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29 junio 2018

Manejo sostenible del suelo, la receta contra desertificación



IPS

Parte de los ministros, autoridades y representantes internacionales que participaron en la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación, el 17 de junio, en la Ciudad de la Mitad del Mundo, en Ecuador, el primer país en hospedar esta conmemoración anual. Crédito: Ela Zambrano/IPS

CIUDAD MITAD DEL MUNDO, Ecuador, 17 jun 2018 (IPS) - La conservación y el manejo sostenible del suelo son las recetas que con diversos ingredientes representan la base para combatir la degradación de los suelos, coincidieron este domingo 17 en Ecuador los participantes en el acto de celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación (DMLD).

Con la consigna “las tierras tienen un valor real, invierte en ellas” un país latinoamericano fue por primera vez anfitrión de la celebración de este Día Mundial, celebrado en la Ciudad Mitad del Mundo, en Ecuador, un país que destaca por algunas de sus iniciativas para la sostenibilidad de sus suelos.

Ese lema del DMLD para 2018, de hecho, se vincula con la propuesta ecuatoriana de recuperar el concepto de bioeconomía, en el sentido de que “no se puede extraer sin límite; el compromiso debe ser conservar y tener un manejo sostenible de a tierra”, dijo a IPS el coordinador para América Latina y el Caribe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), José Miguel Torrico.



En la jornada realizada simbólicamente en la Mitad del Mundo, a unos 25 kilómetros del centro de Quito, participó como máxima representación de la CNULD, también conocida por su sigla en inglés UNCCD, su secretario ejecutivo adjunto, el indio Pradeep Monga.

“Hay una estrecha relación entre el suelo y el agua; entre el suelo y el clima; entre el suelo y la biodiversidad; conexiones que las culturas tradicionales disfrutan juntas y es algo que podemos aprender del Ecuador”, subrayó Monga durante un coloquio internacional que fue parte central de la celebración del DMLD, que se realiza desde 1995.

Todo lo que se produce y se consume en el mundo usa recursos que salen de la tierra, aseguró, y puso como ejemplo que para elaborar una bicicleta se necesitan 10 metros cuadrados de tierra. “Hay una huella en la tierra que no podemos cuantificar”, advirtió.

La embajadora internacional de buena voluntad de la CNULD y expresidenta de Finlandia (2000-2012), Tarja Halonen, presentó una estimación de la afectación en la economía, al destacar que “la desertificación golpea, a nuestros países en un nueve por ciento del PIB (producto interno bruto), lo cual supone 23 billones (millones de millones) de dólares anuales”.

Halonen subrayó también que es fundamental que en la lucha contra la desertificación se incorpore una perspectiva de género.

“El rol de la mujer en la sostenibilidad del suelo es esencial, puesto que las mujeres son una mayoría campesina en Asia, África, según datos de 2017, por lo tanto para ellas debe haber capacitación, tecnología, entrenamiento, información”, dijo.

Joao Campari, directivo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés) destacó entre los elementos que presionan a los suelos y fomenta su degradación. “Estamos consumiendo demasiado”, sentenció.

“Se echa a la basura 40 por ciento de la comida, todos los días, en algunos países del mundo se consume más de lo que se necesita y, en otros, no hay nada de comer”, así que se requiere reducir la presión en los ecosistemas, adujo.

Por su parte, John Preissing, representante en Ecuador de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), señaló que el combate a la desertificación de la tierra está ligado estrechamente con la lucha contra el hambre.


De izquierda a derecha, John Preissing (FAO), Tarsicio Granizo (Ministro de Ambiente), José Valencia (Ministro de Relaciones Internacionales), Pradeep Monga (secretario ejecutivo adjunto de la CNULD) y Arnaud Peral (ONU-Ecuador), posan con carteles de diferentes ODS durante el coloquio sobre el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación, en Ecuador. Crédito: Ela Zambrano/IPS

Por eso es necesario avanzar, por ejemplo, en una “ganadería inteligente, una de las causas principales de la degradación, pero, al mismo tiempo, una de las fuentes principales de alimentación de la población”.

Uno de los anfitriones de la celebración del DMLD, el ministro ecuatoriano de Ambiente, Tarsicio Granizo, subrayó, por su parte, que la degradación de los suelos, “no es solamente un problema ambiental; es un problema que tiene que ver con la soberanía y seguridad alimentaria”.

Granizo recordó que Ecuador, como otros países latinoamericanos y de otras regiones del Sur en desarrollo vive una realidad poco alentadora, porque “se estima que 47 por ciento de los suelos está con problemas de degradación y un 20 por ciento de áreas seriamente desertificadas”.

Pero, como se comentó durante el coloquio, frente a ese panorama, Ecuador destaca por su propuestas para enfrentar al problema, como la iniciativa BioEcuador, donde incorpora un manejo sostenible de la tierra mediante la bioeconomía, y el plan de Gestión Integrada de Lucha contra la Desertificación, Degradación de la Tierra y Adaptación al Cambio Climático.

Esos proyectos, dijo el ministro local de Relaciones Internacionales y Movilidad Humana, José Valencia, son algunas de las credenciales con que el país muestra su determinación a favor de un desarrollo sostenible.

El canciller ecuatoriano también resaltó “como muestra de voluntad política el que 110 países han establecido metas nacionales en la lucha contra la desertificación, cuyos impactos afectan al ser humano, a la biodiversidad y a los servicios ecosistémicos”, dentro de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.



De hecho, durante el coloquio se puso en valor que reducir la degradación de los suelos es una meta transversal en varios de esos 17 objetivos.

Torrico, en tanto, destacó que en materia de movilidad humana, la desertificación genera consecuencias diferetes en las regiones del Sur.

En América Latina y el Caribe hay problemas de desplazamientos de la población dentro de sus fronteras, con excepción del caso de Haití, mientras que en África, el continente con mayor problema de desertificación, el fenómeno ha generado los mayores problemas de pobreza y de emigración forzada, explicó.

En cuanto a las medidas, el coordinador regional de la CNULD, citó que “en la escala Latinoamericana hay una iniciativa importante que es la 20/20; recuperar 20 millones de hectáreas degradadas o deforestadas para el año 2020”.

“Todos los países latinoamericanos y del mundo están determinando sus problemas (de degradación), donde están localizados y como pueden solucionarlas, con lo cual han logrado fijar metas concretas”, aseguró.

En los actos de la celebración del DMLD participaron varios ministros del área del Caribe, además de delegados de gobiernos de Europa y América Latina y representantes de organizaciones ambientales y sociales.

El ministro Granizo consideró que el intercambio Sur-Sur es un elemento que debe sumarse a la lucha contra la desertificación. “Hay experiencias locales que han sido exitosas en unos países, que podrían funcionar en otros, pero que se quedan de experiencias locales”, explicó.

La mayoría de los participantes coincidió en alertar que hay que correr en neutralizar la degradación. Si para 2050 no se han hecho suficientes avances, “50 por ciento de las tierras van a estar en procesos de degradación y habrá una disminución de los alimentos entre un 15 y un 20 por ciento”, resumió Torrico.

Edición: Estrella Gutiérrez


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