Líbano
Viento Sur
Conocidos por su apoyo tradicional a toda resistencia contra Israel, las y los militantes de la izquierda libanesa que no se habían sumado en 2005 al 14 de Marzo están hoy en el corazón de la revuelta. Pero por esta razón se encuentran ante un dilema: cómo conciliar su proximidad a Hezbolá y su participación en un movimiento de protesta popular que el partido chiíta denigra.
Desde el comienzo, el pasado 17 de octubre, de la revuelta que atraviesa todo Líbano, la presencia de militantes de izquierda en las manifestaciones es notoria, principalmente en Líbano sur, donde su influencia es muy importante. La participación del Partido Comunista Libanés (PCL), de otros grupos que le son cercanos, así como de antiguos militantes en las manifestaciones organizadas en Nabatiyé, Kfar Remmane y Tiro, es de tal amplitud que numerosos observadores han llegado a considerar que el levantamiento en esas localidades, donde predomina Hezbolá, ha sido iniciado por la izquierda libanesa. Ante el pulso entre, de una parte, la clase dirigente de la que Hezbolá es parte integrante, y el movimiento de protesta que denuncia la perversión del sistema político en su conjunto, la izquierda está ahora obligada a elegir su campo.
Habiendo mal que bien intentado hasta ahora no enfrentarse a Hezbolá, contrariamente al resto de las y los protestatarios que no se han privado de criticarle abiertamente, las y los manifestantes provenientes de los medios de la izquierda se han limitado a agitar consignas sociopolíticas, en particular dirigidas contra el Banco de Líbano, evitando así abordar las cuestiones estratégicas, entre ellas el arsenal de Hezbolá. En una preocupación evidente por mostrar no querer enfrentamientos, varios de ellos se han esforzado por recordar que el levantamiento no está dirigido contra la resistencia islámica como tal, sino más bien contra la ineficacia y la corrupción de los responsables políticos.
Pero al demonizar al movimiento de contestación que estaría, en su opinión, teleguiado desde el exterior, el secretario general de Hezbolá, Hassan Nasralá, se ha enfrentado claramente con las y los que protestan. La posición del líder de Hezbolá ha llevado a ciertas figuras clave de la izquierda a definirse.
Malestar
En este contexto es en el que se podría explicar en particular la dimisión de dos periodistas del diario pro-Hezbolá al Akhbar, Mohammad Zbib y Joy Slim. En un tweet, Mohammad Zbib ha indicado haber tomado esta iniciativa para “protestar contra la posición mostrada por la dirección del diario hacia el movimiento de revuelta”.
Por su parte, Joy Slim se ha declarado en Twitter “decepcionada por la forma en que el diario ha cubierto el levantamiento” y por la forma en que al Akhbar “se ha apresurado a sumarse a las filas de la contrarrevolución avalando las teorías de complots incendiarios que han alimentado la violencia en la calle y los ataques contra las y los ciudadanos”. La periodista ha denunciado de paso los escritos del redactor jefe, Ibrahim el-Amine, que presentan al movimiento como “sospechoso y financiado por las embajadas extranjeras”.
Para Tanios Daibes, militante y persona de izquierda independiente, la dimisión de Mohammad Zbib y Joy Slim se ha impuesto a la luz de los recientes acontecimientos en la calle y del estado de confusión en el que se encuentran las y los militantes de izquierda desde hace un cierto tiempo.
“El diario en cuestión no ha ocultado jamás su color político. Las y los periodistas sabían desde el comienzo a qué atenerse, salvo que, desde el comienzo de la revolución, no podían seguir conciliando entre el imperativo de defender las demandas de la calle y el de proseguir un apoyo incondicional a Hezbolá”, según afirma. En su opinión, un gran número de militantes de izquierdas sienten un profundo malestar desde que la resistencia, que conciben como un movimiento global legítimo, ha pasado a ser controlada totalmente por un solo hombre, Hassan Nasralá, que ha reducido “el partido a su persona” y desviado la causa inicialmente defendida.
Punto de quiebra
La izquierda, que había perdido a su padrino original desde la caída de la Unión Soviética, había encontrado con Hezbolá un terreno ideológico común que se resumía en una lucha destinada a enfrentarse al imperialismo americano, el neocolonialismo y el sionismo. La alianza coyuntural entre las dos corrientes comenzó no obstante a degradarse “desde la implicación de la resistencia en los conflictos regionales”, como recuerda Mohammad Ali Moukalled, un analista político cercano a los medios del PCL. “La nueva generación de la izquierda no está ya convencida de la legitimidad de la resistencia tal como se manifiesta hoy y de la justeza de esta causa. Es ahora consciente de que Hezbolá ya no lucha verdaderamente contra el imperialismo y el neocolonialismo”, según dice.
Para él, el punto de quiebra ha sido sin duda alguna “el apoyo dado por Hezbolá al régimen de Bachar al Assad, que ha masacrado a su pueblo. La represión de las y los manifestantes mediante la violencia, en el Sur y en Beirut la semana pasada, ha sido luego un punto determinante”, añade.
El otro factor que ha acabado de alejar a un cierto número de militantes de izquierda de Hezbolá es el paso de la crisis económica que ha afectado profundamente a las y los más jóvenes. Las reivindicaciones sociales y económicas han pasado así a un primer plano por delante de las cuestiones estratégicas, habiéndose convertido en una prioridad a ojos de esta militancia el enderezamiento de la situación interna, frustrados por ver al partido chiíta defender el mantenimiento de una clase política que ha llevado al país al borde del abismo.
Texto original en francés: https://www.lorientlejour.com/article/1193921/la-contestation-de-gauche-face-au-hezbollah.html
Traducción de Faustino Eguberri para viento sur
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