Hay que derrotar políticamente a los militares brasileños - Periódico Alternativo

Titulares

Home Top Ad

Contra la propaganda de las multinacionales Mediáticas

Post Top Ad

08 abril 2022

Hay que derrotar políticamente a los militares brasileños

Fuentes: Rebelión [Imagen: Bolsonaro particiando en las maniobras militares Operação Formosa – 2021. Créditos: Marcos Corrêa/PR. Fotos Públicas]

En este artículo el autor sostiene que en Brasil, a diferencia de lo que aconteció en otras dictaduras latinoamericanas: Chile, Uruguay y Argentina), los militares, en sus momento no fueron derrotados democráticamente, por eso es fundamental ‘derrotar políticamente a los militares y desmilitarizar el Estado brasileño’, para redemocratizar el país.


Los militares latinoamericanos se lanzaron con todas sus fuerzas en golpes militares en varios países sudamericanos en las décadas de 1960 y 1970: Brasil en 1964, Chile y Uruguay en 1973 y Argentina en 1976.

Así se cerró el círculo que hacía que estos países constituyeran regímenes de terror, en que las FFAA jugaran un papel protagónico. No fueron solo dictaduras, sino dictaduras militares, muy similares en los cuatro países.

Las cuatro dictaduras terminaron más o menos al mismo tiempo, abriéndose procesos de redemocratización. Pero las formas en que los militares abandonaron el gobierno fueron diferentes.

En Argentina, cuando se dieron cuenta de que los días del régimen estaban contados, el dictador en el gobierno, Leopoldo Galtieri, lanzó una ofensiva para intentar reconquistar las islas Malvinas, en 1982. Fueron necesarios dos meses de combate, hasta que Inglaterra derrotó a las tropas argentinas. Al año siguiente terminó la dictadura argentina.

Los militares dejaron el gobierno derrotados, no sólo porque el régimen militar había perdido apoyo y estaba aislado, sino también por la derrota en la guerra de las Malvinas, que fue la última carta que jugó el régimen. Además, la comparación entre la violencia con la que los militares interrogaron, torturaron y asesinaron a los militantes de la oposición y la debilidad que mostraron en la guerra contra los británicos contribuyó para que salieran desmoralizados el gobierno.

En Chile, cuando llegó al final de su mandato, de acuerdo con la propia constitución que la dictadura militar había promulgado en estado de sitio, Pinochet convocó a un referéndum, en 1988, sobre si podía postularse para un nuevo período presidencial.

Contrariamente a sus expectativas, Pinochet perdió el referéndum y tuvo que dejar el gobierno en 1990, dos años después. Empezaba así un largo proceso de redemocratización en Chile.

En Uruguay, ya en su crisis final, la dictadura plebiscitó un Consejo de Seguridad Nacional en 1980. Perdió y a partir de ahí comenzó un proceso de transición a la democracia, que se restableció en 1984. Los militares se retiraban del gobierno derrotados.

En Brasil, por el contrario, no hubo nada parecido. Los militares intentaron liderar el proceso de transición y lo lograron, en parte, al impedir la elección directa del primer presidente civil desde 1960. La elección de José Sarney -por la muerte de Tancredo Neves-, hizo que el nuevo gobierno fuese una mezcla entre lo viejo y lo nuevo. Los militares se retiraron del gobierno sin traumas ni juicios por todo lo que habían hecho contra la democracia y los derechos humanos.

Los gobiernos posteriores coexistieron con los militares, hasta la creación de la Comisión de la Verdad durante el gobierno de Dilma Rousseff. Finalmente se hizo lo que se debería haber hecho al final de la dictadura: evaluar todo lo que Brasil había vivido durante la dictadura militar. Y, por supuesto, salieron a la luz las responsabilidades de los militares, un asunto que les ha incomodado especialmente.

En la nueva ruptura de la democracia, con el golpe de 2016 contra Dilma, los militares, apoyando tácitamente, volvieron a intervenir en la política más abiertamente. En ese sentido se destaca la presión sobre el Supremo Tribunal Federal al juzgar el habeas corpus a Lula.

En la fecha de aniversario del golpe militar de 1964, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas dieron a conocer un documento, junto al actual ministro de Defensa, militar retirado, que defendió el golpe como un movimiento de defensa de la democracia. Retomaron el discurso de la ideología de la seguridad nacional, adoptada por los militares brasileños desde la fundación de la Escuela Superior de Guerra, a finales de la década de 1940, y vigente para ellos desde entonces. Las FFAA son consideradas la reserva del país frente a los supuestos intentos de establecer regímenes no democráticos (el discurso de los riesgos de la venezolanización, etc).

Desde la ruptura de la democracia en 2016, los militares han sido nombrados en masa, miles de ellos, en puestos gubernamentales; de hecho, en el gobierno de Bolsonaro llegaron a tener un lugar esencial, ocupando posiciones estratégicas y constituyendo un apoyo fundamental del gobierno.

La democratización de Brasil también tendrá que ser un proceso de desmilitarización del Estado. El documento firmado por los tres comandantes de las FFAA confirma que su visión de Brasil no es democrática. Siempre reclaman un rol político, de tutela sobre el país.

La derrota de la derecha en las elecciones de este año también debe significar la derrota política de los militares, comprometidos con la candidatura de Bolsonaro, con un militar retirado de vice. La democratización en Brasil también debe significar la derrota política de los militares y la desmilitarización del Estado brasileño.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



https://rebelion.org/hay-que-derrotar-politicamente-a-los-militares-brasilenos/


Periódico Alternativo publicó esta noticia siguiendo la regla de creative commons. Si usted no desea que su artículo aparezca en este blog escríbame para retirarlo de Inmediato

No hay comentarios.: