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13 abril 2017

¿Representa la agroindustria un puntal de desarrollo?


La acumulación de capital en el Paraguay





“…En la historia de la acumulación originaria hacen época todas las transformaciones que sirven de punto de apoyo a la naciente clase capitalista, y sobre todo los momentos en que grandes masas de hombres se ven despojados repentina y violentamente de sus medios de producción para ser lanzadas al mercado de trabajo como proletarios libres, y privados de todo medio de vida. Sirve de base a todo este proceso la expropiación que priva de su tierra al productor rural, al campesino..." (Karl Marx, El Capital Libro I, Cap. XXIV)

Entender la centralidad económica del Paraguay pasa por comprender necesariamente el papel de la renta (1) y el carácter privado de su apropiación a través de diferentes cursos y mecanismos distributivos o de apropiación, y, sobre todo cuando pensamos en la agroindustria como un posible puntal del desarrollo económico para el Paraguay. Antes de proseguir detengámonos un momento en analizar brevemente qué es la renta.

¿Qué entendemos por renta?



En principio pudiéramos decir que la renta (2) –en el sentido neoclásico- es cualquier forma de ingreso percibido, excluyendo así su carácter específico. Por ejemplo, para David Ricardo (1985) (3), las tierras de peor calidad no deberían de pagar renta. En Samuelson y Nordhaus (1999) encontramos que la renta es el “flujo de salarios, intereses, dividendos y otros ingresos que recibe un país o una persona durante un período determinado (normalmente un año)”, en cambio, en la The New Palgrave Dictionary of Economics (2008): define la renta como “el pago por el uso de un recurso, bien sea tierra, trabajo, equipos, ideas o incluso dinero”. El término suele estar restringido al pago de cualquier recurso. Es con Marx donde la renta adquiere un carácter específico tomando en cuenta que bajo el capitalismo todo absolutamente todas las cosas adquieren el carácter de mercancía aun cuando estas cosas no sean creadas por el trabajo humano, por ello, para Marx no tiene ningún sentido que el dueño de la tierra (de peor calidad) no cobre al capitalista por su uso, es ahí donde entra el tema la supervivencia de los diferentes sujetos sociales bajo el capitalismo, la valorización del valor, o sea, la valorización del capital bajo el influjo de la propiedad privada.


Según Marx… La propiedad privada sobre la tierra presupone el monopolio que ejercen determinadas personas sobre ella y que les otorga el derecho de disponer de la misma, partiendo de esta base, la valorización económica del territorio tiene lugar bajo el régimen de producción capitalista y es en este sentido en el que la renta del suelo constituye la forma en la que se realiza económicamente la propiedad territorial (4). 

Es decir, la renta es el monopolio sobre la propiedad de condiciones no reproducibles por el trabajo humano, tal es el caso de la tierra que es una mercancía no producida por el hombre.

De este modo, el capitalista arrendatario en forma contractual acuerda con el terrateniente la entrega de determinada suma – renta del suelo- por su utilización y se compromete a la vez en mejorarla, cuestión que incrementa el valor del territorio. Es por ello que al arrendatario le interesa la disminución del período de arrendamiento y este problema se soluciona a través de la compra-venta de las tierras que en el caso paraguayo (se da por medio o mediante) de la usurpación y expropiación violenta y brutal de los pequeños productores y de sus familias, avalada por el Estado burgués y sus instituciones.

En este sentido, la tasa de ganancia y la renta de la tierra constituyen dos variables fundamentales de la acumulación de capital (5), que debemos tener presente al momento de analizar la dinámica capitalista del sector agroindustrial y de los subsectores que lo conforman. Es preciso comprender en este punto que por lo general en las economías latinoamericanas el capital industrial sea nacional o extranjero radicado en la región por lo general se sirve de la renta para su valorización y un ejemplo de ellas son las agroindustrias.

En el Paraguay, el desarrollo de la acumulación capitalista conlleva en este sentido a la concentración y centralización del capital y de la tierra, y por consiguiente, la expulsión de miles de familias campesinas de sus territorios siendo despojadas de los medios de sustento. Los resultados de la expansión del agronegocio son alarmantes, haciendo del Paraguay el país con la peor distribución de la tierra.

En este sentido, cifras correspondientes al año 2008 indicaban que el 3% de las fincas ocupaban el 85% de la tierra, en tanto que datos actuales señalan que el 94.25% de las tierras son destinadas a la producción de materias primas para exportación mientras que solamente el 5.75% es destinada a la producción campesina (6).

¿Qué es Paraguay y que representa para el mercado mundial?

La economía paraguaya se caracteriza fundamentalmente por el elevado grado de apertura y en este sentido según informes del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP) en el 2013 el Grado de Apertura de la economía paraguaya alcanzaba el 88%, índice que comparado con el MERCOSUR, igual al 25%, Alianza del Pacífico 55% y el resto de la región latinoamericana y caribeña, Paraguay alcanzaba el mayor grado de apertura (7). Este indicador expresa a su vez el grado de dependencia externa del país, un elevado grado de dependencia externa implica mayor vulnerabilidad a los shocks externos fundamentalmente cuando éstos afectan a sus mayores socios comerciales intrazona y extrazona.

La liberalización económica constituye en una tranca para el desarrollo de un tejido industrial que posibilite al país mejorar su competitividad y productividad, ya que las escasas empresas nacionales se ven incapaces de competir ante productos provenientes de países vecinos con una mayor productividad del trabajo.

Las exportaciones de la economía paraguaya se sostienen fundamentalmente en el sector agrícola, siendo este el que genera mayores ingresos en divisas. El sector de los agro negocios representó en el año 2015 el 41% de la economía nacional, en lo que respecta a la participación por sectores en la composición del PIB en el mismo año, la agricultura representó el 18.5% y la agroindustria el 2.3% (8). 

En lo que respecta al año 2016 la Cámara Paraguaya de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO) compuesta por las siguientes empresas; ADM, ALGISA, BISA, Bunge, Cargill, ContiParaguay, COPAGRA, MERCO (LDC) y Oleaginosa Raatz, expresaba que el sector agroindustrial registró una fuerte contracción y desde hace 4 años no se registran inversiones nuevas en el sector que vayan más allá del mantenimiento de la capacidad instalada en el país (9). 

La contracción del sector en el año 2016 se debió según la CAPPRO al incremento de la exportación de la materia prima, la misma que es procesada en los países vecinos. En el año 2016 la exportación de la soja en su estado natural representó el 60% de la producción local, mientras que el 40% restante correspondió al sector agroindustrial (10). 

Como hemos podido apreciar, la especialización que le ha dado el capital a la economía paraguaya es orientado en torno a la exportación de productos con escaso valor agregado, lo cual se encuentra relacionado a la posición que ocupa el país en el mundo como proveedor neto de materias primas, lugar que le fuera asignado gracias a la división internacional del trabajo sustentada en la teoría de las ventajas competitivas, elemento predominante en el intercambio comercial.

El desarrollo primario agroexportador y la disputa por la renta

El desarrollo primario agroexportador es el eje central de la economía paraguaya, este sector es altamente competitivo, completamente mecanizado – elementos que contradicen la teoría de la existencia de un “capitalismo atrasado con rezagos feudales”- lo cual implica una escasa utilización de mano de obra, por tanto baja capacidad para absorber la demanda laboral vigente en el país y siendo a su vez, el responsable del éxodo masivo de los campesinos hacia las ciudades o a países vecinos, convirtiéndose en exiliados económicos.

Este sector es el de mayor expansión y generador de divisas, en él se refleja el carácter privado de la renta, es decir, no es el Estado paraguayo el que disputa la renta agraria a través de mecanismos impositivos o retenciones, sino mas bien son los actores privados de los diferentes sectores que componen la economía nacional quienes se disputan la renta.

En este sentido, el tipo de cambio representa un mecanismo de distribución de la renta, al igual que el gasto público, el gasto social, el subsidio a determinados productos, etc. Y en este sentido podemos apreciar que son los actores privados tales como el capital comercial, la banca y el capital industrial son quienes resultan ganadores en esa disputa, con los subsidios a la electricidad, al combustible, etc. En tanto que el gasto social y el gasto público se ven severamente afectados por las políticas económicas restrictivas impuestas por los gobiernos de turno, cuestión que profundiza la concentración de la riqueza en pocas manos y la pauperización de la mayoría.

¿Agroindustria para el desarrollo?

En este punto cabe preguntarnos si la agroindustria puede sostenerse sin la renta, lo cual es el “deber ser”, y en ese sentido A. Smith ha demostrado que la renta del suelo del capital invertido en la producción agrícola se halla determinada por la renta del suelo que arroja este capital (11). 

Igualmente, al hablar de “desarrollo” debemos comprender que cualquier actividad económica no implica per se desarrollo económico, es decir, es menester el Estado y sus instituciones el diseño de un Plan de Desarrollo Nacional y la instrumentación de políticas económicas que coadyuven a este proceso. Es preciso igualmente diferenciar desarrollo económico de crecimiento económico, pues de nada sirve la expansión del PIB si observamos una sociedad en la que la brecha entre ricos y pobres se va ensanchando cada vez más, lo cual responde naturalmente a la lógica del funcionamiento del modo de producción capitalista que tiende a la concentración de la riqueza en pocas manos y la pauperización de la clase trabajadora enajenada en el capital. De ahí que quepa la pregunta ¿Es posible hablar de “desarrollo” en el capitalismo?, evidentemente no. Es precisa una nueva forma de organización social para lograr superar los flagelos sociales provocados por un sistema económico basado en la expoliación de los recursos naturales y la explotación de la fuerza de trabajo.

Al preguntarnos ¿Agroindustria para el desarrollo? Debemos considerar cuáles son los sectores que generan mayores ingresos en divisas necesarias para el funcionamiento del resto de la economía. Así como cabe preguntarnos cuáles son las reales potencialidades del sector en lo que se refiere a generación de empleo y la utilización de tecnologías amigables con el medio ambiente, teniendo en cuenta el carácter depredador del modelo económico vigente y fundamentalmente preguntarnos cuáles son los actores que se disputan la renta, teniendo en cuenta que el proceso de acumulación de capital posee un contenido mundial que se expresa en formas nacionales.

Notas:

(1) La renta puede ser minera, petrolera, comercial, importadora o agrícola, independiente de las particularidades de cada sector, el fundamento de esta categoría económica es el mismo (Muñoz, 2012).

(2) En Asdrúbal Baptista (2010) podemos encontrar la distinción entre renta y renta de la tierra.

(3) Ricardo, D. (1985). Principios de economía política y tributación. Editorial Ayuso. Madrid, España. 

(4) Marx, Karl “El Capital” Libro III, Sección Sexta. Capítulo XXXVII. Pág. 626 – 650.

(5) Dachevsky, F. G., y Kornblihtt, J. (2011). Aproximación a los problemas metodológicos de la medición de la tasa de ganancia y la renta de la tierra petrolera. Documento de Jóvenes Investigadores, 27. 

(6) http://www.baseis.org.py/wp-content/uploads/2016/12/informe-agronogecio-2016.pdf sitio web consultado el día miércoles 29 de marzo de 2017.

(7) http://www.cadep.org.py/2011/11/obei-informes/ Informe Nro. 5: Evaluación del Comercio Exterior 1991 – 2013. Consultado el día jueves 30 de marzo de 2017



(10) Íbidem

(11) Marx, Karl “El Capital” Crítica de la Economía Política. Libro III. Sección Sexta. Capítulo XXXVII. Pág. 625 – 650.

Alhelí González es licenciada en economía por la Universidad de Pinar del Río, Cuba. Año 2014. Miembro de la Sociedad de Economía Política del Paraguay.







https://www.rebelion.org/noticia.php?id=225284


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