Para lograr una mejor comprensión de lo que está pasando en el campo político boliviano, se hace necesario establecer los momentos claves que han constituido al gobierno de Arce, esto es, para entender sus características y el sentido de sus acciones, se requiere establecer una mirada de una secuencia de recortes de coyuntura que nos permitan captar aquellos elementos que están operando y dan contenido a las decisiones políticas que están tomando; donde el interés de la reflexión está dirigido a comprender de qué manera se ha puesto en marcha un proyecto de división del bloque popular en Bolivia, proceso que parece irreversible.
El carácter de los actores en disputa
El golpe de estado del 2019 fue una patada al tablero de la normalidad política que había construido el MAS en los 14 años de gobierno de Evo Morales (donde, a partir de su incuestionable liderazgo, había establecido una fuerte cohesión de los sectores del bloque popular más influyentes, articulando el estado y las organizaciones sociales en torno a un proyecto político). Éste sacudón tuvo como efecto la destrucción de la estructura de jerarquías políticas establecidas en el MAS, lo que abrió las puertas para que un sector de actores no tomados en cuenta como protagonistas de la vida política del MAS, aparezca en el centro de las decisiones por efecto de las casualidades de la historia.
Acá encontramos una primara característica de los actores del actual gobierno, fueron circunstancias fortuitas las que colocaron a un grupo de personas (el entorno de Arce y otros) en el poder, ya que este grupo jamás había esperado y no tenían la aspiración de ocupar los espacios centrales del gobierno (esto es una característica que atraviesa desde el presidente hasta mandos inferiores de la estructura burocrática actual del estado); en otras palabras, a Lucho y su estructura de gobierno, el poder les llegó por casualidad. Entonces, nos encontramos con un actor que nunca tuvo una voluntad de poder, ni proyecto político que impulse sus acciones, se trata solo de un actor que accede a una invitación riesgosa que lo llevaría a un lugar inesperado, cual destino de un paracaidista principiante.
La subjetividad del “paracaidista principiante” se caracteriza por asumir el riesgo de lanzarse al vacío arropado por un instructor (el padrinazgo de Evo y el MAS) que le da seguridad, ya que al no contar con la conciencia de todo lo que involucra esa tarea, ni la experiencia en ese campo, en un inicio, dependerá de otro para moverse y tomar decisiones en los nuevos lugares que le toca transitar.
Entonces, hablamos de un grupo que cuando se encuentra con el poder, su primera reacción va a ser la sorpresa y la duda, ¿cómo llegue acá? Lo que los va a llevar a establecer una relación del que se deja llevar de la mano con su padrino político por lo menos en una primera etapa.
Esta será la característica de los primeros dos años del gobierno de Arce, lo que permitía las condiciones para que exista altos niveles de coordinación entre su grupo y Evo, para la toma de decisiones (queda claro que el primer gabinete de Arce estaba fuertemente influenciado por Evo y toda las decisiones de las elecciones departamentales y municipales estuvieron a su cargo), que tendrá su momento clásico en noviembre del 2021 con la marcha del millón y medio de personas que vino desde Caracollo a La Paz, para manifestarse contra la oligarquiza camba, movilización que fue liderada por Evo Morales.
Pero la subjetividad paracaidista no era la única que se había incrustado en el grupo del MAS que toma el gobierno con Arce, a la cabeza de Choquehuanca también aparece con fuerza un grupo cuyo contenido programático está circunscrito por el resentimiento contra Evo y su entorno, se trata de la articulación de un bloque cuya característica es que, en algún momento fueron descartados del ámbito de las decisiones del MAS y del gobierno de Evo. Este grupo es el que abanderará la idea de la renovación y el discurso de que “no debe volver el entorno de Evo”, aggiornados por un hálito de legitimidad que les daba la crítica a los errores del grupo de Evo que devinieron en el golpe de estado.
De esa forma en una primera etapa del gobierno conviven los timoratos paracaidistas, los resentidos y una parte de la estructura de Evo, en una frágil articulación.
El envalentonamiento de los timoratos y la hegemonía de los resentidos
En el segundo año de gestión, arce se encontró con un acontecimiento que modificará su autopercepción, nos referimos a la implosión de las logias de Santa Cruz, que por causa de las pugnas en su interior, terminaron por fagocitarse y autodestruirse (los escándalos de los desfalcos y negociados en las cooperativas cruceñas de Cotas, Saguapac y la CRE o el caso de los ítems fantasmas, fueron síntomas de ese descalabro), proceso que reventó inmediatamente después del paro contra la ley de ganancias ilícitas promovido por el comité cívico cruceño en octubre del 2021, que terminó por resquebrajar a toda su estructura, que ya no tenía la cohesión acumulada que logró dar el golpe el 2019. Posteriormente, entre octubre y noviembre del 2022, con un comité cívico matrecho y logias divididas, el gobierno dejará que bloqueen Santa Cruz, durante 30 días (el paro por el Censo), apostando a su desgaste, para finalmente aceptar sus demandas. A este escenario se sumó la captura de Luis Fernando Camacho en diciembre del 2022, lo que terminó por meter al gobierno en una fase de envalentonamiento.
El problema para el grupo arcista es que interpretaron este momento como un logro de su capacidad estratégica, lo que no era cierto, este descalabro de la única oposición visible del gobierno, le debe más a la torpeza y división de los líderes del comité cívico y las logias cambas que a las virtudes del arcismo.
Vencido el adversario clásico, la derecha cruceña (que se constituía en el antagonista político que permitía y hacía necesaria la articulación del grupo de Arce con Evo Morales), el grupo de Arce, por primera vez se verá como autosuficiente y comenzará a creer que pueden gobernar solos. Los timoratos se envalentonan y van a asumir que el escollo para su expansión es la dependencia que habían establecido con Evo Morales, con esta predisposición van a caer presos de los discursos del antievismo emergente proveniente del grupo renovador o resentido, que va a copar su marco ideológico y de acción. De esta forma, el gobierno en pleno entra en campaña por proscribir a Evo Morales, ex aliado y ahora enemigo principal.
La hipótesis que manejamos es que, sin el hecho fortuito de la debacle de la oligarquía Camba, jamás Arce y su gente se habrían animado a ir contra Evo Morales, porque necesitaban de su apoyo para enfrentar, en bloque, a un enemigo común de gran envergadura. Entonces, después de la implosión de las logias cruceñas, se configura un escenario de envalentonamiento del gobierno de Arce donde se comienzan a ver como capaces de dar pasos más arriesgados; pero esta nueva autopercepción de sí mismos, estaba basada en una interpretación equivocada de lo que pasó, ya que la oligarquía camba implosiona por sus propias contradicciones y debilitamiento interno, no por las habilidades estratégicas del gobierno; cuya única arma fue dejar que el comité cívico cruceño haga sus paros con una actitud contemplativa y tímida.
Entonces, la engañosa interpretación de este hecho, va a llevar a asumir una lectura equivocada de sus condiciones y capacidades como gobierno, que confiados en sí mismos, ingresan al enfrentamiento directo con Evo Morales, lo que ha devenido en el empantanamiento de su gestión y en el desplome de su legitimidad.
De la imagen inflada a la miseria real
Para iniciar la confrontación con Evo Morales se tuvo un cálculo inicial, se asumía que el grupo de Arce contaba con apoyo de las organizaciones sociales del país, además de presuponer que contaba con una estructura política con la musculatura suficiente para sostener esta aventura política. Ambas condiciones no estaban dadas, y ahora podemos ver con claridad que el camino que tomaron, por el contrario, les llevo a erosionar la poca organicidad acumulada como fuerza política y de gestión real.
En el caso de su relación con las organizaciones sociales, tras la decisión de ir por la cabeza de Evo Morales, el gobierno ingresa en la estrategia de cooptación violenta, interviniendo en congresos y apañando prebendalmente a sus dirigentes afines para que tomen esos espacios; la intervención policial con gasificación en el congreso de la CSUTCB para evitar que los grupos que apoyan a Evo sean elegidos como nueva directiva, solo es un ejemplo de la ruta de acción que definió tomar el gobierno de Arce.
Actualmente el gobierno de Arce tiene el control de las dirigencias de las organizaciones más importantes del país (CSUTCB, Interculturales y Bartolinas), pero se trata de estructuras sin alma y sin bases. Tal es así que en la primera confrontación directa con Evo Morales, en el bloqueo de carreteras para exigir elecciones judiciales, se va a evidenciar que las bases de los dirigentes de arce no existen y que la estructura paralela que conforma Evo morales es la que si tiene capacidad de movilización, de tal manera que logran vencer al gobierno con un par de semanas de bloqueos.
Pero lo más preocupante es que, desde el momento en que el gobierno de Arce comienza a priorizar la destrucción de Evo Morales, también comienza a desnudarse la fragilidad de su estructura de gobierno, se ingresa en un proceso de déficit fiscal por la falta de ingresos de la exportación del gas, se va gastando los pocos recursos que quedan en las reservas internacionales para el pago de deuda y la importación de hidrocarburos, se desata un proceso de devaluación de la moneda local con la escases del dólar, se va manifestando la escases de gasolina y diésel por una mala gestión, ni que decir de la parálisis de la gestión en otras tantas carteras de estado, que ingresaron en una inercia alarmante, junto a un parlamento agrietado en facciones que inviabilizan cualquier medida.
Por priorizar la pugna contra Evo, el gobierno no pudo atender los problemas prioritarios del país en todos los ámbitos, perdió la mayoría en el parlamento y ahora tiene una estructura de gestión agrietada sin dirección ni proyecto de Estado. Peor aún, con la manipulación del tribunal constitucional, que por un lado inhabilita a Evo y por el otro le devuelve las 35.000 hectáreas de tierra a Marinkovic, el gobierno ha dilapidado su legitimidad, llevándolo a un callejón sin salida; ya que, los pasos que están por dar, con la manipulación del órgano electoral para proscribir a Evo o imponer su congreso para apropiarse de la sigla del MAS, los va a llevar indefectiblemente a la represión de la gente que se manifieste en contra de esas medidas, como última alternativa de la imposición de las decisiones que están tomando. Tal es la magnitud de los efectos de las apuestas que están haciendo, que cada vez se van quedando con un menor margen de acción.
Una decisión equivocada de la que siempre se arrepentirán
Ya sea por odios personales o por creencias en ciertos valores (no es bueno reelegirse, Evo es malo) el grupo de Arce cometió el mismo error que Añez, se envalentonó a partir de una inadecuada interpretación de la realidad, lo que le llevó a tomar decisiones sobre un suelo inexistente. Así como los azares de la historia llevaron a Arce y su grupo al gobierno, lo paradójico es que los mismos azares de la historia (la casuística de la implosión de la oligarquía camba) les hicieron pensar que eran grandes estadistas, cuando eran y son solo unos enanos frente a la historia.
Añez se envalentonó después de controlar las movilizaciones contra el golpe de estado con las masacres de Senkata y Sacaba, parecía que no tenía resistencia alguna al frente lo que la llevó a tomar la decisión de quedarse con el gobierno, tuvo el infortunio de cruzarse con la pandemia que aceleró su desgaste y permitió evidenciar la corrosiva y corrupta estructura de gobierno que tenía, lo que devino en su derrota por los sectores que ella pensaba superados.
Al grupo de Arce le está pasando algo similar, envalentonados por sus victorias pírricas contra la oligarquía camba, decidió dividir al bloque popular en el gobierno y enfrentarse a Evo Morales, lo que le está costando más caro de lo previsto. Con esa decisión, su gobierno se debilitó, perdió gobernabilidad, le obligó a ingresar en procesos de desinstitucionalización de la justicia, la economía se les fue de las manos y ante la falta de dirección y el costo de la prebenda para mantener artificialmente el apoyo de los sectores sociales, la corrupción en todo el aparato del Estado se hace cada vez más intensivo, dejando como resultado un gobierno débil y sin credibilidad.
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