La clase obrera y el pueblo griego se enfrentan a momentos cruciales que afectan también directamente al resto de los pueblos de Europa, y muy especialmente a los del Estado español con unas elecciones generales inminentes.
Sólo los muy ilusos creen que la situación económica va bien aquí y que por ello se han detenido los recortes y las contrarreformas laborales. El resto sabemos que tras las elecciones, gobierne quien gobierne, se intensificaran todas las presiones para imponer políticas de ajuste contra la clase obrera. Como en Grecia, como en el resto de la UE.
Es curioso que en momentos álgidos todos los esfuerzos de las clases dominantes por dividir y aislar al pueblo trabajador de los diferentes países para que no perciba la imperiosa necesidad de unidad, se vienen abajo.
El proceso de lucha de clases en Europa en el marco de la actual crisis económica general del capitalismo tiene unas características generales comunes derivadas de nuestra pertenencia al Euro y a la UE. La diferencia es que la ofensiva del capital está mucho más avanzada en el país heleno, como lo está el nivel de conciencia y de lucha de su pueblo. Y ambos hechos definen con nitidez toda la crudeza de la confrontación.
Las negociaciones entre la Troika y un Gobierno de Syriza que apoyó su estrategia en la ilusión de convencer a los acreedores mostrando las dimensiones colosales del sufrimiento de su pueblo e intentando hacer prevalecer la democracia y la soberanía, han desvelado la profundidad de la ofensiva de la burguesía contra las clases populares. Una ilusión sin fundamento alguno como se ha demostrado dramáticamente mil veces y en la que no le está permitido caer a ningún gobierno que pretenda representar los intereses de su pueblo. A estas alturas de la Historia no es aceptable alegar ignorancia.
Como es evidente desde hace al menos cinco años en Europa, y hace décadas en América Latina, África y Asia, el pago de la Deuda es la maquinaria que dirige una guerra social mediante la que el imperialismo disciplina a los gobiernos para obligarles a ejecutar su agenda. Justo antes del ataque militar o el golpe de Estado si no se ejecuta con la diligencia deseada.
Pero en una crisis de las dimensiones de la actual y sin horizonte alguno de salida no se trata sólo de imponer políticas económicas. Se trata de destruir cualquier esperanza basada en gobiernos sensibles a las necesidades del pueblo. El capital en crisis ha decretado el fin del reformismo.
A pesar de las inaceptables concesiones ya realizadas a la Troika por el gobierno de Tsipras y que ya han sido analizadas por Red Roja1, la presión ha continuado implacable, demostrando que la esencia de la confrontación es política. Si las condiciones del ultimátum de la Troika van a hundir aún más a Grecia en la recesión y la deuda será por ello cada vez más impagable, ¿qué es lo que persiguen? Claramente pretenden hundir a Syriza, hacer que el país sucumba en el caos para así demostrar la imposibilidad de cualquier alternativa política que sirva al pueblo. Es un órdago a la grande a la clase obrera griega y la del resto de Europa.
La dureza de la crisis y la debilidad de su propio poder no permite al capitalismo versiones light y, mucho menos, aquellas que puedan representar una correlación de fuerzas más favorable a la clase obrera. Aumentar impuestos a los más ricos para ayudar algo al 45% de los pensionistas que viven por debajo de los niveles de pobreza y que mantienen a toda la familia, no vale.
La lucha de clases es a cara de perro. Es lo que Syriza no ha entendido perdiendo un tiempo precioso en preparar al pueblo griego para lo inevitable.
La Troika quiere dejar absolutamente claro quién detenta el poder real y lo implacable de la dictadura del capital; para el pueblo griego, para los demás pueblos de Europa y en especial para los del Estado español, que estamos en primera línea. Nos echan un gran órdago, esperando que nos achantemos. No hay medias tintas. Es todo o nada.
Pero esta guerra social está utilizando, como el fascismo, la legislación antiterrorista para reprimir la resistencia social y política. Los atentados perpetrados en diferentes países por grupos creados, organizados y financiados por el imperialismo euro-estadounidense y sionista, se utilizan para alimentar el miedo al “terrorismo” y así aprobar leyes que aniquilan las libertadas públicas en aras de la “seguridad”, como toda la legislación antiterrorista y como la “ley mordaza”. Es decir, el imperialismo destruye Estados, desestabiliza regiones, expolia recursos naturales y la respuesta de esos pueblos – en cualquier caso, provocada – es el pretexto para incrementar los mecanismos de represión que cercenan masivamente libertades democráticas, también en los países centrales.
El referéndum griego y el Gran No
Quizás alguna vez sepamos las presiones concretas – mejor dicho la extorsión – a que están siendo sometidos los principales dirigentes de Syriza. Porque ésta no es la primera, sino la segunda propuesta de convocatoria de referéndum en Grecia. La anterior la hizo el primer ministro, Yorgos Papandreu, el 31 de octubre de 20112 y el el 3 de noviembre la retiró y dimitió3.
¿Qué sucedió en esos cuatro días?
El relato que hago a continuación fue transmitido por el ex- primer ministro a un joven estudiante de un máster de periodismo en EE.UU. y puede desmentirlo él mismo, pero no creo que lo haga.
Papandreu fue sometido a tales presiones por parte de la Troika, que incluían amenazas de muerte tan creíbles hacia su mujer y sus dos hijas, para que retirara la convocatoria de referéndum, que lo hizo y dimitió cuatro días después. Toda la familia se fue a vivir a EE.UU. Donde reside hasta la fecha.
En 2011 Yorgos Papandreu representaba a un partido instrumento directo del capital y estaba sólo. Ahora no es lo mismo. Cuatro años después – de luchas y de sufrimientos - el Gobierno de Siryza, más allá de Tsipras y Varoufakis, representa avances muy importantes en la conciencia del pueblo que van a determinar que el pueblo griego vote un inmenso NO el próximo 5 de julio.
Y es que el No, no sólo responde ahora al sentir masivo del pueblo, sino que tiene resonancias históricas muy profundas en la historia griega.
”La fiesta nacional, el 28 de octubre, se llama El día del no. Conmemora la fecha en la que el general Yannis Metaxás pronunció su célebre «¡No!» al ultimátum entregado por el embajador italiano en Atenas durante la Segunda Guerra Mundial. Se negó así a aceptar la entrada de las tropas del ejército italiano en el territorio heleno, y empezó la guerra. Cuando alguien en Grecia dice “ha llegado el momento del No” apela a algo verdaderamente serio”4.
Cuando el drama histórico comienza es muy importante que sepamos que los cambios en los gobiernos sólo significan realmente algo cuando son expresión de cambios reales en la correlación de fuerzas y que no nos dejemos llevar por los cantos de sirena de nuevas caras que creen que llegar al gobierno es detentar el poder.
Grecia está mostrando cómo en momentos de crisis tan enormes como la actual al capitalismo se le cae la máscara y no permite el menor resquicio de reformismo. Por eso resulta patético escuchar a algunos de los nuevos líderes de gobiernos municipales y autonómicos la propuesta de “volver al Estado del Bienestar”.
Más vale que aprendamos que las cosas vienen muy duras, que el poder se está preparando para una gran confrontación de clase y que a una fuerza material solo se le derrota mediante un fuerza material mayor. Y para construirla es preciso saber con claridad lo que es necesario hacer, y que en Grecia como aquí, pasa por nacionalizar la banca, no pagar la Deuda y salir del Euro, de la UE y de la OTAN. Ese objetivo político, que es el mismo para la clase obrera y sectores populares de la UE, especialmente para los del sur, puede permitir adoptar estrategias comunes capaces de enfrentar a la plutocracia europea.
Siempre que que el pueblo organizado construya una fuerza política que tenga la firme determinación de conseguirlo.
http://www.lahaine.org/mundo.php/en-grecia-y-en-los
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