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05 abril 2025

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Europa va y viene entre el miedo y la necesidad

Respuestas furiosas e indignadas a Donald Trump y su guerra arancelaria


En un intento de combinar dureza retórica con entornar la puerta a un acuerdo, la Comisión Europea exhortó a Trump a que pase de la “confrontación a la negociación”.

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Manifestación en Londres en contra de las tarifas de Trump.. Imagen: AFP


Desde Londres

Preferiría no hacerlo, decía en el cuento de Herman Melville “Bartebly, el escribiente”, anticipando en el siglo XIX, la posición en que se encuentra Europa frente a Donald Trump y su guerra arancelaria. Entre la indignación y el temor, el esplendor pasado y un potencial presente de república bananera, entre la necesidad de actuar y el miedo a hacerlo, los líderes europeos suenan furiosos, ofendidos, escandalizados. China reacciona con aranceles del 34% a Estados Unidos. La Unión Europea (UE) "preferiría no hacerlo".

Condena generalizada

En lo discursivo las diferencias de los 27 miembros europeos son de énfasis más que de sustancia. Todos condenan los aranceles anunciados el día de la liberación como “brutales y sin fundamento” (Emmanuel Macron), “contra todos y contra todo” (Pedro Sanchez), “un ataque contra el sistema que creó prosperidad a nivel global”(el canciller alemán, Olaf Scholz). En un intento de combinar esta dureza retórica y al mismo tiempo entornar la puerta a un acuerdo, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, advirtió que la Unión Europea estaba lista para responder al arancelazo, pero exhortó a Trump a que pase de la “confrontación a la negociación”.

El tiempo no juega a favor de una organización que necesita forjar consensos entre sus 27 miembros. En el parlamento europeo, en la opinión pública y en algunos países quieren poner en la mira el corazón del actual gobierno y de buena parte de la economía estadounidense. “Si vamos a entrar en esa pelea, por supuesto los gigantes tecnológicos tienen que ser objetivos primarios”, dijo el director del comité del parlamento europeo de comercio internacional, Bernd Trade.

Macron, Friedrich Merz, Pedro Sánchez y la misma Ursula von de Leyen, dejaron abierta esta posibilidad. “Todo está sobre la mesa”, fue el mensaje subyacente. Pero países como Bélgica y Polonia, que emitieron duras condenas, se oponen a lo que denominaron “decisiones apresuradas” mientras que líderes de la ultraderecha como Giorgia Meloni, buscan un acuerdo a toda costa que mitigue o cancele el impacto de los aranceles estadounidenses.

¿Qué está en juego?

Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones de la EU mientras que el bloque europeo en su conjunto es el segundo receptor de bienes y servicios de los norteamericanos. El superávit para la UE es de 154 mil millones de libras, pero se concentra en tres países: Alemania, la República de Irlanda e Italia.

El resto de las naciones tiene déficit o relativo equilibrio, cosa que no importó mucho a Estados Unidos que les aplicó a todos un 20% de aranceles, prueba adicional de la locura metodológica que se usó para definir los porcentajes que correspondían a cada país. Este 20% afectará a un 70% de los productos del bloque y, en teoría, podrían significar ingresos fiscales a las arcas estadounidenses de 80 mil millones de dólares, que financiarían en parte ese confuso plan fiscal de Trump que incluye disminución de los impuestos a los ricos y las corporaciones y motosierra al gasto social.

No parece que Trump esté dispuesto a dar marcha atrás con sus aranceles, aunque con él nunca se sabe, porque en alguna de sus numerosas declaraciones y mensajes desde el “liberation day”, abrió una rendija mínima a la negociación. Según algunos analistas es la táctica de la primera presidencia: amenazar, intimidar, negociar un acuerdo con o sin concesiones relevantes para reivindicar una victoria de su estrategia. Pero ese fue el “primer tiempo” de Trump. Hoy su propio país, la primera potencia planetaria, no parece suficiente para contener su ego: Trump aspira a cambiar el orden mundial en su conjunto.

Por lo pronto, el secretario del tesoro, Scott Bessent, exhortó a los socios comerciales estadounidenses a que no reaccionen con represalias. “No se les ocurra empezar con represalias. Hagan una pausa, vean cómo se acomodan las cosas porque si suben los aranceles a los productos estadounidense en respuesta, habrá una escalada. Si no lo hacen, este será el umbral máximo”, dijo Bessent.

El dolor de ya no ser

El noble proyecto paneuropeo de la posguerra – unirse económica y socialmente para evitar más guerras – está contra las cuerdas desde hace rato. Mientras siguió los ideales que le dieron origen, el proyecto se expandió y el viejo continente tuvo dos décadas de esplendor económico y creciente equidad. En los 80 fue lentamente sustituido por el predominio neoliberal del dúo Reagan-Thatcher. Con la caída del muro de Berlín (1989) y el tratado de Maastricht (1992), la UE se convirtió en un gran mercado económico y financiero cada vez más dominado por las corporaciones y más despegado del desarrollo económico- social de su población.

Hoy los seis miembros originales son 27, la ultraderecha ha ganado un espacio político impensable y la diversidad de intereses se hace sentir a cada paso. Todos temen la recesión que se les viene encima con el anuncio de Trump, pero entre bambalinas, cada país quiere salir bien parado o no especialmente perjudicado de una posible negociación.

Mientras México, Canadá, China y otros países respondieron de inmediato a los aranceles sobre el aluminio y el acero que entraron en vigor el 15 de marzo, la UE sigue buscando un consenso sobre qué productos estadounidenses formarán parte de su represalia. Solo hay acuerdo para algunos íconos como las motos Harley-Davison, los bluyines y los jugos de naranja industriales, pero con eso no basta. Francia no quiere saber nada de poner al Bourbon estadounidense en la lista porque Estados Unidos ha amenazado con un arancel de 200% al vino, champagne, cognac y otros productos alcohólicos tanto de Francia como de otros tradicionales exportadores como España o Italia.

La lista de productos que se necesitan para empardar el “liberation day” tendrá que ser mucho más extensa que la del acero y el aluminio. Si no hay negociación, ¿cuánto pueden tardar los europeos en responder? Dios sabe. La UE no es lo que fue: su decadencia es palpable. Pero el ataque arancelario estadounidense puede, paradójicamente, ayudar a unificar la desunión europea: encender el alicaído orgullo continental, suministrar un nuevo horizonte.

En el medio hay obstáculos que, en broma, podríamos llamar para-arancelarios: Rusia, por ejemplo. El futuro canciller alemán Friedrich Merz señaló que Estados Unidos se ha puesto del lado de Rusia y que la UE tiene que defenderse por sí sola, e incluso, sustituir el actual sistema de defensa que constituye la Alianza Transatlántica con Estados Unidos, la OTAN, por uno que solo incluya a países europeos. Con España y Francia, los alemanes buscan fortalecer el bloque y ampliar su horizonte con el Mercosur, los Brics y China.

Sería parte del reacomodamiento global con Estados Unidos como principal enemigo de prácticamente todos. China, Japón y Corea del Sur han unido fuerzas para responder conjuntamente liderando al resto de los países de la ASEAN (todos los asiáticos menos China). La diferencia es que China ejerce un liderazgo claro y no duda: tardó solo dos días en anunciar el aumento arancelario de 34% a los productos estadounidenses.


https://www.pagina12.com.ar/816010-europa-va-y-viene-entre-el-miedo-y-la-necesidad

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