Aquel proyecto colectivo imperial europeo nutrido por colonias en todos los continentes que tanto contribuyeron al bienestar de muchos europeos y a la construcción de este andamiaje que llamamos UE, está llegando a su fin por diversas causas entre ellas la independencia de las colonias, la crisis del capitalismo clásico y del estado del bienestar, el ascenso del neoliberalismo fascistoide o directamente fascista, la gran hecatombe climática y la hecatombe bélica en Ucrania.
Como no hay Imperio ni nada en este mundo que no tenga un punto final, de pronto estamos siendo conscientes de una Europa que se halla en ese punto final, revelándose hoy como un puzle de países unidos artificialmente por un pegamento llamado Euro cada vez más debilitado por su “amigo” el dólar y sostenido por un abigarrado clan de burócratas alejados de los ciudadanos a los que supuestamente representan: sujetos nefastos para los europeos de bien y tan hipócritas y ávidos de poder como faltos de principios éticos y de inteligencia política.
La cara de la verdadera Europa
La Europa “de toda la vida” bajo el mando de estos mayordomos de los EEUU, viene mostrando cada vez más descaradamente su verdadero rostro nada humanista ni democrático con su política antiinmigración, su tolerancia hacia los neofascismos “de casa”, su apoyo a Israel y sus simpatías hacia Marruecos y Arabia Saudí,- tres socios preferentes- parece condenada a causa de la guerra en la que la UE tiene tanta parte activa, a regresar a sus trasnochados nacionalismos, a las nucleares y al carbón – dando carpetazo al gas ruso y a las buenas ideas verdes– en una maniobra desesperada para evitar su colapso energético. Todo a causa de la absurda guerra contra Rusia, con tantas consecuencias nefastas para los ciudadanos, que ni tenemos que ver con esa estupidez suicida ni tampoco deseamos una vuelta a un pasado político nacionalista y más dependiente de las energías fósiles. No tenemos nada que ganar con un crimen organizado de estas dimensiones por el que tenemos que soportar que se vayan vaciando nuestros bolsillos y perdiendo nuestras esperanzas en una salida positiva a medida que se estancan los salarios, suben la inflación, los precios de los alimentos, de la luz y el gas y el desempleo. Y en una espiral tan suicida como esta guerra, se van añadiendo nuevas políticas austericidas decretadas por usureros de la Banca subiendo los tipos de interés de sus préstamos y ahogando las economías familiares más de lo que están, que es la guinda del pastel del desparpajo sinvergüenza de estos individuos en este momento de máxima tensión social en Europa y en medio mundo por la metedura de pata de la insaciable OTAN que no reconoce fronteras en Eurasia.
Los tontos útiles no nos sirven
Y mientras aquí nos arruinamos, comprando a los EEUU un gas tres veces más caro que el ruso, (han leído bien) Rusia sigue vendiendo su gas y su petróleo más barato lejos de las fronteras europeas, especialmente a China, mientras califica a los políticos europeos de lo que son: una colección de tontos útiles, pero no para sus ciudadanos, claro está.
Dirigidos por estos políticos sin conciencia social alguna, carentes de de arrestos para hacer frente al verdadero enemigo, que no es Rusia precisamente, nos hallamos ante una Europa debilitada política, militar y económicamente por esta contienda y controlada a su vez por el poder de las grandes multinacionales que imponen sus reglas por medio del FMI, la OMC, el Banco Mundial, la industria de la guerra norteamericana y otros poderes oscuros fuera de nuestro campo de visión, excepto sus consecuencias. Ahora estas favorecen a los ricos de allí, que forman parte de lo más tenebroso de la humanidad, y de lo más peligroso para la paz mundial.
¿Quién puede parar esto?
Alguno puede pensar que esos ricos norteamericanos pueden llegar a detener su política expansionista y su voracidad por medio de los juegos diplomáticos, la ONU, y las leyes internacionales, pero solo tienen que repasar un poco la historia de este país para darse cuenta del error. No es solo por su eterna repetición de guerras en todas partes bajo cualquier excusa de agresión hasta su guerra en Ucrania, sino porque su afán por el dominio mundial es tan insaciable como su codicia. Y mientras ambas no se detengan – y los únicos que hoy lo pueden hacer son los propios norteamericanos– el Tio Sam es como un cáncer mundial y no parará de crecer y batallar contra quien se le resista en su intento de conseguir que todo el Planeta tenga su misma banderita y comparta la misma miseria que los más de cuarenta millones de sus propios ciudadanos, para quienes el famoso sueño americano de sus ricos, es pesadilla para negros, hispanos, desahuciados, desempleados, infra-empleados y jóvenes sin futuro. Ojalá no tarden en despertarse; ojala tomen el control de sus propios sueños y de paso ayuden a despertar a los que aún duermen en todas partes creyendo estar en buenas manos.
Entre tanto, el clima sigue poniéndose cada vez más agresivo, y esto es lo que va a determinar lo que tengamos que hacer todos y cada uno de nosotros por encima de todas las demás cuestiones.
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