Segunda vuelta de las presidenciales en Chile
"Elegimos un gobierno en el que nuestras vidas no estén amenazadas por un programa misógino como el que plantea el candidato pinochetista (Kast)”, afirma Pamela Valenzuela Cisternas, vocera de la Coordinadora Feminista 8M.
Luego del estallido social, de las brutales represiones y violaciones sistemáticas a los derechos humanos que dejaron decenas de muertes y miles de personas heridas, de la victoria popular sobre las retenciones de las AFP y del histórico “Apruebo” que dio lugar a una reforma constitucional inédita presidida por una mujer indígena, este domingo las miradas del mundo volverán a estar sobre Chile, en donde un ballottage entre dos candidatos con ideologías polarizadas definirá quién gobernará el país en los próximos cuatro años.
Dentro de este contexto de presente agitado y futuro incierto, las más de 30 organizaciones que sostienen al movimiento feminista chileno, y que desde el comienzo han sido una pieza fundamental para el proceso de transformación social que estalló con la Revuelta de 2019, ya tomaron una decisión: “Llamamos a votar por Gabriel Boric para seguir luchando por ese escenario político en el que podamos continuar movilizándonos y avanzando en nuestros derechos y en nuestra dignidad; y también porque elegimos un gobierno en el que nuestras vidas no estén amenazadas por un programa misógino y lleno de odio como el que plantea el candidato pinochetista, el candidato de los ricos, de la injusticia y de la impunidad”, dice Pamela Valenzuela Cisternas, vocera de la Coordinadora Feminista 8M y una de las tres militantes chilenas que dialogaron con PáginaI12 a tan solo unos días de la votación definitiva.
Hacia una constitución feminista
“Como mujer de este país quiero manifestar mi mayor orgullo y reconocimiento a todas las mujeres por haber logrado instalar la paridad de género en este proceso de convención para escribir esta nueva Constitución que es nuestra aspiración, y que además es única en el mundo. Muchas gracias por todas esas luchas, estimadas hermanas y compañeras”. Con esas las palabras, la presidenta de la Convención Constitucional Elisa Loncón dio comienzo la semana pasada al Seminario Internacional de Igualdad de género y Constitución de la ONU, para demostrar una vez más la importancia de los feminismos chilenos en la consolidación del nuevo proceso constituyente.
Para Camila Musante, abogada integrante de Abofem (Asociación de Abogadas Feministas de Chile), que el órgano de esta Convención esté integrado de manera paritaria ha sido un logro fundamental: “Es histórico que las discusiones sobre feminismos estén cobrando materialidad y que los movimientos feministas que han acompañado desde la acción de calle hasta las propuestas de este proceso ahora estén participando activamente en este momento tan trascendental para toda nuestra sociedad”.
La académica y experta en género Ana Luisa Muñoz destaca, además, el valor de que el primer reglamento constitucional recibido por la presidenta Loncón haya sido el reglamento feminista: “Esto simboliza la relevancia que tiene el movimiento y todas sus organizaciones en el cambio constitucional que estamos viviendo”.
La Convención Constituyente, conformada por militantes que provienen de distintos movimientos sociales y única en su tipo, está siendo observada por todos los pueblos del mundo. Por eso Valenzuela, vocera de la Coordinadora Feminista, advierte sobre el gran temor de la derecha chilena hacia este proceso profundamente democrático: “Son justamente este tipo de cosas las que pueden hacerle perder su proyecto político, que ha sido conformado por bases sentadas en dictadura y terminadas de consolidar en todos los gobiernos posteriores”.
Sin embargo, el rol clave de los feminismos en la sociedad chilena de este último tiempo no es algo que comenzó ahora, sino que se remonta a algunos años previos al estallido de octubre de 2019, cuando esta misma Coordinadora inició los procesos de organización y articulación de las bases de las mujeres y disidencias.
Valenzuela rememora: “Hace cuatro años acordamos un itinerario de lucha conjunta contra el capitalismo patriarcal que precariza nuestras vidas, y así fue como llegamos a la primera Huelga General Feminista del 8 de marzo de 2019 con una concurrencia de más de un millón de personas. En los meses siguientes a eso, fuimos viendo cómo se alzaban cada vez más movilizaciones de los distintos sectores sociales en todo el territorio, y ese proceso fue lo que terminó desembocando en la Revuelta de Octubre, el acontecimiento que hizo tambalear el status quo y que le abrió camino a las profundas transformaciones estructurales que hoy estamos viviendo”.
La esperanza contra el miedo
El panorama que se puede prever para el movimiento feminista y para las mujeres y cuerpos disidentes a partir de este domingo difiere completamente según quién resulte ganador de las elecciones: “Por el lado de Gabriel Boric sabemos que existe un proyecto de cuidado y de respeto hacia las personas y el medio que las rodea, pero por el contrario, si llega a ganar José Antonio Kast vamos a tener un retroceso de 100 años en materia de dignidad y derechos”, asegura Musante.
“Un gobierno de Kast podría significar incluso que se empiecen a cuestionar conquistas feministas tan importantes y tan básicas como el derecho al voto, porque este candidato pretende eliminar la institucionalidad que protege a la mujer y está en contra de reconocer cualquier derecho sobre nuestros cuerpos”, agrega la abogada, y Muñoz coincide: “Las propuestas del candidato de extrema derecha son realmente preocupantes para los avances de los movimientos feministas en Chile: desde fusionar el Ministerio de la Mujer en un Ministerio de Familia, Mujer e Infancia, hasta ideas como notificar el cese de funciones a Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) por considerarla una institución de activismo político”.
Más allá de quién sea el próximo presidente, las tres militantes feministas también advierten sobre los discursos de miedo y odio que se han instalado en Chile en estos últimos meses por parte del candidato de la extrema derecha y de quienes lo apoyan: “Las disidencias sexuales y de género nos hemos visto particularmente afectadas ante la normalización de los discursos contra las personas trans y la comunidad LGBTI”, denuncia Musante.
Además, se están empezando a validar amedrentamientos y persecuciones fascistas hacia investigadoras y académicas feministas o que desarrollan programas, cursos, e investigaciones de género en las universidades: “Diputados del Partido Republicano solicitaron información detallada de quienes desarrollan actividades relacionadas a la ‘ideología de género’, según sus palabras, en la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago, y también han exigido información personal y específica de una colega de la Universidad de Valparaíso”, cuenta Muñoz.
“En un gobierno de Gabriel Boric sabemos que no retrocederemos. Podemos avanzar en la agenda legislativa de género, y estamos seguras de que nuestros derechos serán respetados y garantizados. Esperamos que los espacios de trabajo se abran, pues es parte de los compromisos del candidato. Por todas estas cuestiones, más de 30 organizaciones feministas nacionales estamos respaldando su candidatura, porque estamos convencidas de que el 19 de diciembre la esperanza le ganará al miedo en Chile”, concluye Musante.
“Kast o Boris: pasado o futuro”, expresó hace algunos días el reconocido filósofo esloveno Slavoj Zizek para definir este momento crucial en la historia de Chile. Y en esa dicotomía temporal pareciera resumirse lo profundo y lo simbólico que tiene como significado esta votación, tanto para el pueblo chileno, como para toda América Latina.
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