La Vanguardia
El sistema de posicionamiento global es el fundamento de la guerra moderna y abre la puerta a la independencia estratégica militar de la UE
Bruselas anunció ayer [por el jueves] el estreno del sistema de navegación por satélite Galileo. Ni en la jubilosa declaración de la comisaria de industria Elzibieta Bienkowska, ni en los medios de comunicación de las dos naciones europeas con mayor peso, Alemania y Francia, se mencionó la palabra clave: militar. ¿Inocencia o ignorancia?
Algunos informes mencionaban el dato de que el sistema ayer estrenado, que estará completado en el 2018, “debía haberse estrenado en 2008”, sin entrar en los motivos del retraso.
Hace quince años, en una velada privada en la residencia del embajador español en Moscú, entonces recién reinstalada en un elegante palacete neoclásico que había sido embajada de Somalia durante la Unión Soviética, la entonces vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable del proyecto Galileo, Loyola de Palacio, explicó la feroz resistencia que el propósito encontraba de parte de Estados Unidos.
La enérgica de Palacio, que falleció prematuramente de un cáncer en 2006, explicó a este diario cómo se enteró de la carta que el tenebroso vicesecretario de defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, había enviado en diciembre de 2001 a sus hombres de confianza en la UE, entre ellos el ministro de defensa del Reino Unido y el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen (posteriormente secretario general de la OTAN), para que impidieran que Galileo prosperara.
De Palacio describió una verdadera conjura contra su labor, a cargo de británicos y daneses, con papeles que se perdían en su despacho, funcionarios europeos malintencionados hacia su labor y obstruccionismos de todo tipo.
Presentado como de uso civil, Galileo es, entre otras cosas, un paso fundamental para la “independencia estratégica” hacia la que apuntan los documentos de la “defensa europea”, un complicado dossier al que el Brexit ha dado cierto impulso, por ser el Reino Unido, el más fiel aliado de Washington en el continente, el principal adversario histórico de una defensa europea más independiente de Estados Unidos.
El sistema de posicionamiento global vía satélite (GPS) es el fundamento de la guerra moderna y es (era) un monopolio de Estados Unidos. Sin él no hay esas bombas inteligentes ni esos misiles exactos que han estado repartiendo la buena nueva occidental en el mundo desde el fin de la guerra fría, desde Yugoslavia hasta Afganistán, pasando por Irak y Siria. El hecho de que la Unión Europea disponga de un sistema propio, acaba con una dependencia estratégica militar hacia Estados Unidos, que en cualquier momento puede desconectar esa capacidad a otros países.
Que la Unión Europea adquiera ese recurso es condición esencial para la autonomía respecto a Estados Unidos de ese ejército europeo intervencionista que Berlín y París dicen querer poner en común. La tensión que tal posibilidad generaba, y genera, es la que explica el grueso de los ocho años de retraso de Galileo.
En su intento de persuadir a los europeos para que renunciaran a Galileo, la administración Bush prometió que prohibiría un uso de la desconexión de la señal de posicionamiento global, es decir la posibilidad de cegar a otros países, como arma estratégica, pero la promesa no disuadió a los europeos.
Tres años después, en octubre de 2004, en una tensa conferencia celebrada en Londres, Estados Unidos amenazó directamente a los europeos con “emprender acciones reversibles (interceptar) e irreversibles (es decir destruir)” contra los satélites europeos, en la hipótesis de que éstos fueran utilizados por un “adversario”, “para atacar con precisión a nuestras fuerzas”.
En junio Estados Unidos desconecto el sistema GPS en un radio de 254 millas náuticas alrededor de San Francisco y Los Ángeles, sin ofrecer demasiadas explicaciones sobre los motivos. Eso mismo puede realizarse con países enteros, si esos países no disponen de un sistema de geolocalización independiente, lo que equivale a la capacidad de cegarlos militarmente.
Mientras el informe mediático mencionaba ayer la utilidad de Galileo para localizar la pizzería o la gasolinera más próxima (la televisión francesa glosó anoche las ventajas que Galileo brindará en “operaciones de salvamento”), la SWP, un think thank oficial alemán se felicita por la posibilidad futura de, “intervenciones militares de la UE al margen de los intereses de Estados Unidos”.
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