Ernesto Rivas Gallont
La comisión de seguridad de la Asamblea Legislativa se reunió al mediodía del jueves con el presidente Salvador Sánchez Cerén, en Casa Presidencial, para abordar el tema de las medidas excepcionales que quiere implementar el Ejecutivo ante la ola de violencia que enfrenta el país.
Los legisladores no solo escucharán cuáles son las medidas que quiere implementar el gobierno y si necesitan colaboración del legislativo para implementarlas, sino que buscarán ser escuchados con propuestas que van desde la pena de muerte, los regímenes de excepción, el empleo de la Fuerza Armada en tareas de seguridad pública, ordenamiento en centros penales, así como sanción a las telefónicas que permitan señales de celular en centros penales.
Sería una locura considerar la pena de muerte como un medio para controlar la violencia. Los asesinos, cuando asesinan nunca piensan que podrían ser condenados a muerte. La pena de muerte sería una arma letal en manos del sistema judicial salvadoreño.
Presidente, ¡Diga NO a la pena de muerte!
A propósito de un artículo publicado en Estrategia & Negocios el pasado martes, Guatemala: Jimmy Morales sí aplicaría pena de muerte, si la aprueba el Congreso, el presidente guatemalteco toma un riesgo muy serio, aunque muchos dudan que el congreso chapín restituya la pena capital en Guatemala, aunque ésta permanezca vigente en la Constitución.
En Guatemala, las últimas ejecuciones, con inyección letal, datan del año 2000 y su legalidad se encuentra en entredicho a partir del Pacto de San José, Costa Rica. El presidente, Álvaro Colom, presentó al Congreso una iniciativa de ley para abolir la pena de muerte, pero no prosperó.
Queriendo enriquecer mi posición de franco rechazo a la pena capital y con la noticia de Guatemala fresca en los medios, quise escuchar la opinión de una persona sabia, amiga cercana, sobre el tema y le pedí que la compartiera conmigo. Esto es lo que esta persona me escribió, que coincide con mi opinión tantas veces manifestada en este espacio:
Si, el clamor de algunos es que se aplique la pena de muerte, pero no creo que lleguemos a reactivar la ley, pues sería retroceder por décadas en algo que no se ha ejecutado. La pena de muerte no cambia la mentalidad del delincuente, a quien su vida no le vale nada. Quien mata a otro sabe que vive con el gatillo en la mano y que tarde o temprano le puede tocar a él. No es un medio que evite delinquir. El problema es de raíz. La falta de aplicación de la justicia exaspera a la gente que efectivamente cree que con la pena de muerte se soluciona la criminalidad. Lo que se fomenta es más odio y el estado mismo se vuelve un asesino.
Nadie tiene derecho de quitarle la vida a nadie. Es un camino fácil pedir la pena de muerte.
Hemos tenido una historia terriblemente violenta en el pasado, limpiezas sociales, muertes extrajudiciales, desapariciones de personas, etc. No estamos exentos de culpa de pensar que la sociedad se divide en buenos y malos y que los buenos tienen derecho de vivir y los males se exterminan. Espero que no se llegue a consumir lo que se está tramando (en Guatemala).
http://migenteinforma.org/?p=36695
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