Tal vez bajo otro cielo - Periódico Alternativo

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10 marzo 2015

Tal vez bajo otro cielo

Iniciativa Debate


“Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.

La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.”

Canción de la vida profunda. Porfirio Barba-Jacob.

Hay días en que somos -diría aquel poeta- tan frívolos, tan frívolos, que en vano ensoñamos el destino mediocre del periodista rosa. Quisieramos colarnos en fiestas y agasajos, gráciles y risibles como un Marqués, degustar el pastel y rechinar la copa.

Y hay días en que otros, tan cínicos, tan cínicos, tragan sin sonrojarse banquetes onerosos. Se adoban los manjares con buenas palabras. Paz. Justicia transicional. Progreso. Democracia, vaya aliño tan barato, abunda de segunda y de artificio.

Y hay días en que somos tan pérfidos, tan pérfidos, que sólo contemplamos truculencia. Como yo, ahora. Brindan los concurrentes y hay espuma. Gimen las copas. Escuadrones de antidisturbios envisten indígenas y jornaleros agrícolas en puntos distantes de Colombia. Bala, machete, garrote limpio. Que se brinde de nuevo (no, tranquilo, los tiros no fueron en Caracas), por la gobernabilidad y las instituciones que jamás se arrastran ante delirios populistas.

Hay días en que caen, tan grávidos, tan grávidos, los cuerpos desgarrados a porrazos. Carlos Ossa, padre de familia, cortero de caña de azucar del ingenio Risaralda. Agoniza. Prosigue la vianda sin sobresaltos. Un gran jurista con nombre de Rey mago, con reputación de Mesías, alaba la justicia transicional, siempre que no sea en su propio reino de presos políticos y periódicos clausurados. Aprendan tontos españoles: los partidos no se ilegalizan; se fumigan con plomo. Vengan el perdón y el olvido. Vengan la paz y la reconciliación, que por fortuna, el conflicto está al otro lado del oceano y no del Ebro, los guerrilleros colombianos no usan txapela. De torturados no hablemos. No vale la pena.

Hay días en que algunos son, tan móviles, tan móviles, que brincan de la cita con Felipe González al cotilleo con Luis Cebrián y el juez Garzón, cenan en la Zarzuela y luego a las cañas con Mariano. Murmuran por ahí que los Santos tienen el don de la ubicuidad, y yo lo creo, pero para eso, honestamente, no hacía falta moverse gran cosa.

Hay días en que bufones tan idiotas, tan idiotas, confunden la mierda con la pomada, los crepúsculos con crespos donde ya sé sabe, los monarcas de utilería con “el pueblo de España”. ¿Le cabe al universo tanta estupidez y verguenza reunida junta? Sí, le cabe. Son días en que discurren farsas ineluctables y sainetes de bandoleros, parrandas vallenatas con acordeón y sombrero vueltiao en el país de los seis millones de jodidos, justo antes que el anfitrión coja el avión de vuelta a estas cordilleras que lo aguardan, aun en sangre.


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196298

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