Por Maria Fernanda de la Quintana *, Resumen Latinoamericano, 22 de enero de 2024.
El apuro por vulnerar la constitución y las garantías constitucionales
es parte de un plan deliberadamente ejecutado para concretar el saqueo más grande de transferencia de recursos y la implantación de un modelo de hambruna.
El Artículo 29 expresa claramente; “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria”.
El plan de Milei y su fascinación por el modelo del capitalismo yanqui, se asemeja al que puso en marcha Martínez de Hoz y la Dictadura.
El propósito de subastar el estado de bienestar y aniquilar la justicia social, provoca una movilización en todos los planos. Siempre donde se origina una ofensiva, nace un conflicto, y la resistencia generada por el hambre, desbarata la idea totalmente infundada de la subyugación nacional.
La funcionalidad del Estado se desplegó en la Argentina con el “Estado de Bienestar” y fue durante el peronismo, cuando se avanzo en la socialización de la medicina (Plan Carrillo). Hubo mejoras en la atención de los sectores más vulnerables, en ámbitos como la educación y la vivienda, la responsabilidad y el compromiso con los desposeídos era el objetivo principal de un estado presente.
La Revolución Libertadora y los gobiernos subsiguientes forjaron un trayecto para despedazar y terminar con él.
Decir que el origen de la decadencia y los conflictos sociales obedecen al intervencionismo estatal realizado desde la década del treinta en adelante es parte del discurso que tuvo la última dictadura en nuestro país.
En su épica anti- estatal, lo que buscan es desmontar el estado, devaluarlo y volverlo un instrumento del mercado que funcione como garante del orden dominante.
A la vista del mundo entero, en Davos el actual presidente dio un discurso anacrónico, donde arenga que “el mundo atraviesa su mejor momento…” mundo donde millones son descartados por la precarización económica, la amenaza climática, y la exclusión territorial.
A menos que se cambien los esquemas que se basan en la brutal explotación y transferencia de recursos aumentará la pobreza y desigualdad. Las medidas económicas propuestas responden a las máximas capitalistas, mayor desigualdad social, concentración de la riqueza en grupos reducidos, entrega de recursos naturales y control del territorio a través de las fuerzas de seguridad.
Las aspiraciones urgentes de liberalización, pronostican una alta conflictividad donde se está evolucionando velozmente hacia el abandono de la legalidad para convertirse en un gobierno de facto con una máscara constitucional.
La disolución de los derechos históricamente conquistados, responde a un plan basado en la estrategia global de “guerra preventiva”, el cual construye o potencia enemigos, cuya ofensiva será la justificación de las transformaciones necesarias en el ámbito jurídico y político para tener el país bajo control.
La blitzkrieg de Milei trata de imponer sus propósitos basándose en la doctrina del shock, provocando una hiperinflación artificial y desocupación generalizada, terror entre los beneficiarios de planes respecto a perderlos, y entre quienes protestan por la represión amenazante, perjudicando a centenares de sectores, empleados públicos, médicos, farmacéuticos, arquitectos, pequeñas pymes, etc.
El pronóstico acerca de las posibilidades de imponerse no es bueno, ante todo por la prolongada tradición de resistencia del pueblo argentino.
La táctica de los más necesitados, ante la amenaza de ver licuarlos sus magros ingresos, será mantenerse siempre movilizados para forzar a los libertarios a frenar la embestida. Convergiendo rápidamente en un movimiento de resistencia inicialmente económico y defensivo.
El de Milei es un plan para aplicar a un pueblo derrotado y el movimiento de resistencia está intacto, esto recién empieza.
En marzo, se volverá político contra el decretazo y la ley ómnibus, en defensa del salario, el empleo y la constitución.
Este modelo no es viable por sus propias contradicciones y limitaciones internas. El plan de estabilización que ejecutan, es mas recesión con inflación es el modelo económico ultraderechista. La caída económica que viene en largo espiral, parece no tener techo, salvo el que emane del freno popular.
Estas medidas propias de regímenes dictatoriales como la Ley Ómnibus, que exige delegaciones extraordinarias para todo su gobierno, ataca directamente al pueblo por su carácter anticonstitucional, recesivo y regresivo.
La CGT ya confirmo paro y movilización para el 24.
El límite lo pondrá el pueblo, será nuestra capacidad de resistencia en las calles, quien frenara el ajuste.
*Periodista. Licenciada en Ciencias y Humanidades. Especializada en “Bioética y Derechos Humanos en América Latina”.
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