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21 noviembre 2017

Tambores de guerra en Líbano


Yassamine Mather
La saga política que implica el Líbano, Arabia Saudi (con apoyo de Israel y EEUU) e Irán sigue siendo noticia y estamos muy lejos de una solución
Mientras tanto, la guerra en Yemen - escenario de otra guerra interpuesta entre Irán y Arabia Saudi - está entrando en una fase más peligrosa. Unos 10.000 yemeníes han muerto en los combates, mientras que la población de Yemen es víctima de las sanciones saudís, que impiden que alimentos y medicinas lleguen a la población, al mismo tiempo que bloquea la huida de los yemeníes del país.

Así que no fue una sorpresa que en su primera entrevista televisiva desde su renuncia, el ex primer ministro libanés Saad Hariri hiciese una dura advertencia sobre la amenaza real que representa para la economía si el reino saudí impone nuevas sanciones económicas contra el Líbano. Hariri negó que estuviera retenido en Arabia Saudi contra su voluntad, alegando que estaba allí para servir a los intereses del Líbano, para proteger al país de Irán y Hezbollah - que, repitió, estaban tratando de apoderarse del país.

Antes de la entrevista, Michel Aoun, el presidente libanés cristiano, había declarado que la situación de Hariri en Arabia Saudi despertaba dudas sobre todo lo que había dicho o podría decir, y sus declaraciones no podían considerarse expresión de su libre voluntad: estaba en "misteriosas circunstancias" en Riad, que restringían su libertad y "le imponían condiciones sobre su residencia y a miembros de su familia que estaban con él".

Según la web de The Atlantic, el primer ministro libanés "parecía incómodo":

"A veces, él y su entrevistador, de su propio canal de televisión, miraban fuera de cámara a quienes les daban indicaciones. La entrevista terminó abruptamente después de que Hariri "diese a entender que podría retirar su renuncia y negociar con Hezbollah, apartándose aparentemente del guión saudí. "No estoy en contra de Hezbollah como partido político, pero eso no significa que le permitamos destruir el Líbano", dijo. Su renuncia no amenaza en absoluto el poder de Hezbollah; en todo caso, el vacío de poder beneficia a Hezbollah, que no necesita al estado libanés para reforzar su poder o legitimidad". 1

La web World Pro News afirma: "en la entrevista del domingo, casi 55 minutos después de comenzar, se vio a un misterioso hombre, atrapado brevemente por la cámara, que sostenía un pedazo de papel en la línea de visión de Hariri." 2

La entrevista de televisión fue bastante dramática. Según el diario israelí Ha'aretz, Hariri estalló en lagrimas diciendo:

"Sé que hay un número considerable de libaneses que se preocupan por mí. Estoy aquí con el mensaje de que el Líbano es lo primero. Hay países que estoy visitando a los que les preocupa más el Líbano que a las facciones dentro de Líbano y eso me duele mucho".

Al referirse a una entrevista con un colaborador del cider supremo de Irán Ali Khamenei, Hariri dijo:

"En mi conversación con un asesor del líder espiritual iraní en Beirut antes de [mi] renuncia, deje claro que Irán no debe intervenir en los asuntos de los países árabes, entre ellos el Líbano, a través de Hezbollah. Estoy a favor del pluralismo y de la actividad política de los partidos de cada comunidad [religiosa] en el Líbano, pero esos partidos tienen que trabajar por el bien del Líbano, no de otros países. Nosotros en el Líbano hemos adoptado una política de no intervención en los asuntos de otros países, y esta política se ha erosionado en los últimos años". 3

El asesor de Jamenei fue Ali Akbar Velayati, quien se apresuró a negar las acusaciones. Refiriéndose a su encuentro con Hariri en Beirut un día antes de su repentina renuncia, dijo que, contrariamente a las afirmaciones de Hariri, las conversaciones no fueron "duras, violentas o amenazantes". Velayati negó que Irán hubiese estado interfiriendo en los asuntos del Líbano, añadiendo que en la reunión Hariri había tratado de jugar el papel de mediador entre Teherán y Riad.

Cambio de actitud

En el Líbano la dimisión de Hariri ha provocado indignación contra la familia real saudí. De acuerdo con el servicio persa de la BBC,

El conductor del taxi en Beirut dijo que si se da cuenta que ha recogido un pasajero saudí le pedirá salir de su coche. Se refiere a Mohammad bin Salman, el príncipe heredero saudí, como " Ya elbal shom" (que horrible vergüenza). A continuación, levanta sus brazos al cielo y dice: "Dios, este niñato quiere llevar la guerra a nuestro país, para que nos perdamos en las montañas. Esperemos que todos ustedes [los árabes] del Golfo ardan en el fuego de su propio petróleo". 4

El periodista añade que la opinión del taxista es típica de las expresadas por los libaneses de todas las creencias. Por ejemplo, el 12 de noviembre Beirut celebraba una maratón y muchos corredores y espectadores llevaban pancartas con referencias a Hariri: "Te esperamos - no creemos tu dimisión".

El 13 de noviembre hubo rumores de que Bahaa Hariri, el hermano del ex primer ministro, iba a reemplazarlo. Sin embargo, el ministro del Interior Nohad Machnouk descartó la idea: "En el Líbano cuentan las elecciones, no las promesas de lealtad."

Los que se han puesto en contacto con Hariri en Riad dicen que no suena como él mismo y que responde a todas las preguntas acerca de como está con una breve frase: "Estoy bien". Cuando se le pregunta si va a volver, responde: "Inshallah" (si Dios quiere). 5

El periódico Al Akhbar de Beirut, cercano a Hezbollah, afirma que el plan es enviar a Saad Hariri a Beirut para que presente su carta oficial de dimisión, desde donde viajaría a una capital europea - probablemente París - y abandonaría la política.

Los sectores de la prensa árabe y los medios de comunicación no pagados directamente por los saudíes, los reporteros y comentaristas también critican con desprecio otra de las medidas estrella saudíes: la lucha contra la corrupción. Según Odeh Bisharat, en Ha'aretz :

"Es ridículo escuchar como el joven príncipe heredero Mohammed bin Salman encarcela a decenas de miembros de la familia real y otras figuras de alto rango bajo sospecha de corrupción. Después de todo, el reino fue fundado sobre la corrupción. En todas partes brota la corrupción; cerca de cada pozo de petróleo, hay un manantial de corrupción. No es un reino con corrupción: Arabia Saudi, bajo la administración complaciente de la familia real, es la corrupción hecha reino ....

El petróleo saudí se ha convertido en una herramienta para la represión de la cultura progresiva, para impedir el avance de la condición de la mujer y, sobre todo, para apoyar las tendencias fundamentalistas, desde la creación de los Hermanos Musulmanes en Egipto hasta el establecimiento de Al Qaeda y otras organizaciones terroristas . Y todo ello con la bendición y apoyo del Occidente desarrollado". 6

Al igual que en otras partes del mundo árabe, la influencia saudí en el Líbano está directamente relacionada con su poder económico. Arabia Saudí impuso sanciones económicas contra el Líbano en 2015, congeló 3 mil millones de dólares en ayudas al ejército libanés y cancelo contratos de negocio entre los dos países. La amenaza económica que Hariri menciona en su entrevista en la televisión hace referencia a más sanciones de Arabia Saudí y de otros países contra las remesas enviadas por 400.000 ciudadanos libaneses que trabajan en el Golfo Pérsico. Se estima que el Líbano recibe alrededor de 2.500 millones de dólares enviados a su país de origen por los trabajadores libaneses en los emiratos ricos en petróleo.

Para muchos ciudadanos libaneses, el nuevo enfoque, que se produce después de una década de esfuerzos fallidos de Arabia Saudi para reforzar el Movimiento Futuro de Hariri como fuerza clientela suya, es una venganza colectiva contra todo el Líbano. De acuerdo con este punto de vista, Arabia Saudí ya no distingue entre suníes amistosos, chiíes hostiles y la comunidad cristiana: Riad ha decidido actuar contra de los intereses del país en su conjunto.

Economía

La situación económica del Líbano no es muy diferente de la de muchos otros países de la región. Desde la década de 1990 se ha enfrentado a una caída de ingresos (el equilibrio de la balanza comercial del Líbano tiene un déficit de 15.65 mil millones de dólares en 2016), lo que ha acumulado una importante deuda internacional. La incertidumbre sobre el futuro ha provocado tasas pobres de crecimiento, mientras que la corrupción, que abarca todo, se suma a los problemas económicos del país. Según el Banco Mundial, la guerra en Siria y la reubicación de 1,5 millones de refugiados de Siria en el Líbano está costando alrededor de 7.500 millones de dólares al año.

Si bien las actuales sanciones saudíes claramente han dañado la economía libanesa, cualquier nueva sanción - incluyendo los intentos de retener las remesas de los trabajadores en los países del Golfo Pérsico, restringir el turismo, y aislar al sector financiero libanés cortando su acceso a las capitales árabes -, quebrarán sin duda el país. Según un informe en la página web del Washington Institute,

"... el 80% de la inversión extranjera directa en el Líbano viene del Golfo, de la que el 40% va al sector inmobiliario. Aunque las inversiones del Golfo en el Líbano no han aumentado desde 2012, a pesar de los problemas políticos periódicos, los inversores no han vendido en masa sus inversiones y dañado a la economía. Últimamente, sin embargo, el Líbano ha sido testigo de una caída del 10-20% del valor de los bienes raíces. Sin duda, una venta masiva de propietarios del Golfo tendría consecuencias aún más graves para el robusto mercado inmobiliario del Líbano ....

Lo más importante, sin embargo, es el posible impacto de Arabia Saudí en el sector bancario libanés. Los depósitos saudíes en el Banco de Líbano, como se conoce al banco central del Líbano, son de unos 860 millones, una suma originalmente colocada allí para ayudar a estabilizar la lira libanesa cuando Rafiq Hariri, el difunto padre de Saad, fue elegido primer ministro en 1992. Para apoyar a Hariri y a sus planes económicos para el Líbano, Arabia Saudí acordó mantener estos depósitos en el Banco central.

Ahora que Arabia Saudí ha "declarado la guerra" al Libano y que Saad Hariri ha renunciado, es probable que Riad retire estos depósitos. Aunque en general los depósitos representan sólo alrededor del 2% de las reservas extranjeras del Líbano, su retirada podría sacudir la confianza en el Banco Central, y desestabilizar la lira." 7

En este sentido, la predicción pesimista de Hariri en su reciente entrevista televisada, tiene fundamentos serios.

Riad también continúa ejerciendo su influencia sobre el resto de la región. La economía de Egipto, como la de Líbano, ha estado históricamente ligada al capital de Arabia Saudí y el Golfo desde la época de Sadat y Mubarak hasta el gobierno de los Hermanos Musulmanes y ahora del general Abdul Fattah el-Sisi. La semana pasada el-Sisi anunció que la segunda ronda de conversaciones de reconciliación entre los representantes de las dos principales facciones palestinas, Fatah y Hamas, se llevaría a cabo en El Cairo el 21 de noviembre.

Egipto parece haber encontrado una solución a la difícil cuestión de quién va a controlar las fuerzas de seguridad palestinas. El plan propuesto consiste en la creación de un consejo de seguridad nacional, en el que Hamas y la Autoridad Palestina tendrán igual representación, con la participación directa de las autoridades militares egipcias, que tendrán la última palabra sobre cualquier desacuerdo entre las dos facciones.

Una de las razones por las que Egipto (alentado por Arabia Saudí) está tomando tanto interés en un acuerdo entre Hamas y Fatah es el deseo de reducir la influencia de Irán en esa parte de Oriente Próximo. A principios de noviembre, el rey saudí convocó a Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, a Riad, donde se le recordó la importancia de un acuerdo con Hamas - uno que reduzca la influencia iraní en los asuntos palestinos y presumiblemente refuerce el papel de Egipto.

Así que cuando el Estado Islámico pierde todo su antiguo territorio en Irak y Siria, la zona de conflicto entre Arabia Saudí (con el apoyo de los EEUU y en cierta medida, Israel) y la República Islámica de Irán (apoyada por Rusia) se ha expandido hasta cubrir la mayor parte de Oriente Próximo- desde el Líbano, Siria y los territorios ocupados hasta Yemen y Afganistán.

El conflicto tiene muchas facetas - económicas, políticas y militares. Sus víctimas son las personas comunes de la región, que están excluidas de cualquier decisión sobre la política exterior y militar.

Y, como si eso no fuera suficiente, tienen que soportar el incesante ataque de propaganda mediática de ambos lados. Irán y su aliado, Hezbollah, utilizan varias estaciones de televisión árabes, como Al Manar y Al Kawzar, además de Press TV en Inglés, mientras que los príncipes saudíes y sus aliados financian una serie de estaciones de televisión por satélite en persa. Estos van desde cadenas de mala calidad con sede en Los Ángeles, a otras de noticias más respetables, como Irán Internacional. Esta pretende ser una cadena de noticias 'independiente' pero, sin embargo, está dirigida por un consorcio de financieros saudíes.

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Notas:



weeklyworker.co.uk. Traducción: Enrique Garcíapara Sinpermiso. Extractado por La Haine




https://www.lahaine.org/mundo.php/tambores-de-guerra-en-libano


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