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28 marzo 2019

SEGUNDO BLACKOUT: CRÓNICA DE LA RESISTENCIA NACIONAL




Una trabajadora de la empresa eléctrica nacional ayuda en la reparación del sistema luego de los ataques (Foto: Minci)



A tan solo tres semanas de la primera y más prolongada interrupción del Sistema Eléctrico Nacional en la historia del país, se repite otra operación de sabotaje de gran envergadura a la Central Hidroeléctrica de Guri, esta vez a sus instalaciones físicas, con intenciones de extenderse a las represas de Caruachi y Macagua.

CARACTERÍSTICAS DE ESTE NUEVO ATAQUE ELÉCTRICO

Las primeras informaciones facilitadas por el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, constataron que luego de haber repuesto gradualmente el suministro eléctrico producto del primer sabotaje del lunes 25 de marzo, se perpetró esa misma noche, otro ataque al patio de autotransformadores de la Central Hidroeléctrica. 
Dijo Rodríguez que se registró un incendio en la zona generando graves daños en la infraestructura, lo que desencadenó fallas en diferentes líneas de transmisión eléctrica, afectando nuevamente a todo el territorio nacional. 
El autotransformador AT2 del patio de 765 kv (donde operan otros dos autotransformadores) fue el equipo que recibió el mayor impacto, quedando totalmente calcinado luego de estar en medio de las llamas toda la madrugada, hasta que a las 9 de la mañana del día martes, el fuego fue controlado por el sistema contra incendios de Pdvsa.
Las imágenes mostradas por Rodríguez evidencian el grado de afectación: además del autotransformador ubicado en el medio, el fuego conducido por aceite derramado en los canales, quemó el cableado y algunos tableros. Los otros dos equipos del patio de 765 kv no recibieron daños profundos de las llamas debido a los cortafuegos dispuestos en el lugar. 
En el sitio de los hechos se encontraron evidencias de ataque con proyectiles, fortaleciendo la hipótesis del sabotaje como origen del incendio. Un día más tarde estas informaciones serían confirmadas por el presidente Nicolás Maduro en contacto directo con el programa Con el Mazo Dando transmitido por la estatal VTV. El mandatario develó parte de las investigaciones explicando que el ataque terrorista fue ocasionado "probablemente por un mercenario" utilizando un fusil de largo alcance. 
De los miles de kilómetros de líneas de trasmisión eléctrica que recorren el país, la de 765 kv es la más importante por ser la que envía el 85% de la energía hacia todas las regiones. La inoperancia de los equipos que transmiten este tipo de voltaje, produjo los apagones del lunes en 21 de los 24 estados del país.
Al atacar esta zona vital del Sistema Eléctrico Nacional, las operaciones para restituir la energía al país se complejizaron, necesitando tanto un equipo humano especializado para detener los estragos del incendio como otro equipo profesional para reparar los daños, además de los efectivos militares y de inteligencia desplegados en proteger zonas propensas a otros posibles actos de sabotaje. 
Esto debido a que el ataque contemplaba extenderse a los embalses de Caruachi y Macagua, que se encuentran contiguamente al Guri y completan el principal sistema de generación eléctrica en Venezuela. El ministro Rodríguez declaró que el plan era inutilizar las centrales hidroeléctricas para extender la agresión por más de diez días "e incluso semanas para generar una situación de caos en todo el territorio nacional".
La siguiente fase del atentado buscó causar daños irreversibles en la infraestructura eléctrica, que inhabilitara todas las actividades económicas internas que sostienen a un país asediado financieramente, principalmente las del área petrolera, como añadidura al colapso de los servicios más esenciales para la existencia cotidiana.

INTERVALOS DE INTERRUPCIÓN Y CÓMO RESPONDIÓ EL ESTADO VENEZOLANO

Apenas controlado el incendio, el gobierno nacional coordinó dos fases conjuntas para la gestión del riesgo: la reparación de los daños para reanudar la operatividad de los autotransformadores y la aplicación de planes alternativos de distribución eléctrica, en función de administrar la energía para evitar que se interrumpieran los servicios de comunicaciones y sistemas bancarios, y por esa misma vía permitirle a las personas contar con intervalos racionalizados de electricidad durante la contingencia.
La ejecución de la primera fase estuvo a cargo de un contingente de trabajadores de la estatal eléctrica Corpoelec que laboraron dividiéndose en turnos de doce horas, junto con el apoyo de trabajadores de Sidor y militares de las FANB. Para la segunda, se optó por la transferencia y distribución de energía a través de la línea de 400 kv, mucho menos estable, asunto que inevitablemente influyó en la necesidad de administrar la transmisión de la energía al país.
En el proceso de reactivación de la Central Hidroeléctrica de Guri y la distribución gradual de la energía, hubo recaídas que retrasaron el proceso. La del martes a las 5:15 am y la del miércoles a las 5:04 am. Ambas dejaron sin energía a gran parte del territorio nacional después de haber alcanzado la repocisión del 80% de servicio initerrumpido.
Estas inestabilidades fueron secuelas del primer suceso ocurrido en el patio de autotransformadores del Guri, que dejaron en intermitencia a estados del occidente y oriente del país. En los estados centrales y del sur, se reportó una mayor permanencia del servicio eléctrico.
En la ciudad de Caracas, el apagón fue solventado en horas de la tarde del día martes, recuperandose en varias zonas a menos de 24 horas del ataque.
Igualmente en el estado Miranda, el servicio eléctrico se restableció en un 80,38% para las 6 de la tarde del miércoles.
Ambos estados tuvieron una recaída pasada las siete de la noche. Algunos servicios de transporte alternativos al sistema Metro se activaron en plan de contingencia para atender las rutas con mayor cantidad de gente.
Paralelo al incidente en el patio de transformadores del Guri, ocurrió un incendio en el Parque Ncional Waraira Repano que fue controlado por el Cuerpo de Bomberos Forestales, cerca de las instalaciones de la subestación eléctrica de la Cota Mil. Aunque el ministro de Ecosocialismo, Heryck Rangel declaró que el hecho no alcanzó la infraestructura de la subestación, no se descarta un posible efecto en cadena para ampliar el rango de afectación del sistema eléctrico.
De los estados del interior del país, 17 fueron afectados por el apagón de la madrugada del miércoles, entre ellos, Apure, Portuguesa, Barinas, Mérida, Cojedes, Anzoátegui, Sucre y Nueva Esparta. El estado Bolívar y Delta Amacuro, al cierre de esta nota, todavía sufren fallas en los sistemas de voltaje.
Por otro lado, hubo estados donde los intervalos sin luz eléctrica fueron más prolongados, tal es el caso de Monagas y Zulia, ambas zonas de actividad petrolera y la última importante por su carácter fronterizo con Colombia. En Monagas, donde opera la división de Punta de Mata de Pdvsa, hubo periodos de prestación de energía solo en las madrugadas del martes y miércoles. A las 5 de la tarde del 27 de marzo, el estado reportaba un 58% de energía restablecida.
Por el contrario el estado Zulia, que en el ataque de principios de marzo fue de los últimos en restablecer su servicio, y que viene presentando fallas desde el 2009 con saboteos y desmantelamiento en su infraestructura, no recuperó el suministro eléctrico sino hasta tres días después de estabilización en todo el país. Igualmente, a la fecha de cierre de esta nota, continúan las interrupciones del servicio en esa entidad.
Teniendo en cuenta que el Zulia fue uno de los estados donde hace semanas se pretendió instalar episodios de anarquía general, usando el recurso del vandalismo para saquear comercios en zonas específicas, recibieron el apoyo militar de las Fuerzas Armadas con el acompañamiento del jefe del Comando Estratégico Operacional, Remigio Ceballos, para perfeccionar los mecanismos de protección y mantener el orden interno. 
Entre otras cosas, Ceballos dirigió la distribución de combustible en las estaciones de servicio y los planes de acción en las subestaciones de la entidad.
Al finalizar la noche del miércoles 27 de marzo, el ministro Jorge Rodríguez anunció la extensión del plazo de suspensión de actividades escolares y laborales por 24 horas más, previniendo la existencia de dificultades en el proceso de estabilización. 
Así mismo, Rodríguez presentó un nuevo reporte en la tarde del jueves 28 de marzo a modo de actualización, para informar detalles inéditos de los actos de sabotaje. Entre otras cosas el ministro declaró que en el patio de transformación, los equipos tienen aislantes de cerámica y entre ellos y los cables hay 90 mil litros de aceite. Y que en una pequeña loma cercana colocaron francotiradores a 150 metros, con silenciador, que fueron los responsables de disparar en varias ocasiones, hecho que generó el incendio. Dijo también que se atacó el patio de transmisión que se encontraba en el medio, para que el fuego afectará a los demás patios y a los cables de transmisión, lo que hubiera dejado al país por meses sin servicio eléctrico.

EFECTOS Y RESPUESTA DE LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y MILITARES ANTE LOS ATAQUES 

En términos generales, el día miércoles fue cuando se logró progresivamente normalizar la situación en todas las regiones del país. El presidente Nicolás Maduro, haciendo un balance del trabajo de recuperación desplegado, afirmó que cerrando el 27 de marzo, un 80% de la distribución de la carga en el país estaba funcionando, faltando algunos sitios de occidente. 
Con relación al atentado anterior, la población conservó aín más el sosiego durante las actividades de reparación del equipo y redistribución de la energía. Los periodos con energía eléctrica (así fuera por plazos de horas) como contingencia mientras se reparaba uno de los autotransformadores, permitió que la gente se mantuviera al tanto de las informaciones oficiales, lo que aplacó rápidamente los rumores y especulaciones.
No se registraron mayores conatos de violencia, ni saqueos a locales comerciales o daños a instituciones públicas. La movilización por parte de sectores de la oposición fue prácticamente nula.
En contraste, las actividades comerciales rutinarias se mantuvieron medianamente activas. Fueron relativamente pocos los problemas en el sistema de banca digital por lo que las personas no vieron bloqueados el acceso a los insumos. Locales que tenían generadores eléctricos o durante las administraciones de electricidad, pudieron realizar sus ventas.
Igualmente, la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN), activó un horario especial para las operaciones bancarias en agencias y sucursales inmediatamente después de fijarse un mínimo de normalización eléctrica.
A pesar de que el objetivo del ataque era afectar a las estructuras físicas, que causaran destrozos imposibles de solventar en el mediano plazo, el equipo de profesionales alcanzó colocar operativa una fase de la central hidroeléctrica mientras se reconstituyen el resto de los equipos quemados.
Comparado con el antiguo ataque, el tiempo de respuesta se redujo, así como los contraataques a las recaídas. El soporte militar en esta ocasión fue efectivo, días previos venía desarrollándose en el país los ejercicios militares Ana Karina Rote, maniobras de defensa integral para proteger los servicios estratégicos, manejando el escenario de un nuevo posible ataque.
Las FANB, participaron activamente en la custodia de las líneas de transmisión eléctrica que recorren todo el país. De este modo neutralizaron el desarrollo de otros golpes de la guerra irregular aplicada al sistema eléctrico nacional.
Por último, otra vez quedó demostrado el nivel orgánico de disciplina que ha venido construyendose al calor de la participación popular ante escenarios sumamente rudos. Con un plazo brevísimo para sistematizar las experiencias de la agresión inédita sufrida entre el 7 y 11 de marzo, se apreció el avance en los métodos de organización. 
La implementación de los instrumentos militares para resolver situaciones de contingencia, es un complemento ideal para comunidades que vienen construyendo una cartografía detallada de la zona donde habitan.
Se prestó el momento para que las prácticas de las Unidades Populares de Defensa Integral (UPDI) integradas con miembros de los CLAP, por ejemplo, pudieran ser ejecutadas en una situación real de amenaza y los objetivos se centraran en hacer las conexiones con las instituciones públicas para acceder y distribuir alimentos, gas doméstico y agua potable. 
Las manifestaciones violentas y otros productos de los guarimberos no reniegan de escenarios ideales como el apagón solo por el achante político de la oposición, sino por el control directo del territorio que ejerce la organización popular desde los movimientos sociales y con el alcance a las plataformas de la fuerza militar.
En el bosquejo mental de cada consejo comunal, CLAP o comuna, han ido ubicando las escuelas, centros de diagnóstico integral, estaciones eléctricas o cualquier otra zonas que debe protegerse ante posibles saboteos, de igual modo que lo tienen los distintos comandos de las Fuerzas Armadas a escala nacional.
De ahí que los llamados desde el Ejecutivo Nacional a activar las cuadrillas de paz para contrarrestar las operaciones de desestabilización sean pertinentes. Las amenazas de guerra frontal, y sus formas subrepticias de expresarse, no ha hecho sino incentivar a la formación del chavismo para contener los ataques y estimular las respuestas creativas de contraataque.


http://misionverdad.com/La-Guerra-en-Venezuela/sabotaje-electrico


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