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30 septiembre 2018

Theresa May y el laberinto del Brexit



Por Glenda Arcia *

La Habana (PL) A menos de 200 días de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), prevista el 29 de marzo de 2019, el descontento y la inseguridad crecen en ese país, así como la posibilidad de la destitución de Theresa May y de un segundo referendo.

Diversas son las opiniones de los analistas sobre el desenlace del Brexit, pero 'incertidumbre' es la palabra más mencionada por los diarios luego de que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidiera al gobierno británico repensar y reelaborar sus propuestas sobre asuntos esenciales para la firma de un acuerdo final.

El político polaco aseguró que la frontera con Irlanda y el marco para la cooperación económica -los tópicos más importantes y complicados- necesitan ser revisados y renegociados.

Durante una cumbre informal en Salzburgo, Austria, Tusk indicó además que el plazo para cerrar un pacto sobre el divorcio vence en octubre y solo se convocará a una cumbre extraordinaria en noviembre si están las condiciones dadas para formalizar el convenio.

El fuerte rechazo de los 27 a la estrategia trazada por la primera ministra británica fue considerado un acto de humillación a la jefa de Gobierno, quien se mostró profundamente indignada y consideró inaceptable que el bloque rechace el documento sin ofrecer explicaciones detalladas ni hacer contrapropuestas.

El texto de la líder conservadora, conocido como Plan de Chequers, plantea la creación de un área de libre comercio para bienes, sujeta a una especie de reglamento común que mantendrá al Reino Unido alineado a los estándares y reglamentos de la UE.

Según Tusk, lo anterior no es viable porque viola los principios de funcionamiento del bloque, lo cual hace cada vez más probable 'una separación sin convenio'.

May criticó la postura asumida por la alianza comunitaria y aseguró que no aceptará ningún acuerdo que atente contra la integridad de su país o vaya en contra de los resultados del referendo efectuado en junio de 2016, donde 17 millones 410 mil 742 británicos (52 por ciento) apostaron por abandonar la UE.

'Siempre dije que es mejor una salida sin convenio que firmar un mal pacto', aseveró tras exigir respeto por parte de sus socios europeos y afirmar que las conversaciones se encuentran en un punto muerto.

Sin embargo, el problema va más allá de las diferencias con Bruselas: el Chequers no es criticado solamente por el bloque comunitario, sino también por grupos euroescépticos dentro y fuera del Partido Conservador.

De hecho, la aprobación de ese plan en julio de este año provocó la dimisión del entonces ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, y del titular británico para el Brexit, David Davis.

Con las filas de su propia formación divididas y descontentas, May se enfrenta a una UE poco colaborativa, pero también a una oposición interna con una postura más definida y peligrosa.

Durante su Conferencia Anual, celebrada del 22 al 26 de septiembre, el Partido Laborista aprobó una moción que dispone el rechazo a todo convenio propuesto por la jefa de Gobierno y la convocatoria a elecciones anticipadas.

De no lograr la celebración de los comicios, los seguidores de Jeremy Corbyn apoyarán 'todas las opciones que continúen sobre la mesa, incluida la campaña por una segunda consulta popular sobre el Brexit'.

Aunque no se precisa si el referendo deberá incluir la posibilidad de permanecer en la alianza comunitaria, el secretario de esa organización para la salida de la UE, Keir Starmer, indicó que esa alternativa no puede ser descartada.

'El Parlamento tendrá la primera palabra y, si se produce un impasse, haremos campaña por un voto popular. Nadie puede excluir la continuidad en el bloque como una opción', aseveró.

Por su parte, el líder de la formación, Jeremy Corbyn, dijo aceptar la decisión de los afiliados, pero no aclaró cuál sería su postura en una posible votación sobre el Brexit.

Aunque también divididos, los laboristas tienen ante sí la posibilidad de desestabilizar a los conservadores, sin mayoría absoluta en el Parlamento y dependientes del Partido Unionista Democrático, de Irlanda del Norte.

Por si fuera poco, alrededor de 50 diputados tories, miembros del llamado Grupo Europeo de Investigación, consideran ineficaz el plan de May para salir de la UE y creen que su dimisión es necesaria.

Dichos políticos participaron a inicios de septiembre en una reunión para analizar los posibles escenarios en caso de que se llegue o no a un acuerdo final sobre el Brexit y para determinar cuándo y cómo interrumpir el mandato de la primera ministra.

Si bien algunos conservadores aseguran que es un error cambiar el liderazgo de la formación y del Reino Unido en estos momentos, parte de los presentes en el encuentro indicaron que enviaron cartas a la dirección de su grupo parlamentario para expresar su desacuerdo con la dirección del país.

Según las normativas, para realizar una votación sobre el cambio de Gobierno es necesario que May renuncie o que el 15 por ciento de los diputados tories (48, en este caso) exija una moción de censura en su contra.

Con este complejo entramado de fondo, los analistas consideran difícil realizar pronósticos acertados sobre el futuro del Reino Unido.

Un acuerdo pobre y poco beneficioso para el país, una separación sin convenio, el aplazamiento de los plazos establecidos, una revuelta en el Parlamento británico y la convocatoria a elecciones generales, un segundo referendo sobre el Brexit o la cancelación del proceso de salida, son algunas de las posibilidades.

Recientemente, empresarios estadounidenses le preguntaron a May cuánto podría empeorar la situación.

'En relación al Brexit, el futuro es incierto, pero las dos partes quieren un buen acuerdo', respondió la jefa de Gobierno, reforzando el estado de inseguridad existente.

Según el Centro Nacional de Investigación Social del Reino Unido, el 52 por ciento de los ciudadanos rechazaría la salida de la UE si se celebrara una votación al respecto. Mientras, una encuesta de la firma YouGov indica que el 66 por ciento de los británicos creen que la administración conservadora está manejando mal el divorcio de la comunidad regional.

De acuerdo con estudiosos del tema, como el periodista español Nacho Alarcón, octubre es un mes definitorio para la primera ministra, quien 'verá un cielo más despejado, si logra sobrevivir' a la conferencia de su agrupación y a la reunión con los líderes del bloque.

Sin embargo, en criterio de observadores el problema del Brexit no se soluciona con nuevas promesas o un cambio de dirección. Hasta el momento, ninguno de los grupos disconformes ha presentado un candidato para sustituir a May o un plan que convenza a los socios europeos. Por otra parte, habría que ver si un nuevo dirigente es capaz de enfrentar el caos generado y hallar mejores respuestas.

arb/ort/gas 

*Periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina.


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