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15 abril 2025

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Una nueva y violenta ocupación israelí se impone en el sur de Siria

Sur-Siria
Fuentes: Voces del Mundo [Foto: un tanque israelí estacionado entre Medinat al-Salam y Khan Arnabeh en la provincia siria de Quneitra, 5 de enero de 2025 (Tareq al-Salameh)]

Mientras reanuda sus operaciones militares en la Franja de Gaza, Israel ha ampliado sus incursiones terrestres por el sur de Siria en las últimas semanas, al tiempo que ha lanzado ataques aéreos por todo el país, desde Latakia y Homs hasta las zonas rurales de Damasco. En un importante ataque perpetrado el 25 de marzo, las fuerzas israelíes bombardearon Koya, un pequeño pueblo del valle de Yarmuk, en la gobernación de Deraa, y causaron al menos seis muertos.

«Las tropas israelíes empezaron a disparar contra los granjeros en cuanto los vieron», declaró a +972 Nadia Abud, periodista de 28 años de la cercana ciudad de Deraa, relatando testimonios de habitantes de la aldea. «Los granjeros, que guardan armas para proteger sus tierras, devolvieron los disparos». La situación derivó rápidamente en un enfrentamiento mayor, y el ejército israelí lanzó al menos un ataque aéreo contra la aldea. «Dos de ellos murieron en el acto. Cuando otros corrieron a ayudar, la lucha se intensificó».

Aunque Abud subrayó que «el pueblo de Deraa quiere la paz y que se cumpla el acuerdo de retirada sirio-israelí de 1974», advirtió de que la resistencia persistiría. «Si Koya vuelve a ser atacada, la defenderán hasta el último hombre».

El ataque a Koya fue uno de los más mortíferos desde que Israel invadió Siria hace unos cuatro meses. El 8 de diciembre, pocas horas después de la caída del régimen del expresidente sirio Bashar Al-Asad, las fuerzas israelíes se apresuraron a tomar los puestos de control abandonados en la cima de las montañas, ocupando territorio en violación del acuerdo de 1974.

Desde entonces, los aviones de combate israelíes han realizado vuelos casi diarios y han atacado los antiguos emplazamientos militares de Asad: 600 ataques en los ocho primeros días de operaciones militares. Mientras tanto, las tropas terrestres han avanzado unos 20 kilómetros en territorio sirio, construyendo al menos nueve bases militares y ampliando las redes de carreteras y otras infraestructuras de comunicaciones.

El alto mando israelí justifica sus bombardeos como necesarios para impedir que los arsenales de armas caigan en manos del nuevo gobierno de Damasco, dirigido por el presidente interino Ahmed al-Sharaa. Sin embargo, al-Sharaa no ha dado muestras de buscar un conflicto con Israel, centrando su atención en la reconstrucción de Siria y presionando para que se levanten las sanciones internacionales, mientras que la influencia de Irán en Siria se ha debilitado sistemáticamente con la marcha de Asad. Y sobre el terreno, a menudo en las inmediaciones de antiguos puestos militares, sigue habiendo una dispersión de pueblos, el hogar de miles de sirios que soportan el peso de la nueva y violenta ocupación militar israelí.

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Foto: Agricultores de Al-Rafid, Siria, en las afueras del pueblo, 20 de febrero de 2025 (Foto: Tareq al-Salameh).

Divide y vencerás

En Rasm al-Rawadi, un pequeño pueblo cerca de Qunitra, en la zona desmilitarizada de separación sirio-israelí, los residentes se despertaron el 8 de diciembre con el sonido de disparos y bombardeos aéreos. «A las 11 de la mañana, los soldados israelíes derribaron las puertas de las casas para registrar todo lo que había dentro», relató Ali al-Ahmad, anciano del pueblo de 65 años. «Mientras el ejército israelí registraba las casas y destruía algunas, muchas familias fueron internadas en una escuela». Durante los últimos cuatro meses, la aldea ha permanecido bajo control israelí y casi 350 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, tomados, según al-Ahmad, para uso militar.

Aunque el primer ministro Benjamín Netanyahu calificó inicialmente de «temporal» la incursión israelí en el sur de Siria, la creciente presencia militar israelí sugiere lo contrario. Más recientemente, el ministro de Defensa, Israel Katz, afirmó que Israel está dispuesto a permanecer en el país indefinidamente.

Mohammed Fayyad, abogado y activista de derechos humanos, fue golpeado y detenido por las fuerzas israelíes en enero mientras cubría sus operaciones en la aldea de Hamidye. Además de estos encuentros violentos, declaró a +972 en su oficina de Qunitra que los militares israelíes han estado «entrando en las aldeas en vehículos civiles blancos para recoger datos, realizando cuestionarios estadísticos con el pretexto de ofrecer ayuda humanitaria». Además, afirmó que han estado ofreciendo pagar a los lugareños «al menos 75 dólares al día por construir la infraestructura de sus bases».

«Después de quitarnos todo, nos ofrecen comida, medicinas, electricidad y trabajo», explicó Fayyad. «Pretenden provocar la división y la separación de la nueva administración». Pero hasta ahora, señaló, los residentes han rechazado estas ofertas y «se niegan a cualquier injerencia en relación con la división de Siria».

El 24 de febrero, familias de Qunitra y Deraa sufrieron una noche de bombardeos israelíes tras un mes de relativa calma. Al día siguiente, se despertaron con tanques y camionetas armadas entrando en sus pueblos. El asalto se produjo justo después de la primera Conferencia de Diálogo Nacional de Siria, en la que dirigentes políticos y religiosos de todas las comunidades se habían reunido para debatir el futuro del país.

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Foto: Jóvenes de la aldea de Al-Rafid miran hacia el monte Peres, donde está estacionado un soldado israelí, 20 de febrero de 2025 (Foto: Tareq al-Salameh).

«Acabamos de terminar una guerra, pero no tenemos ningún problema en empezar otra con Israel para defender nuestro país», dijo Omar Hanun, de 47 años, a +972 en su casa de la aldea de Al-Rafid, cerca de Qunitra. Hanun fue uno de los organizadores de una protesta civil el 25 de febrero contra la incursión militar israelí mientras los soldados avanzaban sobre la aldea desde el monte Peres, que permanece bajo control israelí desde la ocupación del Golán en la guerra de 1967.

Según Hanun y otros lugareños entrevistados por +972, la conducta de los soldados israelíes invasores ha seguido un patrón similar en muchos pueblos de la región. «Destruyeron árboles centenarios y dispararon a todo el que se acercaba», dijo al describir la llegada del ejército israelí a Al Asbah, una pequeña aldea cercana a Al Rafid. «Incluso mataron a dos jóvenes en moto que llevaban una escopeta, algo normal en esta región para proteger al ganado».

Bader Safi, profesor de la escuela local de Kodana, pueblo situado en la frontera con el Golán ocupado, declaró a +972 que decenas de soldados israelíes han confiscado las tierras de los residentes y realizan patrullas periódicas por el pueblo con perros. «He perdido la cuenta de cuántas veces han entrado en nuestro pueblo», dijo. «Un vecino y amigo mío cuyas tierras fueron confiscadas por los soldados vive en mi casa. Llora todos los días porque lo ha perdido todo».

El jeque Abu Nasr, de 70 años, de Al-Rafid, dijo que cuando el ejército israelí invadió, la población local se resistió a las órdenes de permanecer dentro de sus casas. «Creemos que ésta es nuestra tierra. Plantamos uvas e higos aquí. No reconocemos al Estado ocupante», afirmó, y añadió que las fuerzas del nuevo gobierno sirio nunca acudieron a la aldea para ofrecer ayuda. «Estamos solos, pero nos quedaremos aquí, en nuestra tierra, aunque nos controle otro».

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Foto: El jeque Abu Nasr en la puerta de su casa en el pueblo de Al-Rafid, cerca de Qunitra, Siria, 20 de febrero de 2025 (Foto: Tareq al-Salameh).

 Explotar a los drusos

Otra táctica empleada por Israel para justificar su ocupación es reclamar el apoyo de los drusos del sur de Siria, la tercera minoría religiosa más numerosa, con cerca del 3% de la población del país. Aprovechando la lealtad de los drusos israelíes, que sirven en sus fuerzas armadas en un número significativo, Israel ha tratado de presentar su presencia como sancionada localmente.

El 1 de marzo Netanyahu y Katz ordenaron a las fuerzas armadas israelíes que se prepararan para defender Jaramana, un pueblo druso del sur de Siria. «No permitiremos que el régimen extremista islámico de Siria dañe a los drusos», declaró Katz, tras los informes de enfrentamientos en el suburbio de Damasco. «Si el régimen ataca a los drusos en Jaramana, responderemos».

Jaramana, antaño un pequeño barrio a las afueras de Damasco, es hoy el hogar de más de un millón de sirios de clase trabajadora. Según su residente, K. Abulhosn, estudiante de Letras de 25 años, Jaramana es ahora una «ciudad multiétnica y multirreligiosa», cuya población aumentó durante la guerra civil, cuando se convirtió en «refugio de desplazados de otras zonas de Damasco por su relativa calma».

Externamente, las dos escaramuzas en Jaramana que provocaron la reacción israelí -una en el hospital Al-Mujtahed y otra en el puesto de control de Jaramana- parecían una disputa entre el personal de seguridad local y las fuerzas del nuevo gobierno sirio dirigido por Ahmad al-Sharaa. Sin embargo, según Makram Ubaid, abogado del Comité de Acción Civil de Jaramana, en realidad fueron «dos enfrentamientos de carácter personal no relacionados entre sí» que derivaron en una confrontación a mayor escala. Los incidentes desembocaron finalmente en un acuerdo que permitió a las fuerzas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que, según Ubaid, «sólo intervinieron para detener los enfrentamientos y restablecer el orden», establecer una oficina y compartir las responsabilidades de seguridad en el pueblo con la población drusa local.

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Foto: Un camión de la misión UNOF en la carretera que une Medinat al-Salam con Jan Arnabeh, en la provincia siria de Qunitra, 20 de febrero de 2025. (Foto: Tareq al-Salameh)

Independientemente de la naturaleza de los enfrentamientos, para el gobierno israelí la situación representaba una oportunidad de explotar a la población drusa para seguir afirmando su influencia sobre Siria. Una semana antes del incidente de Jaramana, Netanyahu había anunciado que Israel no toleraría «ninguna amenaza contra la comunidad drusa del sur de Siria».

Ahora, mientras los diversos grupos religiosos y étnicos de Siria negocian su frágil coexistencia tras la caída de Asad, la invasión de Israel amenaza con romper este delicado equilibrio. «La intervención de Israel está ampliando la división entre los drusos y otras comunidades sirias», explica a +972 Farid Ayach, profesor de artes visuales de 32 años, desde su piso en Jaramana. «También está generando disturbios en los países vecinos, lo que favorece también los intereses de Israel».

Hasta ahora, todo indica que el ejército israelí no se retirará de las zonas que ha ocupado en el sur de Siria. De hecho, la mayoría de los indicios apuntan a una mayor escalada, ya que Israel sigue atrincherando sus posiciones y tomando más terreno. Sin embargo, tras los ataques de febrero en Qunitra y Deraa, la población local se ha implicado cada vez más en la resistencia a la ofensiva israelí.

Se han celebrado manifestaciones contra la invasión en varias partes de Damasco, así como en Deraa, Jan Arnabeh, Suwayda y múltiples ciudades y pueblos de Qunitra. Incluso la comunidad drusa ha rechazado las ofertas de ayuda humanitaria y se ha movilizado en señal de desafío. Cuando el ministro de Defensa Katz prometió «ayudar» a los drusos de Jaramana, las milicias drusas de Suwayda se movilizaron hacia Damasco, decididas a defender a su pueblo de la supuesta misión de rescate de Israel.

«El sur de Siria [mantendrá] su dignidad», afirmó Fayyad, abogado y activista de derechos humanos. «Tenemos principios claros: no queremos repetir los acontecimientos de 1967 ni abandonar nuestros hogares y tierras».

Tareq al-Salameh es el seudónimo de un periodista afincado en Damasco que ha pedido permanecer en el anonimato por temor a represalias.

Texto original: +972 Magazinetraducido del inglés por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/04/13/una-nueva-y-violenta-ocupacion-israeli-se-impone-en-el-sur-de-siria/




https://rebelion.org/una-nueva-y-violenta-ocupacion-israeli-se-impone-en-el-sur-de-siria/

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