Detrás de la cortina de mentiras se esconde una realidad que muchos eligen ignorar
El escándalo por el que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó “irresponsable” a expresidente Donald Trump –tener documentos clasificados en su casa– le estalló en sus propias manos. El 2 de noviembre de 2022, antes de las elecciones de medio término, se hallaron documentos gubernamentales en el Centro Biden en Washington, un lugar que el propio Biden utilizó como oficina luego de dejar la vicepresidencia. En enero del 2023, colaboradores del presidente encontraron más informes clasificados, esta vez en su casa particular en Wilmington (Delaware), que posteriormente la Casa Blanca confirmó, pero a diferencia del republicano, la cantidad del demócrata es “insignificante”.
Las conclusiones de la investigación por el supuesto delito sobre el manejo de documentos clasificados fue liderada por el fiscal especial Robert Hur, quien terminó elaborando una bomba política en un informe de 345 páginas. Lo sorprendente del informe son las razones que esgrimió el fiscal para negarse a enjuiciar al presidente de 81 años. La más importante fue que probablemente infundiría la simpatía de un jurado que lo vería como un “hombre anciano, bienintencionado con mala memoria”.
Las revelaciones del fiscal sobre el presidente de Estados Unidos no son una novedad en el país. En el informe detalla que, en las entrevistas con el presidente, éste había tenido dificultades para recordar los años que había sido vicepresidente o en qué año murió su hijo mayor, Beau Biden, que no murió en Irak prestando servicio al ejército de su país, como dijo su padre, sino que falleció de cáncer. O, como la prensa sabe, saluda fantasmas, contestas por auricular lo que le dicen o confunde al presidente de Egipto, Mohamed al-Sisi, como presidente de México, entre otras.
Si bien las acusaciones son en parte reveladoras, en una carrera por la presidencia los ataques son despiadados, aun así, la pregunta que ronda en el aire es ¿quién maneja EE.UU.? ¿Quién maneja los destinos del supuesto mundo libre? Algo parecido sucede en Argentina, aunque sin la trascendencia mundial del presidente americano, pero con más claridad sobre quien gobierna.
El actual presidente de Argentina, Javier Milei, en una entrevista en campaña, no comenta que su perro llamado Conan está muerto, sino que “Conan en verdad no había muerto, sino que había ido a sentarse al lado del “número uno” para protegerlo, y que gracias a eso había comenzado a tener charlas con el mismísimo Dios. Es que en una de sus conversaciones con “el número uno”, éste le reveló el motivo por el que tenían tanto contacto. Dios, como había hecho antes con Moisés, le dijo que tenía para él una “misión”. Tenía que meterse en política (Prólogo del libro El loco, de Juan Luis González, editorial Planeta)
Que un presidente salude fantasmas y el otro hable con Dios a través de su perro muerto son datos aterradores para la realidad del futuro mundial en un caso, y para la actualidad social y futura de la Argentina en el otro. Lo extraño o fascinante de esta realidad, dependiendo como se vea, es que el establishment en ambos países aprendió, a través de generaciones de errores estratégicos, que, si todos cierran filas y se apegan a la misma historia, sus miembros sobrevivirán a un desastre estratégico de cualquier magnitud con sus carreras intactas.
Éste es el principio que explica y justifica por qué ni un solo banquero estadounidense fue a la cárcel tras el colapso de las hipotecas de alto riesgo de 2008, el mayor fraude de toda la historia financiera. O porque la mayor estafa de deuda otorgada por el FMI en su historia a la Argentina no fue cuestionada ni anulada, no sólo por quien obtiene beneficios de ella, el FMI, sino por el ejecutivo y el congreso argentino, que no cuestionó su legitimidad.
La consecuencia de permitir lo indebido y aferrarse todos a la misma historia lleva a que quien fugó 15.000 millones de dólares como presidente del Banco Central en tres meses en 2018, se haya convertido en el actual Ministro de Economía, planeando una nueva fuga de entre 10.000 y 15.000 millones con el FMI, que pidió su renuncia en 2018. Y que el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, por quien ingresó Luis Caputo (el actual Ministro de Economía), sea quien administre, dirija, sin nombramiento alguno, la redacción de la Ley Ómnibus (reforma de 664 artículos, más seis anexos) y el Decreto de Necesidad y Urgencia, que deroga más de 366 normas, sin contar las que modifica total o parcialmente.
En cualquiera de los dos casos, sea en EE.UU. o en Argentina, hay una máxima de Maquiavelo que les queda perfecta: “Si hay que hacerle daño a un hombre, debe ser tan grave que no haya que temer su venganza”. Washington ha herido a Rusia y China, pero no las ha incapacitado, aunque sí logró poner en marcha una trágica secuencia de respuestas que, en el peor de los casos, conducirán a la guerra, pero lo más probable es que dejen a Estados Unidos con una posición estratégica muy disminuida.
China tiene desafíos económicos vigorizantes, pero ninguna crisis ni descontento popular generalizado; es un competidor estratégico formidable. Su plan global se centra en dominar industrias clave y mercados de exportación en lugar de despliegues militares, y ese plan avanza a un ritmo rápido, a pesar de los esfuerzos estadounidenses por obstaculizarlo. Por su lado, la economía de Rusia no sólo es más grande hoy que hace dos años, sino que ha aumentado la producción de armas hasta diez veces, produciendo siete veces más proyectiles de artillería que todo Occidente combinado. China y Rusia han persistido a través de oleadas de restricciones tecnológicas, de transferencias de 125 mil millones de dólares de apoyo de la OTAN a Ucrania, y de un régimen de sanciones sin precedentes, incluida la incautación de 300 mil millones de dólares en reservas a Rusia. La máxima de Maquiavelo, ¿se cumplirá?
Los demócratas deben estar apopléticos y tendrían que comenzar a pensar en un plan alternativo. Donald Trump ha sido acusado de delito grave tras delito grave. La economía está relativamente bien y, sin embargo, Biden se hunde cada semana y se debe a algo que ningún fragmento ni mensaje puede solucionar. La última andanada de mensajes demócrata –“Bidenómica”– parece haber sido un fracaso en un momento en que muchos votantes lo culpan por el aumento de los precios y la crisis del costo de la vida. A pesar de toda la avalancha de datos económicos positivos, a los estadounidenses les falta el factor “bienestar”, los ciudadanos están en contra de darle dinero a Ucrania y castigan el genocidio israelí en Gaza.
Europa, que mira aterrada una nueva presidencia de Trump, debería de pensar, dependiendo de quien gane, en unos Estados Unidos en los próximos años como un aislacionista activo, que esté cada vez menos dispuesto o sea capaz de asumir un papel de liderazgo global. Correcto o no, la forma como los EEUU fueron en busca de monstruos que destruir en Moscú y Beijing resultó abominablemente estúpida, los resultados muy malos y las consecuencias, peor.
El caso argentino es el sueño ideal de cualquier multinacional. Tomar el poder, repartirse las ganancias, con negocios que se tratarán de mantener mientras se pueda, cerrando todos filas, con la idea que hablar con Dios a través de un perro; es lo más normal del mundo. Es el único caso en la historia política de la humanidad donde el fusible del presidente es el propio presidente. Por lo que veremos en forma abreviada qué grupos económicos se apoderaron y gobiernan desde la presidencia, ya que creemos que economistas como Horacio Revelli, de quien tomamos los datos, tienen una extensa y detallada mirada de cada dueño de ministerio, empresa estatal o patrocinador del DNU. Pero hay un tema más, inocular la idea de que la falta de ingresos del Estado está en los bolsillos de algún político y no como transferencia a las grandes empresas.
Lo primero que debe quedar claro de este detalle de ganadores es que los sectores dominantes del golpe de Estado de 1976 tienen nuevamente la oportunidad de consolidar los objetivos fundacionales de la interrupción de la democracia. Y como bien dice el Instituto de Pensamiento y Políticas Publicas (IPyPP) en su análisis del DNU y proyecto de Ley Ómnibus, seguirán pretendiendo “transformar el fracaso de la institucionalidad nacida en 1984 y expresada en la irrupción de Javier Milei, en objetivos que nunca abandonaron, con los que boicotearon, neutralizaron e incluso subordinan a las distintas experiencias populares, al tiempo que construyeron, durante los últimos 50 años, representaciones institucionales fieles a sus objetivos”.
Según el mencionado economista Horacio Rovelli, en su artículo ALIADOS EN EL SAQUEO, tres son sectores beneficiados que se pueden agrupar como sigue. El capital extranjero, liderado por los grandes fondos financieros (BlackRock, Vanguard y otros) que tienen como aglutinante a la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana (Amcham). El segundo es la Asociación Empresaria Argentina (AEA), presidida por un hombre ligado a la embajada de los Estados Unidos, y donde están todas las grandes empresas del país: Arcor, Techint, Clarín, FIAT, supermercado Coto, Laboratorios Bagó, YPF. S.A, Tecpetrol S.A. (que es la petrolera del grupo Techint), etc. Y el tercer sector, aglutinado en El Consejo Agrario Argentino (CAA), que abarca prácticamente a todos los integrantes de las cadenas de valor agropecuarias, de granos y de productores de carne avícola, vacuna y porcina; las industrias y cámaras ligadas a la producción de soja, maíz, trigo, arroz, maní, algodón, madera y pesca, entre otros; y las empresas exportadoras nucleadas en el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), donde participan Aceitera General Deheza, COFCO, Cargill, Viterra, Louis Dreyfus, Molinos Agro, etc.
Bien. Cada una de ellas tiene una parte del Estado, y a pesar de haberse caído la ley Ómnibus, el DNU Nº70/2023 sigue en vigencia, y por lo tanto hasta que el Congreso, las dos cámaras le quiten validez, tiene vigencia y derechos adquiridos. Si la justicia, y no el Congreso lo inhabilita, es como si nunca hubiera existido y todo vuelve para atrás. Recordemos que en el DNU se encuentra en vigencia y contiene, para nombrar algunas: incremento de la medicina prepaga, eliminación de la Ley de Góndolas, compre nacional, privatización del Banco Nación, modificación del Código Civil y Comercial, entre muchas otras.
Quizás el lugar donde queda más claro y notorio la apropiación privada es YPF. S.A, que en principio se quiso privatizar, a pesar de obtener beneficios. El ingeniero Horacio Marín es el actual presidente de YPF S.A., que fue hasta el 9 de diciembre de 2023 CEO de Tecpetrol S. A. Pan América Energy se quedó con la vicepresidencia segunda, la petrolera Vista tendrá la secretaría general; Total Austral, la prosecretaria, y Pampa Energía, la tesorería. O sea, la Cámara de Explotación y Producción de Hidrocarburos es dueña de la YPF S.A (Vaca Muerta).
Pero si uno tuviera que poner la lupa sobre lo que pasó y lo que vendrá para mantener transmisión de sentimientos a distancia (telepatía) y ejecutar la misión divina que Dios le adjudicó al presidente, lo primer que se tiene que asegurar es convencer a la sociedad, sin encontrar ni mostrar obviamente dónde están los fondos argentinos robados por los políticos. Culpables, por cierto, de que no hay plata. Tesoros enterrados, puertas secretas, bóvedas ocultas, contenedores escondidos, pasaron a ser mitos urbanos. En el 2016, el fiscal federal Marijuan el mínimo viajó a Río Gallegos en busca de bienes ocultos. La imagen de sus rastrillajes, con retroescavadoras y helicópteros, recorrió el país y obviamente no encontró nada, tampoco se supo cuánto dinero de los contribuyentes gastó para semejante puesta en escena.
La licuación y la transferencia de ingreso de un sector de la sociedad a otro, así como la pérdida de ingresos estatales, es más sencilla y está más a la vista que los tesoros escondidos. El Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) hizo una estimación de la licuación salarial del plan Milei para diciembre. El moisés rioplatense llevó a cabo la devaluación más brusca de la historia de la Argentina, lo que trajo aparejada una pérdida de la masa salarial de casi 1.500 millones de dólares, sólo en diciembre, pero como en ese mes se paga el sueldo anual complementario, la transferencia a quienes pagan los sueldos fue de 2.188 millones de dólares. El Estado dejó de recaudar porque los aportes a la seguridad social se licuaron, U$S 520 millones, lo que nuevamente beneficios a las grandes empresas o a los mayores contratistas de trabajo.
Como muestra el Mirador de la Actualidad, el dinero de los argentinos ante semejante devaluación no se convierte en tesoros enterrados, puertas secretas o bóvedas ocultas. No, es más simple, sólo en grupos concentrados, los que se le suele llamar los dueños del país. Pero por las dudas, y para cubrirse de resultados adversos, todos cierran filas y se apegan a la misma historia: ¡la orden vino de arriba!
Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2024/02/25/entre-la-duda-y-el-resultado/
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