
Por Leila Macor, Resumen Latinoamericano, 20 de abril de 2025.
En un ciclo que se repite desde hace más de siete décadas, Argentina vuelve a recurrir al FMI, que le prestará 20.000 millones de dólares. La constante dependencia del endeudamiento externo, lejos de resolver las crisis estructurales, profundiza la desconfianza y limita el desarrollo del país.

El presidente argentino, Javier Milei, rodeado por integrantes de su equipo, en el mensaje dirigido a la nación para dar cuenta del acuerdo con el FMI. (Oficina de la Presidencia de Argentina | AFP)
Para Phil Connors, el protagonista de “El Día de la Marmota” al que encarnaba el actor Bill Murray, todos los días eran el mismo día. De la misma forma, para generaciones de argentinos, su país atraviesa cíclicamente por el mismo episodio: otro préstamo del Fondo Monetario Internacional bajo el argumento de salvar su sísmica economía.
Es la 23ª vez que la tercera economía de América Latina pasa por lo mismo desde los años 1950. Ocurrió durante la dictadura de los años 1970, en la crisis económica y social de 2001 o en la llamada «corrida bancaria» de 2018 –retirada masiva de fondos por falta de confianza en las entidades financieras para comprar, en muchos casos, dólares–. Ese año, el FMI concedió un crédito de 44.000 millones de dólares a Argentina, el mayor préstamo otorgado por el organismo multilateral.
Ahora, con Javier Milei determinado a desguazar el Estado para reducir a toda costa el déficit público, llega otro préstamo de 20.000 millones anunciado el pasado día 10 que para los argentinos tiene el mismo sabor: «más de lo mismo».
Así lo describe Ariel Cazorla, un bajista de 45 años. «Es algo que ya pasamos muchas veces», dice. Y desconfía: «Si te prestan es porque ven que podés pagar. Seguramente eso tiene que ver con nuestras tierras. Hay muchas cosas que no sabemos, pero que ellos hablan y negocian».
Ese recelo está presente en las tiras cómicas de Mafalda, el entrañable personaje de Quino del siglo pasado. En canciones de rock y en programas humorísticos de los últimos 50 años. «Funcionarios del FMI se reúnen para solucionar el principal problema de Argentina: el FMI», decía el cómico Pipo Cipolatti en los años 1990.
De hecho, el paralelismo entre la deuda y “El Día de la Marmota” aparece ocasionalmente en la prensa local desde que se estrenó la película en 1993.
Milei promete que esta vez será distinto, porque el dinero no llega in extremis para tapar una hemorragia, sino para fortalecer el Banco Central y permitir una liberación del control de cambios sostenible.
«Nunca en los últimos 120 años tuvimos orden fiscal, orden monetario y orden cambiario a la vez», afirmó el presidente ultraliberal en un mensaje a la nación.
«Esta es la primera vez. Por eso no vengan a decir que ya la vieron, porque esta vez verdaderamente sí es diferente».
Agresiva política de recortes y tres huelgas
Con una agresiva política de recortes que ya le ha valido tres huelgas generales desde su llegada al poder, Milei parece haber conseguido domar la endémica inflación, aunque el mismo viernes que se anunció el préstamo del FMI recibió una mala noticia: aumentó 3,7% en marzo, por encima del 2,4% del mes anterior.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), líder de la oposición, escribió en X un mensaje al presidente para advertirle de que los tenedores de activos sacarán los dólares del país.
«Es el pueblo argentino el que va a pagar el precio de tus decisiones, de tu soberbia y de tu entrega», remachó.
Para Belén Amadeo, politóloga de la Universidad de Buenos Aires, el endeudamiento del país se permea la identidad de los argentinos.
«Hay otros países para los cuales la Unión Europea importa o Estados Unidos importa, porque es lo que les impacta en la economía cotidiana. Igual: el argentino promedio sabe que ha recibido préstamos del FMI y que el FMI impone requisitos», explicó a AFP.
Devolver préstamos «a tasas usureras» «El ‘storytelling’ –añadió– es que el FMI es el malo que nos aprieta para que devolvamos un préstamo a tasas usureras», prosiguió.
«Hay una sensación de dependencia o de imperialismo. Mucha simplificación del discurso, se quedan con la narrativa que trasladan los políticos».
Para el historiador Felipe Pigna, históricamente los préstamos del FMI no se han destinado a desarrollar la industria o financiar obras, sino que se han tomado «con criterio puramente financiero».
«La relación con el Fondo determina totalmente la vida de los argentinos. No podés destinar a la construcción de una escuela porque le tenés que pagar al FMI. Es dramático», señaló el experto a AFP. Por eso mismo, destacó que «los argentinos de a pie detestan el FMI».
Pigna explicó, además, que el problema de fondo es de sostenibilidad: «Vos desarrollás la industria y necesitás importar. ¿Con qué importás? Con dólares. Bueno, la cantidad de exportación argentina a veces no alcanza para compensar las importaciones.Ahí se da una balanza negativa que se cubre con deuda».
«Ese es uno de los grandes cuellos de botella que se viene hablando desde la década del 1950», concluyó.
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Para Phil Connors, el protagonista de “El Día de la Marmota” al que encarnaba el actor Bill Murray, todos los días eran el mismo día. De la misma forma, para generaciones de argentinos, su país atraviesa cíclicamente por el mismo episodio: otro préstamo del Fondo Monetario Internacional bajo el argumento de salvar su sísmica economía.
Es la 23ª vez que la tercera economía de América Latina pasa por lo mismo desde los años 1950. Ocurrió durante la dictadura de los años 1970, en la crisis económica y social de 2001 o en la llamada «corrida bancaria» de 2018 –retirada masiva de fondos por falta de confianza en las entidades financieras para comprar, en muchos casos, dólares–. Ese año, el FMI concedió un crédito de 44.000 millones de dólares a Argentina, el mayor préstamo otorgado por el organismo multilateral.
Ahora, con Javier Milei determinado a desguazar el Estado para reducir a toda costa el déficit público, llega otro préstamo de 20.000 millones anunciado el pasado día 10 que para los argentinos tiene el mismo sabor: «más de lo mismo».
Así lo describe Ariel Cazorla, un bajista de 45 años. «Es algo que ya pasamos muchas veces», dice. Y desconfía: «Si te prestan es porque ven que podés pagar. Seguramente eso tiene que ver con nuestras tierras. Hay muchas cosas que no sabemos, pero que ellos hablan y negocian».
Ese recelo está presente en las tiras cómicas de Mafalda, el entrañable personaje de Quino del siglo pasado. En canciones de rock y en programas humorísticos de los últimos 50 años. «Funcionarios del FMI se reúnen para solucionar el principal problema de Argentina: el FMI», decía el cómico Pipo Cipolatti en los años 1990.
De hecho, el paralelismo entre la deuda y “El Día de la Marmota” aparece ocasionalmente en la prensa local desde que se estrenó la película en 1993.
Milei promete que esta vez será distinto, porque el dinero no llega in extremis para tapar una hemorragia, sino para fortalecer el Banco Central y permitir una liberación del control de cambios sostenible.
«Nunca en los últimos 120 años tuvimos orden fiscal, orden monetario y orden cambiario a la vez», afirmó el presidente ultraliberal en un mensaje a la nación.
«Esta es la primera vez. Por eso no vengan a decir que ya la vieron, porque esta vez verdaderamente sí es diferente».
Agresiva política de recortes y tres huelgas
Con una agresiva política de recortes que ya le ha valido tres huelgas generales desde su llegada al poder, Milei parece haber conseguido domar la endémica inflación, aunque el mismo viernes que se anunció el préstamo del FMI recibió una mala noticia: aumentó 3,7% en marzo, por encima del 2,4% del mes anterior.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), líder de la oposición, escribió en X un mensaje al presidente para advertirle de que los tenedores de activos sacarán los dólares del país.
«Es el pueblo argentino el que va a pagar el precio de tus decisiones, de tu soberbia y de tu entrega», remachó.
Para Belén Amadeo, politóloga de la Universidad de Buenos Aires, el endeudamiento del país se permea la identidad de los argentinos.
«Hay otros países para los cuales la Unión Europea importa o Estados Unidos importa, porque es lo que les impacta en la economía cotidiana. Igual: el argentino promedio sabe que ha recibido préstamos del FMI y que el FMI impone requisitos», explicó a AFP.
Devolver préstamos «a tasas usureras» «El ‘storytelling’ –añadió– es que el FMI es el malo que nos aprieta para que devolvamos un préstamo a tasas usureras», prosiguió.
«Hay una sensación de dependencia o de imperialismo. Mucha simplificación del discurso, se quedan con la narrativa que trasladan los políticos».
Para el historiador Felipe Pigna, históricamente los préstamos del FMI no se han destinado a desarrollar la industria o financiar obras, sino que se han tomado «con criterio puramente financiero».
«La relación con el Fondo determina totalmente la vida de los argentinos. No podés destinar a la construcción de una escuela porque le tenés que pagar al FMI. Es dramático», señaló el experto a AFP. Por eso mismo, destacó que «los argentinos de a pie detestan el FMI».
Pigna explicó, además, que el problema de fondo es de sostenibilidad: «Vos desarrollás la industria y necesitás importar. ¿Con qué importás? Con dólares. Bueno, la cantidad de exportación argentina a veces no alcanza para compensar las importaciones.Ahí se da una balanza negativa que se cubre con deuda».
«Ese es uno de los grandes cuellos de botella que se viene hablando desde la década del 1950», concluyó.
https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/04/20/argentina-otra-deuda-con-el-fmi-el-dia-de-la-marmota-para-los-argentinos/
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