Ya es un hecho que se vienen las elecciones presidenciales antes de mayo y mientras el chavismo parece preparado para afrontarlas no está claro cuánto lo está la oposición.
Hasta mayo del año pasado la oposición había logrado algo que no se veía en mucho tiempo: controlar los ritmos de la política y dictar un poco su agenda. Lo logró gracias a las protestas de principios de año.
Pero cuando, bajo el comando de Freddy Guevara, las marchas se volvieron saqueos y guarimbas la MUD perdió por completo el control de la situación.
En los meses siguientes no solo recibirían grandes reveses con la elección de la constituyente y las elecciones de gobernadores y alcaldes, sino que prácticamente ha desaparecido como entidad política debido a su desprestigio y sus graves divisiones.
Y, para peor, esta campaña presidencial la encuentra con sus candidatos más populares, Capriles y López inhabilitados y con enormes cifras de emigración que le restan votos.
En esa situación desesperada, no es raro que muchos estén proponiendo a Lorenzo Mendoza como candidato.
Sin embargo, la oposición todavía puede contar con el enorme descontento y un porcentaje de antichavistas radicales que siempre irán religiosamente a votar contra el gobierno. Todas sus esperanzas de éxito se basan en poder movilizar a esos sectores que son muy diversos y no necesariamente ven con entusiasmo las elecciones.
Entonces ¿a quiénes tendría que dirigirse el candidato –o los candidatos– de oposición para tener alguna esperanza?…
Hagamos una clasificación de la oposición venezolana.
Descontentos y malcontentos
Como toda crisis, la venezolana ha creado una gran cantidad de descontento y necesidad que se manifiesta de muchas formas en la vía cotidiana: desde quejas, mentadas de madre hasta la emigración, el descontento se manifiesta de muchas maneras.
El malestar social abarca a gente que está muy descontenta, a veces enormemente arrecha por la situación del país, pero realmente no tiene una posición definida ante el chavismo y el antichavismo: solo quieren respuestas.
No la tiene fácil el que sufre apagones varias veces al día, no le llega agua corriente, tiene que hacer largas colas para comprar comida, no consigue medicinas para sus parientes enfermos o le matan un pariente en un atraco.
Algunos descontentos extrañan a Chávez, otros le consideran la causa de sus males y otros no tienen posición sobre eso.
No está claro cuánta gente está incluida en este segmento, pero es difícil que sea menos del 30% del electorado.
Frecuentemente los descontentos se convierten en malcontentos: una gran cantidad de protestas por problemas concretos (comida, agua, luz, inseguridad) ocurre todos los días y en algunos casos se manifiesta en saqueos, sobre todo en el interior del país.
No sabemos con exactitud que pasó en las elecciones de 2015 pero lo que parece es que, simultáneamente, muchos chavistas se abstuvieron de votar y la gente descontenta se volcó a las urnas, el resultado es la derrota electoral más severa que haya vivido el chavismo.
Sin duda que muchos políticos de oposición creen que repetir ese escenario es el único chance que tienen: convertir el descontento en voto castigo.
Les ayuda que la dirigencia política del chavismo no tenga un mensaje adecuado para este segmento del electorado: los llamados a la lealtad, a la paciencia o incluso la denuncia de la guerra económica, tienen mucha menos efectividad entre la gente que no pertenece al chavismo o no tiene vínculos fuertes con él.
Pero la dirigencia de la MUD tampoco tiene un mensaje claro para ese segmento ni se atreve a presentar un plan claro para salir de la crisis, algo que podría ayudarles a tener credibilidad en ese sector.
Además, la guarimba causó también un gran descontento entre la gente común que la vio como algo que agravaba la crisis.
No ayuda tampoco el que este sea el sector más desconfiado de la dirigencia política, el más propenso a abstenerse y que sus números se vean mermados por la emigración.
Opositores
Durante mucho tiempo oposición fue sinónimo de antichavismo o “escualidismo” y eso ha tenido un impacto muy grande en la mentalidad de las dirigencias y las bases.
Hay muchos chavistas convencidos de que todos los que se oponen al gobierno –e incluso los descontentos– son antichavistas, escuálidos, y por tanto no los diferencian mucho.
Para los antichavistas es peor porque, tras 2015 y durante las protestas de este año, muchísimos creyeron que los votos de la MUD y la gente en las calles eran apoyo duro al antichavismo cuando no eran más que manifestaciones de descontento y voto castigo.
Cuando la MUD no cumplió –o metió la pata con la guarimba– esos votos desaparecieron de la intención de las urnas y de la movilización en las calles.
En esta nueva situación la “oposición” se divide en otras categorías más pequeñas:
De izquierda
Estos son los grupos de izquierda que se oponen al gobierno. Algunos, como los grupúsculos trotskistas siempre lo hicieron, otros “acompañaron al proceso” durante mucho tiempo o, simplemente, se movilizaban contra el antichavismo.
Recientemente han tomado posiciones muy beligerantes contra el gobierno nacional, siendo las más notorias las posiciones contra la explotación del Arco Minero del Orinoco.
Cuantitativamente estos grupos son totalmente insignificantes, pero no quiere decir que sean del todo irrelevantes: como incluyen algunos intelectuales reconocidos tienen cierto alcance mediático y sus críticas hacen mella, afectando un poco la imagen del gobierno, sobre todo a nivel internacional y también movilizan el descontento dentro de las filas chavistas.
Sin embargo, es muy difícil que un candidato de oposición tradicional pueda ganarse el apoyo de cualquiera de estos grupos y su impacto en la elección como tal es mínimo.
Chavistas disidentes
Es lo más normal del mundo que los movimientos tengan tendencias y que estas causen divisiones, pero las ocurridas durante 2017 fueron algo para lo que el chavismo no estaba preparado.
Bajo el liderazgo de Hugo Chávez el chavismo fue diseñado para la unidad a toda prueba. Sin embargo, en 2017 se produjeron una serie de rupturas en lo más alto de la dirigencia chavista y también en las bases.
En ese sentido el nacimiento de una disidencia chavista está lejos de ser una mera anécdota pues un “Chavista de oposición” era algo impensable hace 5 años.
La disidencia chavista o chavismo crítico es el que le ha retirado su apoyo al gobierno, pero todavía dice defender el legado de Chávez.
A nivel de la dirigencia las deserciones fueron básicamente entre figuras que ya no tenían tanta relevancia y el daño, en ese caso, fue controlado.
En las bases y cuadros medios es otra cosa.
No hay forma de saber cuántos son los chavistas disidentes o críticos. Sin duda son una minoría, pero tocaría revisar los resultados electorales entre 2013 y 2017 para saber cuántos votos el chavismo perdió y nunca recuperó.
Sin duda hay una “disidencia moderada” que vota y deja de votar por el chavismo según las circunstancias (muchos volvieron a hacerlo en la constituyente).
Como los grupos de izquierda la disidencia chavista es más importante cualitativa que cuantitativamente.
Un ejemplo claro de esto es la emblemática web Aporrea.org, un estandarte del chavismo en el periodo del golpe y que ahora está sumada a esta disidencia, también hay varios formadores de opinión chavistas que han seguido esa línea.
Es dudoso que un candidato venido del antichavismo pueda sacarle provecho a esos votos y el chavismo disidente tampoco tiene expresión electoral ni esperanza de arrastrar el voto antichavista.
Antichavistas
En el espectro de la oposición el antichavismo se distingue por 3 cosas: es la fuerza que se inclina más a la derecha, su foco es destruir el chavismo y es la mayoritaria.
Sin embargo, acá también se pueden encontrar varias sub-categorías.
Antichavistas sociales
Estos son antichavistas surgidos luego de 2013 o 2015, la gente que detesta al gobierno pero no es necesariamente es adversa a las ideas que defiende el chavismo.
Es decir, es gente muy descontenta que se “contagió” de antichavismo y cree que el gobierno es la raíz de todos los males del país.
A diferencia de los chavistas disidentes y los opositores de izquierda lo que mueve a esta gente no son diferencias ideológicas sino el rechazo –a veces resentimiento– contra el gobierno y la convicción de que las cosas no mejorarán si el chavismo sigue en el poder.
Es decir, es una radicalización del descontento: es la porción de los malcontentos que fue atraída por el antichavismo.
El antichavismo social es muy ambiguo y peligroso.
Por un lado, es gente que no tiene ningún tipo de fe en la dirigencia antichavista y que tampoco está de acuerdo con la privatización, que quiere que la salud y la educación sean públicas y no le emociona el neoliberalismo. Por el otro, detestan al gobierno, al presidente y la dirigencia chavista, a veces con todas sus fuerzas.
Están tan seguros de que el gobierno es la causa de la crisis que son propensos a contagiarse, si no de las ideas, si del resentimiento y el odio del antichavismo radical.
A diferencia de los que vimos arriba suelen ser gente muy poco politizada y sus objetivos no pasan de lograr un cambio de gobierno de cualquier manera posible, por eso pueden ser arrastrados a aventuras como las guarimbas.
Los antichavistas ideológicos, convencidos, se dividen en moderados y radicales.
Antichavistas ideológicos
Dos cosas distinguen a los antichavistas ideológicos de los sociales: lo son desde mucho antes (2002 o la misma elección de Chávez) y, como lo dice el nombre, sus posturas son también fuertemente ideológicas, ancladas en convicciones profundas.
El perfil es muy conocido: se concentran en las clases medias (sobre todo la media alta) simpatizan con el neoliberalismo o el liberalismo y suelen ser muy conservadores en otros aspectos también, aunque algunos simpatizan con la socialdemocracia.
Tienen una serie de creencias y rasgos particulares: la conspiración cubana y el odio visceral a todo lo que tenga que ver con Cuba, teorías conspirativas, paranoias contra los traidores y los chavistas de closet…
¿Qué distingue a los moderados de los radicales?
Los moderados tienden a creer en salidas electorales o en todo caso pacíficas y son partidarios de perseguir a la dirección del chavismo pero no necesariamente a las bases. Las formas más radicales de neoliberalismo también les desagradan.
Tienden a ser conservadores, pero no siempre anticomunistas. Son clasistas, pero menos agresivos hacia los pobres, a veces son paternalistas.
Los radicales son anticomunistas muy agresivos similares a los del exilio cubano o el uribismo.
Desde el principio están convencidos de que hay que salir del chavismo por la fuerza y luego erradicarlo. Son partidarios de establecer un estado de excepción de varios años para expurgar al país del chavismo y los chavistas.
Desprecian a los pobres y no lo ocultan. Algunos tienen vínculos con sectas de extrema derecha.
No disimulan que su política es la venganza.
Habría que ver cuáles son los porcentajes de moderados y radicales pero, cualitativamente, los radicales tienen secuestrado al antichavismo. Los dirigentes no quieren perder su apoyo incluso si meten la pata (como con la salida y la guarimba) nunca nadie los cuestiona.
En la práctica son una de las razones por la que el antichavismo no puede aplicar una política amplia: por tratar de hacerlo en 2013 Capriles fue acusado de izquierdista y sus seguidores considerados “chavistas de closet” o “chaprilistas”.
De hecho, son tan violentos y agresivos con los moderados como lo son con los chavistas.
Finalmente tenemos a los antichavistas políticos
Estos son, principalmente, dirigentes y cuadros políticos cuya oposición al gobierno es oportunista.
Es decir, si el chavismo hiciera alianzas o coaliciones y les diera ministerios o la vicepresidencia ellos apoyarían al gobierno.
Se trata, sobre todo, de políticos de la vieja escuela como Ramos Allup o Rafael Poleo que tienen sus propias agendas.
Pese a que pertenecen a partidos minoritarios como AD y Copei tienen una gran influencia en la oposición. Ramos Allup ha sido, sin duda, el más exitoso de ellos.
Esta es la clasificación de la oposición en Venezuela.
Hipotéticamente un candidato de oposición podría unir el descontento con los distintos segmentos del antichavismo –y tal vez algo del chavismo disidente– y ser competitivo en las elecciones.
Pero en la práctica esto parece muy difícil: ni tienen tiempo para levantar una coalición como esa ni parece que haya nadie con la habilidad y el capital político para hacerlo y, más bien, es muy posible que la oposición vaya dividida a las presidenciales.
Como sea la fragmentada oposición venezolana es digna de estudio.
SupuestoNegado.com
https://www.lahaine.org/mundo.php/descontentos-opositores-y-antichavistas-ia
Periódico Alternativo publicó esta noticia siguiendo la regla de creative commons. Si usted no desea que su artículo aparezca en este blog escríbame para retirarlo de Inmediato
No hay comentarios.:
Publicar un comentario