© AP Photo / Ukrainian Presidential Press Office
Ucrania está atravesando una crisis en las relaciones cívico-militares que tendrá un enorme impacto en el futuro desarrollo del actual conflicto con Rusia.
Según los reportes de varios medios, el presidente Volodímir Zelenski llamó al comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, el general Valeri Zaluzhni, a una reunión el 29 de enero de 2024, en la que informó a su jefe militar de que se le relevaba de su cargo. Según las versiones aparecidas en los medios de comunicación occidentales, Zaluzhni se negó a dimitir. A fecha de 2 de febrero de 2024, la situación exacta del general sigue siendo incierta en medio de un torbellino de rumores sobre su inminente destitución.
Las desavenencias entre Zelenski y Zaluzhni suponen un duro golpe para uno de los principios clave en los que se fundamenta la sociedad democrática: una relación civil-militar basada en la simple proposición de que los dirigentes civiles elegidos democráticamente son la autoridad final en todos los asuntos, incluidos los militares, y en caso de disputas entre los dirigentes civiles y militares, la autoridad civil mantiene la autoridad suprema.
Si los informes sobre lo que equivale a una negativa a obedecer la orden legítima de su comandante en jefe civil son ciertos, Zaluzhni abrió la caja de pandora que, si no se resuelve, podría provocar la rápida desintegración del Gobierno ucraniano controlado por civiles y abrir la puerta a la aparición de un gobierno subordinado a la voluntad de los militares ucranianos o sustituido por una junta militar.
Ninguna de las dos cosas augura nada bueno, ni para el mantenimiento de la idea de que Ucrania funciona como una democracia al estilo de sus aliados europeos y estadounidenses, ni para las perspectivas de un gobierno estable para Ucrania en un momento en el que se enfrenta a retos económicos, militares y de política exterior sin precedentes.
La historia está repleta de ejemplos de desacuerdos entre civiles y militares en tiempos de guerra. La historia estadounidense cuenta con dos ejemplos principales: la división entre George McClellan y Abraham Lincoln durante la Guerra de Secesión, y los desacuerdos entre Douglas MacArthur y Harry Truman durante el conflicto de Corea. Sin embargo, en ambos casos, cuando la autoridad civil exigió la dimisión de la autoridad militar, esta la acató.
Zaluzhni, al parecer, se negó a dar un paso al lado, llevando la cuestión del desafío militar a la autoridad civil a un terreno inexplorado.
La gestión de las relaciones entre civiles y militares es un proceso complejo que equilibra el asesoramiento que los militares proporcionan a sus superiores civiles con la supervisión real que los dirigentes civiles ejercen sobre los asuntos militares. Dada la disparidad que existe entre la realidad militar basada en hechos y la ficción simplificada, y a menudo politizada, que sigue la dirección civil, las desavenencias no solo son esperadas, sino que de hecho son una realidad que hay que prever, y establecer mecanismos para evitar que estallen en crisis.
Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la relación entre civiles y militares es el del control de la agenda y la gestión de la información. Aunque pueden surgir y surgirán desacuerdos entre los líderes militares y sus jefes civiles sobre cuestiones militares, los primeros nunca pueden perder de vista el hecho de que si la relación civil-militar ha de tener éxito, los militares no pueden poseer una agenda que se desvíe de la de sus líderes civiles.
Los militares tampoco deben aprovechar el hecho de que dominan en gran medida el flujo de información a la sociedad sobre asuntos militares para utilizar los medios de comunicación como herramienta para articular su propia agenda.
En el caso de la división de Zelenski y Zaluzhni, los hechos parecen reflejar que el general lleva ya algún tiempo involucrado en actividades que apuntan a que tiene una agenda que no solo se desvía de la de su comandante en jefe, sino que en muchos aspectos está diseñada para oponerse a su comandante en jefe, una agenda que le pinta como un competidor político de Zelenski.
Una vez más, los ejemplos de George McClellan y Douglas MacArthur indican que este tipo de acciones no son únicas en la historia de las relaciones cívico-militares en los países democráticos. Sin embargo, en ambas circunstancias, los mandos militares dimitieron de sus cargos cuando se les ordenó hacerlo, y continuaron su oposición política en el ámbito civil, sin el respaldo activo de un Ejército que estaba obligado a permanecer leal a sus dirigentes civiles.
Zaluzhni, sin embargo, se negó a hacerse a un lado, llevando sus diferencias con Zelenski a una arena política que, si permanece como comandante militar, se verá corrompida por su presencia.
Hubo indicios de que la ruptura de Zelenski y Zaluzhni iba en esta dirección. En noviembre de 2023, Zaluzhni concedió una entrevista al periódico británico The Economist, en la que impugnó abiertamente la opinión de Zelenski sobre el estado del conflicto con Rusia, comparándolo con un punto muerto que sugería que la contraofensiva ucraniana de 2023 había fracasado.
Zelenski, ansioso por conservar la confianza de sus benefactores estadounidenses y europeos, rechazó la versión de los hechos de Zaluzhni, lo que provocó la primera ruptura pública entre ambos y abrió la puerta a especulaciones sobre las ambiciones políticas de Zaluzhni.
El general continuó esta tendencia de proyectar una ruptura con su presidente, publicando un ensayo en la cadena estadounidense CNN el 1 de febrero de 2024, en el que cuestionó el enfoque de Zelenski hacia la movilización, al tiempo que se presentaba como la única fuente de sabiduría militar cuando se trataba de preparar al Ejército ucraniano para la siguiente fase del conflicto con Rusia.
Una reciente publicación en las redes sociales de Andríi Stempitski, miembro fundador de las fuerzas paramilitares neonazis del Sector Derecho* (recientemente convertidas en la 67.ª Brigada del Ejército ucraniano), le muestra con el general Zaluzhni, una bandera del Sector Derecho y el retrato de Stepán Bandera expuesto en la pared detrás de ellos.
La historia de Zelenski con el Sector Derecho no es agradable: el jefe del Sector Derecho, Dmitri Yarosh, calificó en una ocasión a Zelenski de "político sin experiencia" que "colgaría de algún árbol en Jhreshchatik [la calle principal de Kiev] si traicionara a Ucrania y a las personas que murieron en la Revolución [de Maidán] y en el conflicto [en Donbás]".
El significado del mensaje era claro: si Zelenski seguía adelante con su intento de desalojar a Zaluzhni del poder, entonces el general cumpliría la promesa del Sector Derecho de colgar al presidente como traidor.
Esta es la situación actual en una nación que el Occidente colectivo describe como una democracia ejemplar. La crisis en las relaciones cívico-militares entre el presidente Zelenski y el general Zaluzhni puso de manifiesto la dura realidad de que Ucrania no es y, de hecho, nunca ha sido, una democracia del estilo occidental, sino más bien una nación en la que los débiles líderes elegidos democráticamente operan bajo la sombra proyectada por grupos neonazis que amenazan la propia supervivencia de la presidencia en caso de que gobierne de una manera que se desvíe de sus posiciones ideológicamente basadas.
El hecho de que Zaluzhni se alineó tan abiertamente con el Sector Derecho en sus disputas con Zelenski es algo que debería preocupar a todos interesados en el resultado del conflicto de Rusia y Ucrania y pone de manifiesto la exactitud de la acusación de Moscú de que la última es una nación sometida al yugo de fuerzas, cuya filosofía política se remonta a los tiempos de la Alemania nazi.
Con el presidente ucraniano, este control se hizo de una manera que pretendía disimular el papel desempeñado por el Sector Derecho. El desafío de Zaluzhni a Zelenski, y su alineación abierta con el Sector Derecho como extensión de este reto, apuntan a un futuro muy problemático para Ucrania, que solo puede resolverse realmente mediante una victoria rusa que incluya el tipo de desnazificación prometido por los dirigentes rusos.
*El Sector Derecho es una organización extremista prohibida en Rusia.
https://sputniknews.lat/20240203/se-prepara-zaluzhni-para-derroar-a-zelenski-1147964928.html
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