Introducción
El 11 de abril de 2021 fue electo Presidente de Ecuador Guillermo Lasso, banquero, miembro del Opus Dei, de extrema derecha, ultraconservador, obsecuente a intereses del capital financiero mundial representado por el FMI y Banco Mundial, entre otros. Encarna radicalmente la política neoliberal de reducción del Estado, recorte de inversión pública, incluida salud y educación (aun en medio de una pandemia sin precedentes), privatización de bienes y servicios públicos, eliminación de subsidios, liberalización de precios, desregulación de tasas de interés, rebaja de impuestos al capital y salida de divisas, incremento de tributos a la población y flexibilización laboral.1
Este sector, aunque proclama “austeridad”, incremento de reserva monetaria y reducción de déficit fiscal a cualquier costo, sin embargo no tiene reparo en servirse del Estado acusado de negligente (al cual históricamente han manejado), para que intervenga activa y directamente en su beneficio,2 recibiendo periódicos salvatajes, subsidios, “incentivos”, “estímulos” y prebendas en favor de sus negociados particulares y maniobrar desde lo público para incrementar las ganancias corporativas nacionales e internacionales, con explotación intensa de trabajadores y “acumulación por desposesión”.3
Su impronta para imponer estas medidas, opera con autoritarismo, represión y manipulación ideológica. Instrumenta una perspectiva religiosa ultraconservadora de matrimonio, familia, educación y propiedad privada, en procura de contención política y control social de la diversidad cultural, étnica, de género y sexual, para que sus identidades no asuman posiciones de cambio histórico estructural y se adhieran incluso de forma “exótica” a la lógica de explotación intensiva de trabajadores, depredación ambiental y consumismo compulsivo del capitalismo “avanzado”.
Ecuador ha sido gobernado predominantemente por lo más retrógrado de la burguesía, caracterizada históricamente entre las más atrasadas en la región. Es decir, el país es regido regularmente por los sectores más anacrónicos entre los rezagados. Esta conducción reaccionaria recalcitrante, que concibe al país como hacienda o fábrica maquiladora y además de su propiedad, sin embargo, suele interrumpirse ocasionalmente, por irrupción de reformismos modernizantes que, por su carácter político y limitaciones históricas objetivas, no constituyen procesos de cambio estructural, pues su función es configurar paréntesis instrumentales de actualización institucional operativa, para desralentizar la realización reproductiva del capital y resguardar el modo de producción.
Al respecto, este artículo reflexiona sobre la coyuntura política que confluye en el paso de un gobierno reformista modernizante a uno de carácter neoliberal y servil a Washington, cuya política pretende ampliar y profundizar el gobierno electo.
Economía política de la dominación política
Si en los sesenta se instauró una dictadura militar (1963 – 1966) “para salvar al país del comunismo”, en los setenta las fuerzas armadas retomaron el poder político (1972 – 1976) para “salvaguardar el petróleo nacional”. El descubrimiento de mayores yacimientos petroleros en Ecuador, mientras las organizaciones populares se reorganizaban y las facciones burguesas seguían inmersas en sus recurrentes pugnas, en cuyo sostenido proceso confluyen condiciones políticas caóticas4; esto, permitió justificar una nueva dictadura militar “nacionalista” que “evitaría” el despojo de recursos nacionales por fuerzas internas y externas.5
De esta manera, el país como exportador de representativo volumen de crudo desde los setenta, fue blanco de colocación de crédito externo, particularmente en el último régimen militar (1976-1979)6, que en contubernio con funcionarios de la burguesía, contrajo deuda para financiar supuestamente el “desarrollo”, la cual terminó favoreciendo a los grandes propietarios de medios de producción.
“Retorna la democracia”
En el marco de oposición popular y presión burguesa por retomar el manejo político directo, “retorna la democracia” en 1979, sucediéndose gobiernos coaligados a poderes económicos dominantes, que salvaguardaron sus intereses de clase, se involucraron en corrupción, impusieron medidas de ajuste, atracaron a las clases populares e incrementaron su pobreza, intensificando las protestas, movilizaciones, paros y huelgas de organizaciones populares, gremios, sindicatos de trabajadores y levantamientos del movimiento indígena, en rechazo a estas políticas de expoliación y latrocinio de los gobiernos civiles.
Con la retomada resistencia de obreros, estudiantes, docentes e indígenas, reinició la “ingobernabilidad” e “inestabilidad” política. De 1979 a 2006, entre conspiraciones externas, huelgas nacionales, motines de grupos militares, levantamientos indígenas y complots inter-burgueses, un gobernante falleció en raras circunstancias; estuvieron a punto de caer varios gobiernos, autoridades fugaron o terminaron encarceladas y tres mandatarios fueron depuestos.7
Sucretización, confiscación y dolarización
A poco tiempo del “retorno democrático”, surgió una crisis financiera internacional,8 que desató el cobro de deuda externa con incremento de intereses. El empresariado se declaró incapaz de pagar y en 1983 el Estado, es decir la sociedad en su conjunto, por decisión gubernamental, asumió el pago mediante el mecanismo de “sucretización de la deuda externa privada”, consumando uno de los mayores atracos al pueblo.9
En 1999 hubo un robo aún peor, se dispuso un feriado bancario y congelamiento de depósitos para salvar a la banca. Por la gravedad de la crisis creada por deshonestos banqueros privados en complicidad con gobiernos oligárquicos,10 a pesar de esta medida, quebraron la mayoría de bancos, se desplomó el sistema financiero, muchas personas perdieron ahorros, vivienda, salud e incluso su vida. Mientras, la mayoría de banqueros fugaron llevándose el dinero.
Se decretó la dolarización, produciéndose un levantamiento indígena respaldado por organizaciones populares11 y en enero de 2000 fue depuesto Jamil Mahuad. Este atraco dio lugar a la mayor emigración al exterior.
Esto, exacerbó la inestabilidad del poder político burgués (similar a la existente antes de las dictaduras militares). Entre 1996 y 2006 Ecuador tuvo siete mandatarios.12 Esta inestabilidad política cesa el 2007, con el gobierno del movimiento “Revolución Ciudadana” liderado por Rafael Correa que gobernó diez años.
Carácter político de la “Revolución Ciudadana”
La “Revolución Ciudadana” conformada por tendencias del centro a la izquierda, incluso con gente de derecha camuflada en su interior, alcanzó el gobierno atacando a los grupos de poder económico, a la vieja “partidocracia” servil a sus intereses y a la “prensa mercantilista corrupta”.13 Impulsó reformismo modernizante, con intervención estatal e inversión pública de recursos petroleros y endeudamiento con China, imprimiendo extractivismo -irónicamente- para financiar el “cambio de matriz productiva” que encontró resistencia especialmente de sectores indígenas, comunitarios, ambientalistas e izquierda, que contrarrestó con autoritarismo represivo.
En su administración grandes sectores económicos privados, incrementaron ganancias, beneficiándose de inversión pública que dinamizó la economía y recibieron condonación de multas e intereses que adeudaban al sector público. Sin embargo, estos grupos nunca estuvieron a gusto, pues no manejaron directamente el poder gubernamental como prefieren hacerlo; hasta cierto punto, fueron constreñidos en su tradicional incidencia política por la nueva Constitución impulsada por el gobierno.
La política de acercamiento a países contrarios a los intereses de USA, entre otras acciones que la potencia consideró poco “amistosas”,14 provocó inoculación de una sostenida oposición de poderes fácticos externos e internos, grupos económicos, partidos políticos de derecha y grandes medios de comunicación privados. Pero, también de sectores indígenas, activistas de derechos, ambientalistas y organizaciones de izquierda, opuestos a lo que calificaron de “extractivismo autoritario” o “modernización capitalista”.
Al surgir, la “tormenta perfecta”,15 el reformismo modernizante en lo económico, conservador en lo social, que construyó vialidad, hidroeléctricas, infraestructura de salud y educación, mejoró servicios públicos, redujo algo la pobreza, incrementó un tanto la igualdad económica y alcanzó varios triunfos electorales; se restringió. Evidenciando desgaste en su último período, con señalamientos de autoritarismo y corrupción.
Morenismo, traición y neoliberalismo
El movimiento propuso como candidato a la presidencia a Lenín Moreno, que tenía más posibilidades electorales, pero debido a los factores adversos señalados y sus propias limitaciones, el triunfo en balotaje fue estrecho.
Al poco tiempo que asumiera Moreno, hubo diferencias y distanciamiento con Correa. Luego, una apreciación distinta sobre la situación económica legada y acusaciones de corrupción contra el pasado gobierno, generando cisma en el movimiento y rompimiento con la facción “correista”.
Los enemigos del “correismo” hace tiempo habían ubicado a la incidencia de corrupción como el flanco débil de la “Revolución Ciudadana”. Los poderes fácticos coaligados implementaron una “guerra jurídica” de alto nivel y a gran escala contra dirigentes del movimiento, siguiendo un patrón en la región, con injerencia de agencias externas e institucionalidad interna. El vicepresidente Jorge Glas perteneciente a la facción “correista” fue detenido, acusado de ilegalidades y expulsado del cargo.
El gobierno de Moreno, siguió las directrices de los poderes fácticos para “descorreizar” el país y con el pretexto de combatir autoritarismo y corrupción, desmontó la institucionalidad constituida en el período anterior. Correa fue sentenciado e inhabilitado a participar en política. Pero, también surgieron denuncias contra Moreno y sus funcionarios, cuyo gobierno solo por citar dos ejemplos, tuvo cuatro vicepresidentes y seis ministros de salud. 16
Moreno, recibió ya abierta y públicamente visitas periódicas de monitoreo de autoridades políticas y militares de USA.17 Retomó oficialmente acuerdos de “colaboración” en materia de seguridad con aquel país, que confluiría con la ilegal entrega de Julián Assange a Reino Unido. Durante su inoperante gestión, se produjeron asesinatos de periodistas y civiles, atentados y muertes de militares en la frontera con Colombia.18 Esto, permitió justificar ante la opinión pública la colaboración militar con USA.
Iniciado el segundo año de gobierno, Moreno designó Ministro de Finanzas a un subordinado del empresariado privado. Exhibió su opción por el modelo neoliberal, abandonó el plan gubernamental progresista con que fue electo, asumiendo el programa propuesto por Lasso, que había perdido las elecciones, con quien estableció acuerdo de cooperación política y legislativa; recibió respaldo del Partido Social Cristiano de extrema derecha y otras organizaciones de esa tendencia. Condonó intereses de deudas que el sector privado mantenía con la banca pública, a tributación y seguridad social. Regresó al financiamiento del FMI condicionado a medidas de ajuste económico. Recortó la inversión pública, inició la reducción del Estado, suprimió entidades y despidió miles de servidores públicos. Decretó incremento de precios de combustibles, provocando el levantamiento indígena y de las masas populares en octubre de 2019, que reprimió brutalmente, causando muertos, heridos y manifestantes detenidos, hechos que fueron observados por organismos nacionales e internacionales por verse enmarcados en violación de derechos humanos y delitos de lesa humanidad.
El gobierno reculó, pero en 2020 llegó la pandemia de covid y en medio de esta, el régimen aprovechó para arteramente y sin oposición social, adoptar salvajes medidas neoliberales. Así, en plena pandemia y en complicidad de un legislativo sobornado con reparto de poder y prebendas, aprobó normas de precarización del trabajo y flexibilización laboral. Autorizó despidos intempestivos sin indemnización y rebaja de sueldos del sector público y privado.19 Eliminó más entidades y empresas públicas, aplicó nuevos despidos masivos en el sector, elevó los precios de los combustibles, redujo el presupuesto de salud. Mientras cientos morían por covid, pagó anticipadamente deuda externa y manejó inmoralmente las pocas vacunas que llegaron. Aprobó la “privatización del Banco Central”, para que la banca privada maneje la política financiera, incidió en el incremento del transporte interprovincial, de las tasas de interés de créditos y la elevación del costo de víveres. Preparó el terreno a Lasso, pero devastó al país en todo aspecto, erigiéndose el peor mandatario de la historia.
Triunfa la derecha
El neoliberalismo adoptado el 2018 por traición política de Moreno y la facción que lo respaldó, concluyó con repudio generalizado. Por eso, parece extraño que la extrema derecha ultraconservadora neoliberal radical representada por Lasso, que colaboró con Moreno, haya ganado las elecciones de 2021.
Lasso, en el balotaje alcanzó algo más de cuatro millones seiscientos mil votos. El “correista” Andrés Arauz obtuvo sobre los cuatro millones doscientos mil sufragios. Por encima de un millón setecientas mil personas sufragaron nulo, ciento setenta mil lo hicieron en blanco. La abstención fue mayor al diecisiete por ciento. Aunque, más de seis millones de ecuatorianos no votaron por Lasso, que recibió cerca de doscientos mil votos menos que los logrados en balotaje de 2017, sin embargo, ganó las elecciones.
Para mejorar sus posibilidades electorales, sectores representativos de la derecha hasta entonces enemistados pactaron. El Partido Social Cristiano con incidencia en Guayaquil, no presentó candidato y apoyó a Lasso; para no dividir la votación, impidieron candidatizarse al millonario bananero Álvaro Noboa, también de derecha y con significativa intensión de voto.
Se abrió un nicho electoral en el centro de la polarización “correismo” – “anticorreismo”, apuntalando una “opción progresista alternativa”. La candidatura de Pachakutik partido representante del movimiento indígena captó votos en esta tendencia. Este “progresismo alternativo” representado por Yacu Pérez, casi pasa al balotaje, en parte por el acumulado político del levantamiento de 2019.20 Además, el partido “Izquierda Democrática” (que de izquierda solo tiene el nombre), repuntó como “opción centrista” frente a los “radicalismos de derecha e izquierda” de las tres candidaturas señaladas.21
Compartida la votación de “centroizquierda”, el “correismo” no pudo ganar en primera vuelta. En segunda ronda Pachakutik solicitó a su millón setecientos mil sufragantes que vote nulo. Sectores indígenas, gremiales y ambientalistas agraviados, cobraron cuentas al “correismo”.22 Mientras, el empresario Xavier Hervas candidato de “centro” que obtuvo millón cuatrocientos mil votos, pidió votar por Lasso.
Por cierto, el sector indígena es diverso y como otros sectores, no es políticamente homogéneo23. Es desacertado pensar que el movimiento indígena en conjunto es de izquierda. A su interior coexisten posiciones de izquierda y derecha, tendencias reformistas reivindicativas24, conservadoras y corrientes consecuentes con el cambio estructural, con matices, mezclas y pugnas. Incluso hay división interna en su máxima organización, la Confederación de Nacionalidades Indígenas; aunque, han procurado mantener unidad de base para enfrentar políticas económicas gubernamentales adversas.
Un segmento dirigente de Pachakutik, constituye derecha camuflada coincidente con determinadas propuestas neoliberales de Lasso;25 sus coincidencias conciernen no solo a la reapertura de escuelas comunitarias, sino a eliminar el impuesto a salida de capitales, suprimir el Consejo de Participación Ciudadana, el Consejo de la Judicatura, el Tribunal Contencioso Electoral, la Secretaría de Educación Superior y su examen de admisión universitaria. Lasso, con estas medidas pretende reducir gasto público y “optimizar” el presupuesto de educación en el sector rural. La reducción de las leyes de educación superior y comunicación, daría “libertad de gestión” a universidades y medios privados para que manejen a conveniencia la educación y comunicación.
En todo caso, la propuesta de Arauz, sin un claro contenido de cambio radical que seduzca a miles de desempleados y jóvenes sin estudiar; la tibieza del discurso que tuvo que adoptar por no asustar electores pequeño burgueses y “milenial”; la incapacidad de lograr que más electores interioricen que Lasso “cogobernó” con Moreno y es corresponsable del desastre; los cuatro años de acusaciones de corrupción, el resentimiento contra Correa; las “denuncias” sobre aporte de la guerrilla colombiana al candidato; el miedo infundido de que traería “comunismo” y “venezolanización”; la millonaria campaña mediática privada y bajo control ejecutivo, con serviles mercenarios de tinta o micrófono, que el equipo de Arauz no neutralizó, caló en segmentos políticamente desprevenidos26. Además, pesó la injerencia adversa de la institucionalidad gubernamental, Sistema Judicial, Consejo Electoral, Contraloría, Procuraduría, Fiscales de Ecuador y Colombia, Secretario de la OEA, en fin. Entre otros aspectos de distinto orden, pasaron factura al “correismo”. Aunque, tal vez lo mejor que le pudo pasar fue perder las elecciones y hasta podría volver cual redentor.
Plan neoliberal
El nuevo gobernante invocará a Dios y pedirá orar por él, convocará al “encuentro”, unidad, concordia y paz, a rechazar división, odio, violencia y lucha de clases, proclamará la búsqueda de consensos y acuerdos, solicitará voto de confianza, estabilidad y gobernabilidad, demandará al pueblo trabajar con más fuerza para “sacar adelante al país”. Pretenderá colonizar los espacios sociales populares con concesiones de reivindicaciones superficiales. Los órganos de difusión ideológica y propaganda burguesa, 27 construirán una narrativa alineada a ese discurso, pues con la reforma de Moreno a la Ley de Comunicación, nuevamente grupos de poder controlan la desinformación.
Órganos de injerencia política trabajarán en infiltración de organizaciones populares para desorientarlas, dividirlas, volverlas inocuas y dispersarlas. Crearán sensación de esterilidad de sus acciones para buscar la deserción de integrantes por decepción. Infundirán sectarismo y generarán condiciones para provocar odio y enfrentamiento de sus miembros y entre organizaciones de izquierda, para tenerlas separadas y distantes. Seguirán utilizando doctrinas religiosas para mantener sectores indígenas y populares, ajenos a una concepción crítica, histórica, estructural y revolucionaria. Pretendiendo así neutralizar sus organismos y dar vía libre a la derecha.
El gobierno electo quiere vender un banco público, concesionar hidroeléctricas y refinerías, entregar la telefonía, privatizar la seguridad social28; firmar un acuerdo comercial con USA al margen de los pequeños agricultores y productores; impulsar la “integración” con países del eje de Washington; reducir más el Estado y aplicar despidos masivos del servicio público; incrementar tributos a la población y flexibilización laboral. Pero, estas intenciones por parte de un régimen desgastado antes de posicionarse, que sin mayoría legislativa propia apostará a negociar conciencias, deberá enfrentar una fuerte lucha social y previsiblemente fracasará.
Alternativa popular
Aunque la lucha más que contra el neoliberalismo es contra el capitalismo29 y “nuevo imperialismo”30, para enfrentar su terrorismo económico dadas las circunstancias de debilidad orgánica de las clases populares e izquierda revolucionaria, en escenario inmediato, se requiere trabajar su unidad, forjando alianzas en torno a puntos concretos. Es preciso evitar posiciones pequeño burguesas de ultra izquierda. Pero, esto no significa que la izquierda revolucionaria se subsuma a la dirigencia etnicista esencialista ni al reformismo modernizante. Tampoco corresponde una improvisada “nueva izquierda”31 étnica, ambientalista o feminista supuestamente de “ruptura” con la izquierda “clásica” del mundo occidental, ubicando a esta en el mismo tacho histórico y cultural de la derecha.
Las propuestas culturales y progresismos en la región, contienen elementos válidos que deben recogerse con desafíos más radicales. Aunque, las reformas modernizantes y reivindicaciones étnicas, de género o ambiente, no tengan necesariamente carácter revolucionario, hay que trabajar en ellas, imprimiendo a estos derechos su sentido estructural e histórico, enfrentando las falacias postmodernas.32
No se puede, pedir perspectiva de cambio estructural de la política “real” y quehacer legislativo del “correismo” y Pachakutik.33 Estos, asumirían una posición de supuesta oposición “razonable” en la legislatura, pero negociarían gobernabilidad, ofrecerían respaldo a leyes en temas “coincidentes” que no luzcan “demasiado escandalosos”. El primero, a cambio que no continúe la persecución política y guerra jurídica en su contra y la sanción al traidor y corrupto gobierno de Moreno (que también podría ser traicionado por sus aliados). El segundo, deberá hacerlo, cuidando su “capital” político, evitando actuaciones que ahuyenten al margen de electores anti-correistas, “alternativos”, pequeños burgueses y “milenial” que habría captado. Estos acuerdos, decepcionarán a los seguidores del gobierno, el “correismo” y Pachakutik, que cuestionan los entresijos de la “agencia política real”.
Hay que explotar las contradicciones y límites del capitalismo,34 ejercer presión con propuestas avanzadas, desde la organización de las clases populares y la lucha social. La izquierda revolucionaria debe retomar la construcción de su propio espacio, continente devenido en deleznable, en parte por el propio accionar errático de tradicionales estructuras partidistas de izquierda y la insuficiente capacidad de comprender la realidad actual para ejercer una praxis transformadora.
Bibliografía
Harvey, D.
(2020). Razones para ser anticapitalistas. Buenos Aires; CLACSO.
(2014). Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Madrid; Traficantes de Sueños.
(2012). El enigma del capital y las crisis del capitalismo. Madrid; Akal. -(2007). Breve historia del neoliberalismo. Madrid; Akal.
(2004). El nuevo imperialismo. Madrid; Akal.
(1990). Los límites del capitalismo y la teoría marxista. México; FCE.
Jameson, F. (1991). Teoría de la postmodernidad. Madrid; Trota.
Marx, K, (1986). Introducción a la crítica de la economía política. Buenos Aires; Anteo.
Portelli, H. (1987). Gramsci y el bloque histórico. México; Siglo veintiuno.
* Sociólogo. Magister en Política y en Educación. Quito, 17 de mayo de 2021.
1 Harvey, en “Breve Historia del Neoliberalismo” evidencia que la mercantilización de absolutamente todo, es lo más abyecto del neoliberalismo.
2 Lasso tiene trayectoria pública y privada cuestionable. Es señalado de enriquecerse en el feriado bancario de 1999 y poseer bienes y capitales en paraísos fiscales (prohibido a quien ejerce cargo público). Al respecto, con el congelamiento de depósitos, los bancos emitieron Certificados de Depósitos Reprogramados, que los ahorristas urgidos de liquidez negociaron en el mercado con descuentos de hasta el 70%, los cuales después fueron canjeados al Estado por estos especuladores al cien por ciento de valor nominal. Respecto a inversiones en paraísos fiscales, aparentemente aparecen a nombre de familiares. Lasso colaboró con Jaime Nebot del Partido Social Cristiano, de extrema derecha y conocido accionar represivo. Fue autoritario gobernador del Guayas y ministro de economía del cesado Jamil Mahuad, causante de la mayor crisis financiera. Funcionario de Gustavo Noboa que remplazó a Mahuad y continuó la dolarización del país. Embajador itinerante del depuesto Lucio Gutiérrez, quien luego de alcanzar el gobierno apoyado por sectores populares que defenestraron a Mahuad, reveló ser de derecha obsecuente con USA.
3 D. Harvey en “Nuevo imperialismo: acumulación por desposesión” explica los mecanismos directos e indirectos del capitalismo neoliberal para succionar recursos de la clase trabajadora, por medio de extracción financiera, política impositiva, privatización de bienes y servicios públicos, liberación de precios de energía, y gestión, manipulación y traslado del peso de las crisis hacia los trabajadores. Se trata, de estrategias y políticas especulativas de costo de vivienda, víveres, telefonía, entre otras, que exacerba el sobre endeudamiento de la población en todo y para todo, en donde bancos, tarjetas de crédito, corporaciones y Estado, exprimen más recursos a las clases trabajadoras y agudizan su empobrecimiento.
4 El presidente Velasco Ibarra se había declarado dictador civil. Antes, gobernó la dictadura militar, seguida de dos presidentes interinos designados por acuerdos de élites.
5 El Gral. Rodríguez Lara derrocó a Velasco. Se proclamó jefe supremo, presentándose como nacionalista-desarrollista; enfrentó insurrección militar fallida, después, fue sucedido por una Junta Militar en 1976.
6 La Junta Militar de derecha, que reemplazó a Rodríguez, fue conformada por Poveda Burbano, Durán Arcentales y Leoro Franco.
7 Jaime Roldós, su esposa y Ministro de Defensa, fallecieron al estrellarse el avión en que viajaban. J. Perkins en “Confesiones de un sicario económico” dice que lo asesinó la CIA. El mandatario propuso carta de conducta para integración de la subregión andina basada en derechos humanos, en circunstancias que la mayoría de países de América Latina eran gobernados por dictaduras controladas por USA. Acogió la exigencia de sindicatos de expulsar al Instituto Lingüístico de Verano, considerado agencia estadounidense de penetración cultural y control de organizaciones indígenas y campesinas. Después, los gobiernos derechistas de Oswaldo Hurtado y Febres Cordero estuvieron a punto de caer, el primero por grandes huelgas y el segundo por amotinamiento militar. El socialdemócrata Rodrigo Borja, con sus minidevaluaciones e incremento de precios graduales, mereció el mayor levantamiento indígena. Alberto Dahik vicepresidente del gobierno neoliberal de Durán Ballén fugó del país acusado de irregularidades. El populista de derecha Abdalá Bucaram fue destituido por el Congreso Nacional en 1997, entre acusaciones de corrupción y protestas sociales. Su vicepresidenta conservadora Rosalía Arteaga pretendió sustituirlo por pocas horas. Fabián Alarcón, interino que lo reemplazó, después fue preso por ilegalidades. Jamil Mahuad por su debacle financiera, fue depuesto con levantamiento indígena el 2000. Gustavo Noboa quien lo suplió, fue sentenciado por corrupción. Lucio Gutiérrez, tránsfuga devenido en aliado de Washington, por maniobras en complicidad con Bucaram, fue derrocado por movilización ciudadana el 2005 y sustituido por Alfredo Palacio.
8 Harvey en “El enigma del capital y las crisis del capitalismo” explica su carácter periódico estructural.
9 El gobierno “justificó” la necesidad de salvar empresas y bancos “generadores de producción y empleo”.
10 El gobierno neoliberal de Durán Ballén desreguló la banca privada, allanando el posterior desastre del gobierno plutocrático de Mahuad, debido a prestamos vinculados de la banca con empresas fantasmas, el cierre de bancos, la corrida de depósitos, la especulación con el dólar y la consiguiente inflación.
11 El movimiento indígena insurgió en 1990 como poderoso sujeto político, enarbolando profundas y legítimas demandas históricas.
12 Gobernaron, Bucaram sustituido fugazmente por Arteaga y luego por Alarcón, Mahuad reemplazado por Noboa, Gutiérrez suplido por Palacio.
13 La mayoría de grandes medios de comunicación pertenecían a grupos financieros. Lo que fue prohibido por la nueva Constitución.
14 Expulsó al representante del Banco Mundial, no renovó la permanencia de la base militar norteamericana en Manta, evitó establecer tratado comercial con ese país, otorgó asilo político a Julian Assange, optimizó relaciones con China, Rusia, Irán, Cuba y Venezuela, entre otros países, que la potencia considera hostiles.
15 Bajaron las exportaciones y el precio del petróleo, se apreció el dólar y hubo un terremoto.
16 Se acusó a Moreno de poseer cuentas irregulares en paraísos fiscales a través de INA Investment Corporation, que la Fiscal designada en su gobierno evitó encausar. Hay denuncias de financiamiento irregular de su consulta popular, dolo relacionado con el hospital de Pedernales, por el que fugó el entonces presidente de la Asamblea, reparto de administración de hospitales a cambio de apoyo legislativo, sobreprecios de medicamentos y kits alimenticios, entrega fraudulenta de carnets de discapacidad, tráfico de influencias en vacunación contra el covid, etc. Después de Glas, la vicepresidenta María Vicuña fue removida por acusaciones de concusión. La sucedió Otto Sonnenholzner. Por cierto, miembros de su escolta fueron sentenciados en un caso de venta irregular de insumos médicos, en el que también resultó asesinado un implicado. A su renuncia lo reemplazo María Muñoz. Los ministros de salud salieron por problemas o irregularidades. En especial, el Ministro de Salud Juan Cevallos, hoy prófugo, que priorizó vacunar a su madre, familiares y aliados del gobierno, antes que, a médicos, enfermeras o adultos mayores.
17 Lo visitaron el Jefe del Comando Sur Craig Faller, el Subcomandante Joseph Disalvo, el Subsecretario de Estado Thomas Shannon. el Vicepresidente Mike Pence, el Secretario de Estado Mike Pompeo. Moreno visitó al presidente Donald Trump. Retiró el asilo político a Julián Assange, autorizó que el avión P3 Orión de la Armada de USA utilice las Islas San Cristóbal en Galápagos para labores militares estratégicas. Retornó la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), entre otras “agencias”.
18 Tres periodistas y una pareja de ciudadanos fueron secuestrados y asesinados, según versión oficial, por un grupo disidente de la guerrilla colombiana.
19 En pandemia, despidió médicos, suspendió pagos de internos rotativos, despidió docentes y redujo sueldos del sector.
20 El movimiento indígena en el levantamiento de octubre 2019, fortaleció su posición política, a pesar que la movilización resultó abortada y que los medios de comunicación dominantes, montaron el relato de “agresión indígena contra Quito”. Además, se pudo haber implementado un auto atentado a Contraloría para provocar repudió y rechazo al “terrorismo y violencia de manifestantes”, manipulación que absorbió un sector pequeño burgués que conserva rasgos racistas y reaccionarios. Hubo infiltrados, la fuerza pública violó derechos conforme la CIDH. Según la Comisión Verdad y Justicia conformada por la Defensoría del Pueblo, hubo delitos de lesa humanidad.
21 Estigmatizaron a la izquierda de violenta, generando su temor y rechazo, ahuyentando un segmento del electorado pequeño burgués “milenial” que captó la candidatura “centrista”.
22 El “correismo” por su autoritarismo, extractivismo, persecución y conservadurismo en temas socioculturales y acusaciones de corrupción contra sus funcionarios, puso en su contra a varios frentes populares, particularmente indígenas, comunitarios, ambientalistas, gremiales y de izquierda, a quienes descalificó como “oportunistas”, “tira piedras”, “destructores de la educación”, “emplumados”, “ponchos dorados”, “ambientalistas ingenuos” e “izquierdistas infantiles” que “obstaculizan” con “agendas corporativistas” el desarrollo. Con lo cual, el eje de confrontación pasó de la pugna con la burguesía al choque con sectores populares opositores. Promovió una ideología de discriminación, autoritaria y extractiva, criminalizó la protesta social, reprimió provocando muertes, se entregó al financiamiento del imperialismo chino, fue inconsecuente con reivindicaciones étnicas, de ambiente y género. Mantuvo posiciones tradicionales respecto a derechos de mujeres y diversidad sexual.
23 Hay organizaciones indígenas y populares conscientes y consecuentes, pero también incididas o infiltradas por fuerzas intervencionistas externas e internas de derecha, inteligencia militar, medios religiosos y “oenegismo”.
24 Pérez, no sería anticapitalista, antiimperialista, antineoliberal, antifascista, “ni anti nada”, tampoco izquierdista, socialista o comunista, sino “panteísta – comunitarista”.
25 Pachakutik en la legislatura votó a favor de proyectos neoliberales propuestos por Moreno.
26 Personas despedidas por Moreno en la pandemia, explotadas con su anuencia, que perdieron pequeños negocios, esquilmadas por bancos, que nunca recibieron apoyo y perdieron familiares por su negligencia, votaron por Lasso.
27 Según Gramsci, medios y prensa, direccionan culturalmente en la configuración hegemónica y dominio político.
28 Implica más edad y aportaciones para jubilarse, reducción de pensiones, incremento del aporte de afiliados. Seguridad social y salud convertidas en negocio privado.
29 Harvey recupera esta posición en “Razones para ser anticapitalista”.
30 Harvey en “El nuevo imperialismo” expone sus características marcadas por repunte de coerción geopolítica, por declive de “acumulación mediante expansión continua de reproducción” y deterioro de “hegemonía financiera mundial”.
31 Propuestas por lo regular sin rigurosidad epistemológica, consistencia teórica y coherencia práctica, poco novedosas y de larga data.
32 Fredric Jameson en “Teoría de la Postmodernidad”, la caracteriza, como crisis de historicidad y pastiche, que comprende superposición de elementos sin fundamento sustantivo.
33 Marx en “Introducción a la crítica de la economía política” explica que las relaciones productivas se expresan en formas políticas y jurídicas.
34 Límites y contradicciones descritas por Harvey (1990, 2014).
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