta estratagema: rehenes disfrazados de secuaces y secuaces disfrazados de rehenes.
Engañada, la policía apunta a los verdaderos rehenes, confundiéndolos con enemigos. Batman, al percatarse del engaño, interviene a tiempo, salvando a los rehenes y frustrando el malvado plan del Joker.
La escena de la película ilustra vívidamente cómo la plaga de la desinformación y la propaganda allanó el camino para la catástrofe, y el heroísmo necesario para desenredar la red de engaños y proteger a los inocentes.
Ahora, el Departamento de Estado de EE.UU. parece estar usando la misma carta del Joker. Bajo el derecho internacional, atacar deliberadamente a civiles, particularmente en instalaciones de salud, está absolutamente prohibido y constituye un crimen de guerra, como debe ser.
Sin embargo, EE.UU. parece decidido a remodelar el marco legal con la ayuda de la propaganda para proteger a su aliado ilegítimo. En esencia, está orquestando un intento de redefinir el derecho internacional humanitario y los crímenes de guerra.
A este problema se suma la evidente falta de pruebas que respalden las afirmaciones de Miller sobre terroristas en las zonas atacadas, un hecho convenientemente ignorado por la administración saliente de Joe Biden, que ha hecho todo lo posible por ayudar y fomentar el genocidio en Gaza.
Recordemos las infundadas afirmaciones del exsecretario de Estado de EE.UU. Colin Powell sobre las armas de destrucción masiva en Irak, las cuales allanaron el camino para la brutal matanza y tortura de miles de iraquíes inocentes durante años.
¿Hubo alguna prueba creíble? ¿O fue una agenda hegemónica la que impulsó la reescritura selectiva de las leyes? No es sorprendente que el intento de Miller de justificar lo indefendible haya provocado una reacción pública en contra.
La clásica hipocresía estadounidense solo se profundiza con el tiempo. Mientras se presenta como el bastión de la democracia y los derechos humanos, desoye de manera flagrante sus propios principios.
Tomemos la Ley Leahy, por ejemplo: la ayuda militar debe cesar si surge evidencia creíble de violaciones graves de los derechos humanos. Sin embargo, aquí estamos, más de un año y medio en genocidio, con órdenes de arresto internacional contra el primer ministro israelí y el exministro de asuntos militares, y una administración de EE.UU. que recientemente aprobó un impactante paquete de 8,7 mil millones de dólares para financiar los crímenes de guerra de Israel.
¿Por qué EE.UU. viola flagrantemente sus propias leyes y evade la rendición de cuentas? ¿Dónde está la democracia que tan orgullosamente defiende?
Aún más evidente es el doble estándar hipócrita de Washington con respecto a los bombardeos de hospitales. Existen reglas y reacciones sorprendentemente diferentes dependiendo de quién sea el receptor del ataque.
Cuando un presunto ataque ruso a un hospital ucraniano acaparó los titulares el año pasado, fue inmediatamente condenado por EE.UU. y recibido con una ola de indignación por parte de los medios corporativos controlados por Occidente.
Los titulares lo pintaron como una atrocidad sin igual contra el pueblo ucraniano.
Avancemos hasta hoy: casi 15 meses de ataques genocidas financiados por EE.UU. sobre campamentos de refugiados, universidades y hospitales, incluido el Hospital Kamal Adwan. Pero nada de esto ha sido suficiente para provocar una reacción de los zares políticos occidentales.
Este último ataque, marcado por el secuestro de pacientes, personal médico y su director, ha subrayado una vez más la duplicidad estadounidense. Justo cuando el público pensaba que la hipocresía estadounidense había alcanzado su punto más bajo, cayó aún más al intentar justificar los bombardeos de hospitales en Gaza.
El arrogante estadounidense adora presentar a héroes y luchadores por la libertad en sus épicas cinematográficas. Captura magistralmente las vilezas más profundas del mal, disfrazando a los inocentes con la vestimenta de la culpa para engañar a los justos.
Mientras El caballero de la Noche celebraba cómo Batman salvaba el día, la realidad bajo la orquestación estadounidense da vuelta a la narrativa. Se alía con los opresores, vende el disfraz de la inocencia como culpabilidad y celebra los ataques a civiles a través del lente sesgado y distorsionado de los medios de comunicación occidentales.
Los héroes de la vida real, que siempre han desafiado las agendas occidentales, siguen siendo desconocidos. Así, la arrogancia y las inclinaciones malvadas de Estados Unidos persisten, porque en esta narrativa, el mal debe desempeñar su papel para confrontar el bien.
* Roya Pour Bagher es una escritora basada en Teherán.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.
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