En la víspera de Año Nuevo, mientras el presidente electo Donald Trump era el anfitrión de un grupo de oligarcas en su complejo de Mar-a-Lago en Florida, la activista y cineasta Valarie Kaur subió al púlpito de la histórica Iglesia Metropolitana AME, en Washington DC, para ofrecer unas palabras de esperanza en un momento que para muchos estadounidenses parecía el más desesperado.
Apenas dos meses antes, el país había sido testigo de cómo millones y millones de sus ciudadanos votaban por un fanático abiertamente xenófobo y sexista que presumía de ser un hombre fuerte autoritario, catapultándolo como el próximo presidente de EEUU.
Pero Kaur, cuya identidad sij la hace más vulnerable que para la mayoría de la gente las políticas reaccionarias de Trump, no estaba allí para llorar o para lamentarse. En un discurso que ya ha sido visto más de cuatro millones de veces en Facebook, defendió que hay que aprovechar la ocasión y transformarla en una oportunidad para cambiar.
"¿Y si esta oscuridad no es la oscuridad de la tumba, sino la oscuridad del útero materno? ¿Y si nuestra América no está muerta, sino que es un país a punto de nacer? ", preguntó Kaur.
Transcurrido un mes de la presidencia de Trump, no es una exageración decir que podemos estar presenciando una transformación, que tiene lugar en las calles y en las raíces de los EEUU.
La Marcha Nacional de las Mujeres el 21 de enero fue probablemente la mayor manifestación de la historia de EEUU. Desde entonces, ha habido protestas diarias en las principales ciudades del país contra Trump y la agenda republicana.
Se preparan nuevas manifestaciones masivas para los próximos meses, incluyendo una Marcha por la Ciencia el 22 de abril, la Manifestación popular por el clima , el 29 de abril y una Marcha de los inmigrantes el 6 de mayo. Los miembros del Congreso, tanto republicanos como demócratas, han tenido sus líneas telefónicas, mensajes de correo electrónico, oficinas y reuniones en los ayuntamientos inundados de votantes indignados.
Se han constituido decenas de grupos políticos de base, incluyendo el rápido crecimiento de Indivisible , para el cabildeo ciudadano de los legisladores, y Swing Left (Giro a la Izquierda), fundada para apoyar a los candidatos progresistas que se presenten en 2018. Las organizaciones de izquierda existentes han visto multiplicar su número de afiliados, en especial los Socialistas Democráticos de América .
Las campañas de desinversión, como las dirigidas a los inversores en el oleoducto de Dakota están ganando fuerza, utilizando la presión económica directa para influir en la política.
A pesar de la falta de un liderazgo común, el movimiento de protesta se ha desarrollado rápidamente, sin precedentes en la historia reciente. No da señales de reflujo, y se ha anotado victorias reales.
Las primeras huelgas
Una de las políticas más controvertidas de la nueva administración Trump ha sido la prohibición de viajar a EEUU a inmigrantes y refugiados de siete países de mayoría musulmana. Las protestas que se produjeron en los aeropuertos de todo el país tras anunciarse la prohibición tuvo un efecto inmediato, colocando a la oposición a Trump en los noticiarios de la noche, y produciendo un flujo de donaciones masivas a grupos de defensa jurídicos de derechos civiles como la ACLU, demostrando así al sistema judicial que había una resistencia pública a la orden presidencial.
El 9 de febrero, el tribunal de apelación del noveno distrito confirmó un recurso contra la orden, cancelando sus efectos. La administración ha sugerido que puede llevar el caso al Tribunal Supremo, donde no está claro qué decisión adoptarían los jueces. Y Trump ha afirmado que podría aprobar pronto una orden similar. Pero por ahora, la prohibición ha sido anulada.
La resistencia de masas ha obtenido muchas otras victorias tangibles contra Trump y los planes de la mayoría republicana. Incluyen bloqueo de un proyecto para revocar las normas de ética del Congreso, la retirada de un plan para vender más de tres millones de acres de tierras federales, el abandono de la candidatura para secretario de Trabajo del notorio ladrón de salarios y ejecutivo de una cadena de comida rápida Andy Puzder, y mucho más.
Pero la resistencia a la agenda de Trump no sólo ha revertido planes que ya existían. También ha contribuido a evitar políticas que la nueva administración probablemente hubiera impulsado.
Los más destacado en este sentido es el plan para derogar la Ley de Asistencia Asequible, que Trump se comprometió a derogar el "Día 1"durante la campaña electoral. En lugar de ello, sus esfuerzos han sido bloqueados por unos legisladores que se enfrentan a la fuerte reacción de sus electores furiosos ante la perspectiva de perder las ayudas asistenciales.
También están los múltiples proyectos de órdenes ejecutivas que se han filtrado a la prensa, pero no firmado. Estos incluyen nuevas medidas de gran dureza contra los inmigrantes indocumentados, incluyendo los llamador “dreamers” (soñadores), y un dramático retroceso en los derechos de la comunidad LGTBQ. Por supuesto, Trump todavía puede firmar estas órdenes, pero el hecho de que hayan aplazadas, si no bloqueadas definitivamente, es un testimonio del poder de la respuesta a estas medidas represivas.
La nueva disidencia
Lo más notable de las protestas que han afectado a EEUU durante el pasado mes no es sólo su alcance o incluso su regularidad, sino la creatividad y la novedad de sus tácticas.
Las protestas en los aeropuerto llevaron la crisis humana de la prohibición a los musulmanes directamente a los puntos de entrada en el país, transformando lo que para muchos había sido hasta entonces un centro de transporte benigno en un espacio político en plena ebullición. Y la concurrente huelga de conductor de taxi en el aeropuerto JFK de Nueva York tuvo un efecto inmediato, mostrando la solidaridad a través de un paro laboral generalizado que no podía ser ignorado.
Los trabajadores de la alimentación yemenitas en Nueva York se declararon en huelga en toda la ciudad este mes, y 5.000 personas se concentraron en el Borough Hall de Brooklyn para protestar contra las políticas de inmigración de Trump. Y el jueves, muchas empresas a nivel nacional cerraron y miles de personas se manifestaron como parte del "día sin inmigrantes", mostrando el poder económico de la población inmigrante de EEUU. En ambos casos, los propietarios de tiendas dejaron mensajes en sus puertas a los clientes para explicar por qué no estaban trabajando, relacionando directamente su protesta con su quehacer diario.
Los estudiantes también han desempeñado un papel importante, abandonando sus clases y tomando las calles como una demostración de fuerza contra las políticas del gobierno.
Estos son sólo algunos ejemplos de las acciones poco ortodoxas que se han producido en las últimas semanas, y muchos más están por venir. El 8 de marzo, se ha convocado una Huelga de Mujeres, que ha ganado el apoyo de las organizadoras de la Marcha de mujeres y de la que se han hecho eco desde la revista New York hasta Teen Vogue .
Este tipo de protestas tienen el poder de capturar la imaginación de aquellos que no participado antes en la actividad y la organización política y pueden alentarlos a actuar. A medida que la disidencia toma nuevas formas y se extiende a nuevos ámbitos de la vida de las personas, es capaz de propagarse en formas nunca vistas.
Como el académico e historiador de los movimientos sociales Frances Fox Piven explica en su libro Challenging Authority: How Ordinary People Change America:
“La gente común ejerce el poder en la política estadounidense sobre todo en esos momentos extraordinarios cuando se levantan con ira y esperanza, desafía las reglas que rigen normalmente su vida cotidiana, y, al hacerlo, interrumpe el funcionamiento de las instituciones en las que están inmersos”.
Ya sea en los aeropuertos, escuelas, lugares de culto, lugares de trabajo o centros urbanos, esto es precisamente lo que está ocurriendo.
Más allá de las acciones de masas
Por supuesto, los desafíos inmediatos y a largo plazo para la izquierda siguen siendo enormes. Este es sólo el primer mes de cuatro duros años. En el horizonte amenazan medidas aún más extremistas para intensificar las deportaciones, criminalizar aún más a los musulmanes, y acabar con las regulaciones relacionadas con el cambio climático , además de un asalto en toda regla dirigido por los republicanos contra las conquistas progresistas de los últimos años.
Y hasta ahora este nuevo movimiento de protesta ha sido principalmente de oposición, en respuesta a los ataques del nuevo gobierno. Pero cualquier programa para ganar poder también requiere una visión audaz de un tipo diferente de sociedad, una centrada en las necesidades de las personas que sea una verdadera alternativa al tipo de programa racista y pro-empresarial que intenta llevar a cabo Trump.
Para ver un "nuevo nacimiento" de EEUU, se requiere no sólo un enemigo común, sino principios y objetivos comunes que hagan avanzar la igualdad y la libertad, que guíen la actual explosión de activismo, pasando de las manifestaciones en las calles a la aplicación de política progresistas que ataquen el corazón de un sistema económico y político fundamentalmente injusto.
Es cada vez más evidente que el choque de la elección de Trump como presidente -y su ataque a los cimientos de nuestra democracia- ha desbordado rápidamente la indignación de masas, para convertirse en una protesta coordinada.
En lugar de simplemente preguntar "¿puede hacer Trump eso?", los estadounidenses se preguntan cada vez más "¿podemos hacer eso?". Esta es la forma de pensamiento creativo, alentado por la resistencia a un dirigente demagogo, que puede empezar a buscar una nueva orientación. Los próximos pasos dependen de nosotros.
In These Times. Traducción para Sinpermiso: Enrique Garcí. Extractado por La Haine
http://www.lahaine.org/eeuu-las-protestas-masivas-contra
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