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23 abril 2025

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Francisco I dejó intactos los abusos sexuales, el machismo y los privilegios de la iglesia

PERIODISMO ALTERNATIVO
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A pesar de sus gestos para la tribuna, Francisco I no transformó la estructura de una iglesia que sigue siendo jerárquica, patriarcal y resistente al cambio, dejando grandes deudas

Desde su elección en 2013, el papa Francisco I ha proyectado una imagen de cercanía y humildad, rompiendo con el estilo distante de sus predecesores. Proveniente de Argentina, Jorge Mario Bergoglio se presentó como un pontífice dispuesto a modernizar la iglesia Católica y abordar sus problemas estructurales. Sin embargo, tras más de una década de papado, el balance de su gestión revela un contraste entre sus gestos y declaraciones progresistas y la falta de voluntad de implementar reformas profundas en una institución que, históricamente, ha jugado un papel reaccionario.

Francisco I no ha logrado enfrentar los grandes desafíos que atraviesa la iglesia: los escándalos de abusos sexuales y pederastia, el machismo arraigado en su estructura y los privilegios de una jerarquía eclesiástica desconectada de las realidades del mundo contemporáneo.

Francisco I ha realizado declaraciones que, en el contexto de una institución milenaria y conservadora, pueden considerarse relativamente progresistas. Entre las más destacadas están el énfasis en la justicia social, abogando por una ‘iglesia pobre para los pobres’ y criticando la desigualdad social y el consumismo desenfrenado. En relación a la sexualidad, a pesar de que no modificó la doctrina oficial, Francisco I mostró una postura más tolerante con el colectivo homosexual. En 2013, su famosa frase ‘¿Quién soy yo para juzgar?’ sobre las personas homosexuales marcó un cambio de tono. En 2023, permitió la bendición de parejas del mismo sexo bajo ciertas condiciones, un gesto que, aunque muy limitado, generó controversia en los sectores más conservadores.

El papa denunció tímidamente el ‘capitalismo salvaje’ y la idolatría del dinero, criticando la ‘economía de la exclusión’ y llamando a una iglesia más comprometida con los marginados. También llevó a cabo reformas litúrgicas y sinodales, impulsando una iglesia más participativa y menos centralizada, y permitiendo que las mujeres y laicos desempeñen roles más visibles, aunque sólo en las ceremonias.

Estas acciones y palabras habían generado esperanza entre quienes anhelan una iglesia más alineada con los valores de justicia e inclusión. Sin embargo, las iniciativas se han quedado en la superficie, sin abordar los problemas estructurales que perpetúan la crisis de la institución.

Escándalos de abusos sexuales y pederastia

Los casos de abuso sexual por parte de clérigos han sido una de las mayores manchas de la iglesia moderna. Aunque Francisco I ha pedido perdón públicamente y creado comisiones para investigar, las medidas han sido totalmente insuficientes.

La falta de transparencia, la lentitud en los procesos y la protección de figuras de alto rango han alimentado la percepción de que la iglesia prioriza su reputación sobre las víctimas. Casos como el del cardenal Theodore McCarrick o las acusaciones en Chile revelan una institución incapaz de erradicar esta lacra, si es que la considera lacra.

Machismo y exclusión de las mujeres

La iglesia sigue siendo una de las instituciones más patriarcales del mundo. Francisco I ha hablado de la importancia de las mujeres, pero no ha avanzado más que sus antecesores hacia su inclusión en roles de poder.

La ordenación de mujeres como sacerdotes o diaconisas sigue siendo un tema tabú, y la estructura eclesiástica permanece dominada por hombres célibes. Sus comentarios, como comparar a las mujeres con ‘fresas en un pastel’ en 2019, han sido criticados por perpetuar estereotipos.

Privilegios de la jerarquía eclesiástica

El Vaticano sigue siendo un símbolo de riqueza y poder. A pesar de los tímidos llamados de Francisco I a la austeridad, la jerarquía eclesiástica goza de privilegios que contrastan con su mensaje.

Escándalos financieros, como el desvío de fondos del Óbolo de San Pedro, han empañado su gestión. La opacidad en las finanzas vaticanas y la resistencia del papa a reformar el Banco del Vaticano (cosa que sí intentó hacer Juan Pablo I, y le costó la vida) reflejan la la falta de voluntad para desmantelar un sistema arraigado en siglos de acumulación de poder.

No pudo o no quiso implementar cambios estructurales, dejando muchas de sus propuestas en el terreno de lo simbólico.

La iglesia: un historial reaccionario

A lo largo de la historia, la iglesia Católica ha jugado un papel predominantemente reaccionario, oponiéndose a avances científicos y sociales. Desde la condena de Galileo en el siglo XVII hasta su resistencia a la modernidad en el siglo XIX, la institución ha priorizado su autoridad sobre el progreso humano.

La Teología de la Liberación, surgida en América Latina en los años 60, fue una excepción notable, al abogar por la justicia social, el acercamiento al socialismo y la lucha contra la opresión. Sin embargo, esta corriente fue reprimida por el Vaticano bajo Juan Pablo II, evidenciando la resistencia de la iglesia a cualquier cambio que desafíe su estructura de poder y su conservadurismo.

En la actualidad, la iglesia bajo Francisco I siguió este rumbo reaccionario, aunque con un ‘rostro más amable’. Mientras el papa hablaba de inclusión y justicia, mantenía posturas retrógradas en temas como el aborto, la anticoncepción y la igualdad de género. La iglesia, bajo Francisco I, siguió anclada en dogmas.

El papa Bergoglio será recordado como un líder con buenas intenciones, con gestos para la tribuna, capaz de generar titulares con sus llamados a la justicia. Sin embargo, su pontificado no ha querido transformar una iglesia que arrastra siglos de problemas estructurales.

Los escándalos de abusos, el machismo institucional y los privilegios de la jerarquía siguen intactos. La historia de la iglesia, salvo excepciones como la Teología de la Liberación, es la de una institución que lucha contra el cambio, y el papado de Francisco I no ha sido la excepción.



https://www.lahaine.org/mundo.php/francisco-i-dejo-intactos-los


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