Reuters
Traducido del ingles para Rebelión por J. M.
Kafr Aqab no es el destino soñado de nadie, este vecindario superpoblado separado de la adyacente Jerusalén Este por el muro de Israel en la ocupada Cisjordania es notorio por sus calles llenas de baches, drogas y violencia.
Una vista muestra el muro israelí mientras se ven edificios de Kfar Aqab en las afueras de Jerusalén, cerca de Cisjordania. Ramala, 7 de noviembre de 2017. REUTERS/ Mohamad Torokman
Pero para los matrimonios palestinos en los que un miembro de la pareja proviene de Cisjordania y el otro del territorio que Israel declaró parte del Estado israelí, el barrio marginal es un refugio donde pueden vivir juntos legalmente.
Cuando Yacout Alqam, de 23 años y residente de Jerusalén Este, conoció a su prometido, le encantó que fuera "muy amable. Muy libre todo".
Solo que había una trampa: "El problema de las tarjetas de identificación", dijo Alqam, y su amplia sonrisa se desvaneció.
Originaria de Jerusalén Este, Alqam tiene una tarjeta de residencia en Jerusalén emitida por Israel que le proporciona muchos beneficios pero no la ciudadanía real. Israel anexó el área después de la guerra de Medio Oriente de 1967 en una avanzada no reconocida internacionalmente.
Su prometido Adham Abu Lateefa, de 23 años, es un palestino de Cisjordania, territorio también capturado por Israel en 1967, pero donde la Autoridad Palestina administra un autogobierno de forma limitada.
Con una tarjeta de identificación de Cisjordania, Lateefa no puede, bajo las reglas israelíes, vivir en Jerusalén Este. Alqam no puede vivir en Cisjordania sin correr el riesgo de perder su permiso de residencia, ya que debe probar que reside en Jerusalén para seguir portándolo.
Un niño palestino camina en Kfar Aqab a las afueras de Jerusalén, cerca de Cisjordania. Ramala, 7 de noviembre de 2017. REUTERS/Mohamad Torokman
Entonces, junto con lo que los residentes describen como apartamentos llenos de otras parejas "mixtas", Adham y Alqam ven una solución en una especie de zona de penumbra en Kafr Aqab.
Dado que sus habitantes pagan los impuestos municipales de Jerusalén, Alqam puede vivir en Kafr Aqab y aún así ser considerado un residente de Jerusalén Este. Y debido a que el muro de Israel y un puesto de control militar separan a Kafr Aqab de la ciudad, su prometido puede residir allí, incluso con su tarjeta de identificación de Cisjordania.
Debido a su estatus especial Kafr Aqab, que una vez fue un pequeño vecindario de varios miles de personas, ahora tiene una población de decenas de miles que viven en edificios en ruinas donde los apartamentos se venden por una cuarta parte de lo que cuestan en el resto de Este de Jerusalén.
Haya Khader, maestra palestina de Jerusalén Este, se casó con su novio de la escuela secundaria, residente de Cisjordania hace 18 años. Poco después de casarse estalló una revuelta palestina e Israel construyó el muro denominándolo baluarte contra los ataques a sus ciudades. Los palestinos lo consideran un acaparamiento de tierras.
Khader dijo que odia vivir en Kafr Aqab, donde "nadie es responsable de nosotros", lo que lleva a servicios municipales deficientes. Las autoridades israelíes rara vez se aventuran a entrar, dijo, mientras que la Autoridad Palestina no tiene jurisdicción.
Khader dijo que está resignada a la situación. Pero Alqam está esperando que se le otorgue a su prometido un permiso para vivir en Jerusalén por la ley de unificación familiar de Israel.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.
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