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28 enero 2025

Yankwashing : cómo el imperio borra la verdad


Por Gerry Nolan | 28/01/2025 | Mentiras y medios
Fuentes: Rebelión.

Traducido del inglés por Marwan Pérez para Rebelión



Estados Unidos no se limita a reescribir la historia, sino que la borra deliberadamente. El lavado de cerebro es tan exhaustivo que los estadounidenses viven en un estado constante de amnesia histórica, ciegos ante los fracasos de su país, exagerando sus victorias y borrando las contribuciones de otros. Desde 1812 hasta la Segunda Guerra Mundial, Vietnam e Irak, la verdad queda reducida a una nota a pie de página o sepultada por completo. ¿El resultado? Una población que aplaude las guerras interminables mientras se aferra a una falsa narrativa de superioridad moral y militar.

Tomemos como ejemplo la guerra de 1812. En Canadá es una piedra angular de la historia nacional: una historia de David y Goliat en la que las fuerzas británicas y canadienses no sólo repelieron una invasión estadounidense, sino que marcharon sobre Washington y quemaron la Casa Blanca. Sin embargo, en los libros de texto estadounidenses apenas aparece como una nota a pie de página y, cuando se la menciona, se la tiñe de “empate”. ¿Empate? Estados Unidos tenía todas las ventajas: mano de obra, geografía y recursos. Gran Bretaña, preocupada por las guerras napoleónicas, envió recursos limitados a través del Atlántico, pero incluso con estas limitaciones, las fuerzas británicas y canadienses aplastaron decisivamente la invasión estadounidense. En 1814, con Napoleón derrotado, Gran Bretaña envió nuevos refuerzos, asestó los golpes finales y marchó sobre Washington para quemar la Casa Blanca. Pero el imperio prefiere que sus ciudadanos crean que su bandera ondeaba heroicamente, no que sobrevivió pidiendo clemencia.

La Segunda Guerra Mundial es otro ejemplo flagrante. Los sacrificios de la Unión Soviética se minimizan para apuntalar el mito de Estados Unidos como el único salvador de la libertad. Trump afirmó recientemente que “70 millones de soviéticos murieron para ayudar a los estadounidenses”, lo cual es absurdo en muchos sentidos. En primer lugar, la cifra real se acerca más a los 26 millones. En segundo lugar, los soviéticos no “ayudaron” a los estadounidenses, ganaron la guerra. El Ejército Rojo destruyó más del 75% de las fuerzas nazis, luchando contra las mejores divisiones de la Wehrmacht en el Frente Oriental, mientras que los Aliados se enfrentaban a tropas de segundo nivel: las Juventudes Hitlerianas y los reclutas de mediana edad en Normandía. Pero eso no se oye en las aulas estadounidenses, donde se ensalza el Día D y Stalingrado es una idea de último momento.

Y luego está Vietnam: una guerra que la mayoría de los estadounidenses ni siquiera podrían ubicar en un mapa, y mucho menos justificar. El imperio la presentó como una cruzada contra el comunismo, pero en realidad fue una invasión y ocupación ilegal. Millones de civiles vietnamitas fueron masacrados, sus aldeas bombardeadas en masa, su tierra envenenada con el Agente Naranja. Sin embargo, muchos estadounidenses todavía se aferran a la fantasía de que fueron las víctimas. El mismo guión se desarrolló en Irak, con armas de destrucción masiva fabricadas y los medios de comunicación aclamando una guerra que mató a un par de millones de civiles y desestabilizó una región entera. Los estadounidenses todavía se preguntan: «¿Por qué nos odian?», como si la respuesta no estuviera escrita en los escombros de Bagdad.

Mientras tanto, Estados Unidos sermonea a sus vasallos por no pagar lo suficiente al chanchullo de la OTAN, y les exige que gasten el 5% del PIB en defensa. ¿Para qué? ¿Qué tipo de rendimiento de la inversión obtiene Estados Unidos por su billón de dólares de gasto en defensa al año? ¿Para ser humillado por los cultivadores de arroz en Vietnam y por terroristas en sandalias en Afganistán? Ningún imperio que pierde ante guerrilleros descalzos tiene derecho a sermonear a nadie sobre el gasto militar. El ejército estadounidense es la fuerza más patética, inflada y sobrevalorada de la historia moderna, una chapuza de protección hecho a imagen de Tony Soprano. La historia recordará a Estados Unidos como el imperio accidental.

Este lavado de cerebro no es casualidad. El Estado Profundo y sus aliados mediáticos, Mockingbird, han perfeccionado el arte del lavado de la imagen yanqui, creando una narrativa en la que Estados Unidos es siempre el héroe, nunca el agresor. El objetivo es ocultar la verdad y utilizar la ignorancia como arma, para garantizar que el público estadounidense aplauda la próxima invasión, la próxima “intervención”, la próxima aventura imperial.

¿Cuánto tiempo puede sobrevivir un imperio sobre una base de mentiras? Porque, a medida que crece el mundo multipolar (Rusia, China, el Sur Global), la verdad se hace cada vez más difícil de enterrar. La historia acabará juzgando a Estados Unidos no como una superpotencia benévola, sino como un imperio en decadencia que quemó el mundo mientras mentía a su propio pueblo.

https://t.me/TheIslanderNews/31888

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

https://rebelion.org/yankwashing-como-el-imperio-borra-la-verdad/


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