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Políticos del oficialismo y la oposición dialogan con sus bases para definir candidatos a la presidencia y a la Asamblea Legislativa en las elecciones de agosto próximo. Con un Movimiento Al Socialismo (MAS) dividido, sus opositores tienen chance de volver al Gobierno luego de 20 años.
La oposición al Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) se refuerza de cara a las elecciones generales de agosto con la inclusión de más líderes políticos. Mientras tanto, el oficialismo está por concretar su división, con el anuncio de que el próximo 25 de enero los seguidores del expresidente Evo Morales develarán con qué nueva sigla van a participar de los comicios. En este escenario, es previsible que el nombre del nuevo presidente boliviano se defina en segunda vuelta, a realizarse en octubre de este año.
Por primera vez en dos décadas, el MAS está ante la posibilidad de no ganar en las elecciones presidenciales. El conflicto interno entre los seguidores de Morales y quienes apoyan al presidente Luis Arce tomaron estado público en 2024, cuando dos bloqueos nacionales (en febrero y octubre) afectaron seriamente a la economía del país, además de dañar la imagen del partido en su conjunto.
Las primeras encuestas muestran un panorama de fragmentación, tanto entre quienes votan por el MAS como entre quienes optan por la oposición. En este sentido, el bando que logre reagruparse y definir una candidatura única tiene amplias posibilidades de quedarse con el Gobierno nacional.
En diálogo con Sputnik, el analista Marcelo Arequipa consideró: "Si este domingo fueran las elecciones, ningún candidato obtendría más del 20% de votos. Esto nos pinta un panorama gris de cara a la elección general. No va a ser fácil que algún candidato gane en primera vuelta".
"No hay una construcción colectiva de un proyecto político"
Aunque la oposición da claras señales de reagrupación, aún no hay nada definido. La mayor coalición reúne a expresidentes como Jorge "Tuto" Quiroga (2001-2002), Carlos Mesa (2003-2005), así como al gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, preso en la cárcel de Chonchocoro por su participación en el golpe de Estado de 2019, además del empresario Samuel Doria Medina.
El pasado 14 de enero, se sumaron a este bloque la precandidata Amparo Ballivián y el rector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Vicente Cuéllar, quien tiene apoyo en la ciudad de Santa Cruz.
Falta por definir quién se postulará a la presidencia, quién a la vicepresidencia, así como a las cámaras de senadores y diputados. Para acordarlo, deben realizar encuestas y evaluar cuánto apoyo tiene cada uno.
La principal propuesta de la denominada Unidad de Oposición Democrática pasa por quitar al MAS del Gobierno nacional. Algunos de sus integrantes, como Doria Media y Quiroga, adelantaron que de llegar a la presidencia aplicarían un plan de ajuste, con devaluación y un nuevo desembarco del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para Arequipa, en el bloque opositor "no hay una construcción colectiva de un proyecto político".
Más allá de los nombres de los candidatos, el analista explicó que el nuevo presidente será elegido por las dos fuerzas mayoritarias en Bolivia: masismo versus antimasismo.
"Nos dirigimos a una suerte de cohesión electoral entre un sector de votantes claramente antimasista contra un electorado masista. Son las dos identidades políticas más fuertes del país", consideró el analista.
Y agregó: "Hay que ver cómo termina comportándose el electorado para ver quién es mayoritario: el masismo o el antimasismo".
Otros opositores
En 2008, el empresario aceitero Branko Marinkovic tomó relevancia política como presidente del Comité Pro Santa Cruz, que se consolidó como un férreo opositor al Gobierno de Morales (2006-2019).
En 2009, la Justicia boliviana lo vinculó con la banda armada de Eduardo Rózsa Flores, que buscaba la separación del departamento de Santa Cruz para conformar otra república independiente. Regresó al país en 2019 para ser ministro del Gobierno de facto de Jeanine Áñez (2019-2020).
Hasta el momento, Marinkovic rechazó sumarse al bloque mayoritario de oposición, al cual se refirió en duros términos: "Para cambiar Bolivia necesitamos unidad en las ideas y no solo la ambición de poder de unos cuantos fracasados".
Hacía alusión al poco éxito electoral de este bloque. Los dos que fueron presidentes, Mesa y Quiroga, accedieron al cargo porque eran vicepresidentes. El primero hacía binomio con Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003), quien huyó del país por su responsabilidad en el asesinato de al menos 67 personas en la denominada Guerra del Gas.
Quiroga, en cambio, asumió la presidencia cuando el titular Hugo Banzer (dictador militar entre 1971-1978 y presidente constitucional desde 1999 hasta 2001) abdicó debido a su avanzada edad.
Las posibilidades de Reyes Villa
Otro candidato opositor que demuestra fortaleza en las encuestas es el alcalde de la ciudad de Cochabamba, el capitán (retirado) Manfred Reyes Villa, quien en su rol castrense fue cercano al Gobierno de facto de Luis García Meza (1980-1981).
En 2009, como gobernador (en ese entonces se decía "prefecto") del departamento de Cochabamba, desafió al entonces presidente Evo Morales a realizar un referéndum revocatorio de mandato. Así le hizo un favor al oficialismo, porque Reyes Villa no logró rubricar su continuidad en el cargo. En cambio, Morales se reafirmó en la presidencia.
En el mismo año Reyes Villa se postuló a la presidencia. Apenas superó el 20% de votos y entonces abandonó el país, en medio de varias denuncias judiciales por supuestas irregularidades en su gestión. Cuando se impuso el golpe de 2019 también volvió a Bolivia. De inmediato la Justicia dio de baja los procesos en su contra.
"Manfred podría tener un mejor respaldo que otros candidatos, que están desgastados y nunca han logrado algo, como Tuto o Doria Medina", dijo a Sputnik el periodista Marcelo Patzi, de amplio recorrido en medios públicos.
"En los últimos años, Manfred se ha dado cuenta de que no le conviene asumir posiciones radicales, como en 2008 cuando estaba junto al Comité Pro Santa Cruz. Es recordada su frase: 'Adelante Santa Cruz con su independencia', que le costó el cargo de prefecto", recordó.
Desde su regreso a Bolivia, Reyes Villa "ha sido más práctico. Se dedicó a la gestión antes que a los discursos políticos radicales. Es de los pocos candidatos de derecha que actuó hábilmente", consideró Patzi.
El factor cruceño
Con 3,1 millones de habitantes, el departamento de Santa Cruz será determinante por su cantidad de electores, mayormente opositores al MAS. De aquí provienen Camacho y Cuéllar, de Unidad de Oposición Democrática, y Marinkovic, quien en recientes declaraciones demostró su afinidad con las ideas del presidente liberal argentino, Javier Milei.
Patzi, nacido en Santa Cruz, explicó que "el votante cruceño es tremendamente volátil. A menudo las figuras políticas se hacen conocidas por sacar tik toks o hacer shows mediáticos. Pueden tener apoyo ahorita de gran parte de la población cruceña, pero al día siguiente ya nadie los quiere".
Esto no quita que, finalmente, este numeroso electorado se una en una hipotética segunda vuelta para destronar al oficialismo.
Con un MAS dividido, aumentan las chances de la oposición para volver a la presidencia luego de 20 años. "Es un escenario previsible que vuelva un Gobierno neoliberal. El tema será cuánto tiempo podrían durar, porque se ha visto que esas recetas no solucionan los problemas de la gente. Un Gobierno de derecha debería tener una propuesta interesante o ser muy fuerte. De lo contrario, los movimientos sociales van a terminar su mandato", pronosticó Patzi.
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