Por Reinaldo Wossaert Silva *
La Paz, 18 feb (PL) A horas del referendo constitucional de este domingo en Bolivia, la opción Sí tomó fuerza para conseguir la modificación de la Constitución y permitir que el presidente Evo Morales se postule para las elecciones de 2019.
Otros Enfoques:
Lo mismo en La Paz, que en Sucre, Santa Cruz, Tarija o Cochabamba por citar varios de los nueve departamentos bolivianos el respaldo al Si por la estabilidad económica y política del país, a la Revolución Democrática y Cultural que lidera Evo Morales se patentizó a pesar de la guerra sucia de la oposición.
No basta a los opositores levantar infamias y mentiras incrédulas contra la imagen de un hombre cuyo espíritu de trabajo y de lucha por el bienestar de su pueblo y de su querida Bolivia no tiene límites.
Es ridículo especular a través de los medios que el jefe de Estado se gastó tanto dinero en un pelado o que usó su jerarquía para satisfacer necesidades familiares cuando éste en 10 años de gestión logró disminuir la diferencia de ingresos entre ricos y pobres de 129 veces a 39 en la pasada gestión y pretende llevarla a 25 en 2020.
Mucho menos cuando su gobierno pretende rebajar la extrema pobreza del 17,3 por ciento en 2014 al 9,5% y la moderada de 39,3% hasta el 24% por ciento en el quinquenio 2016-2020 apoyado en el modelo económico social comunitario productivo que encumbró al país a ser el más estable y próspero de la región.
No pueden empañar con calumnias la imagen de un dignatario que está en pie de lucha desde las cuatro de la mañana y pasan las diez de la noche y sigue entregando obras y proyectos sociales o económicos para mejorar el nivel de vida del pueblo y el desarrollo de la nación.
Jamás podrán lacerar la figura del "Evo", como le llaman sus partidarios, diciendo que es narcotraficante o terrorista porque con su guía el país no solo eliminó en una década miles de hectáreas de hojas de coca o incautó otros tantos miles de kilogramos de cocaína o marihuana, sino porque con nuevas estrategias refuerza la lucha contra ese flagelo.
Una mayor preparación de su policía antidroga, especialmente de La Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, la aplicación de nuevas tecnologías, la compra de radares para controlar sus fronteras y los acuerdos bilaterales con los gobiernos vecinos para combatir a los delincuentes corroboran la línea de trabajo de su gobierno.
Por mucho que intenten los detractores desprestigiar su legado, no podrán opacar la voluntad de este hombre de raíces indígenas que fue bendecido por los dioses andinos para liberar y dignificar a un pueblo que por siglos fue discriminado, marginado, explotado y excluido, pero que actualmente es protagonista del desarrollo social boliviano.
Poco importa que estos opositores respaldados desde los Estados Unidos quieran empañar los éxitos del proceso de cambio que impulsan desde el 2006 Morales y su gabinete ministerial.
No importa porque sus injurias carecen de valor ante tantos éxitos que en 10 años sacaron al país de ser el más atrasado de la región y el segundo más pobre de Latinoamérica para llevarlo a tener un crecimiento sostenible de su Producto Interno Bruto (PIB) sobre el cinco por ciento, con récord incluso del 6,83% en 2013.
Significa poco que la oposición guiada por el imperio acuda a la llamada política de golpe blando para derrocar al Gobierno de Morales porque éste, es respaldado por un pueblo que reconoce los avances económicos, educativos y de salud que consolidó en su gestión.
Es difícil para ellos, los opositores, ocultar que en una década el país consiguió reducir el índice de analfabetismo de 13,28 por ciento en 2005 hasta un 2,94% al finalizar 2015, o el de deserción escolar del seis a un 1,2% en igual período, respaldado en programas como el "Juancito Pinto", el "Bolivia lee" o el "Yo sí puedo".
Será casi imposible que los detractores de Morales logren ocultar que, antes de su llegada al poder en 2005 los gobiernos neoliberales apenas destinaban 860 millones 832 mil 138 dólares para desarrollar la educación del país, mientras que desde el 2006 a la fecha se invirtieron dos mil 582 millones 496 mil 413 dólares.
Mucho menos impedirán que la nación continúe sus progresos en el sector de la salud, para el cual el Estado prevé invertir en el lapso 2016-2020 mil 700 millones de dólares principalmente en la construcción de hospitales, unidades médicas, para la compra de equipos y materiales o para la capacitación de sus profesionales.
Profesionales, muchos de ellos o específicamente dicho más de tres mil son graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina con sede en La Habana, Cuba, de donde emergen con una capacitación de alto nivel pero sobre todo con la concientización de que su trabajo es dirigido a cuidar y preservar la vida de sus pacientes y no a incrementar sus arcas personales.
Sin embargo los triunfos y avances en estos sectores no fueran posibles si el 1 de mayo de 2006 el presidente Morales no desafiara la historia con la nacionalización de los recursos naturales y echara por tierra los conceptos neoliberales que hasta ese momento vendieron el patrimonio de la nación a empresas extranjeras.
Ese día decretó que aquellas empresas pertenecientes a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) que exploten los yacimientos sean empresas mixtas, en las cuales YPFB tendrá al menos un 51 por ciento del capital, y el 82 por ciento de los ingresos.
Ingresos que se redistribuyeron desde entonces en la sociedad, en beneficio del pueblo y sobre todo de aquellos de menores posibilidades.
En la actualidad YPFB enfoca su trabajo para el quinquenio 2016-2020 en una mayor inversión, la cual alcanzará los 12 mil 681 millones de dólares.
Según el presidente Morales, durante la presentación del Plan de Desarrollo Económico, de ese monto se destinarán al área de exploración cuatro millones 587 mil dólares; en explotación y desarrollo dos millones 694 mil; así como en refinación (254 millones); transporte (1,172 millones); comercialización (117 millones) y almacenaje (184 millones).
Igualmente, en la instalación de redes de gas se invertirán 871 millones de dólares, en industrialización (2,657 millones) y 145 millones de dólares en inversiones menores.
Sin dudas en YPFB y en la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) están las bases para erigir a Bolivia en centro energético de Sudamérica objetivo trazado por Morales y su ejecutivo de ministros en la Agenda Patriótica por el bicentenario de la independencia del país en 2025, año ratificado por él como el último en su carrera política si es que puede postularse nuevamente.
Por ello el venidero domingo 21 de febrero el pueblo boliviano irá a las urnas para determinar si aprueba o no el cambio de la Constitución Política del Estado que permita a Morales y al vicejefe de Estado Álvaro García Linera postularse nuevamente en los comicios generales de 2019.
De ganar el Si cuatro años después los bolivianos tendrán otra vez la oportunidad de decidir si la dupla política del Movimiento Al Socialismo podrá o no cumplir con los propósitos de la Agenda Patriótica.
La oposición carece de una política renovadora que supere el proceso de cambio, y han basado su campaña en mentiras e infamias que los desacreditan a ellos mismos y hacen poco creíbles sus pretensiones de gobierno.
El pueblo está consciente que un retroceso al período neoliberal significa volver a la pobreza, a la explotación, pero sobre todo, porque su deseo es que hoy y mañana en Bolivia, continúen mandando los indios que constituyen la mayoría de la población.
ro/prl/rws
*Corresponsal de Prensa Latina en Bolivia
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