Por Ricardo Mendoza
En medio de la vorágine propagandística que permea en estos días en México, resulta imposible abstraerse, si acaso no basta la andanada publicitaria en los medios masivos de comunicación: espectaculares, lonas y demás propaganda partidista contaminan por igual espacio urbanos y rurales; y por si fuera poco grupos de personas pagadas ocupan espacios públicos repartiendo propaganda, aumentado además los decibeles de contaminación auditiva, lanzando consignas con las que pretenden convencer a la ciudadanía de que quien les paga representa la mejor opción para este seis de junio.
La respuesta se intenta articular entorno a la fuerza del magisterio disidente, principalmente en aquellas regiones del país donde la CNTE tiene mayor presencia; y por supuesto, con epicentro en Guerrero, donde la movilización social que estallo tras la agresión armada y desaparición de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, continúa manifestándose en toda su fuerza.
El boicot electoral frente a una “jornada democrática” financiada por miles de millones de pesos del erario publico, forjada por campañas de lodo, candidatos que parecen mas delincuentes de cuello blanco, en el mejor de los casos, y comunes en el peor; partidos políticos que actúan sin mayor recato como las organizaciones criminales que son, constituye apenas la primer respuesta del hartazgo popular.
Pero no debe perderse de vista que la fuerza de este movimiento popular apenas si alcanza poco menos de una docena de estados, ni la mitad del país; el resto se deja seducir por la plaga de spots en radio y tv, por candidatos independientes con amplio respaldo empresarial, o por candidatos de una supuesta derecha e izquierda inexistentes.
El discurso democrático, la fantasía de vivir en libertad por el solo hecho de depositar un voto, y poder elegir entre un puñado de personajes, sigue siendo el discurso dominante, el que permea en la mente de las mayorías.
Unas mayorías que necesitan reflexionar y preguntarse: ¿Por qué los mismos que votan sexenio tras sexenio por recortar los recursos destinados a derechos tan básicos como la salud o la educación?, ¿Porque esas personas, políticos y conductores de radio y televisión, que tan vehementemente aplauden el recorte al mínimo de los derechos laborales en pos de la subcontratación?, ¿Por qué esas mismas voces que exigen acotar el derecho a la libre manifestación, son las que defienden con tanto ahinco el derecho al voto?
El derecho al voto y el derecho al trabajo son los únicos derechos inviolables para las democracias occidentales, en el capitalismo, en su democracia, se nos pueden arrebatar todos los derechos, todos, menos esos dos.
Todo mundo tiene derecho a trabajar, mientras más horas, menor salario y menos prestaciones, mejor; porque lo que cuenta es seguir aumentando la fortuna del puñado que acapara la riqueza, por eso el que millones tengan derecho a ser mano de obra barata, prácticamente esclava, es un derecho que permanece intacto.
Y en esta perfecta sociedad democrática occidental en que vivimos, el derecho al voto también es inviolable, pues mediante este se legitima la dictadura de clase.
Se votaba en Latinoamérica bajo Pinochet, durante 71 años se votaba en el México del partido único, se voto en la transición, y se vota en esta supuesta democracia, democracia impuesta, democracia al servicio de unos cuantos, democracia que no nos representa.
El ensayo auténticamente democrático puesto en marcha en Guerrero mediante los ayuntamientos populares, ha puesto en evidencia la existencia de una alternativa, alternativa que toma en cuenta a todos, que no nos cuesta millones, y que solo excluye a los criminales, a los que actúan fuera de la ley pero acostumbran comprarla, y a los que actúan escudándose en ella, pues son quienes la hicieron, narcos, políticos y empresarios.
Es un mal ejemplo el que el pueblo se organice asimismo y pase por alto a las supuestas instituciones democráticas, instituciones constituidas sin preguntar a nadie, hay que decirlo; por eso hay que evitar que el ejemplo cunda, y para eso están los medios de comunicación masiva y las fuerzas policiales.
Por eso a unos días de la jornada electoral, en radio, tv y prensa escrita no cesa la campaña en defensa del derecho al voto y de censura a quienes promueven activamente el boicot; mientras que, congruentemente ejercito, fuerzas federales y demás elementos policiacos cumplen con la tarea de reprimir, apoyados a veces, como en Tlapa, por gentuza de la peor calaña, desclasados y lumpen sin uniforme, pero igual que “periodistas” y guardianes del orden, vendidos al mejor postor.
El derecho al voto en un régimen de simulación democrática solo sirve para legitimar a los grupos que viven del erario publico, legitima que estos en su calidad de senadores y diputados ofrezcan al mejor postor nuestros recursos naturales, legitima las reformas lesivas en contra de la clase trabajadora, legitima y avala la represión en contra de quienes protestan, protege con la ley en la mano a quienes solo ofrecen a los mexicanos inseguridad y pobreza, es por eso que se llama al boicot activo, pero quizá mas importante a la reflexión que permita en un futuro ampliar las acciones a toda la República, quejarse no basta, lo más importante es organizarse y luchar.
http://kaosenlared.net/mexico-elecciones-2015-el-derecho-a-ejercer-el-voto/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario