La propuesta de la FAO, con apoyo financiero del Fondo Verde para el Clima, será implementada por el Ministerio de la Agricultura en siete municipios vulnerables del país.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo Verde para el Clima (GCF) iniciaron un nuevo proyecto en Cuba con el interés de incrementar la resiliencia climática de la producción agrícola de hogares y comunidades rurales.
La iniciativa, denominada Incremento de la resiliencia en los ecosistemas agrícolas de Cuba (IRES), fue presentada esta semana durante un taller virtual de tres días en que participaron junto a autoridades cubanas, Marcelo Resende, Representante de la FAO en Cuba y Eduardo Mansur, director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de ese organismo internacional.
Se trata del primer proyecto aprobado por el Fondo Verde para el Clima en Cuba y la cuarta iniciativa diseñada por la FAO en América Latina y el Caribe. Además, es la segunda fase de un programa de tres etapas para mejorar la resiliencia climática del sector agrícola en el archipiélago caribeño.
La primera etapa de investigación estuvo dirigida a la prueba y el análisis de los posibles sistemas de uso de la tierra, permitió identificar módulos agroforestales, silvopastoriles y forestales productivos y sostenibles. La segunda fase consiste en poner en práctica estos módulos. La tercera tomará las lecciones aprendidas del proyecto y extenderá ese conocimiento a los agricultores en todo el país.
IRES será implementada por el Ministerio de la Agricultura en siete de los municipios más vulnerables al cambio climático de tres provincias del país. Ellos son: Corralillo, Quemado de Güines y Santo Domingo, en Villa Clara; Los Arabos, en Matanzas; y Amancio Rodríguez, Colombia y Jobabo, en Las Tunas.
Detalles de la implementación de IRES
Jorge Ferrer Rodríguez, miembro adjunto del Fondo Verde para el Clima del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, mencionó en la apertura del encuentro on line, que la implementación del primer proyecto financiado por el Fondo Verde para el Clima será un aprendizaje de eficiencia económica para el país, las empresas y las entidades involucradas.
Por su parte, el director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO acotó cómo el proyecto llega en un momento crucial. “Ahora más que nunca, de cara a esta pandemia, se necesita impulsar una recuperación verde y resiliente”, dijo Mansur.
El programa IRES debe durar siete años, y se estima que beneficie a 240.000 personas. Trabajará con 51.713 agricultores familiares, en particular, con 23.788 mujeres.
Para el representante de la FAO en el país, la iniciativa contribuirá a un cambio de paradigma en la producción agropecuaria.
“Realizará inversiones en tecnologías, maquinarias, equipamientos e insumos para rehabilitar paisajes productivos, mediante sistemas agroforestales y silvopastoriles, la reforestación y la regeneración natural asistida”, explicó Resende durante la inauguración del taller sobre el “Aumento de la resiliencia climática de los hogares y comunidades rurales a través de la rehabilitación de paisajes productivos en localidades seleccionadas de la República de Cuba”
En este desafío resultará vital el trabajo con agricultores familiares para la inclusión de técnicas de producción más resilientes al clima, lo cual facilitará luego la instalación de capacidades institucionales y técnicas.
Maury Hechavarría Bermúdez, viceministro cubano de Agricultura, resaltó la importancia de trabajar con un nuevo enfoque y un cambio de paradigma, así como de combinar acciones productivas y procesos de producción agropecuaria con medidas e inversiones para garantizar una respuesta certera al cambio climático.
Beneficios del proyecto
A escala municipal, y con el fin de elevar la productividad y sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas, serán introducidos nuevos módulos agroforestales en 35.000 hectáreas cubiertas mayormente por marabú y pastizales degradados. Este proceso no solo mejorará la infiltración de agua en el suelo, sino que evitará su erosión.
De acuerdo con Resende, IRES impulsará el desarrollo de sistemas alimentarios inclusivos, sostenibles y resilientes, reducirá considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudará al sector agrícola a adaptarse al cambio climático y mejorar la resiliencia de los medios de vida locales para la gestión de riesgos.
Cuba clasifica como un país de alto riesgo, según el Índice de Vulnerabilidad al Cambio Climático en la región, elaborado por el Banco de Desarrollo de América Latina.
Los datos de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático indican que esta nación caribeña ha registrado en los últimos años aumento de temperaturas, lluvias estacionales, mayor frecuencia de sequías prolongadas y severas, incremento y gravedad de la actividad ciclónica e inundaciones costeras moderadas y fuertes.
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