Por Lilliam Oviedo, La Bazuca, Resumen Latinoamericano, 20 de enero de 2025.
«Necesitamos Groenlandia por razones de seguridad nacional». / «Hablé con la nueva presidenta, que es una mujer encantadora y maravillosa (…), pero le dije: no se le puede hacer esto a nuestro país, no vamos a aguantar más». / «El Canal de Panamá es vital para nuestro país». / «Sería una gran idea que Canadá se convirtiera en el estado 51». /«Dios me resguardó para devolverle la grandeza a Estados Unidos».
Con esta lista de citas se puede construir un monumento a la mentira y a la superchería. Está cargada de mal gusto, porque es ese el sello de las declaraciones emitidas por Donald Trump desde la Casa Blanca o desde cualquier lugar.
Donald Trump es machista, racista y partidario de otras formas de discriminación, pero es por todo eso que lo utiliza como vocero y como ente ejecutor un sistema caduco que se aferra al fascismo para perpetuarse.¿Cómo construir belleza y al mismo tiempo anunciar el inicio de una persecución abierta a los migrantes en la frontera sur de Estados Unidos?
Proteccionismo, prácticas contra el medio ambiente, políticas discriminatorias contra minorías y protagonismo abierto de millonarios como Elon Musk, Jeff Bezos y Tim Cook no caben en un bello empaque.
A propósito de los pronunciamientos de Trump, abundan las referencias a la recomendación de Nicolás Maquiavelo sobre lo prudente que resulta fingir locura en algunos momentos, y se encuentra en algún medio alguna cita de Erasmo de Rotterdam, pero los analistas comprometidos con el sistema tienen miedo de avanzar en el tiempo y encontrar a Bertolt Brecht, quien canta a la esperanza presentando el desmonte del capitalismo como requisito para poner fin a la locura.
La posesión de Groenlandia y del Canal de Panamá implica el control de importantes rutas y la garantía del poder de decisión sobre el destino de recursos naturales estratégicos.¿No sobrepasan estos objetivos la ambición personal de Donald Trump?
¿No sobrepasa a su personal atrevimiento la amenaza de utilizar la fuerza para convertir en territorio yanqui a Groenlandia, la zona del Canal de Panamá o cualquier otro lugar que despierte el apetito del poder imperialista?
La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, le llamó loco en el año 2019 y cinco años después se calla el calificativo, pero denuncia amenaza contra la economía de su país y reitera que Groenlandia `no está en venta`.
No se pronuncia Frederiksen contra el mantenimiento de la base militar Thule, porque no es una figura antiimperialista sino la ministra socialdemócrata de un Estado monárquico.¿Irremediable tozudez de Trump o irrenunciable compromiso?
La tozudez es el empaque del compromiso con un proyecto de expansión que se rediseña en el intento de mantener la hegemonía del poder estadounidense y de desafiar en la forma y en la medida que dicten las circunstancias a China y Rusia y a las potencias emergentes.
Esa pose la utilizó incluso, a finales de la década de los 60, Richard Nixon. No hay novedad en el intento de hacer con la locura propia un velo para cubrir la voracidad de un sistema criminal.
Sobre las presiones a México, es obvio que se trata de detener el avance político en América Latina y que no se descarta (la prensa menciona a Trump y no se ocupa luego de buscar los nombres de los estrategas del proyecto expansionista) el uso de la fuerza ni la reedición de los tiempos de despojo de territorios.
El problema no es semántico, pero el cambio de nombres a puntos geográficos es un símbolo y encierra una advertencia. Los detalles están por verse.
No es casual que lo dicho desde cualquier tribuna, Trump lo repitiera desde la Casa Blanca. El Canal de Panamá y Groenlandia, son puntos que los estrategas yanquis quieren controlar.¿Y por qué no presentar como natural el interés por apropiarse de Canadá, un territorio rico, con escasa densidad de población y colocado en su frontera norte?
El poder hegemónico presenta como ayuda la injerencia porque, en su proyecto, presentar como imprescindible colaboración la invasión o la ocupación militar, es cuestión de tiempo.
La reciente campaña electoral recuerda los relatos de Gabriel García Márquez: Donald Trump, candidato republicano, mintiendo, amenazando y profiriendo insultos, y en representación de los demócratas, primero Joe Biden, un guerrerista senil y prepotente, y luego Kamala Harris, quien, con un rostro con sonrisa dibujada y emitiendo una risa frenética, se autodefinía como defensora de los humildes, pero calificaba como legítima defensa la matanza de civiles por Israel y llamaba héroes a genocidas y mercenarios.
El espectáculo de campaña continúa ahora en la Casa Blanca, pero hay que poner atención a la continuidad en la acción.
Para actuar contra los migrantes, el grupo racista cuenta con Tom Homan, el ‘El zar de la frontera’, quien sirvió como cazador de migrantes durante el gobierno de Barack Obama y ascendió en la carrera en los gobiernos posteriores.
Demócratas y republicanos han mantenido una política contra los migrantes y contra los refugiados. Continuidad del retorcimiento, hay que decir.Reconocidos los genuflexos
El 18 de enero Javier Milei fue reconocido por Latino Wall Street (LWS) con el premio Titán de la Reforma Económica. La organización también premió a Marco Rubio. Premiaron la lucha contra el avance político.
El acto de premiación se realizó días después de que Marco Rubio elogiara a Javier Milei, Daniel Noboa y Luis Abinader, quienes, a su juicio, son excelentes presidentes de Argentina, Ecuador y República Dominicana, respectivamente.
Los discursos de Milei y las declaraciones de agradecimiento (que deberían ser de vergüenza) de Luis Abinader y Daniel Noboa, sencillamente no merecen reseña.
Hay que decir que en República Dominicana Ejército y Policía son sacados a la calle a reprimir a la población que protesta por la construcción de una presa de cola de la empresa minera Barrick Gold, reeditando lo que ha ocurrido en torno a la Falconbridge, a la Gulf And Western y a otras multinacionales.
Con un imperio en decadencia que pretende apropiarse de la Tierra y materializar su aspiración de apropiarse del Espacio y sembrar banderas de dominio en otros planetas y hasta en las estrellas, la palabra esperanza hay que escribirla con la lucha. Como dice Bertolt Brecht: “Lo que está arriba no siempre seguirá arriba / mas para el agua de abajo, ay, esto solo significa / que hay que seguir empujando la rueda”.
Claro, hay que empujar contra Trump y sus hermanos millonarios, pero, sobre todo, contra el sistema que utiliza su locura y su ambición para perpetuar el saqueo y la dominación.
https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/01/20/estados-unidos-el-espectaculo-como-cortina-de-la-dominacion/
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